MORAL Y LUCES

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domingo, 10 de diciembre de 2017

Raúl Torres le canta a Fidel

“Laureles y Olivos”, una nueva canción de Raúl Torres para Fidel (+ Video)




Raúl Torres en el Teatro Mella, sábado 18 de noviembre, concierto “Todo mi universo”. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

Los grados de Comandante en el uniforme verde olivo, “el rombo con sus ramitas”, impresionaron al Raúl que creció en un solar matancero. Al trovador que escribió una nueva canción para Fidel, su símbolo de victoria y paz.

“Cuando niño viví en una ciudadela, y cada vez que pasaba un avión por el patio todos los pequeños salíamos a gritar: ¡Fidel! ¡Fidel! ¡Fidel! Ese fue mi primer contacto con él. Luego empecé a fijarme en el rombo, sus colores rojo y negro, con la estrella en el centro, los laureles y los olivos”, cuenta Raúl Torres en exclusiva a Cubadebate.

“Las ramitas” llamaron tanto la atención del pequeño que no tardó en preguntar el significado de los grados del Comandante en Jefe a sus padres. “Me explicaron de qué se trataba, cómo se los había ganado. Después me enteré cómo eran bordados, y me pareció un símbolo tan único y bello, que entendí que solo Fidel era el hombre digno de llevarlos sobre sus hombros”, dice el trovador.

Raúl asegura que, luego de la desaparición física del Comandante en Jefe, la imagen que despertó su curiosidad en la niñez volvió a él, “justo a un año de su ausencia, como dice la canción en uno de los versos. En horas de la madrugada, siete días atrás escribí esta suerte de poesía”, confiesa el cantautor.


A un año de ausencia, “mi viejo”

tu llama en el pecho es tan fuerte

que creo que soy una suerte de voz

con clara directriz.

Veré cómo crecen tus nietos,

les contaré tus historias, tus retos.

Pero me resulta difícil

contarles sin tu imagen tan pura

esculpida por manos, ternura,

en los parques al lado de Martí.

Contarles cómo el zambrán ceñía los sueños

Cómo tu gorra es un astro del cielo.

Laureles y Olivos, la nueva canción de Raúl Torres dedicada a Fidel, ahora está en las manos del magistral músico César López, sus arreglos y el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, serán el broche de oro para el tema que el pasado sábado 19 de noviembre, estremeció a los asistentes al concierto Todo mi universo, en el Teatro Mella, en La Habana.

“Hasta ese momento era un poema musicalizado, que sorprendió tanto al público como a mí. Vibramos todos y hasta tuve que contenerme para poder terminar de cantar”, relata el músico cubano, quien en aquella ocasión lo interpretó a guitarra limpia.

Raúl Torres habla de un Fidel infinito: “La estatura de Fidel no tiene forma de medirse. Por eso digo que su gorra es un astro del cielo”. A la vez, el poeta llama al líder, al estadista, como “mi viejo”, revela a un Fidel tan cercano y entrañable como la lírica que defiende.

“Los cubanos somos así, cariñosamente le decimos a nuestro padre, ‘mi viejo’, un calificativo muy familiar. Yo soy eso también, escribo porque tuve la suerte de tener un barrio, que también me enseñó a escribir, a admirar la sabiduría de los hombres y venerar sus aportes a la vida”, confiesa.

Para el autor de Cabalgando con Fidel, la canción que fue himno en los días más sobrecogedores del luto de un país, no hay intelecto capaz de resumir en versos la dimensión de quien asaltó la Historia, “de reflejar hasta dónde llegó la obra de Fidel, por todas las cosas que se preocupó, cuánto abarcó nuestro líder histórico. Tenía un espíritu y un alma muy fuera de lo común”, asevera.

“Pero mi más entrañable Fidel es el Fidel preocupado por la Humanidad, el Fidel enérgico cuando había que ser enérgico y el Fidel que estaba en África, en Asia, en América Latina, él llegaba hasta donde se le necesitara, donde había enfermos estaba y está su mano. Ese es mi ejemplo y quiero que sea el de mi hijo también”, revela.

Raúl dice que sus versos llegados en una madrugada reciente, son un canto “a la ausencia física de un familiar que hemos tenido en nuestra casa, que lo hemos visto y sentido todos los días como alguien muy cercano, como un padre, que no está físicamente para enseñarnos a ser mejores seres humanos cada día. Ahora no está físicamente, pero sí en nuestros corazones y en nuestra acción, porque ahí también tenemos que tenerlo”, afirma el padre de Fidel Camilo, el pequeño que más alegrías le ha regalado en el último año.

El trovador comenta sobre muertes que son nacimientos y despedidas que son reencuentros, de la mañana que llegó ante la roca donde reposa el Comandante: “Aquel día conversé con él, pero no quisiera revelar nuestro encuentro…, no pudiera. Fue un momento de tristeza y entrega. Elevadísimo espiritualmente”, dice y se reserva los pensamientos.

