Texto completo del discurso de Cristina Fernández de Kirchner
en el acto por el 25° aniversario de PáginaI12
“Página es una contraseña de identidad”
“Página es una contraseña de identidad”
Muy buenas tardes a todos y
a todas; Jorge (Prim), Hugo
(Soriani), Ernesto (Tiffenberg, los
tres miembros de la dirección del
diario), trabajadores de PáginaI12,
miembros de las organizaciones de
derechos humanos, escritores, cantantes,
artistas, todo el colectivo
cultural de la Argentina. Veinticinco
años. Vos sabés, Jorge, que cuando
abrí PáginaI12 y saltó la revista,
esa publicación divina que hicieron
por los 25 años, y comencé a
leer el primer artículo, firmado por
ustedes tres, Que la inocencia les
valga, si mal no recuerdo, que habían
publicado una tapa que decía:
“Se derogaron las leyes de obediencia
debida y punto final” y “El Fondo
Monetario Internacional condonaba
la deuda”, y se reían ustedes
(se refiere a una tapa con noticias
falsas para el Día de los Inocentes
de 1988), vi que decían ustedes,
bueno, el Fondo Monetario Internacional
no condonó la deuda, pero
nos libramos de él pagándola y hoy
han sido anuladas y declaradas inconstitucionales
por nuestra Corte
Suprema, por el Parlamento y por
una iniciativa de toda la sociedad
las leyes de la impunidad. Y después
seguí mirando, todas muy
buenas notas, y me detuve, obviamente,
en la fotografía de Néstor y
mía, que era una nota que la firmaba
Fernando Cibeira, que decía El
primer comienzo. Esa foto es exactamente
de 1989 y fue la constitución
del Frente para la Victoria santacruceño
y ahí estamos hablando,
él está hablando con el cigarrillo en
la mano, desde un boliche. Porque
era un boliche eso, no era un estadio,
no estábamos en ningún lugar
así cultural, era un boliche al que
íbamos todos los días, después de
militar y de reunirnos y estábamos
ahí. Como daba a la calle, en plena
Avenida Roca, hoy Presidente
Néstor Kirchner... qué gusto, Osvaldo
(Bayer), ¿no es cierto?, mucho
mejor, ¿no? (Aplausos.)
De acá te veo, Osvaldo, y bueno,
había sido nuestro bautismo de
fuego, yo había encabezado la lista
de diputados provinciales, habí-
amos vencido a las listas oficiales,
éramos opositores, pese a que Néstor
era intendente y ahí se recuerda
que también ustedes estaban
construyendo PáginaI12, en mayo
de 1987. Nosotros estábamos construyendo
la campaña política para
la intendencia de Río Gallegos, que
ganaríamos por apenas 111 votos.
Ese hombre ha sido condenado, es
una rabia que me da, la rabia que
tengo, pero bueno, ¿viste que no necesitás
votos para entrar en la historia?
Necesitás hacer cosas importantes.
(Aplausos.)
Pero la verdad es que ese día, casi
ni salimos a festejar cuando nos
enteramos de que habíamos ganado
la Intendencia, porque había
mucha paridad en los cómputos.
Cuando el candidato radical, el
contador Roberto López, que hoy
es el titular de Lotería Nacional, se
acercó al estudio jurídico, donde teníamos
nosotros nuestra base de datos,
que no nos daban y donde unos
decían que ganamos, que perdimos.
Y llegó a felicitarnos y a decirnos
que de acuerdo con los cómputos de
la Unión Cívica Radical venían a
reconocernos los 111 votos. Y ahí
comenzó también una historia. Yo
tenía 34 años, claro, sí. Fue la continuidad
de la historia, en realidad,
con algunos lapsus obligados, obligatorios,
impuestos por la dictadura
que asoló. Y también leyendo un
artículo –mirá vos todas las cosas
que pasaron en ese momento, có-
mo se van vinculando las unas con
las otras– de Victoria Ginzberg, que
habla precisamente en su nota de
los desaparecidos y de la lucha de
los organismos de derechos humanos,
dice que precisamente en esa
semana ya tenía media sanción, en
Diputados, la ley de obediencia debida
y faltaba la media sanción del
Senado. Ahí también se estaba fundando
PáginaI12. Mira cómo se
entremezclan las historias, todo lo
que hemos logrado.
