MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

miércoles, 14 de agosto de 2019

Crece el hambre en el mundo


Timothy A. Wise, Viento Sur

Por tercer año consecutivo diversas agencias de Naciones Unidas han documentado niveles crecientes de hambre severa en el mundo, que afecta a 820 millones de personas. Más de 2.000 millones sufren inseguridad alimentaria “moderada o severa”. Durante el mismo periodo, el mundo viene experimentando lo que Reuters ha denominado una “sobreabundancia global de cereales”, con productos agrícolas excedentarios amontonados fuera de los silos de grano y pudriéndose por falta de compradores. Está visto que el aumento de las cosechas de grano no reduce el hambre global. 


Pese a ello, no pasa ni un día sin que algún dirigente académico, industrial o político se una al coro malthusiano para advertir de la inminencia de fenómenos de escasez de alimentos causados por el crecimiento de la población y la limitación de los recursos naturales. Por ejemplo, Richard Linton, decano de la Facultad de Agricultura y Ciencias de la Vida de la Universidad del Estado de Carolina del Norte, ha hecho sonar la alarma con palabras que nos son familiares: “Tenemos que hallar la manera de alimentar al mundo, doblando la oferta de alimentos”, ha declarado. “Y todos sabemos qué pasará si no producimos alimentos suficientes: será la guerra, la competición.”



“¿Cómo alimentaremos al mundo?”, exclama el predicador. “Aumentar nuestra abundancia”, responde el coro. Hay tanta equivocación en esta respuesta. E incluso en la pregunta, que es profundamente arrogante. ¿Cómo alimentaremos –nosotros– al mundo? Sabemos a qué nos referimos con esta pregunta: a los países ricos, con semillas de alto rendimiento y una agricultura a escala industrial. EE UU piensa que está alimentando al mundo actualmente. Pero no es cierto.


Más del 70% de los alimentos consumidos en los países en desarrollo, donde el hambre es endémica, se cultivan en esos mismos países, en su mayor parte por pequeños agricultores. Estos agricultores son los principales proveedores de alimentos. Y utilizan tan solo el 30 % de los recursos agrícolas para ello (lo que implica que la agricultura industrial utiliza el 70 % de los recursos para alimentar al 30 % de la población). Ahí fuera no hay ningún mundo que espera de brazos cruzados que lo alimenten. La mayoría de las personas que pasan hambre son pequeños agricultores o gente que vive en comunidades rurales. No esperan a que les repartan alimentos; intentan activamente –y a menudo de forma desesperada– alimentar a sus familias y sus comunidades.


Sin embargo, el mundo ya produce más que suficiente para alimentar a 10.000 millones de personas, o sea, unos 3.000 millones más de las que somos actualmente. ¿Por qué seguimos haciendo las cosas mal, creyendo que la producción de más mercancías agrícolas acabará con el hambre? El economista indio Amartya Sen ganó su premio Nobel por demostrar que pocas veces el hambre viene causado por la escasez de alimentos. Frances Moore Lappé nos demostró hace casi 50 años, en su obra seminal Diet for a Small Planet (Dieta para un pequeño planeta), que el hambre no viene causada por la escasez de alimentos. El hambre viene causada por la falta de poder de los productores de alimentos y de la gente pobre. Poder sobre la tierra, el agua y otros recursos naturales que permiten producir alimentos. Y poder para obtener ingresos que permitan a la gente adquirir los alimentos que necesita.



El espejismo de que nosotros alimentamos al mundo reside en lugares como Iowa, un territorio cubierto de punta a cabo por cultivos de grano y de soja, en un sistema concebido para ocupar hasta la última hectárea de suelo incomparablemente fértil. Pero es difícil encontrar pruebas fehacientes de que la prolífica producción de Iowa esté alimentando a todas las personas hambrientas del mundo en desarrollo. Iowa alimenta principalmente a cerdos, pollos, la industria de comida basura y automóviles; la mitad de nuestro grano se destina a la producción de etanol, y el 30 % del aceite de soja se emplea ahora para fabricar biocombustible. La gente pobre del mundo no puede permitirse comer carne ni conducir un automóvil; la comida basura es lo último que necesita.



Exportamos alrededor de la mitad de nuestras habas de soja y el 15 % de nuestro grano, pero ni siquiera estas cantidades sirven para alimentar a los hambrientos, pues se emplean principalmente como forraje, sobre todo para ganado porcino, en gran parte en China, el principal país productor de cerdos del mundo. Pero la gente pobre no come esa carne, sino que es principalmente la creciente clase media del país la que la consume. En el mejor de los casos, la prodigiosa producción de grano y soja de Iowa contribuye a abaratar un poco el precio de los alimentos de las clases medias emergentes del mundo en desarrollo. Pero es un espejismo decir que Iowa alimenta a la gente hambrienta.



Y es un espejismo peligroso pensar que podemos resolver el problema del hambre en el mundo incrementando la producción mundial a base de implantar la agricultura industrial. Peligroso porque la manera en que se cultivan esos alimentos en explotaciones de monocultivo con un uso intensivo de productos químicos, está destruyendo literalmente la base de recursos –suelo, agua, clima– de la que depende la futura producción de alimentos. Volvamos a Iowa: este Estado ha perdido la mitad de la capa superficial del suelo debido a la erosión, consecuencia de un excesivo cultivo en hileras con uso de maquinaria pesada. En la última década han pasado a cultivarse más de 200.000 hectáreas de terrenos nuevos de reserva, ya que los agricultores se han dedicado a plantar hasta la misma orilla de los ríos, tratando de hacer un buen negocio gracias a los elevados precios del grano destinado a la producción de etanol. El suelo es un recurso renovable, pero solo si se cultiva de una manera que lo protege y lo renueva.



