A continuación publicamos el discurso pronunciado por Mao en la conferencia de Chengtú, en marzo de 1958. Dicha conferencia se produce en vísperas y en la época de preparacion del Gran Salto Adelante, que supone una ruptura con el modelo soviético de construcción del socialismo seguido por China durante el I Plan Quinquenal (1952-1957). En su intervención Mao hace un repaso de la historia del PCCh y de la RPCh.
Los códigos y las convenciones siempre son un problema, y quisiera tomar este ejemplo para discutir sobre la cuestión del método ideológico: ser fiel a los principios y al mismo tiempo dar pruebas de espíritu creativo.
En el plano internacional, deberíamos mantener nuestras relaciones de amistad con la Unión Soviética, con todas las democracias populares, con los partidos comunistas y con las clases obreras de todas las naciones; no deberíamos descuidar el internacionalismo, y aprender de todo lo que tiene de positivo la Unión Soviética y los otros países extranjeros. Esto es un principio. Pero hay dos maneras de aprender: una, limitándose a imitar, y otra, aplicando el espíritu creativo. Se debería saber combinar el estudio del ejemplo de los países extranjeros y la creatividad. Importar las convenciones y los códigos soviéticos adaptándose a los mismos, quiere decir que se carece de espíritu creativo.
Nuestro partido, desde su fundación hasta la Expedición del Norte (desde 1921 hasta 1927) ha estado relativamente vivo, incluso si tenemos en cuenta la ideología burguesa de Ch´en Tu-hsiu disfrazada de marxismo [1]. Fundamos nuestro partido cuatro años después de la Revolución de Octubre. Los que lo fundaron eran todos muy jóvenes: todos ellos habían participado en el Movimiento del 4 de Mayo y habían padecido su influencia. Después de la Revolución de Octubre, cuando Lenin todavía vivía, cuando la lucha de clases era muy intensa y Stalin todavía no había llegado al poder, estos jóvenes seguían estando llenos de vida. La línea de Ch´en Tu-hsiu tenía su origen en la socialdemocracia extranjera y en nuestra burguesía nacional. Durante este período, a pesar de los errores de la línea de Ch´en Tu-hsiu, puede decirse que en general no hubo dogmatismo.
Desde que se inició el período de la guerra civil hasta la conferencia de Tsunyi (desde 1927 hasta 1935) aparecieron tres distintas líneas “izquierdistas” en el seno del Partido Comunista de China, y la que corresponde al periodo 1934-1935 fue la peor de las tres [2]. En esta época la Unión Soviética ya había conseguido vencer a los trotskistas, aunque en el plano teórico sólo habían destruido la escuela de Deborin [3]. A casi todos los oportunistas chinos “de izquierda” les había influido su estancia en la Unión Soviética. Evidentemente, no quiero decir que todos los habían estado en Moscú fueran dogmáticos. Entre la mayoría de los que estaban por aquella época en la Unión Soviética, había algunos que eran dogmáticos y otros que no lo eran, había algunos que estaban en contacto con la realidad y otros que vivían sin tomar ningún contacto con la realidad y sólo conocían las condiciones del extranjero. Por aquel tiempo, la autoridad de Stalin empezaba a consolidarse (y fue firmemente consolidada después de la evicción* de los contrarrevolucionarios). En aquella época dirigían la Komintern, Bujarin, Pikov [4] y Zinoviev, mientras que al frente del Buró para Oriente se encontraba Kuusinen y al frente del Departamento para Extremo Oriente se encontraba Mif. XXX [5], que era un buen camarada, muy humano, creador, pero quizá demasiado moldeable. La influencia de Mif era la más importante, con lo que posibilitó que el dogmatismo se desarrollara, y algunos camaradas chinos padecieron también su influencia. También existían “desviaciones izquierdistas” entre los jóvenes intelectuales. Por aquella época, Wang Ming [6] y otros formaron un grupo, los llamados “28 bolcheviques y medio”. Si eran varios centenares los intelectuales que estaban estudiando en la Unión Soviética, ¿cómo podía ser que sólo hubiera 28 bolcheviques y medio? La respuesta es que eran tan “de izquierdas” que se habían convertido en sectarios y se mantenían aislados, reduciendo con ello los contactos con el partido.
