Tito Olivo
In Memoriam para el Camarada Ramón Almanzar, quien fuera vicepresidente del Movimiento Patria Para Todo y, que falleció de un infarto el 27 de mayo del año en curso, muerte que se produce en el momento que me encontraba volando hacia La Habana, para sostener una serie de reuniones de trabajo. Lamentamos profundamente la muerte de este valeroso compañero, quien parte sin ver la tan anhelada unidad de la izquierda Dominicana, unidad esta que nos permitiría construir un polo de poder; para de esa forma obtener conquistas políticas y económicas, en beneficio de una gran mayoría del pueblo dominicano. Ante la partida del compañero, nos hacemos las pregunta, de si tendremos que partir, los compañeros y compañeras, de nuestra generación de este mundo, para que esta unidad se pueda concretar, o por el contrario, nos pondremos a la altura que necesita el proceso revolucionario dominicano y, construiremos esa unidad que tanta falta nos hace. Para la izquierda dominicana a pesar de los pesares, existen oportunidades y desafíos, en estos momentos; que si sabemos aprovechar, pudiéramos construir una verdadera fuerza política con capacidad de poder competir con los partidos tradicionales de tú a tú, pues estos se vienen desprestigiándose, y pareciéndose uno a otros cada día mas. Pero para eso debiéramos hacernos muchas preguntas, y una de esa es, ¿El por qué la izquierda dominicana no avanza y, cada día nos vemos más disminuidos? Mientras en otros lugares
casi 117 años. Previamente, había sido colonia de
España por 405 años, de 1493 a 1898. Estamos hablando
entonces de un pueblo que ha ido forjando
su nacionalidad, cultura y personalidad propia, a
contrapelo de más de medio milenio de colonialismo.
Desde hace cuatro décadas el modelo estadolibre-asociado
con el que se pretendió conquistar
a muchos pueblos del tercer mundo, ha entrado en
una crisis progresiva y profunda, que se agrava aún
más en el presente. La fundación del ELA en 1952
–curiosamente el 25 de julio, cuando se conmemoraban
54 años de la invasión yanqui– coincidió con un
profundo proceso de transformación de la economía
colonial, que pasó de la monoproducción azucarera
a la de enclave industrial.
El proceso de modernización del país a base de
inversión de capital estadounidense impactó significativamente
durante los primeros 25 ó 30 años
de implantado. A mediados de la década de 1970 la
entrada de capitales extranjeros comenzó a disminuir
aceleradamente. Ya Puerto Rico había perdido
su atractivo, mientras aparecían otros lugares más
lucrativos para los inversionistas.
Lo peor de todo es que el ELA había puesto todos
los huevos en la canasta de la inversión extranjera,
que durante estas décadas ha acumulado montañas
de dinero en ganancias y que ahora, o se va, o no
viene. No existe, por así decirlo, un plan B.
Como consecuencia de esta profunda crisis estructural,
las cifras de desempleados son cada vez más
altas. Cerca de un millón de personas ha emigrado
a Estados Unidos en las pasadas dos décadas, al
punto de que ahora son más los boricuas que residen
en ese país que los que viven en Puerto Rico. La
economía subterránea legal e ilegal, sobre todo del
narcotráfico, adquiere una relevancia creciente. El
empobrecimiento generalizado y la dependencia en
las dádivas gubernamentales completan el cuadro
crítico que vive el País, unido a deudas públicas y
privadas ascendientes a largas decenas de millones
de dólares.
El país que alguna vez pretendió presentarse como
la vitrina de la democracia y el progreso, hoy es
ejemplo elocuente de la ruta que no se debe seguir.
Esta situación de crisis estructural de la economía
y la sociedad puertorriqueñas crea condiciones
favorables para adelantar la lucha por la descolonización
e independencia, habida cuenta de que es
precisamente la ausencia de poderes soberanos
para enfrentar con éxito problemas económicos y
sociales, el impedimento más importante que debe
ser superado. Ciento diez y siete años de colonialismo
yanqui nos han traído hasta este callejón sin salida.
Corresponde aplicar medidas distintas y superiores,
que sólo las brinda la independencia nacional.