Iowa tampoco consigue renovar el otro recurso renovable que es el agua. La agricultura de este Estado es de secano, pero se bombea agua de los acuíferos de Jordán y Dakota con unos caudales que impiden que vuelvan a llenarse. Se precisan 19 litros de agua al día para criar un puerco; con 20 millones de puercos, esto suma más de 139.000 millones de litros de agua al año. Se requieren 11 litros de agua para destilar 4 litros de etanol a partir del grano; esto suma más de 45.000 millones de litros al año. Si la producción de etanol y de carne aumenta al ritmo previsto, estos grandes acuíferos acabarán secándose.



Al mismo tiempo, el uso excesivo de productos químicos requeridos para el grano y la soja contamina el agua potable y destruye hábitats de especies que la agricultura precisa para cultivar alimentos. Un reciente informe de Naciones Unidas alerta sobre extinciones masivas, mientras que otro estudio documenta “apocalipsis de los insectos”, que incluye la pérdida de polinizadores cruciales para los cultivos. Todos los ámbitos de la agricultura de Iowa están implicados en el cambio climático y a su vez amenazados por el mismo. La agricultura industrial es una emisora importante de gases de efecto invernadero: los excesivos fertilizantes vertidos en los campos de cereales de Iowa emiten nubes de óxido nítrico, que es más potente que el dióxido de carbono. Las granjas industriales de este Estado también contribuyen a ella cuando se vierten los purines concentrados en los campos de los agricultores.



El clima cambiante hace que las prácticas agrícolas actuales sean sumamente destructivas. Los modelos de la NASA para Iowa predicen una alta probabilidad de tormentas más intensas, como el reciente ciclón, frecuentes inundaciones y una creciente amenaza de largas sequías. Un estudio de la Universidad de Minnesota calcula que en 2075, la producción de grano de Iowa será un 20 a 50 % más baja que hoy.



No es un sistema que funcione bien, y si nos preocupa la disponibilidad global de alimentos, nosotros, en los países ricos, deberíamos dejar de apostar por la agricultura industrial y adoptar de inmediato dos medidas sencillas: en primer lugar, reducir el despilfarro de alimentos, que malgasta un tercio o más de los alimentos producidos en todo el mundo. En segundo lugar, dejar de destinar cosechas y tierras a la producción de biocombustible. Mientras tanto, dejemos de alimentar el espejismo de que el aumento de la producción de mercancías agrícolas estadounidenses contribuirá a reducir el hambre en el mundo.
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Timothy A. Wise es el director del Programa de derechos sobre tierras y alimentos del Small Planet Institute de Cambridge, Massachusetts (EE UU).

Atrapados sin salida

Atrapados sin salida en la lógica capitalista


Julio C. Gambina, Rebelión


El FMI acaba de difundir su Informe sobre la Economía Mundial a julio del 2019 y da cuenta del “lento crecimiento mundial”.



Resulta interesante considerar los datos, las explicaciones y sugerencias del organismo internacional, para de ese modo poder discutir la lógica de pensamiento de uno de los principales promotores de la ideología dominante en el mundo contemporáneo.



Crecimiento



Lo que hace el FMI es calcular a la baja las perspectivas de la evolución económica mundial. Señala el organismo que el crecimiento fue del 3,8% en 2017; bajó a 3,6% en 2018 y está prevista una reducción al 3,2% para el presente año de 2019; con una tendencia del 3,5% para el 2020.



Es bueno acá discutir el propio concepto de crecimiento, algo que no hace el FMI, ya que sugiere tener en cuenta el “cambio climático y la desigualdad persistente como riesgo a mediano plazo”, como si ambos aspectos no fueran consecuencia directa de la lógica del capital. Por un lado, en la exacerbada explotación de la tierra y los bienes comunes y por otro, en la permanente demanda por mejorar las ganancias de los inversores contra los salarios y otros ingresos populares.


La lógica productiva del capitalismo define la distribución, el intercambio y el consumo para extender la miseria y la marginación en la mayor parte de la sociedad contemporánea y la satisfacción de una minoría social, imposible de socializar ante lo limitado de la Naturaleza.


No hay posibilidad de crecer para abastecer a la población mundial al mismo ritmo de la demanda de los pocos enriquecidos del sistema mundial.



El calentamiento del planeta y la desigualdad no son fenómenos aleatorios, sino consecuencia directa del orden capitalista. Claro que no se le puede pedir al FMI que transite ideológicamente por estos caminos, siendo un instrumento directo del poder político de los principales países del capitalismo desarrollado.



Se trata del fetiche del crecimiento, a cualquier costo, donde lo importante es crecer de cualquier manera, un tema que se reproduce en el sentido común de la sociedad.



No se discute el tipo de crecimiento y, por ende, crecimiento de qué tipo de producción, para favorecer que distribución y que circulación.



El modelo productivo y de desarrollo del capitalismo se orienta a la extensión de la explotación de la fuerza laboral y a la depredación de la naturaleza, por lo que se requiere la discusión sobre la lógica misma del orden capitalista.



Comercio mundial



Respecto a los datos del comercio mundial, los registros son del 5,4% para 2017 y bajas consecuentes en 2018, del 3,7% y del 2,4% para 2019; con perspectiva de retomar el 3,7% para el 2020.



Si bien reconoce que son las tensiones comerciales y tecnológicas las que promueven este retroceso, convoca a “cooperar entre las naciones” para resolver el problema.



¿Puede escuchar el gobierno estadounidense esas demandas del FMI ante la escalada de la guerra comercial con China y otros ámbitos?



¿Qué disposición existe en el gobierno de Donald Trump para considerar estos llamados con relación a la recreación de los acuerdos comerciales con Canadá y México?



¿Algo podrá inducir en el debate del nuevo gobernante británico y su gabinete respecto de la ruptura de Gran Bretaña con la Unión Europea?



¿Son las nuevas amenazas y sanciones promovidas por EEUU y sus gobiernos amigos hacia Cuba y Venezuela la cooperación requerida para aminorar tensiones?