El dogmatismo chino tenía unas características típicamente chinas, que podemos ver plasmadas en la política militar y en la cuestión de los campesinos ricos. Dado que el número de campesinos ricos era muy bajo, admitimos el principio de dejarlos en paz y hacerles concesiones. Pero los “izquierdistas” no estaban de acuerdo. Afirmaban que era necesario “dar las tierras malas a los campesinos ricos, y no dar tierras a los terratenientes”. El resultado fue que los terratenientes acabaron sin tener nada que comer, y algunos de ellos se escaparon a las montañas y formaron bandas de salteadores. Con respecto a la cuestión de la burguesía, afirmaban que había que derrotarla del todo, destruirla no sólo políticamente sino también económicamente, confundiendo por tanto revolución democrática con revolución socialista. No hacían ningún análisis sobre el imperialismo, ya que lo consideraban un bloque uniforme e invisible que el Kuomintang apoyaba.
Durante el período que siguió a la liberación de todo el país (desde 1950 hasta 1957) apareció el dogmatismo tanto en el campo de lo económico como en el terreno cultural y de la enseñanza. También se importó cierta cantidad de dogmatismo al terreno militar, pero se mantuvieron los principios de base, y no puede decirse que en el terreno militar fuéramos dogmáticos. Por lo que se refiere a la economía, el dogmatismo se manifestó principalmente en la industria pesada, la planificación, las finanzas y las estadísticas, aunque más particularmente en la industria pesada y en la planificación. Dado que nosotros no entendíamos nada de estos temas y no teníamos ninguna experiencia al respecto, todo lo que podíamos hacer, debido a nuestra ignorancia, era importar los métodos extranjeros. El trabajo que desarrollamos en lo que se refiere a estadística fue prácticamente una copia del trabajo soviético; en lo que se refiere a la enseñanza, puede decirse que nuestra imitación era más bien mala: por ejemplo, el sistema del cinco como nota máxima en las escuelas, los cinco años comunes de escuela primaria [7], etc. Ni siquiera estudiamos nuestra propia experiencia en enseñanza en las zonas liberadas. Sucedía lo mismo en el campo de la sanidad, lo que hizo que durante tres años tuviera que prescindir de huevos o de caldo de gallina porque un artículo que apareció en la Unión Soviética decía que no había que comerlos. Más tarde, dijeron que se podía. No cambiaba nada el hecho de que el artículo tuviera razón o no la tuviera: los chinos no discutían y obedecían con todo respeto. En resumen, los de la Unión Soviética eran los campeones. Por lo que se refiere al comercio no sucedía exactamente lo mismo, puesto que existían más contactos e intercambio de documentos con el Comité Central. También en la industria ligera había menos dogmatismo. La revolución socialista y la organización de la agricultura en cooperativas tampoco sufrieron la influencia del dogmatismo, puesto que ambas estaban estrechamente vinculadas y dependían del Comité Central. Durante los últimos años, el Comité Central se ha encargado personalmente de la revolución y de la agricultura, y en menor medida, del comercio.
El dogmatismo apareció en diferentes condiciones, que debemos analizar y comparar, puesto que pretendemos descubrir las razones de su aparición:
1. En China no podíamos llevar a buen término la realización de proyectos, la construcción y equipamiento de fábricas para la industria pesada, puesto que no teníamos ninguna experiencia, ni siquiera expertos. El mismo ministro era un profano en la materia, y por tanto nos vimos obligados a copiar a los países extranjeros; pero debido a nuestro desconocimiento, éramos incapaces de distinguir lo bueno de lo malo. Igualmente nos vimos forzados a utilizar la experiencia y los expertos soviéticos para romper la ideología burguesa de los viejos expertos de China. En conjunto podemos decir que el sistema de planificación soviético fue correctamente aplicado en China, pero no sucedió lo mismo con una parte del mismo. La planificación fue importada sin haber sido sometida a crítica.
2. Nuestros conocimientos sobre la situación económica general eran bastante malos, y todavía comprendíamos menos las diferencias de tipo económico que existían entre la Unión Soviética y China. Por tanto, lo único que podíamos hacer era dejarnos guiar ciegamente. En la actualidad, la situación es muy distinta. En líneas generales, ahora estamos capacitados para iniciar el estudio y la realización de grandes proyectos. Dentro de cinco años seremos capaces de asegurarnos la fabricación del equipo. También comprendemos ahora un poco más las condiciones soviéticas y chinas.
