MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

jueves, 10 de diciembre de 2015

El chavismo ante su prueba más dura y difícil

Por: Angel Guerra Cabrera


Angel Guerra Cabrera
Periodista cubano residente en México y columnista del diario La Jornada.
El resultado de las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre en la República Bolivariana de Venezuela constituye el más duro revés infligido al chavismo por la contrarrevolución y el imperialismo.
Seguramente el gobierno bolivariano ha cometido errores de importancia que contribuyeron a esta derrota y deberán ser evaluados por sus líderes y por los militantes revolucionarios de ese país para adoptar los correctivos que exijan. Es una tarea de ellos en la que no me inmiscuiré.
Pero más allá de eso, lo que muestra este desastroso desempeño electoral es la creciente asimetría de condiciones en que se han visto forzados cada vez más a desenvolverse los gobiernos de izquierda ante los continuos torneos comiciales a que obliga la democracia representativa, con el desgaste que ello implica. En su caso, no se trata, como los gobiernos neoliberales, de limitarse a administrar el sistema, subordinados a los dictados de creciente depredación y saqueo de pueblos del capitalismo neoliberal y sus centros imperiales de poder financiero; sino de construir un nuevo proyecto social.
Estas elecciones venezolanas se desarrollaron en un marco geopolítico y una correlación de fuerzas distintos al de las 19 organizadas anteriormente por el gobierno bolivariano.
Primero, la derecha y Estados Unidos han conseguido recomponerse después de la sorpresa que les depararon la rebelión de las masas populares de América Latina y el Caribe(ALC) contra el neoliberalismo y sus importantes consecuencias. Entre ellas, el surgimiento de un líder de la talla de Hugo Chávez y de otros de gran valía que llegaron a ocupar la presidencia de varios países de la región, e iniciaron procesos de redistribución de la riqueza orientados en lo externo a romper la dependencia de Estados Unidos, impulsar la unidad e integración latino-caribeña y la emergencia de un mundo multipolar.
Segundo, repuestas de la sorpresa y el susto que les produjo la nueva realidad, esas fuerzas desencadenaron una contraofensiva con el propósito de derrocar por distintas vías a los gobiernos posneoliberales de ALC. La misma fue intensificada a partir del fallecimiento del comandante Chávez, una pérdida cuyo carácter extremadamente sensible no escapó a su percepción.
Tercero, ese accionar ha comprendido –con énfasis particular en el caso venezolano- la aplicación del recetario de las llamadas guerras de cuarta generación: guerras económica, diplomática y mediática, así como otras formas solapadas o violentas de acción, legal e ilegal, incluyendo la intervención del paramilitarismo en asesinatos de líderes populares y la desestabilización interna.
A la especulación del capital local e internacional con los fondos financieros del gobierno bolivariano, el acaparamiento y el desabasto se unió la caída de los precios del petróleo, a todas luces una jugada de Washington contra Rusia, Irán y Venezuela. Es este el factor que más daño hizo a la capacidad de maniobra de Caracas ante el embate de la derecha local e internacional.
Como si todo esto fuera poco, cabe recordar que el presidente Obama firmó un decreto el 6 de marzo de este año que calificaba a Venezuela como “un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos”. Es con esta pistola en la sien y el acoso y agobio ya expuestos que concurrieron a votar este 6 de diciembre los venezolanos.
Cabe recordar que las revoluciones auténticas, como la bolivariana y chavista, no surgen ni orientan su rumbo con arreglo a los tiempos o eventos electorales. Sí, la derrota sufrida es de gran trascendencia. La victoria electoral lograda por la contrarrevolución al obtener la mayoría calificada en la Asamblea Nacional, le otorga una cuota enorme de poder político que podría eventualmente permitirle el desmantelamiento de los logros sociales del chavismo pero no significa el fin de la revolución.
El chavismo, sujeto político fundamental de ella, está vivo y si se mantiene estrechamente unido, explica al pueblo la gravedad de la situación creada, traza una estrategia inteligente frente a la nueva situación y construye una amplia coalición de fuerzas populares puede recomponerse y preparar el contragolpe contra una derecha que va por todo.
El momento en Venezuela, y en América Latina y el Caribe, es de combate. Las fuerzas populares que lograron poner fin al ALCA en Mar de Plata, crear el ALBA, PETROCARIBE, UNASUR y la CELAC, hacer que nuestra región dejara de ser traspatio imperial, no se darán por vencidas y pervivirán.


(Tomado de La Jornada)

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Angel Guerra Cabrera
Periodista cubano residente en México y columnista del diario La Jornada.


Venezuela, punto de bifurcación

Por: Katu Arkonada


Katu Arkonada
Politólogo vasco. Ha coordinado las publicaciones “Transiciones hacia el Vivir bien” y “Un Estado muchos pueblos, la construcción de la plurinacionalidad en Bolivia y Ecuador”. Es miembro de la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad.