La contraseña
Y yo digo que –recién describiendo
qué representa PáginaI12–
lo definiría como una contraseña.
Vos veías a alguien con PáginaI12
y más o menos sabías de qué se trataba.
Hay otros diarios... bueno, el
que ves leyendo La Naciónsabés de
qué se trata. Pero hay algunos otros
que por ahí te despistan un poco,
viste. (Aplausos.) Mañana editorial
de La Nación, a todo color... Pero
lo cierto es que para decirte algo,
en el departamento, cuando Máximo
estaba estudiando en Buenos
Aires, y vivíamos allí en Juncal, en
pleno corazón de Recoleta, entre
Uruguay y Paraná, octavo piso era
el nuestro, eran nueve o diez pisos,
el diariero te dejaba los diarios en
cada piso, y entonces vos veías todo
La Nación, La Nación, La Nación...
y llegabas al octavo y ahí estaba
PáginaI12 y también comprá-
bamos Clarín, debo decir la verdad,
la verdad hay que decirla. Pero los
otros ni Clarín, era todo La Nación.
Por eso lo digo, era una contrase-
ña de identidad, que no significa,
ojo, pensar como vos decías exactamente
igual, eran discusiones, debates.
Al contrario, la contraseña de
la gente que nos gusta debatir, que
nos gusta argumentar, es como un
ADN que llevamos adentro. Pero
no son discusiones banales, no son
discusiones que tengan que ver con
lo que uno a diario por allí está escuchando,
son discusiones y verdaderas
batallas culturales. Y está
muy bien identificar a PáginaI12
con el colectivo de los derechos humanos.
Porque si hubo un espacio,
que fue más que un diario, si hubo
un lugar en el que fueron inflexibles
e inclaudicables en la denuncia de
la impunidad, fue precisamente en
este colectivo de PáginaI12, que
tiene por ese solo hecho, más allá de
todos los otros en que fue protagonista,
un lugar en la historia del periodismo
y un lugar en la historia
de los argentinos. Porque en definitiva
expresan lo que es el momento
de la sociedad, que se pueden expresar
a través de un diario, de una
agrupación política, de una agrupación
cultural.
Yo la verdad que me siento muy
honrada de poder estar hoy aquí,
en este ámbito. Ustedes se sienten
honrados porque la presidenta está
presente y yo me siento honrada
de poder estar con un espacio, y con
un público, siendo Presidenta de la
Nación, de poder hablar y que no
te chiflen, siendo este espacio que
es tan crítico de todo. (Aplausos.)
Yo leía que ustedes esperaban estar
en estos primeros 25 años y poder
estar en los próximos 50 años.
Ojalá que estén ustedes tres todavía
en el diario. Yo no voy a estar
en la Presidencia, de eso tengan la
plena seguridad. Pero ¿saben qué
me gustaría? Que cuando
PáginaI12cumpla 50 años también
un presidente pueda venir a hablar
acá, porque quiere decir que se han
consolidado la transformación y el
cambio que durante generaciones
demandaron miles y millones de argentinos.
(Aplausos.)
