MORAL Y LUCES

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domingo, 15 de julio de 2018

Terrorismo mediático más fuerte terrorismo de las armas

Entrevista a Aram Aharonian, fundador de TeleSur
“Una revolución es tiempo de debate de ideas”

Ciudad Caracas

Aram Aharonian es periodista, analista, fundador de TeleSur. Cuando vivió entre nosotros (en Venezuela), fue presidente de la Asociación de Prensa Extranjera. Tiene dos libros muy importantes para entender la comunicación: Vernos con nuestros propios ojos y La internacional del terror mediático. Dirige la revista Question.

-¿Cómo están viendo a Venezuela desde el exterior?

—Mal, muy mal. Hay un imaginario colectivo impuesto por el terror mediático cartelizado, trasnacional, lleno de fake news (mentiras), que cuenta con la complicidad de la falta de una política de comunicación de la Revolución Bolivariana, acentuada desde que se terminaron los Aló Presidente de Hugo Chávez (que era el medio por el cual chavistas y antichavistas se enteraban de lo que sucedía en el país), y un síndrome de plaza sitiada de los dirigentes, que se vuelven permanentemente reactivos a lo que dicen en el extranjero, siguiendo siempre las agendas del enemigo, sin posibilidad de imponer una agenda propia, más allá de que la culpa de todo la tiene el imperialismo.


Una revolución es tiempo de debate de ideas, de construcción y no solo de denunciología y lloriqueo. No se ha construido un relato propio de lo que ocurre, no hay lugar para las críticas, no hay política comunicacional. En el frente externo se trata de convencer sólo a los convencidos. Y así es muy difícil cambiar ese imaginario impuesto internacionalmente.

—¿Nos estamos viendo con nuestros propios ojos?

—Hace mucho que no nos vemos con nuestros propios ojos, con ojos venezolanos, latinoamericanos. Somos totalmente reactivos a lo que dice el enemigo. Es más, los asesores extranjeros han recomendado una paulatina deschavitización, sin pensar siquiera que lo que mantiene unido al pueblo, al abajo que por ahora no se mueve, pero que en cualquier momento lo puede hacer (recordar aquel 13 de abril), es el espíritu, las ideas, las propuestas (hasta las equivocaciones) de Hugo Chávez.

—¿El terrorismo mediático es más fuerte que el terrorismo de las armas?

—Sí y no. El terrorismo mediático a veces hace prescindible el uso de las armas. Es un terror que ataca la percepción de los individuos y no su raciocinio, apela a imponer imaginarios colectivos que muy poco tienen que ver con la realidad real. Es la realidad virtual la que se convierte en la verdad única. Es más fuerte, sí, porque no genera el rechazo que sí generan las armas. Pero, en definitiva, es otro tipo de conquista, es la guerra de cuarta generación que, con el uso de los algoritmos de la inteligencia artificial se está convirtiendo en una guerra de quinta generación. Quizá tenía razón Aristóteles, cuando decía que la única verdad es la realidad, pero hay que convencer a la gente de que es así.


—¿La comunicación digital desplazó al periodismo?

—Aquí entramos, mi querido Roberto, en aguas profundas. Gabriel García Márquez decía que el periodismo es el mejor oficio del mundo. Primero debemos diferenciar comunicación de información. Para ese tipo de comunicación digital, seleccionada por perfiles de usuarios, no existe el periodismo, se trata de captación de consumidores. ¿Dónde están los periodistas?, nos preguntamos. Una de las bases del periodismo es la ética, pero muchos hoy buscan esta palabra con hache, y quizá sea por eso que no la encuentren. El problema no son las herramientas, sino su uso. Hoy el desafío es saber pelear en esta guerra de ideas, cultural. Y para eso hay que saber usar las nuevas herramientas. Si alguna vez las armas fueron las metralletas, hoy lo son la inteligencia artificial, las redes sociales, lo audiovisual y una buena batería de escribidores (llamémoslos periodistas) que hablen de la realidad-real, que interpreten, analicen la realidad de hoy con los nuevos lenguajes.