Según las matemáticas, una bifurcación sucede cuando una variación en los parámetros de un sistema, en principio pequeña, produce cambios importantes de grado cualitativo. La dimensión de la bifurcación es el número de parámetros que deben ser modificados para que esa bifurcación ocurra.

En Venezuela, la llegada al gobierno de una sola persona, especie de número primo de la política, produjo un punto de bifurcación en todo el sistema: neoliberalismo o emancipación; el pueblo venezolano optó por la construcción de un proyecto de dimensión nacional-popular no sólo para Venezuela, sino para toda América Latina.

Como no podía ser de otra manera, la muerte de esa misma persona produjo un nuevo punto de bifurcación: restauración o chavismo. En ese punto es en el que nos encontramos y en función de cómo se resuelva ese dilema está en juego no sólo el futuro de Venezuela, sino de buena parte de América Latina y el Caribe, cuanto menos la posibilidad de seguir profundizando los procesos de cambio en la región.

Hay dos variables que nos pueden ayudar a entender qué está pasando en Venezuela. Una se llama petróleo, y la otra posneoliberalismo. Pero si vamos más allá de estos dos elementos tan obvios como permanentes en nuestros análisis, descubrimos que detrás de la rama de Venezuela hay todo un bosque llamado América Latina y una serie de intereses que encabeza el complejo industrial-militar estadunidense, lobby golpista que se sustenta sobre dos patas que se entrelazan, los intereses de las trasnacionales españolas en la región, con Felipe González de cabildero mayor del reino, y una serie de operaciones de contrainsurgencia mediática para desgastar cualquier opción que se salga del sendero trazado, sea posneoliberal, como Venezuela, Bolivia o Ecuador, o simplemente reformista, como Honduras o Paraguay.

Y en medio de esta ecuación un hombre, de apellido Maduro, al que la historia le puso en un lugar que nunca buscó. Un hombre al que hay que desmitificar, al que no se le puede pedir que sea lo que no es, un hombre al que hay que apoyar porque apoyarlo es respaldar la posibilidad de seguir transformando, avanzando, descolonizando y, en definitiva, profundizando proyectos que con distintos ritmos, matices e intensidades, sirven por vez primera a las mayorías sociales y no a unas élites minoritarias.

Este es el escenario en el que llegamos a la Cumbre de las Américas, organizada por la OEA en Panamá los días 10 y 11 de abril, para la que necesitamos hacer uso de un diagrama de dispersión, una gráfica que se puede usar para examinar la posible relación entre dos variables llamadas en este caso Cuba y Venezuela. Después de declarar fracasada su política hacia/contra Cuba, Estados Unidos necesita seguir manteniendo un enemigo externo en el otrora patio trasero, y ese no podía ser otro que Venezuela, el país con las reservas de petróleo probadas más grandes del mundo y el que dejó atrás el fin de la historia que los intelectuales del imperio se empeñaron en teorizar.

Pero una vez más, igual que el teorema de Chávez vino a contradecir las tesis de Fukuyama demostrando que era posible acceder al gobierno y a continuación tomar el poder para, desde una propuesta de izquierda y nacional-popular, refundar el Estado y redistribuir la riqueza, el teorema de Maduro va a demostrar a Brzezinski que el nuevo orden mundial ya no pasa más por un imperio en decadencia por muy peligroso que éste sea en su descenso y pérdida de hegemonía, que hoy América Latina y el Caribe tienen instrumentos para hacer frente al caos destructivo desde la integración política, económica, energética, científica, tecnológica, alimentaria y cultural.

Panamá va a ser el inicio del fin de la era Obama, y la constatación del fracaso de su política exterior hacia nuestra América. Seguramente aumentará el número de bases militares, seguramente se seguirán produciendo golpes blandos contra las democracias nacional-populares, pero al pasado ya no vamos a volver jamás. En Panamá se verá una imagen de unidad frente al imperio sin precedente en el continente, el legado de Obama será la imagen de la unidad latinoamericana y caribeña; un fracaso para Estados Unidos, una victoria de la soberanía del sur.

Las fichas en el gran tablero mundial han saltado por los aires y los jugadores se han reordenado a la vez que otros nuevos se sentaban a la mesa. En un extremo de la misma tenemos a Venezuela y el núcleo bolivariano, rodeado por un segundo anillo progresista; en el otro extremo tenemos el capitalismo depredador que en su fase imperial cristaliza en atrocidades como la de Ayotzinapa, recordatorio de ese futuro-pasado al que los pueblos de nuestra América no pueden regresar. El único axioma posible en esta partida es de seguir profundizando y radicalizando los procesos desde la unidad que hoy, aquí y ahora, pasa por la defensa de una Venezuela acechada y asediada por los buitres, pero más respaldada que nunca por América Latina y el sur geopolítico, actores protagonistas del nuevo orden multipolar.

(Tomada de http://www.jornada.unam.mx/2015/04/04/opinion/018a1mun"target="_blank" rel="nofollow">La Jornada)


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¿Fin del ciclo progresista o reflujo del cambio de época en América Latina?