¿Acaso las nuevas rondas favorables al libre comercio que empujan los gobiernos de la derecha regional favorecen el interés por resolver los problemas socio ambientales en nuestro tiempo?



Los interrogantes se responden a contramano de la verborragia del FMI, haciendo evidente la falsedad argumental del diagnóstico y las propuestas y perspectivas señaladas.



EEUU acrecienta las sanciones contra Cuba en el mismo día de la celebración del 66 aniversario del asalto al Cuartel Moncada. Al mismo tiempo extiende por tres meses el permiso a Chevron y a otras 4 petroleras para producir en Venezuela, al vencimiento de un permiso de 6 meses luego de las sanciones de enero del 2019. Trump amenaza a Francia con subir aranceles a los vinos en réplica a las imposiciones a las empresas de tecnología estadounidense. Además, EEUU es quien tiene el poder de veto en el FMI y a cargo del organismo hoy está el representante de Washington, David Lipton.



Nada de lo que dice el FMI resulta imparcial, es interesado y está asociado a la lógica del poder económico y político mundial.



Europa, EEUU, América Latina y el Caribe



El horizonte a futuro es preocupante para la Zona del Euro, para EEUU y para América latina y el Caribe.



Para Europa augura desde el 2,4% de 2017 y su baja al 1,9 en 2018, una reducción del 1,3% en 2019 y un 1,6& para el 2020, consolidando la escasa aportación del viejo continente a la recuperación de la economía mundial.



La situación de EEUU llama la atención por su expansión en los últimos años y su papel de liderazgo, con 2,2% para el 2017, 2,9% para el 2018 y una baja al 2,6% para 2019 y un 1,9% para 2020. Son datos preocupantes porque exacerbará la agresividad de la política exterior estadounidense en las guerras económicas, comerciales, tecnológicas, monetarias en que está involucrado.



Para la región latinoamericana y caribeña se viene de un pobre 1,2% en 2017, un 1% en 2018 y una baja pronosticada par 2019 del 0,8%, con repunte del 2,3% para el 2020. Nuevamente insistiremos en la cuestión conceptual de qué tipo de producción, distribución y circulación para el crecimiento en la región.



El interrogante pasa por apuntar a resolver las necesidades sociales y de la naturaleza o reiterar la senda de la lógica de la ganancia, la acumulación de capitales y la reproducción de los mecanismos de dominación capitalista.



Se trata de un debate a contramano de una realidad regional de extensión de un modelo productivo de inserción subordinada en el sistema mundial como proveedores de materia prima y bajo la dominación de las transnacionales del agro-negocio, la agro-energía; con tendencia creciente en la primarización de las exportaciones, la profundización de la dependencia tecnológica del mecanismo de ensamble industrial dependiente y una constante lógica especulativa asociada a crecientes endeudamientos públicos y privados.



Debates electorales



La región nuestramericana necesita discutir esta evolución y perspectiva para retomar un profundo debate sobre la realidad y la posible transformación con eje en la satisfacción de las necesidades sociales en un marco de cuidado y reproducción de la Naturaleza, reivindicando el carácter constitucional sustentado en algunos de nuestros países relativo al derecho de la Naturaleza.



En las próximas elecciones de renovación presidencial, de Argentina, Bolivia o Uruguay se discuten más o menos abiertamente estas cuestiones.



¿Qué rumbo asumirán los nuevos gobiernos que surjan en estos tres países y cómo ello intervendrá en el debate regional sobre el rumbo de la integración y las relaciones económicas y sociales en cada territorio?



La preocupación por Bolivia es importante, no solo por sus reservas de gas o litio, sino por la impronta de un discurso crítico a la hegemonía del poder local, regional y mundial.



En el caso uruguayo se habilita una discusión sobre las negociaciones colectivas y los derechos laborales ampliados en los gobiernos del Frente Amplio.



Para la Argentina se concentra la atención en el vínculo con el FMI, expuesto con el mayor préstamo de la historia y que afecta al 65% de la capacidad prestable del organismo. El economista Carlos Calvo, escuchado habitualmente por el poder acaba de declarar que convendría el triunfo de la oposición peronista para asegurar el ajuste con consenso, algo que no podría ejecutar un nuevo gobierno de Mauricio Macri, ante la resistencia popular que ello generaría.



Las recetas del FMI apuntan al crecimiento en la lógica del capital y eso contacta con el sentido común que instala el poder en el ámbito global, por lo que nuestra reflexión apunta a procesos de ruptura en el plano de las ideas y propuestas a sustentar para resolver la agenda de la mayoría de la sociedad.



Son cuestiones que adquieren relevancia en momentos de debates de ideas, y en los procesos electorales ello se puede procesar, si es que existe voluntad política de hacerlo.



No son los diagnósticos ni las propuestas del FMI y las del poder mundial las que pueden resolver las ampliadas e insatisfechas necesidades populares, que requieren de nuevas formas de producción, distribución, intercambio y consumo para en armonía atender la demanda social al tiempo que se sostiene la capacidad de reproducir la vida natural. 


Guerra de divisas: colapso capitalista

Guerra de divisas: una nueva etapa en el colapso capitalista


Nick Beams, wsws 

La decisión de la Administración de Trump de etiquetar a China como un "manipulador de divisas", en respuesta a la decisión de Beijing de devaluar ligeramente el renminbi (también conocido como yuan) dejándolo caer a un valor menor a siete por dólar, tiene implicaciones que van mucho más allá de la guerra comercial iniciada por los Estados Unidos.

El impacto inmediato de las decisiones tomadas en Washington y Beijing fue enviar a los mercados financieros a una espiral descendente en todo el mundo, incluso en los Estados Unidos, donde Wall Street experimentó un declive significativo. La caída constituyó un reconocimiento de que la guerra económica ha entrado en una nueva fase aún más peligrosa.