3. Al haber eliminado la fe ciega, hemos dejado de doblegarnos ante las pesadas cargas religiosas. Se hacen budas de una talla varias veces superior a la humana para atemorizar al pueblo. Cuando aparecen en escena los héroes y los guerreros, se procura que no parezcan gentes comunes. Stalin era un personaje de este tipo. Los chinos estaban tan habituados a ser esclavos que incluso se habría podido decir que querían continuar siéndolo. Cuando los artistas chinos pintaban mi retrato al lado del de Stalin, siempre me representaban un poco más pequeño, sometiéndose ciegamente a la presión moral que en aquel tiempo ejercían los soviéticos. Sin embargo, para el marxismo-leninismo todo el mundo está en un mismo plano de igualdad y se debe tratar a todo el mundo de la misma forma. La desmitificación total de Stalin que Kruschev hizo, de un plumazo, también fue una especie de presión, y la mayoría de los miembros del Partido Comunista de China no la aceptaron. Otros querían someterse a esta presión y acabar con el culto al individuo. Hay dos clases de culto del individuo. Uno es correcto, por ejemplo, el que se da a Marx y Engels, a Lenin y al lado positivo de Stalin. Nosotros debemos venerarlos y no olvidar nunca sus enseñanzas. Sería un error no hacerlo. Ya que ellos tenían en sus manos la verdad ¿por qué no venerarlos? Creemos en la verdad: la verdad es el reflejo de la existencia objetiva. Una escuadra debe reverenciar a su jefe; no hacerlo sería un error. Por otra parte está el erróneo culto del individuo en el que no hay análisis, sino simple obediencia ciega. Esto no es bueno. Hay que saber igualmente distinguir, en la oposición al culto del individuo, una de las dos razones siguientes: ya sea una oposición a un culto erróneo, ya una oposición al culto de otros individuos a causa del deseo de estos individuos de sentirse venerados. La cuestión que se plantea no es la de saber si debería de haber un culto del individuo, sino más bien la de saber si el individuo en cuestión representa la verdad. Si es que sí, entonces debemos reverenciarlo. En el caso contrario, ni siquiera una dirección colectiva podrá hacer nada bueno. A lo largo de toda su historia, nuestro partido ha dado gran importancia a la combinación del papel de individuo con la dirección colectiva. Cuando se desmitificó a Stalin, hubo personas que aplaudieron por razones estrictamente personales, es decir, porque deseaban ser venerados por los demás. Cuando hubo personas que se opusieron a Lenin, acusándolo de ser un dictador, la respuesta de Lenin fue muy clara: ¡más vale que sea yo el dictador, y no vosotros! Stalin quería mucho a Kao Kang [8] y le había hecho un regalo muy especial: un automóvil. Kao Kang enviaba a Stalin un telegrama de felicitación cada 15 de agosto. En todas las provincias podemos encontrar ahora ejemplos parecidos a éste. ¿Es Chiang Hua un dictador? ¿O lo es Sha Wen-han [9]? Este tipo de problemas aparecieron en Kwanstung, en la Mongolia interior, en Sinkiang, Chinghai, Kansu, Anhwei y Shantung. No se puede aceptar la idea de que el mundo está en paz. La situación es inestable. Quizás no podéis pensar que estáis sobre “tierra firme”, pero esto no durará demasiado tiempo. Un día, los continentes se hundirán, el Océano Pacífico se secará, y nos veremos obligados a cambiar de sitio. Con frecuencia se producen pequeños terremotos. El asunto de Kao-Jao [10] fue un seísmo de fuerza ocho…
4. Hemos olvidado las lecciones de la experiencia histórica, y no comprendemos el método de las comparaciones, ni sabemos distinguir los elementos contrarios. Como dije ayer, muchos de nuestros camaradas, cuando se ven frente a numerosos códigos y convenciones, no se preocupan de buscar otras soluciones, ni se preocupan de escoger las que mejor se adaptan a las condiciones chinas, rechazando las demás. No hacen ningún análisis, ni ponen su cerebro en funcionamiento. No hacen comparaciones. En el pasado, cuando luchábamos contra el dogmatismo, su periódico, El Bolchevique, daba rienda suelta a la autoadulación, diciendo que su línea era justa al cien por cien. Su método consistía en atacar uno o varios puntos, e ignorar los demás. Su periódico True Words denuncia cinco graves errores cometidos en la región defendida por el Soviet central, sin mencionar un solo punto positivo [11].