Por: Katu Arkonada



Katu Arkonada
Politólogo vasco. Ha coordinado las publicaciones “Transiciones hacia el Vivir bien” y “Un Estado muchos pueblos, la construcción de la plurinacionalidad en Bolivia y Ecuador”. Es miembro de la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad.

Hace tiempo que venimos leyendo que el ciclo progresista en América Latina y el Caribe ha llegado a su fin. Aprovechando la muerte del Comandante Chávez, y un cierto reflujo en los avances logrados por los procesos de cambio en el continente, la derecha comenzó a construir un discurso que intenta deslegitimar la década ganada para las mayorías sociales y populares.
Pero en los últimos tiempos, también desde varios sectores de la izquierda se ha venido construyendo la tesis del fin del ciclo que viene a complementar el discurso de la derecha contra los gobiernos de izquierda y nacional-populares. Uno de los amanuenses de la izquierda lightberal, Pablo Stefanoni, habla de una deriva lulista[1] de la izquierda latinoamericana. Una compañera de Stefanoni en el grupo de apoyo al trotskismo anti kirchnerista del FIT en la Argentina, Maristella Svampa, escribe en el diario de la oligarquía Clarín sobre una crisis del pluralismo político y un populismo de alta intensidad[2] en Bolivia y Ecuador. Mientras tanto, por el lado de la izquierda autonomista, Raúl Zibechi sostiene que estamos no solo ante el final del ciclo progresista, sino que el progresismo no ha sido un avance[3].
Desde otra posición, el paraguayo-brasileiro y militante del PT Gustavo Codas afirma[4]que Venezuela, Brasil y Ecuador, cada uno con sus matices, enfrentan una serie de problemas económicos y políticos, con una importante movilización de la derecha nacional (en ocasiones con apoyo del exterior). Esta coyuntura, unida a la solución de compromiso en Argentina donde la candidatura presencial la encabeza Daniel Scioli, nos lleva a pensar en que nos encontramos inmersos en un reflujo del cambio de época puesto en marcha en América Latina en 1998.
Ese flujo que dejó atrás la larga noche neoliberal tuvo su apogeo en los dos años que transcurrieron entre finales de 2004 y finales de 2006 donde se puso en marcha el ALBA-TCP; llegaron al gobierno Evo Morales y Rafael Correa; fueron puestas en marcha herramientas fundamentales del cambio de época como teleSUR o la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad; y en Mar del Plata el instrumento imperialista llamado ALCA fue enterrado por 3 patriotas nuestroamericanos, Chávez, Lula y Néstor Kirchner.
En cambio hoy, sin la presencia física del Comandante y con Fidel retirado de la conducción política en Cuba; con una derecha recargada que trata de llegar al gobierno a veces por dentro de la institucionalidad y a veces por fuera; y con instrumentos de desintegración latinoamericana como la Alianza del Pacifico, el TPP o el TISA tratando de construir un Consenso anti-posneoliberal, la guerra de posiciones en Nuestra América conduce a las fuerzas de izquierda, tanto las revolucionarias como las reformistas, a posiciones de repliegue.
Este nuevo momento del cambio de época exige un esfuerzo de honestidad intelectual para, desde la lealtad y el compromiso con los procesos de cambio, tratar de leer el momento de reflujo y generar propuestas para las izquierdas latinoamericanas y caribeñas. En ese sentido proponemos  7 tesis para alimentar el debate desde la necesidad que tenemos de hacer un diagnóstico del momento histórico en que nos encontramos con el fin de obtener una radiografía de la coyuntura actual.
1.- La crisis del capitalismo ha venido para quedarse
Entre 2004 y 2014 el precio medio del barril de Brent  fue de 86’989 dólares. 87 USD de media en 10 años a pesar de que en 2008 y tras la quiebra de Lehman Brothers el precio del barril de Brent se desplomó de los 147 USD de julio hasta los 35’58 USD con los que cerraba el año.
Actualmente el barril de Brent se mantiene entre los 45 y 50 dólares, y no se prevén subidas significativas mientras la desaceleración china favorezca el exceso de producción actual. Al mismo tiempo, importantes productores como Arabia Saudita o Venezuela no disminuyen la producción para garantizar el 100% de los ingresos, lo que nos sume en un círculo vicioso en el que no hay manera de desactivar la sobreproducción. A la reducción de la demanda del gigante asiático y el mantenimiento de la producción de los países productores de la OPEP se le suma la producción en Estados Unidos de gas de esquisto mediante fracking, método de extracción que se convierte en terrorismo ambiental solamente rentable a partir de precios entre 60 y 70 dólares. Por lo tanto, es en la franja entre los 50 dólares actuales y los 70 que permitirían a la mayor parte de los campos de extracción ser rentables, donde se va a mover en los próximos meses la guerra energética no declarada entre Estados Unidos y Arabia Saudita.
