MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

domingo, 27 de diciembre de 2015

El cerebro reconoce la Navidad

JOSÉ SILIÉ RUIZ


El órgano rector del pensamiento reconoce las brisitas frescas, las reuniones con amigos y familiares, las luces, los villancicos, los pasteles en hoja y el cerdito asado, el tránsito enlentecido, elementos que son parte de una tradición que como costumbres nos hacen a muchos alegrarnos por aquello de montarnos en el “tren de la navidad”, por el contario a otros los entristece y amarga ver la alegría de los demás. Hoy se ha determinado que esas agradables sensaciones de alegría y regocijo tienen áreas específicas en nuestro cerebro.

Hace 10 días la prestigiosa revista médica “British Medical Journal” (BMJ), publicó un trabajo de investigación realizado por neurólogos del Hospital Rigshospitalet, perteneciente a la Universidad de Copenhague. Los resultados mostraron que a un grupo de voluntarios que les agradaba la navidad se les activaban las áreas de la corteza motora sensorial, la corteza premotora y la motora primaria, y el lóbulo parietal (inferior y superior). Se trata de las zonas que tienen que ver con la espiritualidad, la satisfacción, los sentidos o el reconocimiento facial. En resumen son las áreas que se activan ante situaciones afectuosas. El estudio tiene en su contra el pequeño universo estudiado 20 personas sanas, diez de países que celebran la navidad y se compararon con diez procedentes de países que no tienen tan fuerte tradición. En la oportunidad se estudiaron sus cerebros con la Resonancia Magnética Funcional. Los resultados aunque en pequeña escala son científicos, mostraron que a los que les agradaba la navidad se les estimulaban las áreas cerebrales mencionadas, en comparación a los que no les alegraban las navidades o no tenían la tradición de celebración, no se estimulaban dichas áreas.

Para mí este es el más bello tiempo del año, me agrada, miles son los recuerdos felices de la infancia y la temprana adolescencia me hacen recrear parte de los momentos más bellos vividos en mi existencia: visitar los belenes en las distintas iglesias, las veladas navideñas en el colegio, ir al supermercado Wimpy difrutando los olores de las frutas navideñas, el visitar el Santa Claus de La Margarita, el esperado día de reyes, el ir de compras a la Parisién y a La Opera por ser navidad, los fuegos artificiales desde las patas de gallina, los montantes gallito, hasta las velas romanas manejadas con supervisión de los adultos, las rondallas, los jengibres caseros, las cenas donde los abuelos en la 30 de Marzo, donde aparte de la cena tradicional al abuelo Fermín había que hacerle pato al vino. Rememoro el irnos a Salcedo donde la familia materna y cenar unas 30 personas en máxima armonía en los Samanes.

Sean cuales fueran las emociones básicas podemos plantear que estas cumplen una serie de propiedades que las hacen distintivas: una emoción (como la alegría o la tristeza) es el resultado de un patrón complejo de respuestas químicas y neuronales que forman un patrón característico, estas respuestas son automáticas y producidas por el cerebro cuando detecta un estímulo determinado (un objeto o una imagen mental). El cerebro está determinado por la evolución para responder ante ciertos estímulos, pero la experiencia personal hace que esos incitaciones se extiendan hacia otras regiones, esa es la razón de porqué ante los estímulos de la navidad se activen tantas áreas cerebrales. El resultado de estas respuestas químico-neuronales es un cambio temporal en el estado del cuerpo y en esas partes del cerebro que chequean estos estados corporales (la emoción se siente en el cuerpo y el cuerpo informa al cerebro sobre los cambios que siente) y por último, la finalidad de las emociones es la supervivencia y la adaptación. En resumen, la tristeza implica soledad, indefensión, desánimo y nos resta vida, así que trate de en lo posible de ser feliz, hágalo como una promesa para el próximo jueves al usted comerse las doce uvas o al degustar las burbujas de champagne en la fina copa de flauta. La felicidad, por el contrario implica regocijo, satisfacción, plenitud, alborozo, goce y por encima de todo nos prolonga la vida, la decisión por tanto es obvia, felices fiestas. ¡Mucha salud y prosperidad!


No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

DANIEL BALCÁCER: EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

De  Juan Pablo Duarte  solo se conoce una fotografía hecha en  Caracas  en 1873 cuando el patricio contaba con 60 años de edad.  A...