—¿Telesur está cumpliendo el papel para el que fue creada?

—Telesur fue la verdadera revolución comunicacional en 2005, la demostración de que se podía hacer un medio televisivo para ver nuestra región con nuestros propios ojos, imponiendo una agenda latinoamericana, visibilizando las luchas, la memoria, los anhelos de nuestros pueblos. Pero este canal latinoamericano y latinoamericanista se fue convirtiendo en una señal internacional de Venezuela, lo que no está mal, pero no era su objetivo. Eso no quiere decir, en absoluto, que su presencia aún no sea importante para tener otros enfoques de la realidad de la región. Debiéramos dejar de prestarle atención a los vendedores europeos de espejitos (ellos jamás lograron tener un canal de este tipo), a aquellos que nunca creyeron en la revolución, a los que lucraron con TeleSur y hoy viven lejos del país y de la revolución con lo que se llevaron. Disculpe, hermano, pero todavía me duele TeleSur...



Fuente: http://ciudadccs.info/aram-aharonian-tres-1-una-revolucion-tiempo-debate-ideas/

jueves, 12 de julio de 2018

Una triste historia: La sonrisa de Víctor Jara



Manuel Cabieses Donoso, Alai

La sonrisa de Víctor Jara, imborrable en mi memoria, quedó atrás. La fila india de prisioneros -manos en la nuca- siguió su marcha. Avanzábamos hacia el camión frigorífico de la Pesquera Arauco que esperaba en la puerta del Estadio Chile para trasladarnos (aún no lo sabíamos) al Estadio Nacional. Era la noche del 16 de septiembre de 1973.

Han pasado 45 años del crimen y al fin aparece el fallo que condena a los nueve oficiales del ejército que participaron en el asesinato de Víctor Jara Martínez y Littré Quiroga Carvajal, cantautor el primero, director de Prisiones el segundo, ambos comunistas.

El juez Miguel Vásquez Plaza ha sentenciado a 18 años de presidio por los delitos de homicidio y secuestro a los “valientes soldados” chilenos que torturaron y mataron a dos prisioneros indefensos. Jara y Quiroga fueron fusilados en el callejón por el que se accede al estadio que hoy lleva el nombre del mártir Víctor Jara. Antes otros prisioneros corrieron la misma suerte en ese lugar.

Los oficiales asesinos fueron autorizados a disparar a discreción. Víctor Jara recibió 44 balazos y Littré Quiroga, 23. Todos eran proyectiles 9,23 milímetros correspondientes a las armas de cargo de los oficiales del “glorioso y jamás vencido” ejército de Chile. Los cuerpos acribillados de Jara y Quiroga fueron arrojados en un terreno baldío del sur de Santiago.

El juez Miguel Vásquez realizó un exhaustivo trabajo que incluyó pericias médicas, investigaciones policiales y declaraciones de imputados y de sobrevivientes del Estadio Chile. El proceso tiene centenares de páginas y no ha concluido: los acusados pueden recurrir a instancias judiciales superiores. Sin embargo, es un importante avance para desentrañar la verdad de los días de horror que se vivieron en el Estadio Chile.

Ese estadio es un recinto cerrado destinado a la práctica del básquetbol. Fue habilitado como campo de prisioneros durante los primeros días del golpe de estado. Por allí pasamos 5.400 detenidos, según registra el teniente coronel Mario Manríquez Bravo, comandante del campo. En el Estadio Nacional seríamos algo más, unos quince mil.