En abril de 1956 di a conocer las “Diez grandes relaciones” [12], que constituían la base de una línea específicamente china para la construcción del socialismo [13]. Esta línea se parecía en principio a la de la Unión Soviética, pero tenía un contenido específico. Entre las “Diez grandes relaciones” se encuentran cinco primordiales: industria y agricultura, las cosas y el interior; el centro y las regiones; el Estado, el colectivo y el individuo; la organización de la defensa y la construcción económica. Los gastos de defensa debían ser poco importantes en tiempo de paz. Los gastos administrativos debían ser poco importantes en cualquier coyuntura.
Cuando en 1956 se criticó a Stalin, por una parte nos alegramos, pero por otra fuimos presa de inquietud. Era necesario retirar el velo, destruir la fe ciega, aflojar la presión y emancipar el pensamiento. Pero no estábamos de acuerdo en que todo ello se hiciera de una sola vez. Ya no se ve su retrato en la Unión Soviética, mientras que en nuestro país no sucede lo mismo. En 1950 estuve conversando con Stalin a lo largo de dos meses, sobre la cuestiones del tratado de asistencia mutua, sobre el ferrocarril del Este, sobre las sociedades por acciones y sobre la frontera [14]. Adoptamos dos actitudes: la primera consistía en discutir cuando uno de nosotros hacía propuestas con las que el otro no estaba de acuerdo; la segunda consistía en aceptar la propuesta del otro si insistía en mantenerla. Estas actitudes no tenían en cuenta para nada los intereses del socialismo. Después hubo las dos “colonias”, es decir, el Nordeste y el Sinkiang, en el que emigrantes de un tercer país, cualquiera que éste fuera, no estaban autorizados a residir [15]. Ahora se ha puesto término a todo esto. La crítica de Stalin ha abierto un poco los ojos a las víctimas de la fe ciega. Del mismo que nuestros camaradas reconocen que el viejo ancestro [16] también había cometido errores, nosotros deberíamos hacer un análisis crítico de Stalin, y no tener una ciega confianza en él. Debemos aceptar todo lo que nos conviene de la experiencia soviética, y rechazar todo lo que es malo para nosotros. Ahora ya somos un poco más competentes, y comprendemos un poco mejor tanto a la Unión Soviética como a nosotros mismos.
En 1957, en “Acerca de las contradicciones en el seno del pueblo”, empecé a preguntarme sobre el desarrollo simultáneo de la industria y la agricultura, sobre el camino hacia la industrialización, sobre la organización de las cooperativas, sobre el control de nacimientos, etc. Aquel año se produjo un gran acontecimiento: quiero hablar ahora del Movimiento nacional de rectificación, del Movimiento antiderechista, de la crítica de masas a nuestro trabajo. Fue un gran estímulo a la reflexión para el pueblo chino.
En 1958 celebramos tres conferencias, en Hang-chow, en Nanning y en Chengtu [17]. Cada uno de nosotros expresó muchas opiniones a lo largo de estas conferencias; reflexionamos mucho e hicimos un balance de la experiencia de los ocho años anteriores. También esto sirvió de gran estímulo para el pensamiento. Apareció una cuestión en la conferencia de Nanning: la de los códigos y convenciones de los diferentes departamentos del Consejo de Estado. Se les pedía modificar, y se debía hacerlo de manera substancial. Se podía ir a discutir con las masas. También se podía lanzar una campaña de carteles de grandes caracteres. Se suscitó también la cuestión de la delegación de los poderes a las regiones. Empezamos a ponerlo en práctica. Ahora realidad tanto el poder centralizado como el poder descentralizado. En el Tercer Pleno del año pasado se decidió que el poder centralizado y el poder descentralizado debían existir simultáneamente, que el poder debería ser centralizado cuando fuera necesario y descentralizado cuando fuera necesario. La delegación de poderes, evidentemente, no debía imitar el ejemplo de la democracia burguesa. Antes de que se alcance el estadio socialista, la democracia burguesa es progresista, pero cuando se ha alcanzado ya el estadio socialista, es reaccionaria. En la Unión Soviética, la nacionalidad rusa representa el 50% de la población, y las minorías nacionales el otro 50%, mientras que en China la nacionalidad Han representa el 94%, y las minorías nacionales sólo el 6%. Por tanto, nosotros no tenemos que enfrentarnos con una unión de repúblicas.
