por A.Tejada el 09/06/15 at 9:47 am
Unos amigos lectores me han observado que estoy “muy pesimista”.
Según ellos, no estoy viendo las tantas cosas buenas que se están haciendo, y que debiera ser “más objetivo” en mis opiniones.
A uno de ellos le recordé la respuesta de don Rafael Herrera cuando le pidieron que fuera “objetivo”, y él preguntó “¿objetivo a favor de quién?”…
Debo reconocer que no soy devoto de las solas obras materiales. Si tuviésemos orden, los elevados serían menos necesarios. Si hubiésemos educado a nuestros niños, no tuviésemos tantos matones en las calles.
Al igual que Schumpeter, me considero un “pesimista constructivo”, es decir alguien que busca mejorar las cosas que están mal, sin quedarse solamente en el lamento. Trato de proponer soluciones, y de no quedarme callado ante lo que considero que está mal, particularmente en el campo institucional, que es el duradero.
Por ejemplo, no puedo estar de acuerdo en una inversión sin planificación, como ha estado pasando en tantas áreas del Gobierno. Decir que se han construido cientos de escuelas, no significa que todas estén bien o que tengan maestros preparados. A lo mejor, una inversión más provechosa hubiese sido hacer menos escuelas y más hospitales u otras obras, por ejemplo.
Igualmente, no puedo estar de acuerdo con una reelección motivada por un pleito entre dos con la complicidad de muchos que debieran estar presos.
El país que estamos construyendo no es el que quiero para mis nietos.
atejada@diariolibre.com
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