Con el comandante Manríquez, que ese día 13 de septiembre tomaba un descanso junto a su plana mayor de carceleros, me tocó sostener un curioso diálogo en el Estadio Chile. Cuando me quitaron la venda, me encontré frente a Manríquez y sus oficiales, que relajados charlaban, fumaban y bebían café. Entonces el comandante Manríquez (de cuyo nombre me entero ahora) inició un diálogo, respetuoso debo reconocer, sobre el socialismo y la experiencia de la Unidad Popular. Según ese oficial (y de otros que escuché más tarde en el Estadio Nacional) el golpe militar no pretendía destruir el proceso de cambios sociales iniciado en Chile por el presidente Allende. Buscaba expulsar al Partido Comunista del gobierno y evitar que Chile se convirtiera en una segunda Cuba en América Latina. Se declaraba admirador del gobierno del general Juan Velasco Alvarado en Perú.

Muy poco, sin embargo, durarían esos pujos de nacionalismo que al parecer compartían otros oficiales a los que escuché en el Estadio Nacional y en el campo de prisioneros de Chacabuco. El alto mando de las FF.AA., comprometido desde el origen del golpe con otra ideología, se había refugiado en los brazos del Gran Buitre del norte.

Terminado el diálogo, el comandante del campo ordenó a uno de sus oficiales que me condujera a una celda, un camarín del Estadio Chile. Hoy sé que ese oficial era el teniente Edwin Dimter Bianchi, a quien apodaban “el príncipe”. Descendiente de alemanes, como otros oficiales que estuvieron en el Estadio Chile, Dimter me dijo que el 29 de junio de 1973 había participado en la sublevación del Regimiento Blindados N° 2. Al comando de un tanque derribó las puertas del Ministerio de Defensa Nacional. El joven Dimter era cortés y locuaz. Me dijo que era descendiente de una familia alemana asentada en Valdivia. Poco antes había viajado a la República Democrática de Alemania (RDA) a conocer a sus parientes y se declaraba admirador de las técnicas agrícolas que se aplicaban en ese país.

Todo su discurso se efectuaba mientras caminábamos por los pasillos subterráneos del Estadio Chile. Yo guardaba, como corresponde a un prisionero, un respetuoso y sorprendido silencio. Veíamos decenas de personas mirando hacia la pared y con las manos en alto. Se oían gritos de dolor y chillidos de espanto de prisioneros torturados por oficiales de inteligencia del ejército y Carabineros.

Tirado en el suelo, boca abajo, pasamos junto a Littré Quiroga, golpeado con sadismo por individuos de civil con brazaletes de color -supongo del grupo fascista Patria y Libertad- que le enrostraban el supuesto maltrato de Gendarmería al general Roberto Viaux (1). Nunca había visto (ni he vuelto a ver) a un ser humano tan brutalmente golpeado como Littré Quiroga, que se limitaba a gemir ya casi moribundo.

El teniente Dimter me dejó en el camarín que ocupaba Jorge Godoy, ministro del Trabajo de Allende, comunista; él me confundió con un funcionario del nuevo régimen. Sangraba de una herida en la cabeza y me suplicó: -“Señor, por favor, mire como me tienen, que no me golpeen más…”.

En los tres días siguientes compartimos con Godoy un pan, una taza de café y numerosos mensajes para nuestras familias si alguno salía con vida.

El 16 de septiembre nos hicieron formar en una fila de prisioneros con rumbo desconocido. Entonces, camino al camión frigorífico, me saludó la sonrisa de Víctor Jara. Una luz le daba en el rostro. Se le veía entero y con esa actitud de dignidad que caracterizó a la mayoría de los prisioneros políticos de la dictadura.

¿Por qué sonreía? A lo mejor quería alentarnos y compartir con nosotros su valentía ejemplar. Quizás desafiaba a los que serían sus asesinos. Vaya uno a saber…pero nunca olvidaremos esa sonrisa.
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Nota:
1).El general Viaux encabezó el intento golpista del 21 de octubre de 1969 contra el gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva. Asimismo participó en el asesinato del comandante en jefe del ejército, general René Schneider Chereau, el 25 de octubre de 1970, y estuvo preso por ese crimen.