La revolución china triunfó porque se opuso a la voluntad de Stalin. El diablo extranjero camuflado “no permitía que el pueblo hiciera la revolución” [18]. Pero nuestro Séptimo Congreso preconizó que todos nosotros debíamos dirigirnos a las masas para movilizarlas y organizar todas las fuerzas revolucionarias disponibles para construir una China nueva [19]. Durante la lucha con Wang Ming, que duró desde 1937 hasta el agosto [sic] de 1938, avanzamos un programa de diez puntos, mientras que Wang Ming proponía sesenta puntos [20]. Si hubiéramos seguido a Wang Ming, es decir, a Stalin, la revolución china no hubiera podido triunfar. Cuando nuestra revolución tuvo éxito, Stalin declaró que era una ilusión. No discutimos con él, pero a partir del momento en que iniciamos la resistencia contra los Estados Unidos y empezamos a ayudar a Corea, nuestra revolución se convirtió en auténtica [21]. Pero cuando publiqué “Acerca de las contradicciones en el seno del pueblo”, nosotros debatimos este tema; ellos no. Y además, decían que nosotros nos inclinábamos hacia el liberalismo, y que por tanto parecía que habíamos dejado de ser auténticos revolucionarios. Cuando apareció este informe, el New York Times lo publicó íntegramente, acompañado de un artículo que defendía la tesis de que China estaba “liberalizándose”. Es perfectamente comprensible que la burguesía en su ocaso se agarre a fetos de paja. Pero no todos los políticos burgueses son estúpidos. Por ejemplo, cuando Dulles se enteró de nuestro informe, declaró que quería conocerlo. Quince días más tarde sacó la siguiente conclusión: todo, absolutamente todo en China era malo; la Unión Soviética era un poco mejor [22]. Pero en la Unión Soviética no habían podido enterarse a fondo, y nos enviaron una nota porque estaban temiendo un desplazamiento a la derecha. Cuando empezó a funcionar el Movimiento antiderechista, nuestra “liberalización”, evidentemente, desapareció.
En resumen, nuestra línea de base es la verdad universal, pero teniendo en cuenta las especificidades. Esto se aplica a cada país y a cada provincia. La unidad existe, pero también existen las contradicciones. La Unión Soviética pone el acento en la unidad y no habla de las contradicciones; en particular no habla para nada de las contradicciones entre los dirigentes y las masas.
[1] Ch´en Tu-hsiu (1879-1942) fue el Secretario General del Partido Comunista de China desde su fundación, en 1921, hasta agosto de 1927, fecha en la que se le convirtió en un chivo expiatorio, haciéndole asumir el fracaso de la política de Stalin. Antes de su conversión al comunismo había sido un ardiente defensor del pensamiento científico y del pensamiento democrático occidentales, en los cuales veía el remedio para los males de China. En los últimos años, los autores comunistas chinos han reconocido su contribución a la revolución intelectual durante el periodo del Movimiento del 4 de Mayo, pero se han negado a reconocer que Ch´en Tu-hsiu aceptara o comprendiera nunca el marxismo. Es considerado como un pequeñoburgués radical que pudo infiltrarse en el partido a causa de la confusión ideológica que predominaba a principios de los años veinte. El mismo Mao, en una entrevista que concedió a Edgar Snow en 1956, calificó a Ch´en Tu-hsiu de burgués, no sólo por sus ideas sino también por sus reacciones instintivas. «Ch´en tenía un miedo cerval a los trabajadores y particularmente a los campesinos armados. Cuando finalmente se enfrentó con realidad perdió pie. No supo ver claramente lo que pasaba, y sus tendencias pequeñoburguesas lo traicionaron: perdió la cabeza, con lo cual precipitó su caída».