En cualquier caso no parece que en los próximos años los precios del petróleo vayan a volver a acercarse a los de la última década, que permitieron a los procesos de cambio en América Latina y el Caribe una redistribución de la riqueza y reducción de la pobreza sin precedentes. Si además le sumamos la tendencia a la baja en el precio de los minerales adquiridos por China, que consume cerca del 40% de la producción mundial, parece un hecho que los tiempos de vacas gordas han terminado.
Todo lo anterior apuntala la necesidad de una diversificación productiva y un cambio en la matriz energética. Es necesario generar una transición desde el modelo extractivista, herencia colonial y neoliberal, a un nuevo modelo de desarrollo que incorpore el derecho al desarrollo y a sacar de la pobreza a una parte significativa de la población, con los Derechos de la Madre Tierra.
2.- El mundo multipolar ya está aquí
Aunque solemos hablar de la transición a un nuevo mundo pluripolar y multicéntrico, la realidad es que ya estamos inmersos en él. El declive de la hegemonía de Estados Unidos (al mismo tiempo que entra en una peligrosa fase de dominación violenta); la emergencia de los BRICS; el rol geopolítico de América Latina en las relaciones Sur-Sur; o el avance de la integración latinoamericana con una CELAC sin EEUU ni Canadá reflejo de la Patria Grande que soñaron los libertadores, son claros síntomas de este nuevo escenario geopolítico.
Hay dos variables fundamentales de este escenario en América Latina y el Caribe. La apertura de relaciones y embajadas entre Estados Unidos y Cuba, inicio de una nueva era y símbolo de la soberanía no solo de una Cuba digna a lo largo de más de 60 años de agresiones ininterrumpidas, sino de toda Nuestra América. El otro síntoma es la presencia cada vez mayor de China en la región. Hoy en día, excepto el Puerto de Mariel en Cuba, todas las grandes inversiones en la región son de capital chino, comenzando por la faraónica obra para construir un canal en Nicaragua y siguiendo por las principales inversiones en recursos naturales, petróleo, gas y minería. Pero la cada vez mayor presencia china tiene grandes diferencias con la otrora hegemonía estadounidense; frente al hard power de los Estados Unidos, basado en la imposición económica o militar, se está construyendo un soft power con características chinas que hace de la diplomacia económica y cultural la base para las relaciones. O dicho de otra manera, China no va a construir bases militares en America Latina y el Caribe o patrocinar golpes de estado contra gobiernos legítimos.
Pero la voraz demanda china de recursos naturales ha provocado una reprimarización de la economía latinoamericana. Excepto en los países donde los recursos están en manos del Estado, que ejerce de flujo conductor hacía otros sectores, en general el sector primario está más ligado al capital financiero que a otros sectores de la economía. América Latina y el Caribe se mueven ahora mismo en un triángulo incierto entre un Consenso Bolivariano, un Consenso de Beijing y un Consenso de las Commodities.
3.- Necesidad imperiosa de profundizar la integración
En la medida en que la crisis del capitalismo se profundiza y la derecha avanza en su ofensiva, los procesos corren el riesgo de cerrarse hacia dentro y mantener una posición defensiva. Ningún proceso va a poder profundizar y mucho menos radicalizar los cambios por sí solo si no es inserto dentro de un proceso de integración latinoamericana y caribeña más amplio.
Es necesario por tanto ampliar la integración política a una integracion económica, científica, tecnológica y cultural, integracion amplia que permita, como propone Gustavo Codas, y frente al proceso de reprimarización continental, crear cadenas de valor regionales.
Al mismo tiempo, se hace urgente y necesaria la reactivación del ALBA e ir dotando de una institucionalidad mayor a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
4.- Desactivación de los instrumentos para la desintegración latinoamericana
Es necesario sumar al cambio de época los países que siguen apostando por un modelo económico neoliberal. Especialmente los de la Alianza del Pacifico y en particular Colombia y México. Es por ello que tenemos que hacer nuestras la reivindicación de la paz, con justicia social, en Colombia, y la apuesta por fortalecer un proyecto alternativo de izquierda en México, frontera sur de los Estados Unidos. La incorporación de estos dos países no solo abriría un horizonte radicalmente diferente sino que profundizaría la integración nuestroamericana y ayudaría a desactivar los nuevos ALCA del siglo XXI, instrumentos para la desintegración latinoamericana como la Alianza del Pacífico, el TPP o el TISA.
5.- Enfrentar la derecha recargada
Durante buena parte del cambio de época, la derecha quedó desorientada y a la defensiva. Fueron las embajadas de Estados Unidos los que hicieron el papel de principal opositor a los gobiernos de izquierda en la región mediante el patrocinio de golpes de Estado, duros o blandos. Los opositores locales eran simples títeres todavía anclados en el discurso del Consenso de Washington y parapetados tras los viejos partidos del neoliberalismo.