Yo creo realmente que es la coherencia,
el defender lo nacional,
el volver a no sentirse avergonzado
de decir “nación”, “patria”, porque
en algún momento hasta decir
nación, patria o popular podía identificarte
en una suerte de medio nacionalista
con zeta. Hemos recuperado
la Nación, hemos recuperado
lo popular para la democracia y esto
tiene un valor muy grande. Y yo
lo digo desde mi propio movimiento
político, en el que siempre milité
y en el que no todos fueron rosas
y no todas fueron experiencias
que por allí podamos decir que fueron
todas buenas o perfectas, pero
es un movimiento político, no es
un movimiento de ángeles ni de
santos. Lo que sí puedo decir es que
hemos también protagonizado
grandes gestas populares y yo me
siento muy orgullosa de formar parte
de este colectivo, de este proyecto
nacional, popular y democrático,
que es un proyecto de reparación
de valores, de reparación de
derechos, que nos ha costado muchas
cosas, en términos personales,
que nos ha costado agravios, descalificaciones,
cosas que tienen que
ver con el odio. Porque no tienen
que ver con la política ni con las
diferencias ideológicas, que son naturales
y que es bueno que haya en
todas las sociedades.
Cuando vos los ves vociferar y
abrir esa boca como gritando, con
odio... Yo ni siquiera vi así a las
Madres y a las Abuelas, cuando estaban
buscando a sus hijos. Yo me
acuerdo de esa imagen que recorre
el mundo todavía y que está en
todos los documentales, cuando les
preguntaban los periodistas y ellas
decían: “Señor, solamente queremos
saber que nos digan dónde están
nuestros hijos”. Y no era ese
gesto de odio, no me quiero referir
a quiénes, pero todos sabemos
de qué estoy hablando. Y no era
odio, porque en realidad lo que las
movía era el amor, por eso no tenían
odio y por eso sus expresiones
eran de pregunta, eran inquisitivas,
eran de interpelación, pero
no eran movilizadas por el odio,
eran movilizadas por el amor, el
amor a sus hijos, qué amor más
grande que el amor de una madre
por un hijo, qué sacrificio más
grande el de una madre por un hijo.
Y estas Madres y estas Abuelas
que han sido paridas por sus nietos
y por sus hijos en esta Argentina,
que también ha sido parida por
esos 30 mil desaparecidos.
Yo recuerdo siempre la primera
intervención de Néstor, en Naciones
Unidas, cuando dijo: “Somos
hijos y nietos de las Abuelas y Madres
de Plaza de Mayo”. (Aplausos.)
Y así realmente nos sentimos.
Veinticinco años de un país
Una Argentina que explotó, en
el año 2001. Ahí cuentan una anécdota
también, en esa nota sobre
Néstor, que había convocado a un
compañero, que no estaba con nosotros,
que era peronista, pero que
estaba en otro sector del movimiento,
y le había dicho: “Vení,
Gordo, que en cuatro años ganamos
la Gobernación, después de
cuatro años de Intendencia, y en
veinte llegamos a la Presidencia”.
Llegó antes, pero la verdad que
más que mérito propio fue mérito
de la historia; el mérito, en todo
caso, fue haber tenido el valor. Yo
muchas veces, inclusive, dudaba.
Yo tampoco creía que podíamos
llegar, lo digo sinceramente. Empecé
a sentir eso, que podíamos,
cuando –se acuerdan lo que pasó,
en esa semana anterior, que parecía
que avanzaba otro candidato también,
del que no voy a decir el nombre,
pero todos se deben acordar
quién era, que también podía ser
identificado con el neoliberalismo
y entonces iba a haber una puja entre
dos candidatos que pensaban lo
mismo–. Me acuerdo de que me
llamó una gran periodista, que no
voy a mencionar, porque hoy ocupa
un lugar en el gobierno nacional,
y me dijo: “Te llamo porque –ella
me conocía como senadora, prácticamente
no lo conocía a Néstor–
voy a votar a tu marido. ¿Y querés
que te diga por qué voy a votar a
tu marido? Porque si tengo que elegir
entre esos dos que dicen que van
a quedar, yo me pego un tiro o me
voy del país”. No me voy a olvidar
nunca de esa llamada, no me
voy a olvidar nunca. (Aplausos.)