[2] La posición oficial sobre los errores cometidos por los rivales de Mao durante el período 1927-1935 ha sido definida en la “Resolución sobre ciertas cuestiones de la historia de nuestro Partido”, aprobada por el Comité Central del Partido Comunista de China en abril de 1945. Este texto fue incluido en el volumen II de las Obras Escogidas [sic] (Selected Works, Pekín, 1965, pp. 177-220). Desde el inicio de la Revolución Cultural, la resolución de 1945 no ha sido considerada como totalmente ortodoxa, y ha sido retirada de las Obras Escogidas. Por el contrario, en lo que respecta a las tres líneas “de izquierda”, el análisis que Mao hizo antes del mes de setiembre de 1971, continúa siendo fundamentalmente el mismo.
[3] Deborin (1881-1963), importante filósofo soviético. Subrayó la omnipresencia de las contradicciones y el vínculo existente entre las ciencias de la naturaleza y la dialéctica. En diciembre de 1930 Stalin lo condenó por su “idealismo menchevique”, y en consecuencia fue obligado a hacer su autocrítica.
* En el derecho burgués, la evicción es una situación jurídica que se caracteriza por la privación total o parcial de una cosa, sufrida por su adquirente, en virtud de una sentencia judicial o administrativa. Entendemos que Mao Tse-tung, al hablar de “la evicción de los contrarrevolucionarios”, se está refiriendo al convulso y exitoso proceso revolucionario que se vivió en la URSS en la década de los 20 y que concluyó con la derrota y laprivación política del sector representado por los trotskistas en el seno del Partido y el Estado soviéticos [nota de Revolución o Barbarie].
[4] Este nombre está transcrito como “P’i-k’o-fu’”; ¿es un error? Podría ser muy bien Rykov, a pesar de que éste más bien ocupaba una importante posición en el aparato de Estado soviético que en la Komintern. Se podría pensar también que se trata de Pieck o de Piatnitsky, que eran miembros del Secretariado del Comité Ejecutivo de la Internacional en los inicios de los años treinta. En todo caso, el cuadro que Mao esboza sobre la dirección de la Komintern sólo es muy aproximado, puesto que Bujarin no tuvo ninguna responsabilidad en el seno de la Internacional a partir de la primera mitad de 1929, y Zinoviev, desde mucho antes, había dejado de tener responsabilidades en la misma. Por lo que se refiere a los miembros cuyas funciones tenían una relación más directa con China, Mao está mejor informado. La influencia de Kuusinen, miembro del Comité Ejecutivo y del Secretariado fue muy grande en la redacción de numerosas directrices de la Komintern para China y, en general, para los países no europeos. El cargo de Pavel Mif era exactamente el de Secretario adjunto al Secretariado para el Este, lo que Mao llama “Buró para el Este” (tung-fang pu) pero sus funciones tenían que ver directamente con China. (No parece que haya existido un Departamento separado para Extremo Oriente, a pesar de que es muy difícil conseguir detalles sobre la organización de la Komintern. Sobre esta información que acabamos de dar con respecto a Mif, véase su biografía en “Vidny Sovietskie Kommunisty – Uchastniki Kitaskoi Revolyutsii”, Moscú: Nauka’, 1970, p. 92).
[5] Es difícil adivinar a qué “buen camarada” alude Mao en este caso. Mao habla de él como si lo conociera personalmente, y sin embargo, no salió al extranjero hasta 1949, y sólo mantuvo contactos directos con un número muy restringido de representantes de la Komintern con motivo de sus visitas a China en los años 1920 y 1930. Y el número de los que merecían una frase positiva todavía era más restringido. Debido a la manera como se opone “XXX” a Mif parece posible que se trate de Kuusinen, que había atacado a Mao y los chinos de forma extremadamente violenta en 1964 (ver Marxism and Asia, pp. 330-335), a pesar de que todo comentario favorable habría sido suprimido o dejado como anónimo por los redactores de Wansui (1969). También puede ser que cualquier otro miembro de la Komintern, incluso a pesar de que sólo le conocieran personas interpuestas, fuera, en el espíritu de Mao, más simpático que Pavel Mif. Mif visitó personalmente China a finales de 1930 e instaló personalmente en la dirección del Partido Comunista de China a los “dogmáticos” de los que Mao se lamenta en este párrafo.