Si bien la turbulencia financiera inicial ha disminuido, con los mercados experimentando un cierto repunte a la luz de un ligero aumento en el valor del renminbi, la guerra de divisas se ha colocado firmemente en la agenda.

Desde la crisis financiera mundial de 2008, todas las principales organizaciones económicas internacionales han advertido continuamente que el proteccionismo y las devaluaciones competitivas de la moneda deben evitarse a toda costa. Estas advertencias se han basado en el entendimiento de que tales medidas fueron un factor crucial en la década de 1930 en profundizar la Gran Depresión y crear las condiciones para el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

La prescripción contra las medidas arancelarias proteccionistas ha sido aprobada por la junta en lo que respecta a Estados Unidos. La Administración de Trump no solo ha impuesto aranceles a los productos chinos por valor de cientos de miles de millones de dólares (la última amenaza arancelaria contra China significará que prácticamente todas las exportaciones chinas a EEUU estarán cubiertas), sin que también ha dejado en claro que estos aranceles se utilizarán como un instrumento clave para avanzar su agenda económica en todas partes.

En la actualidad, la Unión Europea está involucrada en negociaciones con los Estados Unidos sobre un acuerdo comercial bajo la amenaza de que si no se adhiere a las demandas de Washington, particularmente en agricultura, se impondrá un aranceles automotriz del 25 por ciento por razones de "seguridad nacional". Esa amenaza se extendió a Japón, que también está involucrado en negociaciones comerciales bilaterales con EEUU, una situación que el primer ministro Shinzo Abe intentó evitar, temiendo con razón que le pondría un látigo en la mano a Washington.

Además, en sus tratos con México, la Administración de Trump amenazó con un arancel a menos que accediera a las demandas de imponer medidas para frenar el flujo de refugiados e inmigrantes. Si bien ese conflicto se resolvió, al menos por el momento, envió una ola de conmoción mundial porque implicó el uso de medidas económicas para hacer cumplir una agenda política.

Se ha empleado el mismo modus operandi, aunque de manera ligeramente diferente, con respecto a Irán. Explotando su dominio de la principal moneda internacional del mundo, el dólar, Washington ha amenazado con multas financieras a compañías y países que se niegan a adherirse a sus sanciones, impuestas después de su retirada unilateral del acuerdo nuclear de 2015 con Irán.

Ahora, cualesquiera que sean los giros y vueltas iniciales, la amenaza de una guerra de divisas significa que se ha alcanzado una nueva etapa en el colapso continuo del orden capitalista mundial.
En condiciones de una marcada desaceleración en la economía global, cuyos signos ya son evidentes en Europa, China, el sudeste asiático y en los propios Estados Unidos, donde la inversión empresarial y la fabricación están en declive, se disparará un guerra de perros rabiosos por mercados, sin un fin a la vista.

Además de calificar a China como una "manipuladora de divisas", hay otros indicios claros del cambio a tal política. Trump ha criticado a la Reserva Federal de los Estados Unidos por no bajar las tasas de interés lo suficientemente rápido como para contrarrestar los efectos de una caída en el valor del euro y el renminbi, alegando que las acciones de la Reserva Federal han puesto a EEUU en desventaja ante la Unión Europea y China.

El giro hacia una guerra de divisas no se limita a la Casa Blanca. La semana pasada, se introdujo una legislación en el Senado estadounidense, patrocinada conjuntamente por un senador republicano y otro demócrata, con el objetivo de reducir el valor del dólar estadounidense.

Según sus patrocinadores, la legislación era necesaria porque durante "dos décadas" los países extranjeros, incluida China, "manipularon sus monedas para impulsar sus exportaciones al tiempo que encarecían los productos estadounidenses en el extranjero", mientras que las compras extranjeras de activos financieros estadounidenses "también hicieron que el dólar estadounidense se sobrevaluara".

La propuesta de Ley de Dólar Competitivo para el Empleo y la Prosperidad, según sus patrocinadores, "administraría la tasa de cambio del dólar estadounidense" y la alinearía colocando una “tarifa de acceso al mercado" de acciones, bonos y otros activos estadounidenses para compradores extranjeros.

En este momento, no está claro cuánto apoyo podría obtener dicha legislación. Pero es una clara indicación de la dirección en la cual están soplando los vientos económicos.

Hay otro aspecto crucial en el cambio hacia las devaluaciones competitivas y la erupción de una guerra de divisas que va mucho más allá de la esfera del comercio, por muy importante que sea. En la economía capitalista, el dinero no funciona únicamente como medio de intercambio para el comercio y la inversión, sino que también como una reserva de valor. Pero si el valor de las monedas en papel, es decir, el dinero fiduciario creado por los bancos centrales y no respaldado por oro u otra reserva de valor, se reduce continuamente en un conflicto global, entonces esta función vital se pone en tela de juicio.

Este problema ahora atrae mucha atención en los círculos financieros. Está arraigado en los vastos cambios que han tenido lugar en el funcionamiento de la economía estadounidense durante las últimas tres décadas y más.

A partir de la década de 1980 bajo la Administración de Reagan, hubo un cambio significativo en el modo de acumulación de ganancias en EUA, ya que comenzó a depender cada vez más, no de la inversión en nuevas plantas y equipos y la expansión de la producción, sino del desarrollo de lo que se llegó a ser llamada la financiarización: la acumulación de ganancias a través de operaciones especulativas en acciones y otros activos financieros.

Comenzando con el colapso del mercado de valores de octubre de 1987, hubo una serie de tormentas financieras: el rescate de Long Term Capital Management en 1998, el desastre tecnológico en el cambio de siglo, por nombrar solo dos, que apuntaban a la creciente inestabilidad de todo el sistema financiero.