Para mí fue como un clic de que
algo estaba pasando. Y no era tanto
el conocimiento de Néstor, era
como decía Borges, no nos une el
amor, sino el espanto. Pero en realidad
creo que, bueno, finalmente
pasó lo que pasó. Alguien también
recordaba en esa revista estupenda,
estupenda además la idea de
esas páginas con distintos colores
y con letras disímiles, muy creativo
realmente, muy lindo, y hablaba
de ese discurso, el famoso discurso
que dio en el hotel, cuando
nos enteramos de que no iba a haber
segunda vuelta y que le habí-
an recomendado también que
echara a quien había escrito el discurso.
Y era yo quien lo había escrito,
y parecía el discurso de uno
que había ganado con el ochenta
por ciento de los votos. Y en realidad
llegábamos con apenas el 22
por ciento, era la realidad, pero él
era así. Y yo, en el fondo, también
soy así. Cuanto más me pinchan o
piensan que... es cuando más saco
fuerzas, no sé de dónde, y seguimos
adelante. (Aplausos.)
La verdad que eso sí que nos viene
de nuestra juventud, porque allí
aprendimos una cosa: solamente te
pueden vencer cuando has decidido
no seguir luchando; ése es el único
momento cuando uno se siente
vencido. (Aplausos.) Y eso fue lo
que aprendimos cuando fuimos
muy jóvenes y lo aprendimos no de
los aciertos, sino de los errores, que
son los mejores aprendizajes: de las
equivocaciones y de los desaciertos
es cuando más docencia se hace y
cuando más doctrina se adquiere.
Por eso 25 años de PáginaI12
son 25 años de un país que reclamaba
cosas, que hoy estamos haciendo
también colectivamente.
Porque si algo también tenía Néstor
–y creo que tengo yo también
y todos los que conformamos el
equipo, y todos los militantes– es
la idea de lo colectivo. Esa es otra
cosa que también... porque también
hablábamos de nosotros,
nunca hablábamos de yo, de yo,
de yo.... y nunca entendieron muchos.
Y tal vez por ahí algunos acá
tampoco entendieron por qué no
nos habíamos ido del peronismo.
Esto fue una pregunta que siempre
recorría cuando yo era senadora,
cuando era una firme opositora:
“¿Por qué?”. Y entonces surgieron
algunas fuerzas políticas
que realmente uno las escuchaba
en la Cámara de Diputados o de
Senadores y se identificaba con
ellos, y tenía ganas de estar sentado
al lado de ellos. Y yo la verdad
que nunca sentí la tentación o
las ganas de irme del lugar en el
que estaba. Soy de las que creen
que hay que pelear en el lugar donde
uno ha tenido las ideas, porque
si no tendríamos 28 millones de
partidos políticos y esto debilita,
fundamentalmente, la democracia.
Ydimos la pelea adentro siempre,
además porque habíamos ganado
una provincia y era como haber
llegado después de haber peleado
durante tanto tiempo y decidir
dejar la casa e irse a vivir a
la plaza. Ese era nuestro análisis
absolutamente pragmático, si se
quiere. Pero lo cierto es que luego
de haber sido opositores, desde
el año 1983, hasta el año 1991
–fuimos opositores internos en la
provincia–- Néstor gana, también
con 30 por ciento contra 27 por
ciento, otra vez sopa, la primera
gobernación, la segunda no, en la
segunda arrasó y sacó 64 o 65 por
ciento en el año ’95.
Pero la verdad que fue una construcción,
en realidad fue una construcción
a medias, fue una construcción
entre nosotros, entre lo que
pasaba entre la sociedad, como es
la interacción entre la militancia y
la sociedad. Ninguna militancia
construye aislada de lo que pasa en
la sociedad, ni ninguna sociedad
puede construir si no tiene –y no
voy a pronunciar la palabra maldita,
“vanguardia”, por Dios, ni se me
ocurriría además hacerlo–, si además
no tiene los dirigentes. Y ésta
era siempre mi discusión con muchos.
