Una vez proclamada la Anexión de Santo Domingo a España por el general Santana, de nuevo se vio el país inmerso en una antigua condición de colonia española, cercenadora de los ideales nacionales por los que habían luchado Duarte y los Trinitarios. En el plano de la economía la anexión no constituyó un progreso sino que fue, por el contrario, un franco retraso; la crisis nacional se desarrolló progresivamente, el problema monetario se intentó resolver con emisiones desmesuradas del papel moneda que, al existir una producción sostenida, agravaba la crisis económica y se tornaba en un elemento entorpecedor de la circulación mercantil, afectando todo el comercio del país; la deuda pública y los gastos gubernamentales excesivos, y se trataba de solucionar con una política de impuestos económicos dedicados a este tipo de actividad. No obstante, eran los productores de café, tabaco, cacao, etc., los más afectados por la crisis monetaria, y naturalmente el pueblo en general.
Esa era, de manera muy general, la situación económica del país producida por la Anexión, y junto a ella surgía la supresión de los derechos individuales, las libertades, el prejucio racial y el militarismo ahora extranjerizante. Todos esos factores provocaron a pocos días de producirse la anexión enormes protestas populares en San Francisco de Macorís, Baní, Santiago, Moca y otras provincias de la República. Sin embargo esas protestas e invocaciones al nacionalismo eran reprimidas por el gobierno con fuscilamientos, expatriaciones y otras medidas coercitivas. El pueblo desde el principio repudió con vigor la Anexión.
Primeras Gestas Restauradoras
Innegablemente, la primera protesta armada contra la anexión corresponde en el orden cronológico a San Francisco de Macorís.
En el mismo acto del cambio de bandera el pueblo se amotinó tratando de impedirlo. Algunos patriotas armados de fusiles lanzaron voces de: "abajo España" y lanzaron los primeros disparos, aunque al aire, de las protestas de la infame esclavitud que había mantenido la patria. Esta viril protesta fue un acto espontáneo y sin la necesaria combinación.
A los 45 días de la anexión, se produjo la primera protesta armada organizada en la villa de Moca que fue asaltada y tomada por el coronel José Contreras. Esto ocurrió el 2 de marzo de 1861.
Por otra parte, Francisco del Rosario Sánchez (héroe nacional) intentó buscar apoyo en los haitianos y producir un levantamiento armado. Los haitiano no pudieron darle el apoyo porque los españoles habían hecho gestiones diplomáticas que se lo impidieron. Sánchez fue capturado y fusilado.
Creciendo el descontento general surgió el movimiento de Neyba en la madrugada del 3 de febrero de 1863. Un grupo de 50 hombres, con el comandante Cayetano Velázques a la Cabeza, pronunció a Neyba e hizo preso al comandante de armas gral. Domingo Lozada.
Un movimiento más extenso, mejor planeado, pero también abortado por obra de la precipitación, se verificaría al comenzar la última decena del mes de febrero en la línea Noroeste o frontera Norte, inspirado por el prestigioso hacendado Santiago Rodriguez, quien a la sazón era alcalde del pueblo de Sabaneta, virtualmente fundado por él mismo.
"Los inmortales prohombres de la memorable Restauración dominicana han sido maltratados, ultrajados, vilipendiados, y perseguidos por los tiranos ...
El Plan Inicial
El plan inicial tenía como objetivo proclamar la revolución Restauradora el 27 de febrero de 1863. En este colaboraron Lucas Evangelista de Peña, Norberto Torres, Juan Antonio Polanco, Benito Monción, José de la Cruz Alvarez, José R. Luciano y otros. Desde Puerto Plata llegó a prestar una gran colaboración un joven patriota desconocido hasta entonces cuyo nombre era Gregorio Luperón.
Poco después el movimiento restaurador obtendría ayuda haitiana debido a las humillaciones efectuadas contra el presidente Geffrard de parte del ejército español, la exigencia de una indemnización de $200,000 y la reclamación hecha por España de que se restituyera los límites fijados en el Tratado de Aranjuez.