Sin embargo, estas tormentas fueron resistidas debido a las intervenciones monetarias de la Reserva Federal, el llamada "Put de Greenspan" como se la conoció. Si bien estas operaciones fueron "exitosas" porque superaron problemas inmediatos, aumentaron la inestabilidad subyacente del sistema financiero. En el análisis final, su éxito a corto plazo se basó en el empuje al crecimiento global y las ganancias proporcionado por la explotación de mano de obra barata de los llamados tigres asiáticos y cada vez más, desde mediados de la década de 1990, de China.

Pero en 2008, llegó la cosecha de lo que sembraron: la putrefacción en el corazón del sistema financiero global y de EEUU quedó expuesta en la crisis financiera.

La Reserva Federal, junto con otros bancos centrales, respondió invirtiendo billones de dólares en el sistema financiero global, bajando las tasas de interés a mínimos históricos y comprando activos financieros, lo que se conoce como expansión o flexibilización cuantitativa. El mantra oficial era que esto eventualmente traería consigo una restauración del crecimiento económico, haciendo posible un retorno a las políticas monetarias "normales".

Eso no ha ocurrido. El sistema financiero se ha vuelto tan adicto a la entrada de dinero barato que cualquier "normalización" amenaza con provocar una nueva crisis financiera. Los billones de dólares bombeados en el sistema no han desaparecido. Más bien continúan circulando, buscando ganancias a través de operaciones especulativas. Incapaz de encontrar fuentes rentables en la economía real, este océano de dinero ha virado hacia las deudas gubernamentales, elevando los precios de los bonos y reduciendo los rendimientos, de modo que unos 13,74 billones de dólares en bonos ahora se negocian con rendimientos negativos.

La marcha hacia la guerra de divisas, a través de la devaluación de las monedas fiduciarias, significa que se está gestando una nueva crisis, arraigada en el sistema monetario global. Los signos ya están comenzando a notarse.

En una reciente publicación en blog, Ray Dalio, director del fondo de cobertura de Bridgewater, uno de los más grandes del mundo, señaló que en condiciones en las que los bancos centrales están imprimiendo cantidades cada vez mayores de efectivo, habrá un cambio a formas alternativas de dinero, oro, por ejemplo, u otras formas de riqueza. Planteó la pregunta de qué funcionaría como una reserva de riqueza "cuando la mayoría de los banqueros centrales quieran devaluar sus monedas en el sistema de divisas".

No es posible predecir exactamente cómo se desarrollará esta crisis. Pero una cosa es segura: no hay solución alguna en cambios o ajustes en el sistema financiero. La única forma en que la oligarquía financiera puede devolver valor a su montaña de efectivo es intensificando los ataques contra la clase trabajadora, cuyo trabajo es la única fuente de riqueza real en la economía capitalista.

El claro cambio hacia la guerra de divisas, por lo tanto, no solo significa el desarrollo de una crisis para toda la economía global y el sistema financiero. También presagia el estallido de la lucha de clases a escala mundial, cuyos primeros indicios ya son evidentes, en los que la clase trabajadora se enfrentará cada vez más a la necesidad de luchar por el poder político como medio para poner fin al sistema de ganancias y reorganizar la economía mundial sobre bases socialistas.

miércoles, 10 de julio de 2019

Rusia y China en el patio trasero de EEUU

Rusia busca el poder como un "oso herido" y China pretende endeudar la región: ¿cómo quiere 'salvar' EE.UU. a Latinoamérica?

Según el almirante Craig Faller, Moscú y Pekín, al igual que Teherán, aspiran a imponer otro orden mundial.

El jefe del Comando Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM), el almirante Craig Faller, desarrolló este martes ante el Comité de Servicios Armados del Senado del país norteamericano su estrategia de defensa nacional en Sudamérica, América Central y Caribe, en cuyo marco enumeró las amenazas presentes en la región. Entre estas, destacó la influencia de Rusia y China.
El almirante calificó las acciones de Rusia en la región como las de "un oso herido" que busca el poder. "Quieren hacer que EE.UU. se vea mal y harán cualquier cosa que desafíe la ventaja de EE.UU., incluso si esa ventaja es para el bien internacional", apuntó Faller.
Respecto a la actividad china en Latinoamérica, el militar subrayó que Pekín tiene "legítimos intereses económicos en todo el mundo", detallando que trabajan en la construcción de puertos, desarrollo de infraestructuras o en el acceso al espacio.
Aunque "todo esto que se caracterizaría por los funcionarios estatales chinos como un poder blando", Faller opina que Pekín "está preparando el escenario para un futuro acceso e influencia que tendría claramente una dimensión militar".

¿De qué exactamente se les acusa?

El supuesto peligro que proviene de dichos países, manifestó el militar, no se limita al sector militar, sino que también está presente en la esfera económica y cibernética. Agregó a esto que, al igual que Teherán, Moscú y Pekín han expandido su acceso al vecindario e intentan imponer otro orden mundial "consistente con sus modelos autoritarios". En este sentido, hizo mención especial a Venezuela, donde Rusia y China —alegó— respaldan el "autoritarismo local" por interés económico y por ejercer influencia.
"[Rusia y China] están desdibujando las líneas de lo que constituye una 'amenaza militar', a través de la coerción económica, el robo sistemático de tecnología, las campañas de influencia y la actividad cibernética maliciosa", declaró Faller.
Como ya habitual para las autoridades estadounidense, Faller acusó a Rusia de interferir en los asuntos internos de los países latinoamericanos mediante la supuesta difusión de noticias falsas e injerencias electorales.
Dichas acusaciones han sido firmemente refutadas por Moscú en diferentes ocasiones. En 2018, el año en que se celebraron varias elecciones importantes a lo largo de América Latina, el Kremlin advirtió de que EE.UU. se dedicaba a desinformar e imponer a los países de la región la idea de la supuesta injerencia rusa.
Estas acusaciones contrastan con los cambios de gobierno que el propio Washington ha propiciado en el pasado en los países de la región. Pese a que EE.UU. siempre negó en su momento su participación en derrocamientos de gobernantes, documentos desclasificados años más tarde por sus mismas instituciones revelan lo contrario.

