MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

domingo, 27 de enero de 2013

Casa donde se hospedó José Martí en República Dominicana

Casa donde se hospedó José Martí en República Dominicana
Por Diony Sanabria

El Héroe Nacional de Cuba, José Martí, visitó tres veces República Dominicana en 1892, 1893 y 1895 antes de incorporarse a una nueva guerra contra el colonialismo español, organizada por su genio y capacidad.


Muy cercano al suyo geográfica y culturalmente, en este país sumó otra vez a la causa independentista de la mayor de las Antillas a Máximo Gómez, "el general con cuna en Baní" y jefe supremo del Ejército Libertador cubano.



Martí también recibió el apoyo de importantes intelectuales, hombres de negocios y políticos dominicanos, entre ellos el presidente Ulises Heureaux, conocido como Lilís.



De los tres viajes, solo en el primero estuvo en Santo Domingo, la capital de Dominicana, el 18 y 19 de septiembre de 1892, y recorrió sitios históricos y fue recibido en la sede de la Sociedad de Amigos del País.



Allí la palabra del Maestro, quien también fue llamado en vida Apóstol, electrizó a la concurrencia, de acuerdo con el escritor dominicano Max Enríquez Ureña.



Durante la estancia capitalina, Martí se hospedó en la llamada casa de San Pedro, en el número 155 de la calle Las Mercedes, entre Hostos y Duarte.



En estos momentos, la edificación, que en el pasado reciente tuvo diversos usos y fue una discoteca, muestra un gran deterioro por abandono, pero inversionistas españoles proyectan construir en sus terrenos el Hotel Las Mercedes, de 100 habitantes.










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Por aquí pasó Martí. Por Yisell Rodríguez Milán

Quien recorra el municipio guantanamero de Imías, por donde pasó el Maestro tras su desembarco por Playitas de Cajobabo, descubrirá la inmensa pasión que por su vida y obra sienten los que allí viven.
Este monumento ilustra el desembarco de José Martí, Máximo Gómez y otros cuatro…
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sábado, 26 de enero de 2013

HISTORIA DE CUBA: GRITO DE BAIRE


De la bolivariana unión de repúblicas a la Celac

De la bolivariana unión de repúblicas a la Celac, según Díaz Lacayo


Managua (PL) Para el historiador nicaragüense Aldo Díaz Lacayo, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) es la unión de repúblicas soñada por Simón Bolívar y su expresión más acabada la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (Alba).
La Celac es la unión de repúblicas, su sustento ideológico es la identidad, su sustento es la geopolítica regional y valores como la solidaridad, complementariedad y equidad, afirmó el ex embajador en exclusiva para Prensa Latina.

La liberación, que busca la humanidad desde que cobró conciencia de sí misma, está allí pero actualizada, porque hay un cambio de época, un tránsito de un estadio histórico a otro y el pueblo lo percibe y lo demanda, a juicio del entrevistado.

La Celac proyecta lo que ya propusieron Bolívar, José Martí y la Revolución Cubana, señaló y destacó la continuidad histórica en estos procesos.

Bolívar dice respetémonos, unámonos, nosotros no somos españoles, no somos indígenas, somos una nueva raza. Ya la nación es distinta, ya no es la nación originaria, ya no es la nación colonial, explicó el analista.

¿Cuál es el fundamento de la unidad planteada por Bolívar?, preguntó y a continuación respondió: una unidad geopolítica.

No era unirse por unirse, sino articularse para lograr un equilibrio en el mundo, para que América Latina y el Caribe pesara en el equilibrio geopolítico mundial y ese peso específico le permitiera hablar de tú a tú con los otros centros de poder mundiales, explicó.

El libertador de América, añadió, plantea una unidad política respetando los países, porque ya no había nada que hacer, ya se habían constituido, ya había un imaginario popular de parcelación, y cuando le escribe al chileno Bernardo OÂ�Higgins, en 1821, habla de la nación de repúblicas.

Estaba pendiente esa nación de repúblicas, pero se dio cuenta que existe la posibilidad de crear un Estado núcleo de ella y propone con ese fin el nacimiento de Colombia, pese al contrapeso brutal del andamiaje político en esa zona tan marcada por el colonialismo español.

Para Bolívar esa unidad geopolítica era la madre de todo, de un poder económico, social, político, pero él parte de ella porque, asumiendo la hipótesis de su compatriota Francisco de Miranda, nunca concibió la idea de un continente parcelado.

Bolívar respetó la parcela, pero demandó la unidad, y ¿qué hicieron los Estados Unidos? Desde 1823 con la Doctrina Monroe, y en 1888 con el relanzamiento de la Unión Panamericana, contrapusieron a la unidad geopolítica y a la política, su llamada "integración".