Sin embargo hoy tenemos una derecha renovada, asesorada por los gurús del marketing político neoliberal y asumiendo un rol de paraopositores que no dudan ni un momento en camuflarse bajo una estética y discurso más amable tan posmoderno como pseudo posneoliberal, que no ataca directamente las conquistas logradas en la década ganada.
Esta derecha reciclada y transformista trata de robarse las banderas de la democracia y los derechos humanos apelando sobre todo a los nuevos actores de la política, la juventud y las clases medias. Y ahí es donde los procesos tienen un reto en reactualizar su programa y praxis política para seducir a una juventud que no ha vivido el terrorismo social neoliberal y llega a una mayoría de edad dando por sentada la presencia del Estado en la economía y la redistribución de la riqueza. Lo mismo sucede con las nuevas clases medias que tienen la “ilusión” de continuar su ascenso social y para ello se les hace atractiva la idea de votar por un “gestor”, normalmente un candidato proveniente del mundo empresarial y con un discurso que apela a la ciudadanía moderada por encima del clivaje izquierda-derecha.
Frente a ello, más que perder tiempo en atacar a esta derecha que solo hace sus tareas, amparada por las elites económicas y con el apoyo de las transnacionales comunicacionales, debemos reactualizar y hacer más atractivo el proyecto político de las izquierdas, como única manera de sostener y profundizar los procesos. Las posibles derrotas electorales por venir serán única y exclusivamente responsabilidad nuestra.
6.- La necesidad de los liderazgos
Y para prepararnos para las próximas batallas políticas, es necesario dar un debate sobre la cuestión de los liderazgos. La muerte del Comandante Chávez nos coloca ante el espejo de unos procesos que dependen en demasía de líderes de una enorme talla política e intelectual. Pero además estos liderazgos son fruto de una época de resistencia e insurrección al neoliberalismo que ya dejamos atrás.
Será difícil que en Bolivia vuelva a surgir un líder como Evo Morales que lleva en su esencia el componente antiimperialista, anticolonial y anticapitalista cuando han sido expulsadas del territorio nacional la DEA, USAID y el propio embajador estadounidense; cuando los dirigentes sindicales han pasado de enfrentar un gobierno neoliberal a ocupar cargos de conducción política en el Estado; o incluso cuando las relaciones internacionales del movimiento social se construyen sobre todo con otras izquierdas en el gobierno. Es por ello más necesaria que nunca la necesidad de construir liderazgos colectivos y fortalecer el poder popular y la formación política pues solo de estas semillas pueden germinar otros dirigentes preparados para liderar una nueva etapa ascendente del cambio de época que deje atrás el reflujo coyuntural. Pero al mismo tiempo mientras líderes como Evo sigan con la capacidad de conducir los procesos, debemos habilitar los mecanismos que sean necesarias para que la legalidad no obstaculice la legitimidad.
7.- La importancia de las batallas electorales
Por paradójico que parezca, la irreversibilidad de los procesos depende en buena parte en este momento histórico de las victorias electorales que se vayan produciendo en el campo de la izquierda. Para ello a su vez es necesario no retroceder en ni una sola de las conquistas logradas hasta el momento. Tenemos claro que llegar al gobierno no supone tener el poder, y que una vez llegado hay que enfrentar una guerra de posiciones con el poder ejercido por las burguesías nacionales e internacionales desde sus atalayas económicas o mediáticas. Pero para poder llegar a ese momento de plantearse la construcción de hegemonía es necesario primero la victoria electoral.
Este 2015 nos deja todavía 2 importantes citas electorales, las elecciones presidenciales de Argentina en octubre y las legislativas de Venezuela en diciembre. A pesar de las contradicciones que nos pueda generar, es necesario apoyar la candidatura de Scioli-Zannini en la Argentina, bien rodeada por el núcleo duro kirchnerista; ya llegará el momento de la crítica si el próximo gobierno se desvía del horizonte trazado por Néstor Kirchner y Cristina Fernandez. Y lo mismo en Venezuela, donde debemos dar todo el apoyo a los candidatos y candidatas del PSUV y del Gran Polo Patriótico frente al terrorismo económico y mediático que enfrente la Revolución Bolivariana y Chavista. Lo mismo en el caso de dos países como Brasil o Ecuador, donde más allá de las tensiones, debemos apoyar los legítimos gobiernos de Dilma y Correa.
Ya no es tiempo de política ficción sino de definición. Tiempo de audacia para generar pensamiento crítico siempre desde abajo y a la izquierda, manchándose con el barro de la praxis en medio de las contradicciones, y no leyendo la realidad con el lápiz rojo virtual en una mano desde el wifi de los cafés de los barrios de clase media. Recordando las palabras del Comandante Chávez: “Que nadie se equivoque, que nadie se deje confundir, uno puede criticar a la revolución pero este es el camino de la salvación de la Patria”.


