MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

lunes, 21 de mayo de 2018

Muerte y funerales del General Gregorio Luperón

En el 121 aniversario de la muerte del prócer padre de la  Segunda República 


Luperón llegó a San Thomas como exiliado en 1889 y no dejo un instante de combatir a Heureaux, al menos hasta el año 1896. En el 1893, estuvo al frente de la fracasada Revolución de lo Bimbines, que desde Haití pretendía invadir el país y deponer al dictador. El 29 de enero de 1895, publicó en Saint Thomas , una hoja impresa contra Heureaux y entre ese año y el siguiente, publicó sus Memorias en tres tomos, con el título: " Notas autobiográficas y apuntes históricos de la República Dominicana, desde la restauración hasta nuestros días, por el General Gregorio Luperón" ( Vol.1 Ponce, Tipografía el Vapor, 1895)
El 9 de abril de 1896 Luisa Tavares la esposa de Luperón, llego a Puerto Plata con su hijo Jacobo enfermo. Lilís le envió un telegrama en el que decía: "disponga como guste". En carta que el Lilís envío a Luperón a Saint Thomas el 15 de abril, se quejaba de que no tuvo más noticias de la señora Luperón. Aprovechó la carta para externar su parecer sobre la oferta que le hiciera Luperón para la compra de sus tierras cañeras en San Marcos, Puerto Plata. " Si las cosas resultan como las deseo,mes probable que lleguemos a entendernos sobre sus terrenos en la forma que lo indica. Usted sabe que en esta clase de negocios, soy previsor y solo con capital ajeno,puedo emprenderlo".
El presidente Heureaux estaba ocupado persiguiendo y destruyendo los libros impresos de las Memorias de Luperón que había llegado al país, cuando el 2 de septiembre de 1896, Luisa Tavarez,la esposa de Luperón, le escribió una carta desde Saint Thomas diciéndole : " Luperón está enfermo, los médicos declaran el caso perdido, él está andando, pero de un momento a otro concluye". En esta carta le decía que escribió a espalda de Luperón y que este, está muy abatido porque no ha podido arreglar sus cuentas. Finalmente le dijo que " aquí dicen las brujas que usted viene y sabe usted que yo me alegraría" ( A.G.N. archivo del historiador García, Copia en Isla Abierta, 17 de agosto de 1991, p.19)
Emilio Rodriguez Demorizi en 1941, da la información de que el 5 de Diciembre de 1896, llegó al puerto de Santo Domingo, Emiliano Tejera, junto a sus hijos Emilio y Luis, procedente de Europa, vía Saint Thomas. En el acto, visitó en el Palacio de Borgella, al presidente Heureaux, para informarle del estado de gravedad en que se encontraba el General Luperón.
El presidente Heureaux salió de inmediato hacia Saint Thomas en el crucero Restauración, en busca de Luperón. Después de una reunión en la casa de Luperón, regresó el día 10 sin traerlo consigo, pero obtuvo su aceptación para venir más tarde por sus propios medios. Dice Rufino Martínez, que " Luperón, más orgulloso, pero menos político, menos diplomático y acaso menos agradecido que Heureaux, no le hubiera ido a buscar personalmente.
El día 15 de diciembre , estaba Luperón en el Puerto de Santo Domingo, camino a Puerto Plata. Gravemente enfermo, no desembarcó. Heureaux le visitó en el barco y dispuso que un médico extranjero le fuera a asistir en Puerto Plata. Fue escogido el Doctor De la Fosse, quién le atendió en los últimos 5 meses de su vida, hasta que murió , el 20 de Mayo de 1896.
Cuando Luperón murió, Heureaux, entonces llamado "EL PACIFICADOR", hizo uno de los entierros más fastuosos que registra la Historia Dominicana, ilustrado en esta foto y cuyas pompas fúnebres se hicieron con solemnidad inusitada en un ' espectáculo nunca visto en el país'.
La oración fúnebre la pronunció Fernando Arturo de Meriño y Ulises Heureaux leyó un discurso frente a su tumba.
Bibliografía: Emilio Rodriguez Demorizi, 1941. Rufino Martínez 1936-1930, Julio G. Campillo Pérez, 1966