Lo que no esconde Raúl Torres es su vocación y su fe en el hombre que llevaba sobre los hombros, laureles y olivos bordados, símbolos de victoria y paz: “Me llena tanto de orgullo que me llamen fidelista. Lo digo sin ningún problema: ¡Soy fidelista! Soy fidelista con mucho orgullo e intentaré imitarlo tanto como pueda”.

Raúl Torres. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

Concierto de Raúl Torres en el Teatro Mella, sábado 18 de noviembre de 2017. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
En video, la nueva canción de Raúl Torres dedicada a Fidel

https://www.youtube.com/watch?v=er_XmH90bN8&feature=youtu.be

domingo, 13 de diciembre de 2015

Eusebio Leal: El subdesarrollo genera la falta de la memoria

eusebio lealPor Jorge Gorgoy
En el habitual espacio de debate Catalejo, que auspicia la Delegación ramal de la Upec en la Prensa Escrita Nacional, compareció este viernes el doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de La Habana, quien con su verbo encendido discurrió sobre “El pensamiento cubano en la contemporaneidad. Una visión desde la historia”, y su visión sobre los momentos actuales de nuestra patria y en especial de la capital cubana.

“Me gusta más la idea que la ideología, las ideas son la base”, así, sencillo al decir, pero con una gran fundamentación, inició Leal Spengler su diálogo con los reunidos en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Más adelante acotó “Creo, la idea es lo fundacional, promueve la vocación”.

Ante esta aseveración se refirió al padre Félix Varela, como este fue madurando en su pensamiento, hasta llegar a ser portador de un nuevo pensamiento, capaz de enrolar a muchos en su manera de pensar.

“No se puede ir al futuro, sin ir al pasado. Hace falta un discurso para lo actual, hay que ir a los jóvenes, se necesita adecuar sincrónicamente el discurso a las nuevas generaciones, (se les acusa de no estar preparados, de ser inmaduros), a ellos hay que tratar de no infundirles las ideas, porque ellos no vivieron otras etapas, sino convencerlos y atraerlos a las ideas”.

“El subdesarrollo genera la falta de memoria, hay que cultivar la memoria, pero no saturar a las personas con la memoria. Hay que crear más discípulos que alumnos, para que ellos puedan volar y seguir la obra”.

A una pregunta de los presentes sobre el cuidado de la capital tuvo palabras de reproche para aquellos medios locales que pasaron por alto fecha tan importante como el 16 de noviembre, cuando la urbe cumplió 496 años.

“No se percibe un cuidado y respeto por la ciudad, como ocurre con otras urbes del país, hay falta de noticias para alentar a las autoridades y gobierno, para respetar y cuidar lo que se ha hecho. Cada obra cuesta un gran esfuerzo y cuantiosos recursos”.

Entre anécdotas y relatos personales fue transcurriendo una conversación que se extendió por casi una hora y media. Con su elocuencia y sapiencia, este hombre que respira por la capital de todos los cubanos, llamó a la prensa a ser más enérgica contra lo mal hecho, contra las violaciones arquitectónicas, contra las indisciplinas sociales y el descuido de lo que tanto le ha costado al estado restaurar.

Ante la pregunta de la colega Bárbara Doval, ¿Cómo se pueden acercar los jóvenes a la historia?, este hombre, que ha roto tantos mitos y lanzas contra lo imposible, expuso ejemplos personales para ilustrar sus palabras y confesó sus criterios de cómo convocar y aglutinar en momentos tan críticos para la patria.

“Hay que buscarle el carácter solemne a las cosas sin que pierdan su valor, hay que bajar a los héroes de los pedestales, acercarlos a los jóvenes con humildad y mostrarlos como personas que fueron”. Para ilustrar su pensamiento tomó como ejemplo a los Hermanos Saiz Montes de Oca, pinareños que en un pueblito pequeño supieron dejar un legado tan imperecedero.

Para el doctor Eusebio Leal hoy es necesario recuperar el concepto de ciudad ante las disgregación de los recursos y la división administrativa, por ello afirmó “es necesario que el poder y la autoridad alcancen una sola dimensión. Debe emprenderse un reordenamiento total y creativo, las cosas que hasta ayer fueron prudentes hoy no son necesarias”.

¿Cómo enfrenta la Oficina del Historiador de la Ciudad el aniversario 500 de la urbe?, le preguntaron y manifestó que “La Habana ha perdido mucho su identidad, esta ciudad es la de las milicias, la de las luchas insurreccionales, de las ideologías, de la alfabetización, de las grandes movilizaciones hacia la caña, y de muchas más batallas y eso no se puede perder. Necesitamos el testigo verdadero, son muchos siglos de amnesia por la ciudad”.