Ver también: Teniente Barrientos mató a Victor Jara jugando a la ruleta rusa

miércoles, 11 de julio de 2018

Producción y empleo sostenibles: ¿las cooperativas?




Cada año, el primer sábado de julio, la comunidad internacional celebra el Dia Internacional de las Cooperativas. El tema de este año ha sido Consumo y producción sostenibles de bienes y servicios que coincide además con la acción de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a favor de un mundo basado en modelos de producción y empleo sostenibles.

Recientemente la Jefa de la Unidad de Cooperativas de la OIT, Simel Esim, señaló “el impacto positivo del compromiso de las cooperativas a favor de una producción y consumo sostenibles”. Y agregó que, por ejemplo, “en el norte de Sri Lanka,después de años de guerra civil, vi cómo las cooperativas contribuían a reforzar la resiliencia de las comunidades locales”

Una evaluación rápida realizada al inicio del proyecto de la OIT Empoderamiento local a través del desarrollo económico (LEED en inglés) por otra parte, indicó que las cooperativas eran las únicas estructuras “estables” presentes en el norte de Sri Lanka antes, durante y después del conflicto. Desde 2010, el proyecto apoya a las cooperativas agrícolas y de la pesca al garantizar certificaciones de comercio justo para sus productos y ayudarlas a establecer vínculos comerciales. 

Simel también weñala que “he escuchado historias inspiradoras de otras regiones del mundo sobre lamanera en que las cooperativas han unido fuerzas para contribuir con el consumo y la producción sostenibles y el trabajo decente, con frecuencia gracias al intercambio comercial entre cooperativas”.

Cooperativas y comercio justo

Algunas de estas historias fueron compartidas en una reciente reunión del movimiento cooperativo y del comercio justo en Ginebra. Ahí se constató, cómo el café de las cooperativas de productores de Kenia ha llegado a los anaqueles de COOPen Dinamarca y las piñas biológicas de una joven cooperativa de Togo se venden en las cooperativas de venta al detalle en toda Italia .

También escuchamos de qué manera las cooperativas de consumidores en Asia Oriental han desarrollado productos con la etiqueta biológica y, a la vez, educan a sus miembros sobre las condiciones de trabajo de los productores y de los trabajadores, así como a reducir el desperdicio de alimentos y el consumo de materiales plásticos.

El consenso al cual llegó la reunión fue que el intercambio comercial entre cooperativas puede ayudar a disminuir los costos del comercio, garantizar precios más justos y mejores ingresos para los miembros de las cooperativas y sus comunidades. Existen oportunidades no sólo en la cadena de suministro de la agricultura, también en la confección y en otros sectores. Las cooperativas de ambos lados de la cadena de suministros se unen para acortar las cadenas de valor, mejorar la trazabilidad de los productos y adoptar prácticas respetuosas del medio ambiente.

En la OIT, dice Simel Esim“colaboramos con nuestros mandantes a fin de mejorar la huella medioambiental y social de las cooperativas en todo el mundo”, destacando que “cuando la OIT sigue promoviendo un futuro de trabajo basado en modelos de producción y empleo sostenibles, una de nuestras prioridades en los próximos años será facilitar el desarrollo de vínculos entre los mandantes de la OIT y las cooperativas”.

El objetivo es el de estimular una acción común a favor de prácticas de producción y de consumo responsables, el desarrollo de las economías verdes y circulares y la promoción del trabajo decente en las cadenas de suministro. La OIT considera que las cooperativas no sólo son importantes como medio para mejorar las condiciones de vida y de trabajo de mujeres y hombres en todo el mundo, sino que también ponen a disposición de los usuarios infraestructura y servicios esenciales, incluso en áreas olvidadas por el Estado y las empresas inversoras.

Las cooperativas tienen una probada trayectoria en materia de creación y mantenimiento del empleo, ya que actualmente brindan más de 100 millones de puestos de trabajo. Asimismo, contribuyen al avance del Programa Global de Empleo de la OIT y a la promoción del trabajo decente.