miércoles, 9 de mayo de 2018

No habrá desarrollo sin paz, ni paz sin desarrollo

Sabemos que no habrá desarrollo sin paz, ni paz sin desarrollo

Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, clausura la ceremonia de inauguración del XXXVII período de sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en el Palacio de Convenciones de La Habana, Cuba, el 8 de mayo de 2018. ACN FOTO/ Abel PADRÓN PADILLA/ rrcc
Discurso pronunciado por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, en la inauguración del Trigésimo Séptimo Período de Sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en el Palacio de Convenciones, el 8 de mayo de 2 018, “Año 60 de la Revolución”.
(Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado)
Excelentísimo señor António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas:
Excelentísima señora Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal:
Distinguidos ministros, jefes de delegaciones, delegados e invitados:
Permítanme darles la bienvenida a nuestro país, que se honra en acoger este 37 período de sesiones con la presencia de todos ustedes.
Quisiera destacar la importancia de esta reunión, que se efectúa al calor del aniversario 70 de la Cepal. Se cumplen 10 años, además, de que la señora Alicia Bárcena asumiera la conducción de la Comisión, y cuyos éxitos al frente de esta son dignos de felicitación.
La Cepal, que ha constituido durante décadas un referente del conocimiento económico y social en la América Latina y el Caribe, a nivel regional y global, ha contribuido decisivamente a situar la equidad en el centro del desarrollo, ha demostrado que la región sigue siendo la más desigual del planeta, y ha estudiado determinadas causas estructurales del problema, que seguramente serán abordadas en esta reunión.
Es preciso transformar la cultura de la desigualdad, asociada al pasado colonial de nuestras naciones y que particularmente afecta a las poblaciones indígenas, personas afrodescendientes, a las niñas y a las mujeres. Es también, en nuestra opinión, consecuencia del imperialismo, el neoliberalismo, de políticas macroeconómicas que durante décadas favorecieron a las transnacionales e hicieron más profundas las diferencias: de clases, por el color de la piel, territorios y población urbana y rural.
Habrá que enfrentar asimismo serios desafíos que incluyen el lento crecimiento de la productividad, la falta de diversificación de la estructura productiva y la pobre modernización tecnológica.
No hay más opción que avanzar en la integración regional y el desarrollo con equidad, que nos conduzcan a revertir la pirámide por la cual, en los principales países de la región, el 1 % más rico de la población se apropia de una enorme parte de las riquezas.
Cuando en febrero de 2010 decidimos la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), con la que los países de Nuestra América destacamos la intención de promover la unidad en la diversidad, nos comprometimos a “concentrar los esfuerzos de política social en la población en situación de mayor vulnerabilidad para responder al desafío de la pobreza, la desigualdad y el hambre, y alcanzar el mayor desarrollo económico y social de los pueblos latinoamericanos y caribeños sobre la base de la integralidad, la no discriminación y el reconocimiento de la persona como sujeto de derecho. Continuaremos impulsando, por lo tanto, políticas de desarrollo social para asegurar dentro de los ámbitos nacionales un enfoque que priorice los programas dirigidos a la reducción de la pobreza, la desigualdad y el hambre”.
La Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz traza una ruta indispensable. Sabemos que no habrá desarrollo sin paz, ni paz sin desarrollo.
Estimados delegados:
Como bien apunta el informe preparado por la Cepal, «la desigualdad tiene no solo implicaciones económicas, sino también políticas, sociales y culturales».
La distribución de los ingresos y la riqueza constituye el elemento central para cerrar esa brecha y para ello ha de garantizarse por parte de los Estados el acceso de todos a la alimentación, al trabajo, a la educación de calidad, a la salud, a la cultura y a mejores condiciones de existencia.
Si bien es cierto que debemos abordar, como reza el tema central de esta reunión, «la ineficiencia de la desigualdad», el verdadero objetivo tiene que ser la «búsqueda de la igualdad de oportunidades y la justicia social» y, por consiguiente, la reducción y eliminación de la creciente pobreza, que padecen cientos de millones de latinoamericanos y caribeños.