Algunos se creían dirigentes
porque estaban sentados en una
banca de senador, de diputado, de
gobernador, de intendente o de presidente,
pero para mí el dirigente
–como su nombre lo indica– es el
que orienta y marca el rumbo hacía
dónde ir, aun cuando la mayoría
de las voces dice que hay que ir
por ahí para otro lado; ésta es la virtud
del dirigente, y ésta es la posibilidad
cuando se encuentra una sociedad
cansada, hastiada, como
aquella sociedad del 2001, con dirigentes
que pueden marcar un
rumbo y que lo marcan no desde la
genialidad, sino simplemente desde
la interpretación histórica de lo
que han sido los 202 años de historia,
o menos, en ese momento.
Porque una de las claves es cómo
nos robaron la historia y fundamentalmente
cómo nuestros jóvenes...
Hoy yo estoy muy contenta porque
los principales best sellers en materia
literaria son precisamente libros
históricos, libros que abordan
temas históricos. Y esto revela un
interés entre los argentinos por conocernos
a nosotros mismos. Porque
todos tenemos –de un modo u
otro– la percepción de que las cosas
que nos han dicho no eran tan
como parecían, no eran tan ciertas
y que por lo tanto tenemos que indagar
para construir nuestro propio
conocimiento.
La batalla cultural
Por eso muchas gracias, primero
por haber sostenido, durante estos
25 años contra viento y marea
PáginaI12. Es un mérito que todos
tenemos que agradecer porque era
un espacio donde uno podía leer lo
que pasaba, ¿se entiende? No te titulaban:
“Por la crisis social murieron
Kosteki y Santillán”. Decí-
an que había existido represión, había
pasado tal cosa y había pasado
tal otra. Tenemos que agradecer
creo que todos los argentinos, aun
los que no leen PáginaI12, aun a los
que no les gusta PáginaI12, aun los
que piensa que son zurdos los de
PáginaI12. Sí, hay gente que todavía
habla con esa terminología.
Zurdo en este mundo, no sé quién
es. Caen los gobiernos de izquierda,
sube uno de derecha, después
vuelve a caer el de derecha y sube
uno de izquierda más...
El mundo hoy es una ebullición,
hoy es un inmenso caldero. No sé
qué comida saldrá, si la sopa saldrá
buena o mala, pero está en ebullición
y se está cocinando algo.
No tengan la menor duda de que
estamos ante un cambio de época
sin precedentes o con los precedentes
que hemos conocido en la
historia. Saber interpretar, decodificar
y, fundamentalmente, seguir
representando los grandes intereses,
que muchas veces son los
intereses de las absolutas mayorí-
as y muchas veces también, como
yo lo dije en otras oportunidades,
hasta los intereses de los que no están
de acuerdo con uno por prejuicios
culturales.
Porque en realidad, nos han podido
muchas veces derrotar política
y económicamente porque antes
nos vencieron culturalmente.
Por eso, lo de la batalla cultural no
es una forma elegante, literaria, intelectual
de abordar el verdadero
problema de la Argentina. Hay una
verdadera batalla cultural.
Bueno, nosotros vamos a seguir
dándola en todos los campos.
PáginaI12 creo que también. Algunas
veces estaremos de acuerdo
con algunas cosas, a veces me peleo
por ahí con Jorge porque no
pienso tal cosa, pienso tal otra.
Pero ésta es la riqueza del campo
popular, nacional y democrático,
que no obtura la discusión y que
quiere ganar con argumentaciones
y, fundamentalmente, con resultados.
Porque además sabemos que
las ideas se convierten en política
cuando las podemos llevar a cabo
y las vemos plasmadas. Si no, son
apenas ideologías; ideología tenemos
todos, pero lo importante es
poder llevar esas ideas a la práctica
con resultados concretos y que
esos resultados puedan ser disfrutados,
incorporados, incluidos,
empoderados por el conjunto de la
sociedad.
Así que, en eso estamos, en eso
seguiremos porque es una lucha
que no la empezamos nosotros, somos
apenas meros instrumentos en
esta etapa histórica que nos toca vivir,
que nos ha tocado vivir y donde
ha tocado dar las batallas.