Ese es nuestro gran reto; librar, como lo hemos
hecho por décadas, una lucha altamente desigual
contra la potencia imperialista más poderosa del
planeta. Lucha que se expresa de manera tangible
en la figura de Oscar López Rivera, independentista
puertorriqueño que lleva treinta y cuatro años preso
en cárceles estadounidenses, por el único “delito” de
ser un combatiente por la independencia de su Patria.
Por eso es tan importante que los pueblos, organizaciones
y gobiernos de Nuestra América se
sensibilicen sobre la justeza del reclamo que hace el
Pueblo puertorriqueño, y le respalden activamente.
De ahí el enorme valor que tiene la posición cada
vez más firme asumida por la CELAC y la solidaridad
consecuente de numerosos dirigentes latinoamericanos
y caribeños con esta causa libertaria. La
independencia de Puerto Rico y, más allá, la desaparición
total del colonialismo de la faz de la Tierra, es
responsabilidad indelegable de los pueblos que ya
han roto las ataduras coloniales.
La responsabilidad
primaria, la batalla de todos los días, esa es nuestra.
Pero la solidaridad internacional adquiere un valor
extraordinario.
Ciento diez y siete años de colonialismo yanqui
son demasiados. Más de medio milenio de colonialismo,
sin haber tenido siquiera un instante para
vivir libre y soberanamente, es inadmisible. Es hora
ya que Puerto Rico se incorpore al concierto de
países independientes de América y el mundo. Es
hora ya de que demos fin al colonialismo donde
quiera que exista
“Jon Lee Anderson, autor del libro
Che Guevara, a Revolutionary Life,
narra un episodio harto elocuente
del encuentro sostenido entre
Nixon y Fidel Castro”
de este continente americano, la izquierda obtiene
logros significativos, constituyéndose en polo de
poder, que le ha permitido alcanzar la dirección del
Estado. Entendemos que para contestar esta pregunta,
como izquierda debemos hacer un análisis crítico
y profundo, un tanto reflexivo, que nos permita ver
dónde hemos fallados y dónde hemos avanzados.
Este análisis debe de hacerse, desde el ajusticiamiento
del tirano Trujillo en mayo de 1961; lo decimos
así, porque a que a partir de ahí, hubo una apertura
política aunque un tanto limitada, que le permitió a
la izquierda participar en el proceso político hasta
el día de hoy. Si lo hacemos así, podremos ver de
esa manera cuál ha sido nuestro accionar histórico.
Por medio de ese análisis profundo, pudiéramos
ver los errores y los aciertos que hemos tenido.
Nosotros muy particularmente entendemos, que los
errores vienen por el campo del martirologio al que
hemos estado jugando, sin hacer un análisis certero
de la realidad social dominicana. Estos errores le
costaron la vida a Manolo Tavarez, y al comandante
de la revolución de abril de 1965, Coronel Francisco
Alberto Caamaño Deño. Manolo quien comandó el
alzamiento guerrillero del 28 de noviembre de 1963,
donde se tenia el propósito de restituir el gobierno
constitucional del profesor Juan Bosch, que había
sido derrocado por un golpe de estado cívico-militar,
apoyado por los Estados Unidos meses antes, entendemos
que fue una acción noble y valerosa, pero las
condiciones socios-políticas, no estaban aún maduras
para dicho alzamiento; mientras el coronel Caamaño
cae fusilado el 16 de febrero de 1973, después de
desembarcar en un foco guerrillero el 3 de febrero
del mismo año. Pero así como decimos esto, también
podemos decir, que en abril de 1965, se dio
la epopeya mas grande del siglo XX en nuestro país,
donde el pueblo en armas escribió paginas gloriosas
con sangre, donde la izquierda revolucionaria
dominicana desempeñó un papel preponderante, e
importante, cuando gran parte de la dirección polí-
tica del PRD y muchos militares se exiliaron el 27 de
abril, rehuyendo a la cita que tenían con la Historia,
cuando entendían que todo estaba perdido, pero en
los enfrentamientos en el puente Duarte de ese 27
se logró revertir la situación y obligó a los Estados
Unidos a intervenir militarmente el 28 de abril, convirtiendo
esta guerra en Guerra Patria.