[6] Wang Ming (seudónimo de Ch’en Shao-yü) (1940-1974) fue la figura preeminente del grupo de los “Antiguos Residentes” (“Returned Students”) formados en Moscú con los que Mao luchó por la dirección del Partido Comunista de China en los años 1930 y 1940. Vivió en la Unión Soviética desde 1957 hasta su muerte; durante la Revolución Cultural publicó dos corrosivos ataques contra Mao.
[7] Parecería como si Mao se lamenta más en este caso de la aplicación uniforme de un sistema de enseñanza mal adaptado a la realidad rural china que no de la duración de la enseñanza primaria, que no era necesariamente de cinco años en los cincuenta.
[8] Kao Kan [sic] (aprox. 1902-aprox. 1954) era uno de los que dirigieron la instalación de la base de Shensi en la que Mao y sus camaradas se replegaron después de la Larga Marcha. Al finalizar los años 50 pareció ser la figura dominante de la región del Nordeste, ya que en él se concentraban las más altas responsabilidades a nivel de partido, de gobierno y del ejército. En tanto que primer personaje de la región más industrializada de China, desempeñó al mismo tiempo un importante papel en Pekín, y en 1952 pasó a ser el Primer Presidente de la Comisión del Estado para la planificación. Fue objeto de una denuncia pública en 1955, y por aquel entonces se dijo que se había suicidado en febrero de 1954. Sobre lo que no existe ninguna duda es que su caída en desgracia se debió a la rivalidad de una serie de personas. Algo que también es comúnmente admitido es que se le consideraba como demasiado próximo a las posturas soviéticas.
[9] A mitad de los años 50, Chiang Hua era el Primer Secretario del Partido Comunista de China en Chekiang, y Sha Wen-han era el gobernador de la provincia. En diciembre de 1957, dentro de una campaña “antiderechista” que se había iniciado en el verano, Sha fue objeto de violentos ataques, acusándolo de corrupción, inmoralidad y actividades antipartido, tanto por sus puntos de vista sectarios como provinciales, y fue destituido de su cargo. Chiang Hau fue el autor del principal informe que se leyó en la reunión organizada para denunciar a Sha y a otros importantes funcionarios de Che-kiang; estaba igualmente a favor de un desarrollo más rápido de la industria y de la agricultura, y habló de un “salto” en la producción. Por lo tanto, su actitud en lo que concierne a las cuestiones de política, era sin lugar a dudas correcta para Mao. Esto se ve claramente en la frase que sigue: “En todas las provincias podemos encontrar ahora ejemplos parecidos”, lo cual establece un vínculo entre Chiang-Sha y el caso de Kao Kang. Mao habla por tanto de dos cosas: de una dirección justa o errónea, y de la lealtad hacia toda la nación antes que hacia su propia provincia o región, o hacia la Unión Soviética. Dos cuestiones, la del ritmo de desarrollo económico y la de la manera de descentralización fueron los puntos claves de los debates de política que tuvieron lugar en la primavera de 1958, en vísperas de la proclamación oficial del gran salto adelante en la Segunda Sesión del Octavo Congreso del partido, en el mes de mayo. Como dice Mao con toda claridad, era necesario luchar para que a nivel de cada provincia se aprobara la decisión, y formar por tanto un todo a nivel nacional.
[10] La eliminación de Kao Kang, Jao Shu-shih (aprox. 1901-), Primer Secretario del Partido Comunista de China para el Buró de la China del Este, así como otras siete personas, durante el año 1955 (que eran acusadas de haber formado un grupo antipartido con el fin de apoderarse del poder) fue un auténtico terremoto, y con gran diferencia, la sacudida más seria que se produjo en el seno del Partido Comunista de China después de la campaña de rectificación hasta la caída de P´eng Te-huai en 1959.
[11] El Bolchevique y el True Words (La verdad) eran órganos teóricos publicados al principio de los años 30 por los dirigentes del Partido Comunista de China formados por Moscú. Estos órganos criticaban con bastante frecuencia la táctica de guerrillas de Mao. Dado que no existe ninguna posibilidad de procurarse la colección completa de Shih Hua, es imposible decir cuáles son los cinco graves errores a los que se hace alusión en el texto.