Relato de los Hechos
De esta manera Santiago Rodriguez, Benito Monción y todos los dominicanos que luchaban por organizar la revolución desde territorio haitiano, encontraron la más franca ayuda, al extremo de que según crónicas de la época, para el mes de agosto de 1863 había obtenido varios centenares de fusiles nuevos en los pueblos aledaños de la frontera Norte.
En la Revolución Restauradora el 27 de Febrero de 1863 colaboraron Lucas Evangelista de Peña, Norberto Torres, Juan Antonio Polanco, Benito Monción, José se la Cruz Álvarez, José Ramón Luciano y otros futuros Restauradores
Para el 15 de agosto de ese mismo año se reunieron en un lugar de Haití llamado La Viste, los revolucionarios restauradores Santiago Rodriguez, José Cabrera, Benito Monción y otros. Juan A. Polanco y Pedro A. Pimentel ayudaban en territorio dominicano. En acción decidida de restaurar la independencia, el contingente de revolucionarios se internó en Santo Domingo y la primera acción fue la toma del cerro del Capotillo español; allí se enarboló la bandera dominicana, que había sido confeccionada por Humberto Marsan, antiguo residente en Haití y fervoroso partidario de acciones unidas entre haitianos y dominicanos.
Así quedó formalmente procalmada la segunda independencia, un 16 de agosto de 1863, con el grito de Capotillo. Casi inmediatamente empezaron los enfrentamientos armados. En Macabón una patrulla española fue despedazada por los revolucionarios.
Fueron muchos los enfrentamientos entre las fuerzas restuaradoras y las anexionistas, las cuales terminaron en 1865. Cabe señalar que un factor que incidió en la duración de las batallas era la lucha interna entre los restauradores, por aspiraciones políticas.
Es la partida de las tropas españolas comandadas por el Mariscal La Gándara, quien viniese a sustituir a Pedro Santana del mando de las tropas españolas, lo que marca el fin de la revolución restauradora y el inicio de la Segunda República.
En resumen, la restauración fue un movimiento popular y nacionalista que mediante la Guerra Revolucionaria, devolvió a la República Dominicana su independencia cercenada por la Anexión a España en 1861 llevada a cabo por Pedro Santana. La base social de ese movimiento estaba constituida, fundamentalmente, por el campesinado, la burguesía agraria y la urbana. Estas clases enarbolaron la bandera del republicanismo democrático, como representantes del progreso económico, social y político en esa época histórica. La Restauración fue, además el mayor movimiento armado que conoció el país en toda su existencia, a partir incluso de los tiempos coloniales.
Tomado de la Enciclopedia Dominicana
José Flores.-
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"...Las naciones son siempre lo que quieren ser, y no lo que algunos quieren que ellas sean"...-
asì escribiò el autor de "Notas Autobriogràficas y Apuntes Històricos, General Gregorio Luperon", un verdadero hijo de su època, casi increìble, que con la escasez de medios que contò en su infancia llegara a encarnar la conciencia màs pura, en lo civil y en lo militar de la Repùblica Dominicana que habìa surgido tan sòlo cinco años despuès que èl, naciò el 8 de septiembre de 1839.
Su familia?...Pobrìsima, sin ventosos abalorios de abolengo, naciò en una comunera secciòn de Puerto Plata.
Don Manuel Rodrìguez Objio en su obra "Gregorio Luperòn e Historia de la Restauraciòn" (Tomo I), dice textualmente:...."La residencia en el campo debiò familiarizarle con los hàbitos de quellos lugares y hacer de el un hombre completo por lo que respecta a la educaciòn fìsica. Sobrio por naturaleza, osado hasta la temeridad, hàbil en el manejo de las armas diestrìsimo jinete y peòn infatigable; parece pues que la Providencia le amoldaba para las rudas tareas que iba a imponerle un día".....
Al hacer historia, escribirìa por mejor decir, Pedro Ma. Archabault cuenta..." que a los 12 años trabajaba en el corte de madera propiedad del señor Duboc en Puerto Plata, pocos años despuès a los 18, abraza para siempre lo que serà su gloria, las armas y la polìtica, atrincheràndose en la fortaleza San Luis de Santiago en julio de 1857 en un movimiento contra el gobierno de Baez."