Pero a pesar del rol destacado en ese episodio
de nuestra historia y después de firmado el tratado
paz, que puso fin al enfrentamiento armado, nuestra
izquierda fue cayendo en errores que han permitido
que se encuentre en un estado de postración, con
poca articulación con las masas y, muy dispersa. El
principal error nuestro, fue querer extrapolar esquema
de lucha revolucionaria de otras naciones,
sin ni siquiera hacer un estudio de la realidad social
dominicana, para saber qué forma de lucha era la
que debía aplicarse en nuestro país.
Esa falta de análisis profundo, nos hizo caer en
enfrentamientos estériles, que fueron llevados al
campo militar , teniendo esto un alto costo en vida
útiles y, que en gran medida incidió directamente en
el fraccionamiento de nuestra izquierda, que hoy aún
nos mantiene postrados y, atomizados, solamente
sirviendo de comodín a los partidos tradicionales,
cuando se le presentan crisis para tratar de recomponerlos,
o simplemente para serviles de apoyo para
que lleguen al poder, esto se da, sin nosotros poder
plantear aunque sean transformaciones mínimas; en
beneficio de la clase trabajadora y del capital nacional.
Esta falta visión, no nos ha permitidos darnos
cuenta, que los partidos que se han repartido el
poder desde 1966 hasta hoy; han sido los culpables
todos, por la situación que atravesamos en estos
momentos, sin excepción ninguna, pues ellos han
sidos los impulsores del modelo neoliberal en nuestro
país, medidas estas que originaron una poblada, con
una gran cantidad de muertos y heridos en abril de
1984. Se puede afirmar categóricamente, que varios
de estos partidos aunque tuvieron una base inicial
de centro izquierda, han ido evolucionando hacia
la derecha, aplicando políticas neoconservadoras,
cuando han accedido al poder; hasta tal punto, que
unos y otros no se diferencian en nada, su lucha
está dirigida en hacerse graciosos a los sectores del
poder interno y de los Estados Unidos.
Debido a la aplicación de estas políticas neoliberales,
hoy tenemos una economía, altamente liberalizada,
donde la carga tributaria es esencialmente
al consumo, lo que afecta grandemente a la clase
trabajadora y el desarrollo de un capital nacional,
debido a que los salarios son demasiados bajos y, el
nivel de consumo es mínimo, beneficiando esto principalmente
al gran capital transnacional, creándose
una nueva forma de dependencia económica y política,
a partir de la década de los ochentas, después de
la caída del modelo socialista del este europeo, así
como la crisis por la que pasó el modelo de sustitución
de importaciones; impulsado por economistas
de pensamiento de izquierda, conocidos como los
de la teoría de la dependencia.
Este modelo económico además de aplicar una
sobre explotación de la fuerza de trabajo, así como
una injusta distribución del ingreso, está basado en
los servicios, como el turismo y las zonas francas
industriales, donde priman los bajos salarios, incrementando
las desigualdades dentro de nuestra
sociedad. También este modelo se ha caracterizado
por entregar los recursos naturales en condiciones
leoninas al capital extractivo internacional; el cual
viene devastando los recursos naturales, a esto
tenemos que sumarle, los tratados de libre comercio
que hemos firmados con E.U., que son tratados
que han ido en detrimento del capital productivo
nacional, entre otras cosas, debido a las medidas
para arancelarias que aplican y, al costo del financiamiento
interno; que es muy caro, así como una
energía eléctrica costosa e ineficiente, que después
de una privatización del sector eléctrico, donde fue
entregado al gran capital a precio de vaca muerta, con
el supuesto objetivo de terminar con los apagones,
así como con los subsidios que el estado le daba al
sector, pero hoy después de esa privatización, se
continúa con los apagones, y se vienen acumulando
subsidios onerosos multimillonarios mayores que los
anteriores, dándose todo tipo de corrupción dentro
de este sector.
Ante esta situación se hace necesario volver a
retomar el discurso y el debate de los teóricos de la
dependencia, desde otra óptica mucho mas objetiva,
que nos permita crear mercados regionales entre
naciones similares; con financiamiento barato y a lo
interno del país, recomponer el sector energético con
inversiones del Estado, así como del sector privado,
pero aplicando la ley correctamente y desconociendo
los contratos leoninos, que estafan al pueblo dominicano
dentro del sector energético, como son los contratos que les pagan a las empresas por la capacidad
instalada y, no por la energía servida. Denunciar
el acuerdo de Madrid, que es inconstitucional, pues
viola la ley de energía que fue publicada previamente
a dicho acuerdo, donde la ley dice tácitamente, que
se debe de licitar la energía y el Estado compraría al
precio más bajo; pero el acuerdo de Madrid plantea,
que el Estado pagaría la energía a todas las generadoras,
partiendo del precio del combustible más caro
que se esté usando para generar en ese instante .