“Debemos luchar contra la desnaturalización, contra los símbolos foráneos, hay que crear vanguardias, no entes, las vanguardias siempre fueron las portadoras de las ideas”, aseveró más adelante al referirse a la penetración cultural que ocurre en estos tiempos.

No se pasó por alto en este espacio de debate las relaciones Cuba – Estados Unidos.

A propósito, el doctor Leal se refirió a los grandes historiadores de Cuba, al leerlos veremos que el diferendo entre nuestros dos países ha sido un problema del gobierno de ese país, no del pueblo americano. “Aunque ahora existen modernos historiadores que tratan de desarmar el orgullo cubano”, me siento nacionalista. “Los cubanos nunca han ido a conquistar un país, siempre han ido a ayudar, a libertar, este es un país de libertadores, poetas, escritores… los cubanos somos más que negros, blancos o mulatos”.

Así concluyó el último Catalejo de 2015, que se vistió de gala al contar con la presencia del doctor Eusebio Leal Spengler, historiador de La Habana, quien recibió el agradecimiento de los presentes y en especial de Antonio Moltó Martorell, presidente de la Upec, quien le entregó una reproducción de una obra de arte, en reconocimiento y homenaje del gremio.

(Tomado de Cubaperiodistas)

jueves, 29 de enero de 2015

Frei Betto recordando a García Marquez

Gabo en La Habana

Por: Frei Betto
Gabo, amigo íntimo de Fidel Castro
García Márquez, Mercedes Barcha y Fidel Castro.
Mi último encuentro con Gabriel García Márquez y Mercedes, su mujer, fue en La Habana el 11 de diciembre del 2008. Él parecía cansado y ya mostraba señales de la enfermedad que lo abatiría.
Lo conocí en la capital de Cuba en febrero de1985. Le pregunté si ya había terminado su última novela, El amor en tiempos del cólera.
–Terminé el texto lineal. Ahora trabajo en los detalles.
Gabo le había enviado el texto a Fidel, que poco después llegó a la casa donde nos encontrábamos. Ansioso, le preguntó al Comandante si ya había leído el original.
–Sí, y con mucha atención –dijo Fidel. Y descubrí un craso error.
Gabo se puso lívido.
–Escribes que un barco salió de Cartagena transportando toneladas de oro. Hice algunos cálculos, y deduje que un barco de aquella época, totalmente de madera, se hubiera hundido en el mismo puerto.
En noviembre de 1985 Gabo me llamó a la casa de protocolo 61, donde se refugiaba para escribir, y me enseñó su discurso de apertura para el Congreso de intelectuales. Una irónica y divertida historia de los congresos.
–Te sugiero resaltar el múltiple aspecto de la cultura popular en América Latina –le sugerí. Como cultura de resistencia, solidaridad, protesta, juego y fiesta.
Me hizo subir al segundo nivel de la casa, encendió su Macintosh y añadió mi sugerencia al texto.

–¿En qué momento del día prefieres escribir?, le pregunté.
–Por la mañana, después de bañarme, vestirme y tomar una taza de café.
Era la primera vez que yo veía un computador con la marca de la manzana. Quedé maravillado ante semejante máquina. Él me enseñó cómo funcionaba e insistió para que yo comprase una. Después le “robó” a Mercedes un ejemplar de su novela El amor en tiempos del cólera, que iba a ser lanzada en breve, y me lo regaló con una dedicatoria.
En julio de 1986 participé en La Habana en una recepción ofrecida por Fidel a un Jefe de Estado de África. A las 3 de la madrugada Gabo y yo dejamos al Palacio de la Revolución y cada uno se dirigió a la casa donde se hospedaba. Media hora después, cuando ya me había dormido, sonó el teléfono de la cocina. Fui a atenderlo:
–Compañero, le llamamos de la casa de García Márquez –dijo una voz anónima. Está yendo para ahí.
¿Por qué Gabo venía a mi encuentro a aquella hora? Esperé 20 minutos, muerto de sueño. Ningún premio Nobel vale el precio de mi sueño. Como no apareció, volví a la cama después de dejar la puerta de la casa entornada.
A la mañana siguiente me informaron que en la casa de Gabo habían recibido una llamada de alguien que dijo: “Frei Betto pide que vaya urgentemente a su casa”.
Al contrario que yo, que regresé a dormir, Gabo atendió la llamada y permaneció hasta las 7 de la mañana en la barandilla de la casa donde yo me hospedaba, conversando con amigos que me acompañaban en el viaje.
Nunca entendí por qué los fantasmas de la madrugada intentaron mantenernos despiertos y juntos… Gabo podría haber aprovechado el extraño episodio para uno de sus primorosos cuentos.
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EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

DANIEL BALCÁCER: EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

De  Juan Pablo Duarte  solo se conoce una fotografía hecha en  Caracas  en 1873 cuando el patricio contaba con 60 años de edad.  A...