Desde aquel entonces, la integración planteada desde el Norte sigue un mismo propósito de dominación; así lo demostraron el proyecto del Área de Libre Comercio para las Américas y los Tratados de Libre Comercio de matriz neoliberal.

Ese tipo de integración (promovida por Washington) no constituye una propuesta promotora de desarrollo económico, entonces nos parcelan mucho más y logran que nos dividamos políticamente, militarmente, y hasta entremos en guerra, advirtió Díaz Lacayo.

De acuerdo con el intelectual nicaragüense, el comercio, expuesto por la lógica del capital, condujo a enfrentamientos en el pasado y es fuente de actuales conflictos.

No estoy para nada de acuerdo con ese tipo de integración comercial que nos mutila, que nos aísla a unos de otros, que nos enfrenta como pueblos distintos cuando somos todos iguales, de la misma raíz originaria, insistió al contrastar aquel concepto impuesto con fines de dominación desde el Norte con el nuevo y unitario de integración latinoamericana y caribeña, promovido por la Celac.

Según Díaz Lacayo, Martí abogó por la unidad ciento por ciento de América Latina y se pegó un salto infinito al formular que "Patria es Humanidad".

Fidel Castro desde el principio dice igual: la unidad de América Latina y el Caribe y salta como Martí, pero lo institucionaliza y convoca a todos los pueblos del mundo a sumarse a ese núcleo, en particular a los de Asía, África y Oriente Medio, añadió.

En 2011, opinó, la Celac retoma esas ideas y alienta a unirse, a proyectarse, conforme a las nuevas circunstancias, un imperialismo brutal que tiene dos patas o polos: el político, que es el de la unilateralidad, y el de la unipolaridad militar.

Díaz Lacayo destacó los progresos en cuanto a la multilateralidad, a partir de la unión de América Latina y el Caribe con otros bloques de naciones del Sur y con Rusia.

Ese relanzamiento es la idea del presidente venezolano Hugo Chávez, pero también es el espíritu de la Celac, reconoció.

¿Y qué hizo Chávez? Lo mismo que Bolívar, un tratado de unión, y extendió esa proyección a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), creada en 2008, significó.

Chávez con Unasur busca garantizar la paz, evitar la guerra por cualquier motivo o circunstancia, y hace un acuerdo en ese sentido. Otro acuerdo estuvo dirigido a buscar una doctrina militar propia y todo eso también está en el espíritu de la Celac, recalcó.

Vamos en un camino empedrado, porque nos estamos enfrentando a un imperio que tiene el poder militar más grande que nadie jamás pudo imaginarse en el mundo, en ninguna época, y ese imperio está dirigido por los guerreristas, repasó.

El proyecto impulsado por el líder de la Revolución Bolivariana, similar al de Fidel, igual que el de Bolívar, el de Martí, está enfrentado con el mismo imperio en una época en la cual alcanzó un nivel de agresividad superior.

Hizo notar Díaz Lacayo que la búsqueda de una doctrina militar propia, la creación de la Celac, de la Alba, del Acuerdo de Cooperación Energético Petrocaribe, constituyen expresiones de la búsqueda de la identidad latinoamericana por la cual batallaron los próceres de la independencia.

La nuestra es una historia de lucha, desde la conquista hasta hoy. Nuestros pueblos jamás han dejado de lidiar contra el imperio, subrayó.

Parte de esa historia es la división, y parte de esa división es la confrontación armada entre nuestros países y hacerle creer a cada pueblo que su identidad es distinta, lamentó y abogó por revisar esa concepción.

Es cierto, nos metieron los valores cristianos hasta la médula, pero no pensamos en español como España, sino como América, definió el ex diplomático.

Insistió en la relevancia del papel desempeñado por Chávez, quien a su modo de ver es indispensable en el sentido de la claridad del proyecto, porque encarna la nueva forma socialista, de unidad geopolítica regional de América Latina y el Caribe y de esta con el mundo.

Chávez es el eje de este nuevo impulso del movimiento unitario de América Latina y el Caribe, con sustento socialista. Es la continuación de la línea de Bolívar, Martí y Fidel. No es una expresión aislada, es la expresión acabada de una línea histórica, de una estructura histórica, acentuó.

Conforme con el analista, eso implica de por sí organización, ninguna idea puede sobrevivir en el aire, tiene que arraigarse en organización y eso es lo que estamos viendo con esa gran cantidad de instancias orgánicas surgidas.

Díaz Lacayo demostró su convicción en la posibilidad de que prevalezca el sentido de la unidad expresado en la Celac frente a la reacción en cadena de la derecha regional e internacional.

