El PLD en los tiempos del Profesor Juan Bosch se hacia política siguiendo principios y valores y con métodos de trabajo que hacían de la praxis y la teoría política una verdadera ciencia como decía el maestro apóstol.
JUAN BOSCH
Sobre la sociedad dominicana de 1960, todo el que pretendiera actuar
políticamente en su seno debía saber, en primer lugar, que además de estar
dividida en clases lo estaba en campesinos y centros urbanos, y aunque el peso
de la tiranía trujillista caía sobre unos y otros, era diferente en el campo,
que todavía en 1960 tenía la mayor parte de la población nacional, y de
campesinos estaban compuestas las Fuerzas Armadas y la Policía, cuyos miembros,
en una proporción que podía estimarse superior al 90 por ciento, vivían en los
cuarteles de los cuales la mayor parte se hallaba en los centros urbanos, pero
estaban adheridos emocionalmente a los campos donde vivían sus familiares —
padres, madres, hermanos, abuelos y tíos—; sus amigos y compañeros de la
infancia, con todos los cuales mantenían los soldados y los campesinos
relaciones muy estrechas, y no en condición de subalternos sino todo lo
contrario, lo que creaba un firme vínculo político entre la dictadura y el
campesinado porque los campesinos creían a pie juntillas que los familiares
suyos que vestían uniformes militares y de policías y usaban armas eran unos
privilegiados gracias a que Trujillo los había escogido para que le sirvieran en
condición de soldados y policías.
Esa creencia les daba a los hombres y las mujeres de los campos una
solidez de sentimientos favorables a la tiranía que compartían con ellos sus
hijos, sobrinos y en general sus familiares, pero además los hacía creer que
eran socialmente superiores a las familias campesinas que no tenían hijos,
sobrinos y primos vestidos de militares y de policías; y esa sensación de
superioridad se crecía cuando sus deudos eran ascendidos, aunque fuera al
mínimo grado de cabos.
El campesinado era, debido a lo que acaba de decirse, la base militar
del régimen trujillista, situación que no se daba ni remotamente en Cuba, y por
saber, como los sabíamos Miolán y yo, que esa base era de puro granito y no
podía ser destruida por 250 ó 300 hombres habituados a vivir en ciudades
populosas desde que salieron del país, algunas tan pobladas como Nueva York y
México, la dirección del PRD no participó en las expediciones que en el año
1959 llegaron a las costas de la provincia de Puerto Plata, y esa negativa a
entrar en el país armas en mano hizo del PRD una reserva histórica puesto que
dada la fortaleza de la base militar del trujillismo si el PRD hubiera sumado
sus miembros a las expediciones de Constanza, Maimón y Estero Hondo a la
desaparición de Trujillo el país se hubiera encontrado totalmente huérfano de
hombres que tuvieran experiencia de organizadores políticos.
Los exiliados decían que para liberar el país de la tiranía era
necesario combatirla militarmente hasta derrotarla porque mientras Trujillo
viviera no habría posibilidad de que el pueblo dominicano adquiriera desarrollo
político, y tenían razón, pero no se daban cuenta de que el triunfo de la
revolución cubana había iniciado un cambio profundo en la región del Caribe,
cambio que estaba llamado a convertir en irrespirable para Trujillo y su
gobierno el aire político en el cual vivía el pueblo dominicano.
La carta a Trujillo
Lo que acabo de decir fue expuesto en la carta que escribí en Caracas,
Venezuela, publicada en el diario La Esfera, de la cual envié copias, además
del original destinado a Trujillo, a su hijo Ramfis, al hijo de Marina Trujillo
de García —José García Trujillo— y al Dr. Joaquín Balaguer. Copio a seguidas
esa carta:
“General: En este día, la República Dominicana que usted gobierna
cumple ciento diecisiete años. De ellos, treinta y uno los ha pasado bajo su
mando; y esto quiere decir que durante más de un cuarto de siglo de su vida
republicana el pueblo de Santo Domingo ha vivido sometido al régimen que usted
ha mantenido con espantoso tesón.