América Latina vive los estragos de la política económica internacional

Ignacio Ramonet: América Latina vive los estragos de la política económica internacional


Ignacio Ramonet. Foto: Archivo de Cubadebate
Ignacio Ramonet. Foto: Archivo de Cubadebate
El analista político Ignacio Ramonet aseguró este jueves en La Habana que las fuerzas progresistas de este continente viven un momento de preocupación por lo sucedido en Argentina con el triunfo presidencial de Mauricio Macri, en las elecciones parlamentarias de Venezuela y por la situación en Brasil, y también, los estragos de la política económica internacional.
“Hay mucha reflexión sobre si se estaría agotando el ciclo progresista que comenzó el 6 de diciembre de 1998, con la victoria en las elecciones del Presidente Chávez… Estamos a 17 años de esa victoria, es necesario reflexionar. En algunos países no se ha agotado nada, no hay ninguna fatalidad. Pero sí hay problemas en la economía de América Latina, que sigue basada en la exportación de los productos primarios”, dijo en la Mesa Redonda de la Televisión Cubana, en diálogo con el director de este espacio televisivo, Randy Alonso.
Ante el actual escenario mundial de baja brutal de los precios del petróleo, la contracción de las economías del continente ha afectado a los gobiernos de izquierda, que se ven obligados a reducir su inversión social, reconoció.
Ignacio Ramonet (Pontevedra, 1943) dirigió durante 18 años Le Monde Diplomatique, uno de los medios más prestigiosos del mundo y principal tribuna del movimiento altermundista. Afincado en Francia, este periodista español que actualmente dirige LeMondeDiplo, la versión española del citado mensual, aseguró que otro elemento a tomar en consideración en la geopolítica mundial es China, que durante años mantuvo una expansión productiva con vistas a la exportación.
“Recientemente, ese modelo dejó de ser sostenible y en estos momentos potencia la producción hacia su mercado interno y exporta menos. Por otro lado, hay sobreabundancia del petróleo y los precios se derriten”, añadió el autor de Cien horas con Fidel y Hugo Chávez, mi primera vida.
No es que la derecha haya reencantado a las sociedades. Puso como ejemplo que en Venezuela el movimiento de los votos no se corresponde con los escaños. La diferencia entre el campo chavista y la MUD, en termino de votos, es del 14 por ciento, y sin embargo los escaños es el doble para la derecha, dijo.
La pregunta es por qué se votó a la oposición, en Venezuela, y también ocurre en Argentina.  El problema es que los parámetros de agradecimiento y desagradecimiento no son pertinentes en política electoral, aseguró Ramonet. “No, porque la gente ya lo recibió. La elección se gana con una promesa de mejoría”. Es muy interesante lo que dijo Maduro cuando se dieron los resultados de las elecciones del domingo, y lo dijo con mucha nobleza: nosotros debemos plantearnos la calidad de la Revolución.
En Cubadebate una amplia versión de las palabras de Ramonet esta noche en la Mesa Redonda:

La derecha no propone nada

En Argentina la derecha no propone nada, la MUD tampoco ha propuesto ningún programa en estas legislativas, más bien se ha concentrado en el descontentos de la población. Se ha enfrascado en hacer una guerra contra los gobiernos como la guerra económica: los desabastecimientos forzados, en Venezuela; en Argentina, la guerra de los fondos buitres.
Estos países se han desendeudado. La derecha tiene muy poco argumentos, no es que la derecha haya reencantado a las masas populares. En Venezuela el núcleo duro del chavismo ha votado por su partido, pero el movimiento de una pequeña franja del electorado amplifica los escaños en el Parlamento. Los 14 puntos obtenidos por delante del chavismo, se transforman en más de un 50 por ciento de los escaños.
Quizás haya que refelxionar sobre si en estos 17 años, en todo este tiempo quizás haya que reflexionar sobre el desgaste de estos gobiernos progresistas. Yo recuerdo en las elecciones en Ecuador, cuando la oposición ganó las municipales, había muy poco que reprocharle al partido de Correa. Las infraestructuras y las condiciones, eran mucho mejores.

Por qué se votó a la derecha

Entonces habría que preguntarse por qué se votó por la MUD o contra el kichnerismo en Argentina.
Qué no ha hecho la revolución bolivariana por su pueblo, te lo digo yo que conozco esa sociedad desde antes de la Revolución, yo creo que los parámetros de agradecimiento o desagradecimiento no son medibles. No es nada excepcional. No hay nada que agradecer realmente, la elección se gana con una promesa de mejoría. ¿Cuál fue la primera reflexión de Maduro cuando aceptó la derrota electoral? Ahora debemos hacernos muchas preguntas en términos de calidad de la Revolución.
Es decir, no se trata de cantidad, no se trata de hacer 100 mil escuelas, sino de qué pasa dentro de ellas. Eso fue lo que ocurrió en Brasil cuando la gente comenzó a protestar. Se estima que Lula y Dilma han sacado de la pobreza a 15 millones de pobres. Tú no puedes luego de sacar de la pobreza, no puedes pensar que te lo agradezcan, sino que ahora quieren calidad de los servicios.
Esto plantea muchas preguntas teóricas a la izquierda, porque es una experiencia para todos los movimientos de izquierda en la región. Los menores de 30 años en Venezuela, ya no saben lo que es el neoliberalismo, lo que es la pobreza, porque Chávez sacó a miles de personas de la pobreza. Si se sigue hablando únicamente con los pobres y los más humildes, te equivocas porque hay un grupo importante que ya salió de esa pobreza y no puedes entregarle ese sector la derecha.
Si una vez que terminas la pobreza no tienes discurso la gente se va para los partidos de centro derecha o pasa como en Brasil, que protestan por la calidad. Los electores son inteligentes, son adultos y saben por quién votan.
(Noticia en construcción)