....Se entrega en cuerpo y alma a la guerra restauradora que habrìa de ser su corona en vida y su gloria en la muerte. Hombre cabal en el campo de batalla y en el seno del hogar patrio, sirvièndole de muchas maneras: Consejero polìtico, Asesor del Estado, Ideòlogo Republicano, Presidente de la Repùblica, orientador de juventudes, luchador indomable contra los entuertos de los tiranos, defensor incansable de la soberanìa nacional frente a Haitì y España.
Gregorio Luperòn supo ser el mejor, como diplomàtico , el màs acabado y completo relacionadorpùblico de la Española apenas conocida y nunca mencionada como repùblica soberana, pues se entendìa que la isla era una y era Haitì, ante la monumental reina Victoria de Inglaterra, Otto Von Bismark de Alemania, Grevy y Cambetta de Francia este ùltimo, pràcticamente fundador de la tercera Repùblica francesa concluìda la guerra franco-prusiana (1870-71).
Pintura de Alberto Bass sobre la toma de la fortaleza San Luis en Santiago durante la guerra de la Restauración.
Obras son amores y no buenas razones, asì, quien supo decir y escribir bonituras sobre la patria cuando fue presidente de ella en 1880 durante el gobierno provisional con sede en Puerto Plata, demostrò, con hechos palpables lo que escribià y decía.
Sus ejecutorias de estadista nos lo muestran un hombre pràctico. Honrado a màs no poder. Recto de intenciòn e inconmobible en sus principios democràticos. Mejora el servicio militar obligatorio que rigiò en la Repùblica, pràcticamente hasta la caìda de la dictadura trujillista. Creò el Cuerpo de Bomberos. Garantizò la libertad de prensa, no sòlo de palabras hueras sino subvencionando con $40.00 pesos, suma astronòmica en la època, al mes toda publicaciòn peridìstica que se editara progubernamental o no; la publicaciòn de libros fue subvencionada con $25. Alimentò, vistiò y pagò el ejèrcito como debìa ser, y por sobre todas las cosas posibles defendiò tesoneramente la libertad de todos los dominicanos.
El paìs, como por arte de magia se tranquilizò. La histeria polìtica tumbadora de gobiernos, que como un millòn de demonios se habìa abatido sobre la Repùblica desde la caìda del eximio Presidente Espaillat, que entre los años 1876/79, tan sòlo tres años pusò y tumbò siete presidentes, un record....(¡¡??)...se calmò.
Pero èl no quiso seguir siendo presidente. Por màs que se le pidiò. Hablò, y nos lo cuenta en su obra, Notas Autobiogràficas y Apuntes Històricos, de Bonò, de Billini, de Meriño, de Casimiro de Mora, incluso del mismo Lilìs, a quien no conocìa en verdad y de quien luego serìa valiente opositor; èl dijo..." que no, que no, que no eran indispensables para el paìs los hombres sino la reciedumbre de las instituciones...el problema es, entiendo, que las instituciones republicanas no caen del cielo como los aguaceros, sino que son los ciudadanos confiables y serios"...como lo fue èl, quienes tienen que sembrarlas y cultivarlas, pero misteriosamente no quiso involucrarse en la regencia del paìs màs de lo que habìa hecho.
¿Razones?...volvemos a decir, un misterio de su sòlo corazòn...Es muy probable que si a un gobierno de Cuatro años de LUPERON, siguiera otro, de cuatro tambièn, de MERIÑO, y otro de BONÒ, y otro de MOYA, y otro de BILLINI.....otra fuera nuestra historia patria hoy dia...muy otra, pero tanta belleza no cabe en la realidad!....
Gregorio Luperòn tuvo un sueño que sòlo se limitò a esbozar no fuera a ser que se convirtiera en pesadilla al despertar, como efectivamente sucederìa si volviera a vivir, si fuera posible que volviera a vivir..
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