Reverso y anverso del informe: el día de la falsa prosperidad

Hace mucho tiempo que insistimos sobre la otra lectura, o la pequeña letra de los contratos, ya que el hombre hace todo por algo o para algo. Por diversos motivos y en vista de ciertos proyectos, programas o pretensiones. Pero cuando preguntamos para qué, lo que está en cuestión es precisamente el proyecto. Ahora bajo las nuevas consignas de un futuro del trabajo “verde” basado en la producción y el empleo sostenibles.

No obstante, hablamos del movimiento cooperativo. Hablamos del valor de estas grandes experiencias sociales que no puede ser subestimado, o banalizados por hechos que suelen ser solo una cortina de humo para ocultar los prejuicios de los que los utilizan. Su rica historia nos enseña que el cooperativismo nació en el mismo medio social, y en la misma época, de la miseria proletaria y producto de la misma opresión.

Pero lo que distingue el cooperativismo de las demás formas de producción es su medio de acción, que se basa en la creación de empresas para sustituir la figura del empresario, y así escapar a la explotación de las empresas privadas con las que tenían relación como trabajadores, clientes o proveedores.Entoncespodríamos considerar o pretender, que el modelo económico de las cooperativas es una alternativa real a la empresa privada del sistema capitalista.

Diremos, por lo tanto, que el cooperativismo tiene el objetivo económico de la cooperación solidaria entre un grupo de socios de una empresa a través de la distribución equitativa de las utilidades o el reparto de los beneficios.

Por consiguiente, está vinculado a la economía social o solidaria como una concepción más amplia que incluye a otras formas asociativas o mancomunadas fundadas en el trabajo solidario y de cooperación para satisfacer sus necesidades de existencia y que buscan un beneficio colectivo común. Podemos concluir, que la característica central del cooperativismo en el marco de la economía solidaria es la primacía del hombre y de su función social sobre el capital.

Sin embargo, en el actual marco de la globalización, nos cuesta trabajo imaginar la evolución de estos proyectos, ya que abundan los ejemplos donde el cooperativismo adopta el camino inverso, el camino funcional al modelo económico capitalista al maximizar la ganancia solo para un pequeño grupo especulativo y burocrático.

Una cooperativa capitalista termina siendo igual, un patrón, unos asalariados, y luego la plusvalía, la ganancia y toda la producción se convierte en mercancía.

Claro se nos dirá que en política o economía está reflejado el famoso pragmatismo de Harold Wilson “si funciona debe ser correcto” en ese constante llamamiento a los hechos, pero siempre aislados. Como si los hechos se seleccionan a si mismo. Seguimos rutinas insólitas donde hay un día para todo, la nostalgia, la mujer, el amigo, el sida, el clima, el trabajo, las cooperativas etc.

Tantos días de informes obstinados desde el monolítico edificio gris de la OIT, de la ciudad de Ginebra con el fin de construir la imagen de una sociedad desaparecida basada en el trabajo y no en su ausencia. Reflexionemos a los informes, verifiquemos, nunca está de más poner en duda incluso la existencia de los problemas, ni poner en tela de juicio sus términos.

Sobre todo, cuando estos temas implican los conceptos de trabajo, desempleo y cooperación. Somos conscientes que obstinarse en plantear un problema entre aquellos que buscan soluciones, constituye una blasfemia, una herejía inmoral, y absurda. De ahí la abundancia de soluciones falsas, de problemas disimulados, negados, de preguntas censuradas.

El día de la falsa prosperidad se repite en cada informe, la verdadera urgencia invita a investigar, la percepción de un presente siempre escamoteado, por eso esa contra cara de los informes al intentar echar luz sobre aquello que puede manipularse, la duda nos acompaña a la vez que nos motiva.

Eduardo Camin. Periodista uruguayo, miembro de la Asociación de Corresponsales de prensa de la ONU. Redactor Jefe Internacional del Hebdolatino en Ginebra. Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


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