Esa es mi expectativa y estoy seguro que es la de todos los pueblos y de muchos gobiernos de América Latina y el Caribe, razonó y recalcó la responsabilidad enorme de la dirigencia política múltiple de esta parte del mundo en el nuevo contexto histórico.

*Corresponsal de Prensa Latina en Nicaragua.

arb/rr/mjm/ism

 

PRENSA LATINA: ENFOQUES

Enfoques

Por Alberto Salazar Gutierrez

Nueva Delhi, 25 ene (PL) Agitaciones políticas internas, amenazas terroristas y, por si fuera poco, tensiones en la frontera común, proporcionan a millones de indios y pakistaníes sobradas razones para orarle a Mahoma al cumplirse hoy otro año de su nacimiento.
Bandera de MalasiaKuala Lumpur, 23 ene (PL) Internet, los jóvenes y los emigrantes ilegales nacionalizados constituyen los elementos clave en las elecciones generales de Malasia previstas para abril venidero.
Constante peligro de otro Sandy Hook en Estados UnidosWashington, 22 ene (PL) Un nuevo tiroteo, ahora en Texas, ocurrió hoy en otra escuela, cuando aún la sociedad estadounidense sigue conmocionada por la matanza de 20 niños en la primaria Sandy Hook, de la ciudad de Newtown, en Connecticut.
Bandera de PanamáPor Luis Manuel Arce Isaac

Panamá, 21 ene (PL) Seis ministros del gobierno panameño son precandidatos a las elecciones generales de 2014 y empezarán ya a luchar por ganar las internas y convertirse en el candidato único a la presidencia del país por Cambio Democrático (CD).
Por Anubis Galardy
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Por Isabel Soto Mayedo
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alcaldesa centroizquierdista Susana VillaránLima, 18 ene (PL) La capital peruana conmemora hoy el aniversario 478 de su fundación española, en un clima de conflicto causado por una ofensiva conservadora que pretende revocar a la alcaldesa centroizquierdista Susana Villarán.
Emilio RappaccioliPor María Julia Mayoral
Managua, 18 ene (PL) La salida del consorcio español Gas Natural del negocio eléctrico en Nicaragua sacó a flote un debate de fondo: la correlación entre ganancias e inversiones de la iniciativa privada en una nación que busca desarrollo sostenible.
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Recados de Martí a Nuestra América


José MartíPor Randy Saborit Mora*




Guatemala (PL) José Martí, quien no se avergonzó del delantal indio de su madre América, dejó muchos recados en su vasta obra en pos de la integración latinoamericana.

Con la capacidad de postver se refirió en uno de sus textos publicados en la revista La América, en enero de 1884, "a aquellos que son en espíritu, y serán algún día los Estados Unidos del Sur", al definir a América Latina.�"¿ 

La institucionalización de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en Venezuela, el 3 de diciembre de 2011, en el bicentenario de la declaración de su independencia, puede contribuir a materializar el sueño martiano de una América unida desde México hasta Argentina y Chile.

A más de un año de la creación de la Celac, está previsto que el 27 y 28 de este mes Santiago de Chile reúna a los jefes de Estado y de Gobierno de los 33 países independientes de América Latina y el Caribe que conforman esa comunidad.

Cuba asumirá la presidencia de esa organización a partir de febrero del 2013, en el año del 160 aniversario del natalicio Martí, quien en carta al director de La Opinión Nacional de Caracas, Fausto Teodoro de Aldrey, expresó el 27 de julio de 1881: "De América soy hijo, a ella me debo".

No fueron palabras al viento, aquellas escritas por un joven de 28 años. Su hacer periodístico en pro de la región y su labor como organizador del Partido Revolucionario Cubano para independizar a su Isla, y así equilibrar el área al sur del río Bravo, en México, demuestran con creces que cumplió su misión de hijo "nuestroamericano".

Quizás la esencia está en convertir las palabras de Martí en actos transformadores de fe por toda la América que en la actualidad apuesta por una mayor integración, sin invitar a la fiesta a la sección norte del continente.

Sus consejos traspasan los tiempos, como los sintetizados en su medular ensayo "Nuestra América", con más de 120 años de lozanía; publicado en La Revista Ilustrada de Nueva York y en El Partido Liberal de México, el 1 y 30 de enero de 1891, respectivamente.

La Celac fue calificada por el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, como el suceso institucional más importante de la región en los últimos 100 años. En esta época de cambios en Latinoamérica sería oportuno tomar en cuenta algunos recados martianos que llegan desde el siglo XIX.