[12] Se puede encontrar una traducción de este texto, hasta ahora inédito en francés, en el número 1 de la revista Communisme (nov.-dic. 1972). (Traducido en este cuaderno.)
[13] En 1962, Mao pronunció un análisis de la historia de la República Popular de China, en el que consideraba que en 1958 había surgido una línea independiente y creativa de la construcción del socialismo, es decir, a partir del gran salto adelante. En relación a las declaraciones de Mao, esto es más bien complementario que no contradictorio. Mao empezó a sentar las bases para una nueva política en 1956, que empezó a dar sus frutos en 1958.
[14] Mao confirma en este párrafo que, dejando al margen los términos del Tratado de Amistad, de Alianza y de Asistencia Mutua, firmado el 14 de febrero de 1950, y la espinosa cuestión de la frontera chino-soviética, había dos cuestiones importantes sobre las cuales su opinión se oponía diametralmente a la de Stalin: los acuerdos sobre el control del ferrocarril de la China del Este y las sociedades por acciones chino-soviéticas en ciertos sectores clave de la industria. Ambos acuerdos daban a Moscú tanta ventaja en el plano económico y político que hacía recordar con demasiada fuerza los antiguos tiempos del período colonial.
[15] El acuerdo suplementario del 23 de marzo de 1950 entre China y la Unión Soviética establecía la creación de sociedades por acciones para la explotación del petróleo y de metales no férreos en Sinkiang. No existía la disposición de la que Mao nos habla, pero prácticamente no puede dudarse de que en aquella época existían cláusulas secretas.
[16] En este caso Mao aplica deliberadamente a Stalin el término de “viejo ancestro”, término que utilizó en su juventud para designar a la emperatriz Tz´u-hsi. Es evidente que desea sugerir que estas dos personas (Mao se había encontrado bajo la autoridad de ambas, en distintas épocas) le inspiraban el mismo desagrado, mezclado con un respeto que sentía muy a pesar suyo.
[17] La conferencia de Hangchow (a principios de enero de 1958) convocaron [sic], como también lo hizo la conferencia de Chengtú durante la cual Mao pronunció este discurso, a los secretarios del partido de las provincias y a ciertos miembros del Buró Político. Los sesenta artículos sobre métodos de trabajo, que constituyeron el anteproyecto del gran salto adelante, fueron redactados a lo largo de estas dos conferencias.
[18] Cf. Luxum, La Véritable Histoire de Ah Q.
[19] El Séptimo Congreso del Partido Comunista de China (abril de 1945) preconizó el establecimiento de un gobierno de coalición con el Kuomintang, como indica el título del informe que Mao presentó al efecto. Sin embargo, también fue el punto de partida de un esfuerzo de la mayoría de los comunistas, en el nuevo contexto político que se iba a producir a raíz de la derrota del Japón, para imponerse como fuerza política (y militar) con la cual habría que contar en adelante. En particular señaló la consagración oficial de la independencia ideológica y la madurez del Partido Comunista de China, elevando el pensamiento de Mao Tse-tung al estatuto de guía para todo el trabajo del partido.
[20] El Programa de Diez Puntos o las Diez Grandes Tesis Políticas del Partido Comunista de China para la Resistencia Antijaponesa y la Salvación Nacional, que se dio a conocer el 15 de agosto de 1937, marcaba una línea política que se encontraba a mitad de camino entre los dos extremos; por una parte, un excesivo sectarismo y por otra una sumisión total al Kuomintang. Wang Ming, que había demostrado ciertas tendencias izquierdistas a principios de los años 30, fue acusado a partir de 1945 de errores derechistas y de haber capitulado a partir de su regreso de Moscú, en 1938, pero no conozco ningún documento de sesenta puntos que sintetice su posición de aquella época.
[21] Auténtico según el criterio de Stalin.
[22] Se trata del discurso que Dulles pronunció el 28 de junio de 1957, dos semanas después de que apareciera el artículo del New York Times sobre el discurso que Mao había pronunciado en el mes de febrero.
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