‘Tal vez usted no haya pensado que ese régimen ha podido durar gracias,
entre otras cosas, a que la República Dominicana es parte de la América Latina;
y debido a su paciencia evangélica para sufrir atropellos, la América Latina ha
permanecido durante la mayor parte de este siglo fuera del foco de interés de
la política mundial. Nuestros países no son peligrosos, y por tanto no había
por qué preocuparse de ellos. En esa atmósfera de laisez faire, usted podía
mantenerse en el poder por tiempo indefinido; podía aspirar a estar gobernando
todavía en Santo Domingo al cumplirse el sesquicentenario de la República, si
los dioses le daban vida para tanto’.
‘Pero la atmósfera política del hemisferio sufrió un cambio brusco a
partir del 1º de enero de 1959. Sea cual sea la opinión que se tenga de Fidel
Castro, la historia tendrá que reconocerle que ha desempeñado un papel de
primera magnitud en ese cambio de atmósfera continental, pues a él le
correspondió la función de transformar a pueblos pacientes en pueblos
peligrosos. Ya no somos tierras sin importancia, que pueden ser mantenidas
fuera del foco del interés mundial. Ahora hay que pensar en nosotros y elaborar
toda una teoría política y social que pueda satisfacer el hambre de libertad,
de justicia y de pan del hombre americano’.
‘Esa nueva teoría será un aliado moral de los dominicanos que luchan
contra el régimen que usted ha fundado; y aunque llevado por su instinto
realista y tal vez ofuscado por la desviación profesional de hombre de poder,
usted puede negarse a reconocer el valor político de tal aliado, es imposible
que no se dé cuenta de la tremenda fuerza que significa la unión de ese factor
con la voluntad democrática del pueblo dominicano y con los errores que usted
ha cometido y viene cometiendo en sus relaciones con el mundo americano’.
‘La fuerza resultante de la suma de los tres factores mencionados va a
actuar precisamente cuando comienza la crisis para usted; sus adversarios se
levantan de una postración de treinta y un años en el momento en que usted
queda abandonado a su suerte en medio de una atmósfera política y social que no
ofrece ya aire a sus pulmones. En este instante histórico, su caso puede ser
comparado al del ágil, fuerte, agresivo tiburón, conformado por miles de años
para ser el terror de los mares, al que un inesperado cataclismo le ha cambiado
el agua de mar por ácido sulfúrico: ese tiburón no puede seguir viviendo’.
‘No piense que al referirme al tiburón lo he hecho con ánimo de
establecer comparaciones peyorativas para Usted. Lo he mencionado porque es un
ejemplo de ser vivo nacido para atacar y vencer, como estoy seguro piensa usted
de sí mismo. Y ya ve que ese arrogante vencedor de los abismos marítimos puede
ser inutilizado y destruido por un cambio en su ambiente natural, imagen fiel
del caso en que usted se encuentra ahora’.
‘Pero sucede que el destino de sus últimos días como dictador de la
República Dominicana puede reflejarse con sangre o sin ella en el pueblo de
Santo Domingo. Si usted admite que la atmósfera política de la América Latina
ha cambiado, que en el nuevo ambiente no hay aire para usted, y emigra a aguas
más seguras para su naturaleza individual, nuestro país puede recibir el 27 de
febrero de 1962 en paz y con optimismo, si usted no lo admite y se empeña en
seguir tiranizándolo, el próximo aniversario de la República será caótico y
sangriento; y de ser así, el caos y la sangre llegarán más allá del umbral de
su propia casa, y escribo casa con el sentido usado en los textos bíblicos’.
‘Es todo cuanto quería decir, hoy, aniversario de la fundación de la
República Dominicana’”.
Al final iba mi firma, el nombre del lugar donde esa carta había sido escrita,
y la fecha: 27 de febrero de 1961, y exactamente tres meses después de ese día
Rafael Leónidas Trujillo caía abatido a tiros, o lo que es lo mismo, su sangre
llegó “más allá del umbral de su propia casa”.
CUANDO JUAN BOSCH DIRIGIA EL
PLD Y ERA SU PRESIDENTE.
(…) aunque su congreso de fundación se llevó
a cabo el 15 de diciembre de 1973, todavía a mediados de marzo del año
siguiente el PLD no era un partido sino un proyecto de partido tratado como tal
por grupos partidistas tan mínimos como él. Eso que se acaba de decir está
documentado en la primera de las publicaciones del PLD, un folleto de 24
páginas del cual se tiraron 5 mil ejemplares que se venderían a razón de 20
centavos cada uno para recaudar fondos con que pagar la impresión de ese
folleto y cubrir algunos gastos, como los de agua y luz de la Casa Nacional.