¿Tropas rusas en Venezuela?

En particular, Faller aseguró que Rusia cuenta con tropas en ese país latinoamericano y que la existencia de reportes que refutan dicha afirmación tiene que ver con la manera como el Kremlin manipula los medios de comunicación a nivel mundial.
"Hay tropas rusas, hay contratistas de defensa rusos, hay cientos presentes en Venezuela. Están apoyando al régimen de [presidente legítimo venezolano Nicolás] MaduroMantienen el equipo ruso en funcionamiento. Están llevando a cabo la gama completa de actividades que se esperaría de una potencia extranjera para apoyar a su régimen títere", denunció Faller.
En una entrevista concedida a fines del pasado junio a Financial Times, el presidente ruso, Vladímir Putin, inisitió en que no hay tropas rusas en ese país. El mandatario explicó que el personal ruso que se encuentra en Venezuela está allí en el marco de acuerdos bilaterales existentes entre Moscú y Caracas y se limita únicamente al mantenimiento de la técnica militar y la formación de especialistas en este ámbito.
"Tenemos contratos, en los que está escrito qué es lo que tenemos que hacer para el mantenimiento de esta técnica militar y cómo", precisó el líder ruso, subrayando que eso no puede ser interpretado como un intento de Moscú de influir en la vida política del país. Asimismo, recordó que el suministro de armas rusas a Venezuela se remonta a los tiempos del Gobierno de Hugo Chávez.

Endeudamiento como principal estrategia de China

En cuanto a China, el funcionario estadounidense sostuvo que Pekín pone deliberadamente a los países latinoamericanos en situación de deuda, ganando de esta manera influencia en sus gobiernos.
Como el mayor acreedor estatal de Venezuela, el país asiático "ha endeudado a los venezolanos en más de 60.000 millones de dólares" y "está exportando tecnología de vigilancia utilizada para monitorear y reprimir al pueblo de Venezuela", según Faller.
Craig Faller, jefe del Comando Sur de EE.UU.
"China ha endeudado a los venezolanos en más de 60.000 millones de dólares."
Craig Faller, jefe del Comando Sur de EE.UU.
Aunque Faller acusó a Pekín de empeorar la situación de Venezuela con el deliberado endeudamiento, el propio Caracas denuncia que el Gobierno de Donald Trump ha incrementado sus medidas de presión y sanciones contra el país con la finalidad de forzar la renuncia de Maduro y en reconocimiento al autoproclamado "presidente encargado", Juan Guaidó.
Venezuela cataloga estas acciones como un "bloqueo económico y financiero" que le ha causado pérdidas millonarias al país suramericano, la congelación de dos de sus activos del campo energético en el exterior (Citgo y Monómeros) y el bloqueo de cuentas del Estado en el exterior, lo que le ha dificultado la adquisición de alimentos y medicinas.

Socios y aliados en la región

Durante su discurso, Faller habló positivamente de la cooperación militar que existe entre EE.UU. y diversos países de la región como Colombia, Perú, Brasil o Chile.
A finales del pasado junio, el jefe del Comando Sur realizó una gira por Suramérica que lo llevó a visitar Argentina y Chile. El principal objetivo de su viaje era fortalecer las alianzas estadounidenses en la región ante la creciente influencia de potencias como Rusia y China. El almirante hizo hincapié en los ejercicios militares conjuntos realizados en Chile, asegurando que la cooperación debe ir en esa dirección.
Asimismo, Faller se mostró inquieto por una estación espacial en Argentina en la que trabaja China, asegurando que el grado de actividad militar en el lugar es extremadamente preocupante para el país norteamericano.
El almirante destacó asimismo los esfuerzos conjuntos de los militares estadounidenses y sus colegas colombianos para combatir el tráfico de drogas procedentes de ese país.
Sin embargo, el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) publicó el año pasado un informe que indica que tanto los movimientos militares de EE.UU. registrados en Panamá y Colombia, como las bases militares con las que Washington cuenta en Colombia, Perú y Honduras, los ejercicios militares denominados AmazonLog o los acuerdos con las Fuerzas Armadas argentinas suponen una "demostración de fuerza" para conseguir un "cambio de régimen" en Caracas.

Centroamérica

Faller destacó el trabajo del SOUTHCOM en Centroamérica, afirmando que los recientes cambios de gobierno en algunos países son positivos para las relaciones con EE.UU., como en el caso del El Salvador, cuyo liderazgo anterior tenía otra visión. Según el almirante, la influencia de Rusia y China ha disminuido en esta nación centroamericana, al igual que en Honduras y Guatemala.
Cabe destacar, que estos tres Estados forman parte del llamado Triángulo Norte de Centroamérica, región que es considerada como la más mortífera del mundo. El Salvador, en particular, es el país con la tasa de homicidios más alta de todo el continente americano, según un reciente reportede la ONU.
La desenfrenada violencia, combinada con la extrema pobreza y corrupción, son algunas de las razones principales que empujan a decenas de miles de centroamericanos a abandonar sus hogares rumbo a EE.UU. en busca de una mejor vida. 
Las caravanas de migrantes han provocado una crisis humanitaria en la frontera deMéxico y EE.UU.

Ante esta situación, el Gobierno de Donald Trump anunció que suspenderá los programas de ayuda humanitaria destinados a Honduras, Guatemala y El Salvador hasta que estos países adopten medidas para detener el flujo de migrantes.

Posible solución para EE.UU.