Entendemos que como país dependiente en alrededor
de un 90% de las importaciones de energético
y, debido al impacto negativo que los combustibles
fósiles derivados del carbón mineral y del petróleo,
les causan al medio-ambiente, debemos de prestigiar
las energías renovables, para de esa manera poder
disminuir la importación de combustible y, en cuanto
a los combustibles fósiles; debemos de usar el gas
natural en transición hacia la renovables, donde se
debe de mejorar la distribución de la energía, así
como las pérdidas técnicas y no técnicas que son una
de las más altas de nuestro continente y del mundo,
para bajar así el costo del kilovatio hora, plantearnos
además el uso de los vehículos eléctricos para el
transporte masivo de pasajeros, la eliminación de
los calentadores de agua tradicionales, sustituyéndolos
por calentadores de aguas solares, así como
legislar para que las casas sean construidas con
bloques de aislante térmico,de forma que puedan
ahorrar energía.
Es importante señalar, que los políticos que están
en el gobierno, se jactan en decir, de que las
medidas económicas que se han venido aplicando
en nuestra economía; han permitido un crecimiento
económico por encima de la media regional, pero lo
que no dicen ellos, es que este no se ha reflejado en
bienestar para la población; por la sencilla razón de
que este modelo se basa en bajos niveles salariales,
y una sobre explotación de la mano de obra, que lo
único que hace es hacer que la pobreza se multiplique,
donde el último estudio de la CEPAL, sobre la
pobreza en América Latina del 2014, dice que somos
unos de los países con mayor número de pobreza
de los países estudiados, con un 40.7 %, ocupando
el tercer lugar de los países con mayor número de
indigencia, con un 20.2%, creciendo esta última con
relación al 2013 que fue del 20%.
En el modelo que nos han impuesto, la estructura
tributaria recae en impuestos que gravan al consumo,
donde las personas de menores niveles de ingresos
son las más perjudicadas, debido a que estas, tienen
que destinar la mayor parte de su ingreso al consumo;
teniendo un bajo nivel de ahorro. Para que se tenga
una idea de cómo es que este modelo ha venido
afectando a los trabajadores formales e informales
en nuestro país, el promedio de la canasta básica
anda por alrededor de 28 mil pesos dominicanos,
según el Banco Central Dominicano, valor este que es
de unos 628 dólares mensuales aproximadamente.
Pero si investigamos en la seguridad social, podemos
darnos cuenta, que más o menos el 80 por ciento
de la población económicamente activa, que está
laborando gana menos de 20 mil pesos mensuales,
cerca de unos 448 dólares mensuales. Estos bajos
niveles de ingresos, han ido desarrollando la informatización
de la economía, donde una gran parte de
esos trabajadores informales, no tiene derecho a la
seguridad social.
Como se puede ver, el cuadro que hemos señalado,
no es nada halagüeño; por lo tanto, se hace necesario
impulsar una política de alianza, que nos permita
salir de la atomización y dispersión en la cual nos encontramos
en este momento, planteando una revisión
de la capitalización energética, los contratos
leoninos y corruptos que se han dado en ese sector,
planteando financiamientos blandos para el sector
productivo nacional, mejorar los salarios de los y las
trabajadores y trabajadoras, para que se mejores así
la demanda interna y se desarrolle de esa manera el
capital nacional, dentro de este esquema es importante
cambiar la estructura impositiva, sustituyéndola
por impuestos que graven las ganancias, en vez
del consumo; disminuyendo la evasión y la elusión
fiscal, que es una de las más altas que existen en nuestro
continente, prestigiando también los acuerdos de
comercios regionales de países similares, como el del
ALBA entre otros, que nos permita desarrollar nuestras
fuerzas productivas y; romper con la dependencia
del gran capital imperialista. De hacerlo así avanzaríamos,
de no hacerlo continuaríamos por el mismo
camino que hemos venido atravesando, pero sabiendo
que nos haríamos más pequeños aún
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