El folleto aludido se tituló Posición del PLD
ante la situación política Nacional, (…) por lo menos de algunas partes de ese
resumen, les deja a los lectores una idea clarísima de las razones que
justifican el abandono del PRD y la creación del PLD, pero al mismo tiempo en
ese resumen quedaron pruebas de que el recién nacido PLD no iba a ser un partido
caudillista ni cosa parecida…
(…) Mi resumen de la tercera reunión del Comité
empezó así: “Voy a referirme a lo que dijo el compañero Norge Botello. El
compañero Norge Botello dijo que la línea política que hemos estado siguiendo
ha sido buena, pero que el Partido no la ha aplicado con métodos correctos;
dijo que estamos reproduciendo al PRD dentro del PLD; que no tenemos el tipo de
organización que se necesita para aplicar nuestra línea política. Hay algunos
compañeros que más o menos han coincidido con el compañero Botello…
El Comité Político se reunió anoche para
estudiar la agenda de esta reunión y tomar acuerdos sobre lo que íbamos a decir
aquí, y entre otras cosas hablamos de la forma en que iban a hacerse públicas
las conclusiones a que llegaríamos. Algunos pensaban que yo debería hablar por
radio dando esas conclusiones y otros pensaban que el documento que
escribiéramos esa noche debería darse inmediatamente a los periódicos, y yo les
decía a los compañeros que esos métodos no eran apropiados para nuestro
partido.
Mientras estuvimos en el PRD yo le hablaba al
pueblo por radio y mucha gente se enteraba de lo que yo decía, probablemente
más de un millón de dominicanos oían mis discursos y muchos miles leían esos
discursos en los periódicos que los publicaban, pero en realidad yo no le
señalaba al pueblo líneas políticas, lo que hacía eran comentarios de tipo
político, que es cosa diferente de señalar líneas políticas. Y no señalaba
líneas políticas porque no teníamos un partido que pudiera poner en acción esas
líneas. Ese partido, el PRD, se quedaba en su casa, satisfecho con lo que yo
había dicho, y sus miembros a lo sumo repetían en las calles y en las oficinas
lo que yo había dicho, propagaban mis palabras, pero no las convertían en
hechos”.
Se necesitaban militantes
El resumen seguía así: “Aunque nosotros
hacíamos esfuerzos para convertirlo en otra cosa, el PRD era un partido
populista, uno de esos partidos en los cuales los líderes son dirigidos por el
pueblo en vez de ser al revés. Mientras estuvimos en el PRD nosotros no
dirigimos al pueblo; al contrario, el pueblo nos dirigía a nosotros. Parecía
que nosotros lo dirigíamos y nosotros lo que hacíamos en realidad era decirle
al pueblo algunas cosas, pero el pueblo no hacía nada, quienes hacían lo que
debía hacerse éramos nosotros”.
Cuatro o cinco minutos después me adelanté a
explicar el método que debía seguir el partido para hacer llegar a las masas
sus criterios, el mismo método que se le aplicaría un año y cinco meses y medio
después a la distribución del periódico que iba a llamarse Vanguardia del
Pueblo, ése que viene aplicándose con excelentes resultados hace catorce años y
ocho meses. Lo que dije entonces fue lo siguiente: “Por ejemplo, anoche, como
les iba diciendo, discutimos lo que iba a hacerse con el documento que saldría
de esta reunión, y llegamos a la conclusión de que la manera de comunicarle lo
tratado al partido (no al país sino al partido) era a través de un folleto que
el partido vendería. La venta del folleto fortalecerá al partido ideológica y orgánicamente;
primero, porque los miembros del partido deberán leerlo, estudiarlo, discutirlo
entre sí para estar en condiciones de hacerle propaganda entre la gente a
quienes irán a vendérselo; y segundo, porque la venta es un trabajo, una
actividad que sacará a los miembros del partido de sus casas y los pondrá en
contacto con el pueblo y en la medida en que un peledeísta mantenga contacto
con 15, con 20, con 25 personas que no sean miembros del partido pero que
pueden convertirse en simpatizantes del partido, en personas que compren
nuestras publicaciones y las lean y las discutan, en esa medida ese
peledeísta acabará teniendo influencia
sobre un círculo de gente; tendrá contacto permanente con ellas, las visitará, y
a la hora de movilizar el pueblo podrá sacarlas a las calles, o podrá sacar a
una parte de ellas a las calles; es decir, ese peledeísta que comience
vendiendo nuestras publicaciones puede y debe acabar siendo un agente del
partido ante un grupo determinado de gentes del pueblo a quienes él conocerá, y
al mismo tiempo podrá transmitirnos a nosotros lo que esas personas piensen, la
forma en que vivan y sus aspiraciones, cosa que nos permitirá conocer bien a
qué aspiran, qué desean”.