De acuerdo con Faller, China entra a la región con una mayor cantidad de dinero en efectivo que el Pentágono. Sin embargo, insistió en que representantes de las fuerzas armadas de diferentes países latinoamericanos le expresaron su disposición a cooperar con Washington a pesar de que Pekín ofrece más dinero.
En algunos casos, muchos de los altos rangos militares de las naciones de la región estudiaron en EE.UU. y ello juega un papel importante. Es el caso de El Salvador, cuyo ministro de Defensa atendió a una institución militar estadounidense.
Para Washington, la mejor forma de competir ante la creciente influencia de Rusia y China —indicó el almirante— es usando su fortaleza y sus acciones, sobre la base del respeto mutuo y la cooperación con los países de la región.
Esto significa, dijo, apelar a la formación educativa, compartir información, además de entrenar mediante ejercicios militares conjuntos, "hombro con hombro", de EE.UU. y los países de América del Sur y el Caribe, así como invertir en las ONG que operan en la zona, todo lo cual calificó como la mejor manera de obtener resultados de resiliencia más duraderos.
"También necesitamos la presencia militar correcta, enfocada y consistente", afirmó.

miércoles, 3 de julio de 2019

China y sus juegos pesados con EEUU

Dos ofensivas con el mismo objetivo, pero de diferente tipo

Veo que hay una cierta relajación tras lo ocurrido estos días en el G-20 y en el acuerdo del día 28 en Viena por Irán. Y voy a intentar explicar qué ha ocurrido y cómo asistimos a una nueva fase de la guerra, sobre todo entre EEUU y China, con ofensivas por ambos bandos aunque de diferente calado. Y lo voy a hacer esta vez sin aceitunas ni cervezas.

Resulta que en la reunión del G-20 se ha acordado una tregua en la guerra económica que lanzó EEUU contra China y en la que China respondió de una forma no prevista. Por ejemplo, paralizando la importación de soja desde EEUU. Ese sí fue un torpedo en la línea de flotación de Trump puesto que su gran base social y electoral son los agricultores y el presidente de la Asociación Americana de Productores de Soja pidió públicamente a Trump que llegase a algún acuerdo con China porque, en caso contrario, "el sector no podrá sobrevivir ni un año" (sic).

La soja es el producto estrella, con una reducción total en las exportaciones del 70'6% desde el inicio de la guerra arancelaria hasta el fin definitivo que os comentaba más arriba. Pero no es el único. El resto de productos agrícolas llevaba el mismo camino, con una reducción global de las importaciones chinas del 55'3% (por ejemplo, el sector del algodón ya exportaba el 60% menos). La hecatombre de los agricultores estadounidenses se refleja en este cuadro. De continuar, era el espejo donde se podía mirar Trump de cara a su campaña por la reelección. Luego estaba obligado a dar un paso atrás y los chinos, con elegancia, le han permitido dar ese paso sin que parezca que retrocede (del todo).




La chulería se paga. El actuar como si todo siguiese igual, como si EEUU (y Occidente) siguiesen controlando el mundo es tan irreal como creer en los unicornios. Y así han venido, y todavía lo pretenden, haciendo los occidentales. Error, un craso error. Porque gracias a la guerra económica, China tiene ahora muchos otros suministradores: desde Brasil y Argentina en América Latina a Australia en Oceanía. Pero lo más importante es que se ha cimentado muy rápidamente uno de los principales ejes de la estrategia de futuro de China: la Nueva Ruta de la Seda. Porque los principales suministradores de productos agrícolas a China son países como Rusia, Tailandia, Indonesia, Malasia, Filipinas, Vietnam, Myanmar, Camboya y Laos.

China ofreció volver a comprar soja a EEUU en esa reunión del G-20 a cambio de que EEUU levantase el veto a Huawei. Las dos cosas se han hecho, por lo que estamos en una tregua que dista mucho de ser el fin de la guerra. Una tregua es eso, una tregua. En ella cada parte se reforzará y estará en mejores condiciones para reanudar la guerra cuando sea necesario.

Pero esto es lo que se ve, porque hay otras cosas que están ocultas. Por ejemplo, que EEUU ha visto cómo el "capitalismo liberal" ha sido derrotado por el "capitalismo de Estado". China publicó el 2 de junio un libro blanco en el que establece cuáles son los aspectos intocables: "mantener la apuesta por la innovación propia (o sea, la inteligencia artificial, el 5G y similares), mantener la presencia de las empresas de propiedad estatal en los sectores clave y continuar desarrollando un enfoque estratégico en todo lo relacionado con la inteligencia artificial, el comercio electrónico y las tecnologías de la ciencia de la salud".

No es conocido, pero a esto se respondió desde EEUU y fue Peter Navarro, el asesor de Trump para China: "esto es una amenaza existencial para la prosperidad de EEUU y el predominio de EEUU en la economía mundial. China se ha dirigido a las industrias estadounidenses del futuro. Si consigue el éxito en estas industrias emergentes, EEUU no tendrá futuro económico".

La clave está donde siempre ha estado, en quién tiene el control de los medios de producción. Y en China, en su inmensa mayoría, está en manos del Estado. Por eso asistimos ahora al giro, mejor, un acelerón porque siempre ha sido el gran objetivo de la estrategia estadounidense: destruir al Partido Comunista Chino de la misma manera que se destruyó el Partido Comunista de la URSS y de la que ya os hablé. Para ello hay que desvirtuar la imagen de China, y así hay que interpretar, de nuevo, las moviditas de Hong Kong. Y volverán las campañas sobre el exterminio de los iugures, y la persecución de los cristianos, y los campos de re-educación, y recuerdos de Tiananmen, aplicaciones espías en los teléfonos… y lo que haga falta. Snowden se estará riendo porque comprado con lo que hace Occidente... Pero no Assange, encarcelado y a punto de ser extraditado. En fin, las cositas de los "demócratas" del "mundo libre".

¿Quiere el mundo estar dirigido por estos totalitarios comunistas, represores de las libertades y bla, bla, bla...? ¿No es mejor mantenerse en el orden liberal "basado en reglas" (sin mención al derecho internacional) y bla, bla, bla...?