Yo quiero decirles que el otro día
cuando salía –lo conté en el aniversario
de la Patria, en Bariloche– el
24 a la noche, muy tarde, de la Casa
Rosada y llegué al helipuerto, allí
parecía que el edificio de YPF se me
venía encima literalmente. Vestido
de celeste y blanco por primera vez,
sentí como que, bueno, habíamos
hecho un aporte muy grande.
(Aplausos.)
Y este 4 de junio se volverá a
conformar el órgano societario de
la empresa más grande del país, de
nuestra empresa hidrocarburífera,
con la conformación del Estado nacional
y los Estados provinciales
federales con el 51 por ciento y que,
curiosamente, es también el aniversario
del fallecimiento del general
Mosconi, el 4 de junio de
1940 murió Mosconi, y nació el 21
febrero. (Por cuatro días no nació
el 25, igual que Néstor, era pisciano
igual que él.)
Pero realmente siento que hemos
dado pasos muy importantes. Yo no
voy a enumerar la gestión de gobierno,
cualquiera de ustedes podría
darme clases acerca de lo que
hemos hecho y de lo que todavía
nos falta hacer. Así que no me voy
a tomar el trabajo de hacerlo, pero
lo que es importante, así como
lo reafirmó recién Jorge, respecto
de este colectivo de PáginaI12, reafirmar
muy humildemente en mi
condición más que de Presidenta
de los todos los argentinos, como
dice la locutora con tanta pasión y
que a mí me gusta tanto, como militante,
porque eso voy a ser toda
la vida. (Aplausos.)
Cuando decía Jorge que todos los
que habían conformado PáginaI12
habían sido todos militantes y de
distintas experiencias además, políticas,
ideológicas, creo que esto es
lo más importante: la gente que es
capaz de comprometerse con lo que
pasa con su país y deja sus cosas
personales de lado para ocuparse de
las cosas de lo colectivo, del conjunto.
Eso es un militante.
Tal vez, a algunos que ya no están,
se les fue la mano en el compromiso,
porque era un compromiso a
todo o nada, un compromiso muy
“Si hubo un lugar en el que fueron inflexibles
e inclaudicables en la denuncia de la impunidad
fue precisamente en este colectivo de PáginaI12.”
“Por eso, 25 años de PáginaI12 son 25 años
de un país que reclamaba cosas, cosas que
hoy estamos haciendo también colectivamente.”
“Te interpelan muchas veces y al interpelarte
te ayudan a ver y a descubrir cosas que vos
por ahí no viste en la vorágine de gobernar.”
Leandro Teysseire
Leandro Teysseire
Leandro Teysseire Pablo Piovano
León Gieco con la Presidenta, atrás Hugo Soriani, de PáginaI12. El saludo entre Cristina Kirchner y Estela de Carlotto.
Después del discurso, Jorge Prim, Hugo Soriani y Ernesto Tiffenberg, de PáginaI12; al costado, el canciller. Continúa en la página 4 >>>
PAGINAI12 / JUEVES 31 DE MAYO DE 2012
IV Suplemento especial
Pablo Piovano
fuerte. Pero también hemos aprendido
que todo o nada tampoco sirve,
porque con todo o nada, siempre
ganan los que nos dejan sin nada.
(Aplausos.)
Entonces, hemos aprendido
muy duramente, con muchas lágrimas,
con mucho sufrimiento, con
mucho dolor. Entrar aquí mismo
a este lugar, este maravilloso espacio
que creo que lo inauguré el
24 de marzo del 2009, este Centro
Haroldo Conti, pero para entrar
por acá, tuve que pasar por el
Casino de Oficiales de la ESMA,
por la puerta de atrás entramos,
porque venía de Olivos, estuve en
dos oportunidades allí.