miércoles, 9 de diciembre de 2015

EL VALOR DE LA MUJER DOMINICANA EN LA GUERRA PATRIA DE 1965

Ramon Infante y Jinmy Garcia han compartido la publicación de Tirso Medrano.


Tirso Medrano ha añadido 2 fotos nuevas.

La que tiene el fusil, el crucifijo y la falda kaki escolar es Nati Andújar, apodada ¨La China¨, del comando Pedro Cadena y luego del Pedro Mena. El 24 de abril de 1965, tenía 14 días que había cumplido 16 años de edad. La que tiene el revolver es la combatiente también adolescente conocida como Isabelita. Quienes gritaban el 30 de abril en la calle El Conde, después del asalto a la Fortaleza Ozama. ¡PATRIA O MUERTE!


El excombatiente Darío Olivo, nos cuenta: yo conocí a La China, cerca de la calle Juana Saltitopa, luego en el barrio San Carlos, en la calle Montecristi. Esa si fue dura con los gringos cuándo echaban las alambradas. Tenía una Cristóbal.

El excombatiente Emigdio Sosa del comando POASI, nos cuenta que: -El 16 de junio de 1965, en la mañana, voy cruzando del barrio Santa Bárbara al barrio San Antón, en combate contra las tropas yanquis de ocupación y en una boca calle me encuentro yo y un grupo de compañeros combatientes con La China, enfrentando con un fusil máuser a las tropas yanquis que intentaban tomar la placita de San Antón. Al vernos nos llamó y me acuerdo como ahora que una señora desde un callejón de la calle Celestino Duarte le paso una taza de avena con chocolate y ella le dijo no gracias y me la dio a mí. Nos acantonamos en las ruinas de San Francisco, cerca del liceo Argentina.

El excomandante del comando del MPD, Harry Jiménez, conocido como Memo, hablando de las mujeres de abril nos dice: -Mira, yo conocí a la China del Pedro Cadena; ella es de aquí, de Santa Bárbara y San Antón. Era una combatiente 1-A.

martes, 8 de diciembre de 2015

"Es un secreto a voces que Rusia puede borrar a EE.UU. de la faz de la Tierra"



El sistema Tópol-M / RIA NOVOSTI

El jefe del Estado Mayor del Ejército estadounidense, el general Mark Milley, ha afirmado esta semana que Rusia es el único país del mundo que cuenta con la capacidad nuclear "suficiente para destruir Estados Unidos". Según el experto en geopolítica Mijaíl Alexándrov, es alentador escuchar por fin una estimación realista sobre el potencial de Rusia de un militar estadounidense.

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"La capacidad nuclear [de Rusia] es significativa, [los rusos] modernizaron sus capacidades militares convencionales y su capacidad operativa, por eso he declarado que [Rusia] es la principal amenaza para Estados Unidos",afirmó el general Mark Milley en la cumbre Defense One en Washington.

"Es alentador escuchar las estimaciones tan realistas que dan los comandantes estadounidenses sobre nuestra fuerza de disuasión nuclear", sostiene el experto geopolítico ruso Mijaíl Alexándrov, que hace hincapié en que los militares no evalúan las intenciones sino el potencial.

En opinión del analista, "es un secreto a voces que Rusia tiene la capacidad de borrar a EE.UU. de la faz de la Tierra".

"Eso está claro para cualquier analista militar competente. Otra cosa es que hablemos de destrucción mutua", señala Alexándrov para destacar que "aparte de Rusia, no hay otro país en el mundo que pueda repetir este truco con EE.UU.".

"Por ejemplo, EE.UU. puede destruir a China, pero Pekín no tiene, de hecho, nada para responder", explica el experto al portal Svpressa.

"Así que el general lo ha dicho todo bien. Espero que con esto las élites estadounidenses comiencen a pensar, porque hasta hace poco Washington hablaba de manera abiertamente irónica sobre nuestras capacidades", opina Alexándrov.

A su juicio, esta guerra de la información estaba destinada a asustar a Rusia, pero "tanto el presidente como la mayor parte de la élite política de Rusia han mostrado estabilidad psicológica".

Según Alexándrov, es imposible romper la actual paridad de las fuerzas estratégicas de las dos potencias, ya que no hay bases para ello en el ámbito técnico-militar.