A seguidas decía: “...estoy de acuerdo en que
debemos cambiar los métodos de trabajo; debemos convertir el PLD en un partido
de militantes, militantes que muevan a la gente, que estén siempre en contacto
con la gente, que extraigan todos los días de esa gente alguna forma de apoyo
al partido, sea un apoyo económico (a través de cosas que valen 10 ó 20
centavos como lo han hecho los compañeros del Comité Intermedio José Martí, de
Cristo Rey, según nos explicó hace un rato el compañero Taveras) o sea un apoyo
político, de tipo moral. Efectivamente, nosotros tenemos que crear nuevos
métodos de trabajo porque tenemos que hacer del PLD un partido diferente del
PRD. El PLD tiene que ser un partido de
militantes, (…) tiene que ser un partido que haga cosas, no que se conforme con
oír opiniones. Necesitamos que el PLD sea una fuerza viva; una fuerza que al
mismo tiempo actúe sobre el pueblo y se apoye en el pueblo, y de esa manera le
llevará al pueblo nuestros planes y nos traerá a nosotros las inquietudes del
pueblo”.
En realidad, yo no debía decir que teníamos
que crear nuevos métodos de trabajo porque en el PRD no se seguía ningún método
de trabajo, es más, ni siquiera sabían los líderes del PRD qué significaban
esas cuatro palabras. Yo debí haber hablado de métodos de trabajo, que debían crearse para
ser aplicados en el PLD dado que fue precisamente la no aplicación de esos
métodos en el PRD lo que me llevó a pensar, cuando vivía en París, en la
necesidad de crearlos para transformar al PRD en un partido distinto de lo que
era.
La creación y aplicación de métodos de trabajo
es una actividad muy importante, de primerísima importancia en todas las
organizaciones humanas. Pensando en cómo hacer del PRD un partido distinto de
lo que era, sentado en el comedor de la casa que ocupaba en París por gentileza
de Héctor Aristy, recordé de súbito que cuando tenía nueve o diez años, estando
en misa en la iglesia de mi pueblo me di cuenta de que todos los sacerdotes
hacían los mismos gestos, exactamente iguales, cuando se preparaban para dar a
los feligreses la comunión y también cuando les ponían en la boca el símbolo
del pan, y pensando en cuántos serían los sacerdotes católicos que en todo el
mundo harían los mismos movimientos en un mismo día; mi imaginación saltó de pronto a la disciplina militar, que era una
sola para todos los soldados y oficiales de los países que yo conocía, y me
pregunté a mí mismo por qué eso no sucedía en los partidos políticos a pesar de
que todos, como todas las organizaciones humanas, tenían o necesitaban tener
líderes.
El conocimiento de que tanto la Iglesia
Católica como los ejércitos tenían siglos de vida me llevó a pensar que los
partidos eran relativamente pasajeros porque no aplicaban métodos de trabajo en
sus actividades, y de pronto, tal vez una semana, tal vez diez días después me
dije a mí mismo que los partidos fascistas de Italia y nazi de Alemania habían
creado y aplicado métodos de trabajo que desaparecieron con ellos cuando
terminó la Segunda Guerra Mundial, pero luego, analizando esos dos casos llegué
a la conclusión de que los métodos autoritarios que se habían puesto en vigor
en Italia y Alemania no podían sobrevivir (…)
Curiosamente, el primer método de trabajo que
se conoció y se aplicó en el PLD fue creado mientras estábamos en el PRD, y
naturalmente no se aplicó en ese partido porque no se creó el método que debía
seguirse para convertir un método creado por un miembro del partido en método
adoptado por todo el partido.