Eso también te lleva a pensar ese
espacio generacional que hay vacío,
por eso él hablaba de “generación
diezmada” en su discurso
inaugural y lo más maravilloso que
está pasando ahora es que esos espacios
que estuvieron vacíos durante
tanto tiempo, que fueron
ocupados por el pragmatismo o el
posibilismo y entonces era el no
poder hacer nada, hoy están ocupados
por miles y miles de jóvenes
que se han incorporado a la
política de una manera distinta de
la que lo hicimos nosotros.
Nosotros lo hacíamos por la
vuelta de Perón y luchando contra
las dictaduras; estos pibes que
se incorporan hoy, se incorporan
después de nueve años de gobierno
para apoyar a ese gobierno, seguir
profundizando el cambio y lo
hacen con alegría y llevando en
la mano la bandera argentina.
(Aplausos.)
Creo que ése es el mayor aporte,
por lo menos así lo siento, y si
ustedes me perdonan, en términos
personales, porque tengo dos hijos:
uno de 35 años, que está con
gripe y le mando un beso, está en
la cama en Río Gallegos, con 11
grados bajo cero, y tengo una hija
de 21, y yo, entonces, quiero que
vivan un país absolutamente diferente
del que nos tocó vivir a nosotros.
Y esto no solamente depende
de un gobierno, sino de todos
los argentinos, de todos los argentinos
en un mundo difícil, convulsionado
y complejo.
El periodismo
Yo quiero agradecerles a los trabajadores
de PáginaI12, de aquí
lo veo a Rep también, que me persigue
con Artepolis, me amenaza,
casi me extorsiona desde la contratapa
como quiere hacer Artepolis
y todo lo demás; lo veo a Osvaldo
(Bayer), con sus columnas en
las contratapas, también siempre
incansable; Horacio Verbitsky
¿Dónde está Horacio? Va a llegar...
; José Pablo Feinmann, ¿dónde estás?
También por ahí.
La verdad que no quiero olvidarme
de nadie, no quiero olvidarme
de Mario Wainfeld; no quiero
olvidarme de Martín Granovsky,
de Cibeira, de Victoria Ginzberg,
de Raúl Kollmann, Luis Bruschtein,
también ahí está, excelente
el artículo sobre medios de comunicación,
brutal, de la revista,
¿viste que lo leí? No me vengo sin
los deberes pero ni loca, porque me
matan encima, mañana me matan.
Pero además, no lo hago como un
deber, la verdad es que ayudan,
porque te interpelan muchas veces
y al interpelarte te ayudan a
ver y a descubrir cosas que vos por
ahí no viste en la vorágine de gobernar,
el ser Presidenta... Ustedes
no saben lo que es ser Presidenta
de este país, yo no quiero contarles;
no sé, para algunos era más
fácil, andaban más divertidos, pero
para nosotros la verdad que nunca
fue ni fácil ni divertido, sí fue
comprometido, que es otra cosa.
Pero la vorágine...
Vos sabés las veces que yo por
ahí descubro algo porque lo leo y
entonces... a ver qué pasa, llamo,
y no solamente por ahí con el diario
PáginaI12, con otras cosas
también. Porque hay otros que ya
ni los registro porque ya sé que...
Pero la gran mayoría, inclusive
diarios que le hablan al mundo y
al mercado únicamente, también
los leo porque es interesante ver todas
las visiones e interpelarse uno
mismo acerca de lo que está haciendo
todos los días.
Lo difícil es conformar un país
como Argentina, lo maravilloso es
poder hacerlo por el voto popular
y obtener los resultados que hemos
obtenido en estos nueve años y
además hacerlo en un mundo tan
complejo.
Por eso, yo quiero agradecerles
a cada uno de los que todos los dí-
as escriben, a los que imprimen, a
las secretarías de redacción, Bruschtein
hablaba de que ya las secretarías
de redacción no son lo
que eran ... ¿Eras vos, Luis, no?
¿Era ése el artículo? Era que ya no
hay humo, que ya no hay café, ya
no hay griterío porque están las
computadoras. Y también alerta,
en definitiva, es una llamada. Yo lo
vi como un llamado de alerta también
aquel periodismo artesanal,
y contra los peligros de un “googleado”
permanente.