Los intentos de EE.UU. de desplegar su defensa antimisiles a nivel mundial tampoco resuelven el problema, ya que tendrá que pasar mucho tiempo hasta que "los parámetros técnicos de este sistema tengan la eficacia necesaria", argumenta el experto, en cuya opinión "este proyecto es más bien utilizado como un medio de presión psicológica y política" contra los dirigentes de Rusia.


domingo, 6 de diciembre de 2015

DIOMEDES: Partido, gobierno y momento histórico


diomedesnp[@]gmail.com 

En ocasión de su presencia en los actos conmemorativos del 153 aniversario de la independencia de México, invitado por el presidente Adolfo López Mateos, en septiembre de 1963, el entonces presidente de la República, profesor Juan Bosch, en un intercambio con periodistas dominicanos y extranjeros, entre otros temas, se refirió al momento que vivía el país:

“La situación nuestra es la siguiente: la República Dominicana, no está en un momento político, está en un momento histórico. “La política se manipula, pero la historia se crea. Estamos en un momento de creación y, el creador, por mala que sea su obra de creación, no admite que otro creador venga a indicarle cómo tiene que hacer las cosas”.

Y hoy, para los dominicanos, esa obra de creación tiene nombre y apellido: la Ley 1-12, conocida como Estrategia Nacional de Desarrollo (END) 2012-2030; que fue la creación, no de un partido ni de una ONG, sino todos los sectores de la vida nacional: gobierno, partidos, empresarios, iglesias, sociedad civil, sindicatos, gremios profesionales y sociales, cooperativas, en fin, todas las fuerzas organizadas y representativas, que integran la sociedad.

Durante años se llevaron se realizaron discusiones y reflexiones para los lograr los consensos necesarios en aras de definir un proyecto de país y de nación para forjar niveles de verdadero desarrollo del pueblo dominicano, en su soberanía, su crecimiento, calidad de vida, es decir, la transformación anhelada, que definitivamente entierre siglos de atraso, oscurantismo, explotación y subdesarrollo.

Entre otros mandatos de la Ley de END, los de mayor proyección son los pactos educativo, eléctrico y fiscal. El educativo se realizó, y se desarrolla normalmente; el eléctrico está en la etapa final de discusión; el fiscal se llevará a cabo después de las elecciones de 2016.

En esa dirección, cumpliendo con los compromisos de Estado, avanzan los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana. El hecho más contundente está relacionado con la producción de riqueza del país. En los cuatro gobiernos encabezados por los líderes peledeístas (1996-2015), con el paréntesis gris 2000-2004, el PIB creció de 18 mil millones de dólares a 63 mil millones. Son muchas las obras de infraestructura, institucionales y de desarrollo humano que se han levantado en el período, pero probablemente la más hermosa y de mayor carga simbólica sea la Campaña Nacional de Alfabetización, en el Programa Quisqueya Aprende Contigo, ya en proceso de finalización, para sacar de la noche del analfabetismo alrededor de un millón de personas.

Vivimos un momento histórico, no político. El destino del país no puede depender del grado de calentura de cada proceso electoral. Es un error jugar a víctimas de las patas de los caballos en las coyunturas. No puede caerse en el infantilismo de confundir la táctica con la estrategia, y viceversa. Cuando el proyecto nacional y estratégico está en juego, no debe sacrificarse por una curul en el Senado o la Cámara de Diputados, una alcaldía, regiduría y vocal o director de la Junta distrital.

Se ha dado el caso, incluso, de que el cargo público aspirado se logra con un partido distinto, pero a fin de cuentas, ¿qué se obtiene en favor de la sociedad? ¿Se trata de una posición ideológica o de una muestra de inmadurez, de una acción típicamente emocional?

Las alianzas políticas son parte de la naturaleza del momento que vive el país. Y ello no está desconectado de la era histórica a nivel internacional. Somos testigos del final de una etapa y del inicio de otra: la de la revolución digital, la tecnología y las comunicaciones, marcada por la transparencia y la producción cuasi mágica, exponencial, de la producción y generación de información, con los tonos más variados.

Al analizar la actitud del partido, frente a coyunturas concretas, el profesor Bosch, advertía:
“…Todo problema político, científico o artístico, debe ser visto en desarrollo; es decir, debemos verlo como es y cómo va a ser en el futuro inmediato y también cómo va a ser más tarde e incluso como serán sus partes cuando se descomponga. Si un problema político no se ve así, en su proyección hacia el futuro, no sabremos nunca adónde nos conducirá lo que vamos a hacer, lo que estamos haciendo o lo que hacen otros, incluyendo en estos a nuestros amigos y a nuestros enemigos.(…)”.

El momento actual de nuestro país y el mundo no debe enfocarse solamente con el cristal de la coyuntura, en el plano político, sino con clara conciencia de que transitamos una etapa difícil y de gran complejidad.

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