La historia reciente de la región demostró que políticas públicas adecuadas condujeron a exitosos resultados de progreso social y crecimiento económico que sacaron del hambre, el analfabetismo y la incultura a decenas de millones de personas, como registran los informes de la Cepal. Sería inadmisible y cruel el intento de imponer una oleada neoliberal como la que ya hizo retroceder una década a nuestros pueblos.
Es preciso luchar por convertir en realidad el tema que preside la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, o sea, que realmente no se “deje a nadie atrás”.
Con el Acuerdo de París se puede haber iniciado un camino conducente al enfrentamiento al cambio climático, que nos afecta a todos en una u otra medida; pero en los Estados del Caribe estas amenazas se multiplican e imponen enormes tensiones a sus economías que requieren un trato especial y diferenciado, y, a la vez, mayor apoyo, solidaridad y cooperación.
Es esencial que, al abordar el tema de la desigualdad, también lo hagamos con el acceso al conocimiento.
Las tecnologías de la información y las comunicaciones favorecen el desarrollo. Para reducir la separación entre «los que tienen» y «los que no tienen», y entre países ricos y pobres, será fundamental tratar de eliminar la diferencia entre “los que saben” y “los que no saben”, entre el conocimiento y la ignorancia.
Debemos apostar por un uso de dichas tecnologías que promueva la solidaridad social, cree valores, contribuya a la paz y a la sostenibilidad económica, cultural y política de nuestras naciones.
Del mismo modo, nos obliga a la reflexión y el análisis permanente la creciente monopolización de los medios y el intento de imponer, a través de ellos, un pensamiento único, el consumismo, la manipulación de la voluntad de las personas y valores muy alejados de las realidades y aspiraciones de nuestros países.
Distinguidas delegaciones:
Por nuestra parte, a pesar de las dificultades que enfrenta la economía cubana, muy particularmente debido al recrudecimiento del bloqueo impuesto contra Cuba por casi seis décadas, seguiremos enfocados en las metas de desarrollo fijadas a fin de preservar, ampliar y profundizar los logros obtenidos.
Trabajamos en la elaboración de un Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, cuyos ejes estratégicos están entrelazados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, como parte del proceso de actualización del Modelo Económico y Social, iniciado en el año 2011, regido por la premisa inviolable de no dejar a ningún ciudadano desamparado. Nunca aplicaremos las conocidas terapias de choque que solo afectan a los más necesitados.
De manera particular, reiteramos en este foro el compromiso de Cuba con la cooperación solidaria hacia otros países, sobre la base del respeto mutuo, la ayuda desinteresada y la complementariedad. Pese a carencias y dificultades, mantendremos esta voluntad, siguiendo el principio de compartir lo que tenemos, no lo que nos sobra.
Hemos recibido la presidencia pro témpore de la Cepal para el período 2018-2020, y de dos de sus órganos subsidiarios: el Comité de Cooperación Sur-Sur y el Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre Desarrollo Sostenible.
Lo hacemos con un alto compromiso y conciencia de los retos que enfrentamos, enfocados en continuar promoviendo la cooperación entre los países de la región en la materialización de la nueva Agenda 2030. Pondremos nuestros esfuerzos en apoyar la vocación de la Cepal de impulsar la búsqueda de un mundo justo, equitativo e inclusivo que reconozca a las personas como el elemento central del desarrollo sostenible. Nos esforzaremos por promover la unidad dentro de la diversidad.
Deseo reconocer al gobierno mexicano por el trabajo desarrollado desde el Trigésimo Sexto Período de Sesiones durante su mandato como Presidente pro témpore de la Comisión.
Les deseo éxitos en las sesiones de trabajo que sostendrán en los próximos días y les reitero el firme compromiso de Cuba con la Cepal, con la integración latinoamericana y caribeña, con la hermandad y la solidaridad entre nuestras naciones y en la lucha común por el desarrollo económico y social de la América Latina y el Caribe, ratificando la tesis de José Martí: «es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos».
Muchas gracias (Aplausos).