Yo no “googleo”, yo leo y agarro
los libros y voy a la historia y
la verdad que es un ejercicio impresionante
porque además, con
esto también de “googlear” nunca
sabés qué intereses hay atrás. El
libro sí, te permite saber quién lo
escribió, qué es lo que hizo, de
dónde viene y entonces poder formular
tu propio juicio acerca de
lo que te dicen. Cuando vos estás
en Google no sabés al que escribió
qué intereses lo movilizaron,
si es cierto, si es mentira. Es cierto,
es todo un peligro, es todo un
desafío para el periodismo. Yo no
voy a hablar de periodismo de investigación,
voy a hablar de periodismo,
que es, en definitiva, el tener
información teórica para poder
interpretar a través del pensamiento
abstracto la realidad. Yque
no te la cuente nadie y darle esa
versión, esa interpretación al conjunto
de la sociedad.
Eso es lo que hacen ustedes todos
los días y eso lo que hace tan
valorables a todos los periodistas
y en especial también este aniversario
a PáginaI12.
Me parece que estoy muy larguera,
pero bueno, la verdad es que
me gusta mucho estar en estos espacios
donde veo tantas caras amigas,
que han sufrido tanto, tantos
jóvenes también que tienen la dicha
de vivir en un país distinto y
quiero terminar diciéndole gracias
a las Madres y a las Abuelas.
¿Por qué gracias? Primero, porque,
tal cual lo dije en mi discurso
como senadora cuando me tocó
votar la anulación de las leyes
de obediencia debida y punto final,
porque había habido una interpretación
de algún otro senador, y yo
la verdad que lo que agradecí fue
que durante todos esos años jamás
pidieron pena de muerte, jamás pidieron
cosas extrañas. Y la verdad
que tenían... Yo dije que yo no sé
si hubiera sido capaz, si me hubieran
arrebatado un hijo, de hacer lo
que hicieron ustedes.
Yo si pienso en Máximo, pienso
en Florencia, que me los hubieran
sacado y no hubiera sabido
dónde están, saber que los torturaron
y que los mataron y que los
desaparecieron, la verdad que no
sé si me saldría ser tan buena, la
verdad lo digo y lo dije ese día sentada
en la banca.
Y verlas a todas ustedes, siempre
con sus pañuelos y pidiendo
justicia, pidiendo verdad y pidiendo
memoria, sin odios, y hoy concurriendo
a los juicios de los genocidas,
sin odios, sin revanchismos,
simplemente para que se haga
justicia por el terrible horror del
terrorismo de Estado que sufrió
nuestro país, me hace valorarlas
muchísimo más.
Porque ustedes no gritaron, no se
hicieron las histéricas, no salían
vociferando como salieron otros
gritando, insultando; nunca les escuché
un insulto, nunca les escuché
un agravio dirigido a nadie, simplemente
pidiendo justicia.
Yo creo que son un modelo, lo
dije en aquella oportunidad y lo
vuelvo a reiterar hoy y me parece
muy bien que ese modelo sea el nú-
cleo central de estos 25 años de
PáginaI12.
Hoy además de aquellos derechos
humanos, hemos incorporado
los otros, los personalísimos,
ampliando identidades, aceptando
identidades diferentes, aceptando
la diferencia que, en definitiva es
eso ser democrático.
A mí la palabra “tolerancia” no
me gusta; tolerancia me suena a
medio como “te aguanto porque
no tengo más remedio, viste”. No,
aceptar, aceptar que hay diferentes,
aceptar que piensan diferentes
y que eso no los convierte en
enemigos, sino que los convierte
en algo rico que también nos enriquece
a nosotros.
Yo creo que ésta es la clave y es
un poco la clave de este éxito y de
esta contraseña que, sin lugar a dudas,
va a seguir siendo siempre
PáginaI12.
Muy felices Bodas de Plata y por
las próximas Bodas de Oro.
Muchísimas gracias. (Aplausos.)
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