Es decir, estamos, de nuevo, en una campaña ideológica que los niñines (y niñinas) habituales, esos de la transversalidad, no quieren ver porque les salen sarpullidos solo de pensarlo. Y así vemos cómo los medios de propaganda, incluidos los que van de "alternativos", recogen con entusiasmo la neolengua burguesa que cada vez es más común: cuando hay competencia, por ejemplo en el sector manufacturero tradicional, se habla de "comercio justo" (lenguaje bonito sobre la no explotación, etc.) pero cuando hay supremacía, por ejemplo en las finanzas o en los productos manufactureros de alta gama, se habla de "libre competencia", es decir, la ley del más fuerte. Y si eso falla porque hay otro también fuerte en estos sectores, se va a la guerra, como con Huawei. Y los supuestos "progres" comprando, y vendiendo, todo esto.

Mírese como se mire, esto es ideología. Y esta es una de las ofensivas que hay ahora mismo en marcha: la ofensiva de EEUU contra el papel del Partido Comunista de China tanto en China como en el resto del mundo. No puede ser que un hegemón sea comunista, aunque tenga más de nombre que de realidad. Volvemos a la guerra fría.

Uno de los misterios de la desaparición de la URSS es, para mí, cómo un partido con 20 millones de militantes no dio la cara ante tanto despropósito. La corrupción, la esclerotización, la putrefacción interna del partido tuvo mucho que ver y un relato muy acertado de lo que ocurrió entre la militancia se puede ver en el excelente libro de Sara Rosenberg "La voz de las luciérnagas".

Pero hay una diferencia entre la Unión Soviética y China: que han pasado casi 30 años. Y los chinos han aprendido, y mucho. Y ahora mismo, como son conscientes de esta ofensiva, y acuciados por su propia base, los dirigentes del PCCh han lanzado otra, interna, para fortalecer su presencia, política e ideológica, dentro del país (con lo que eso conlleva de afianzamiento de la estrategia a nivel mundial).

Lo sorprendente es que se está recuperando de forma oficial el legado de Mao, que en los últimos años había pasado casi como la luz por el cristal, sin tocarlo ni mancharlo. Y así, en la última revista editada por el Comité Central del PCCh se puede leer, para mi sorpresa, que "en el estudio de las obras teóricas del marxismo en la China moderna, es necesario buscar en la raíz y explorar las fuentes, estudiar cuidadosamente las obras de escritores famosos del marxismo-leninismo y del camarada Mao Zedong".




Y más sorprendente aún: "para una promoción de la salida al mundo exterior [de China] se requiere que continuamente inventemos formas y medios de propagar la teoría marxista, desarrollar la propaganda teórica utilizando diversas formas de literatura y arte, libros, periódicos, televisión, películas, exposiciones... para que la propaganda teórica se una a la vida y actividad cotidiana".

Porque, "la defensa del marxismo debe llevarse a cabo en condiciones de total apertura al mundo exterior". Es decir, la Nueva Ruta de la Seda tiene, también, un componente ideológico por muy pequeño y sutil que sea. Y esto es importante. Y esto es lo que ha percibido EEUU y por eso lo combate.

Tengo la impresión de que estamos en una versión ideológica del "socialismo con características chinas", es decir, en una especie de "marxismo a la china". Pero algo es algo, sobre todo en estos momentos. Porque lo que hay es un paso al frente, no un paso atrás como en la URSS. Y eso es lo que ha llevado a la tregua del G-20. EEUU pensó que China se rendiría. No ha sido así y, por el contrario, ha sabido contraatacar causando grandes pérdidas. Por ahora, tablas.

Lo mismo que con Irán. La reunión del día 28 en Viena terminó con un "triunfo", así, entre comillas: la moribunda UE aceptaba enfrentarse un poquito a EEUU diciendo que ya estaba operativo su mecanismo para salvar el acuerdo con Irán, el INSTEX. Y todo el mundo lo celebró. Pero no. Los iraníes ya han dicho que es insuficiente, que no permite comprar petróleo y que así no les sirve como instrumento para hacer frente a las sanciones de EEUU. Y los europeos se la han vuelto a envainar, como de costumbre. De ahí que Irán haya decidido sobrepasar su producción de uranio no enriquecido y de ahí que mantenga la fecha del 7 de julio para reducir sus compromisos del acuerdo nuclear, tal y como le permite ese mismo acuerdo si alguna parte lo incumple. Y EEUU lo viene incumpliendo desde el 8 de mayo del año pasado.

Que los europeos son imbéciles es poco cuestionable, que son vasallos de EEUU es tan cierto como que hay noche y día. Porque hace falta ser imbécil para mantener el grueso de su comercio en dólares en vez de en euros, porque hace falta ser imbécil para no acelerar el INSTEX (que tiene el pomposo nombre de Instrumento de Apoyo a los Intercambios Comerciales) que permitiría el comercio en euros con un país de la envergadura de Irán. Pero no, la UE se mantiene en que el INSTEX solo afectará a los productos alimenticios y médicos vendidos por compañías europeas y que no va a comprar petróleo a través de él. Buena vasalla de su señor, EEUU.

Es decir, la UE es irrelevante. Sobre todo porque una semana después de la puesta en marcha del INSTEX de forma oficial, y a cuatro días de la fecha tope dada por Irán, no se ha realizado ninguna operación, ninguna. Es un instrumento muerto, vacío. Ni se preocuparon, siquiera, de guardar las apariencias haciendo un par de transacciones para cubrir el expediente. Eso es Europa, un inmenso montón de mierda.

No creo que hagan nada en estos días -si, acaso, culpar a Irán por romper el acuerdo, convirtiendo así a la víctima en el verdugo-, pero por dar un margen al optimismo (y yo no tengo ninguno, pero siempre habrá alguien que lo crea), hay que esperar hasta el domingo.

El Lince

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