martes, 1 de mayo de 2018

Papa Francisco, Mateo y nosotros

Francisco, Mateo y nosotros
Por Guillermo Castro H. *

No hace falta profesar religión alguna para coincidir con el Papa Francisco en su postura crítica ante los desastres morales y sociales del mundo en que vivimos. En nuestra América, por ejemplo, basta con ser martiano para coincidir con él.
Tampoco, por cierto, necesitan de religión alguna sus críticos de derecha, que expresan con claridad singular la estulticia del pensamiento único neoliberal ante el desafío que les plantea lo que quizás llegue a ser la doctrina socioambiental católica. Y lo hacen, además, desde el único lugar desde donde pueden hacerlo: los charcos y lodazales dejados a su paso por el tsunami cloacal del que provienen.

La labor de Francisco, en efecto, revela una profunda fractura en el consenso neoliberal, y lleva a los neoliberales a reaccionar con verdadero pánico ante un desafío que no saben en realidad cómo encarar. Esa labor del Papa no deja de recordar lo planteado en el Evangelio de Mateo, 10, donde se cuenta que Jesús dijo a sus discípulos lo siguiente:

La labor de Francisco revela una profunda fractura en el consenso neoliberal y lleva a los neoliberales a reaccionar con verdadero pánico ante un desafío que no saben cómo encarar.
 Mirad, yo os envío como ovejas en medio de lobos; por tanto, sed  astutos como las serpientes e inocentes como las palomas. 17 Pero cuidaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; 18 y hasta seréis llevados delante de gobernadores y reyes por mi causa, como un testimonio a ellos y a los gentiles. [...] 21 Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y les causarán la muerte. 22 Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre, pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo.

No penséis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada. 35 Porque vine a poner  al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; 36 y los enemigos del hombre serán los de su misma casa. 37 [...] El que os recibe a vosotros, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. 41 El que recibe a un profeta como profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo como justo, recibirá recompensa de justo. 42 Y cualquiera que como discípulo dé de beber aunque sólo sea un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, en verdad os digo que no perderá su recompensa.

Aún así, atendiendo al propio Francisco -que se justifica a sí mismo desde la llamada Doctrina Social Católica-, sólo cabría dudar de que a eso se reduzca el asunto. Aquella Doctrina fue elaborada a fines del siglo XIX, como parte del intento de la Iglesia por dejar atrás sus diferencias con el liberalismo entonces triunfante, y forjar una nueva santa alianza contra las reivindicaciones socialistas del movimiento obrero emergente en aquel tiempo. Lo que propone Francisco, en cambio, viene de más atrás, apunta en otra dirección, y tiene otras implicaciones.

Viene de más atrás, en cuanto -como lo recordara Sergio Bagú en su libro La idea de Dios en la sociedad de los hombres, allá por la década de 1980-, el cristianismo tuvo un significado revolucionario en su origen en cuanto planteó el derecho a la salvación para todos los pueblos, para los seres humanos de todas las clases sociales, y para las mujeres y los hombres en particular. Así de amplio es el hacer y el decir de Francisco, como es así de revolucionario en estos tiempos de exclusión e inequidad crecientes.
Con Francisco, el cristianismo vuelve a ser parte de un proceso revolucionario, del cual dependerá cada vez más el destino de todo aquello que reivindica el Pontífice.
Apunta en otra dirección, porque ya no hay un liberalismo en ascenso, sino un neoliberalismo en profunda crisis cultural y moral -esto es, política. Ese neoliberalismo aún es capaz de vencer rebeliones a sangre, fuego y hambre, pero ya no está en capacidad de convencer ni siquiera a quienes derrota, cuando lo hace. Y por esos mismo tiene otras implicaciones, en cuanto el problema contemporáneo no consiste en defender una civilización que se desintegra de desastre en desastre, sino en construir desde abajo hacia arriba la que haya de sustituirla.

Francisco, en este sentido, no trabaja ni para traer de vuelta el pasado ni para defender un presente de inequidad y conflicto, sino para asegurar un lugar para la Iglesia en la civilización nueva que surja de esta crisis. Con ello, se suma a esta lucha por un mundo nuevo, en que ya andan tantos en tantas partes del planeta, y su hacer moral es la espada con que acude a la batalla.

Con Francisco, el cristianismo vuelve a ser parte de un proceso revolucionario, del cual dependerá cada vez más el destino de todo aquello que reivindica el Pontífice. Así procura el Papa honrar la labor de constructor de puentes que originó el título que hoy ostenta.




Castro Herrera, Guillermo
Panamá, 04-09-50 Doctor en Estudios Latinoamericanos, Facultad de Filosofía, Universidad Nacional Autónoma de México, 1993-1995. Maestría en Estudios Latinoamericanos, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México, 1977-1979. Licenciado en Letras, Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, 1968-1973.
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ag/gc

*Investigador, ambientalista y ensayista panameño.

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