Esto que acabo de decir puede parecerles a
muchos lectores una jerigonza (lenguaje complicado y difícil de entender), pero
todos los peledeístas saben que no lo es porque el PLD tiene un método de
trabajo que se aplica para convertir un método creado por un peledeísta en
método puesto en ejecución por todo el partido, eso que en el PLD se explica
diciendo que “va de lo particular hacia lo general y de lo general vuelve a lo
particular”. El que fue creado y no fue aplicado mientras estábamos en el PRD
fue el denominado “unificación de criterios”, que acabó siendo el más aplicado
en el PLD, y su inventor, el compañero Manuel
Ramón Taveras, le puso ese nombre en el momento mismo en que lo inventaba
delante de mí. Se trataba de aplicar un reglamento para estudiar el primer
folleto de Estudios Sociales que había escrito yo al comenzar el mes de agosto
de 1970, es decir, el que iba a inaugurar los trabajos de los Círculos de
Estudios.
La
adopción de métodos de trabajo es una necesidad para toda agrupación humana
porque lo que identifica entrañablemente a hombres y mujeres es reconocerse
como miembros de un mismo conjunto de personas, y ese reconocimiento es
producto de la unidad de pensamiento y acción de los que forman el conjunto, lo
mismo si se trata de una institución religiosa que de una militar o política.
Cuando al cumplir cualquier tarea dos o tres
o cien personas la llevan a cabo hablando el mismo lenguaje y ejecutando los
mismos movimientos, todas ellas se reconocen como miembros de una misma
organización aunque no se hubieran visto en toda su vida.
Los estatutos de un club o de un partido
político determinan cómo debe comportarse cada una de las personas que son
partes de esos grupos, pero no señalan la forma que se adoptará para poner en
práctica ese comportamiento, y aunque a cierta gente le parecerá escandaloso lo
que voy a decir, lo que le da sustento a la disciplina de los miembros de una
organización no es el cumplimiento de lo que se declara en sus estatutos; es la unidad en la manera de hacer o aplicar las
actividades que lleva a cabo su organización, y para lograr esa unidad es
indispensable crear métodos de trabajo para cada tarea.
(…) Ninguno de los dirigentes de esos
partidos se dan cuenta de que la disciplina consciente, la que está alimentada
por la decisión afirmativa de cada miembro de un conjunto de seres humanos, es
la que brota de manera natural de la aplicación de métodos de trabajo iguales
para todos los que forman la membresia del conjunto humano que los ha adoptado.
Por esa razón, la disciplina de los peledeístas es una fuerza sana, positiva,
un poder por sí sola, como no se había conocido en la República Dominicana
fuera de las comunidades religiosas y de la escuela hostosiana, destruida de
mala manera por la dictadura de Trujillo.
He insistido en el tema de los métodos de
trabajo para que el lector se dé cuenta de que a los tres meses y medio de
haber sido fundado el PLD no era todavía un partido sino un proyecto de partido
que carecía de un plan orgánico sobre el cual formarse y desarrollarse, pero
que aun así era ya, por lo menos en intención, diferente del PRD. En el PRD
nadie pensó en la necesidad de crear métodos de trabajo elaborados y aplicados
para asegurar la unidad de su membresia, y eso, que la vida de ese partido era
larga, tan larga que en 1974 cumpliría 35 años. Tampoco había en el PRD conciencia
de cuál era la composición social de las masas dominicanas, y había que evitar
que esa ignorancia se reprodujera en el PLD; por eso en la larga intervención
que fue mi discurso del 2 de abril de 1974 les expliqué a los compañeros que
participaron en la tercera reunión del Comité Central del PLD que la población
dominicana era mayormente pequeñoburguesa, y que esa enorme abundancia de
pequeños burgueses se debía “al escaso desarrollo nacional, porque cuando en un
país clasista (y sólo hay países clasistas en el sistema capitalista) no hay
desarrollo, suficiente desarrollo, lo que más abunda es la pequeña burguesía,
especialmente en sus estratos más bajos...”.
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