DEFENDER LO NUESTRO 

Martí invita a los hispanoamericanos a amar y defender lo nuestro. Sin embargo, nadie puede querer o proteger lo desconocido, por tanto, el Maestro consagró su existencia a propagar mediante su periodismo las riquezas intelectuales y naturales de la Patria Grande.

Al examinar su Revista Venezolana, La América y La Edad de Oro, el periodista se muestra defensor del Sur. Guiado por una agenda de temas históricos, culturales, políticos y sociales, instaba al público a sentirse orgulloso de ser hispanoamericanos, anticolonialistas, independentistas y antiimperialistas.

El cronista elaboró textos interesantes, como un cuento, para escenificar la historia continental y pintó "biografías de carne y hueso" de los héroes de la América de habla hispana.

A través de las tres publicaciones, el director conversaba sobre tópicos importantes para la región en dependencia del receptor y el contexto, basado en fuentes diversas para demostrar al lector la capacidad de los latinos en diferentes escenarios sociales.

El redactor en la Revista Venezolana (julio 1881) supo ajustar el lenguaje al momento de fundación vivido desde México hasta Chile, mientras creaba una nueva manera de narrar al sugerir que quien escriba debe usar el color tanto como quien pinta.

A La América la definió desde enero de 1884 como un periódico útil y no literario porque los tiempos eran graves y urgía darle solución a problemas concretos de la región.

Desde La Edad de Oro (julio-octubre 1889) adoctrinó "sin parecerlo", y fomentó un estilo apartado del "título científico y el lenguaje aparatoso", y demostró que podía enseñarse sin fatiga e instruir de manera ordenada y útil.

El escritor logró en las tres publicaciones realizar un periodismo apegado a lo autóctono, sin buscar cuño de Estados Unidos o Europa.

FORMAR CONCEPTOS PROPIOS 

La Revista Venezolana fue latinoamericanista como intentó serlo la Revista Guatemalteca, que Martí anunció en abril de 1878 y nunca salió.

"Quien dice Venezuela dice América: que los mismos males sufren, y de los mismos frutos se abastecen...", aclaró el joven de 28 años en los "Propósitos" de la publicación fundada en Caracas en julio de 1881.

Precisó que ese medio no obedecía a ningún grupo literario, ni parcialidades filosóficas, ni tenía "un criterio airado y exclusivo".

Como su objetivo editorial era unir voluntades, subrayó que la revista venía a poner en acuerdo las edades.

"No será pues, tribuna egoísta, este humilde periódico; sino casa modesta, donde todo sereno pensamiento, y pensador hidalgo, tendrán casa. Alhajado está el hogar, y los miembros del Areópago citado: ÂíSea todo, humildemente, en prez de Venezuela, y de América!", puntualizó el director.

En primera persona del plural se refirió a "nuestros elementos de riqueza", "nuestra fauna", "nuestra flora", "nuestra atmósfera matizada de colores", "nuestro aire henchido de perfumes".

A su juicio, "nuestros adelantos, futuro desarrollo o sabias leyes" debían propagarse para conocimiento de nativos y extranjeros.

La Revista Venezolana venía a decir a los latinoamericanos que amaran lo nuestro y lo defendieran. Para Martí urgía "propagar todo pensamiento americano para bien de nuestras tierras y auxiliarlas a formar conceptos propios". Su superobjetivo era ayudar a cultivar al hombre original en una tierra auténtica con singular historia y cultura.�"¿ 

(continúa) 

--- 

(Versión actualizada del corresponsal de Prensa Latina en Guatemala a especiales suyos publicados originalmente bajo el mismo título el 13 de mayo de 2011 por esta agencia).

jhb/rsm 

Recados de Martí a Nuestra América (II PARTE) 

Randy Saborit Mora* 

Guatemala (PL) La América, editada en Nueva York, en la que escribió Martí en 1883 y 1884, recoge otros muchos recados, artículos concebidos por el Maestro como colaborador, y luego director en esa revista de agricultura, industria y comercio, que alumbran la hora actual en Latinoamérica.

Esta publicación le sirvió para "definir, avisar y poner en guardia" a las tierras al sur del río Bravo, en México, ante el empuje expansionista de Estados Unidos en la década de los 80 del siglo XIX.

AUTOESTIMA LATINA 

El Apóstol insistió, de las más diversas formas, en reconocer la inteligencia de los hispanoamericanos, por ejemplo al destacar las notas de los estudiantes en un colegio norteamericano, donde una sexta parte eran latinos: 

"Si por cada alumno hispano parlante hay seis que hablan inglés, por cada seis americanos del Norte premiados hay otros seis americanos del Sur", escribió el periodista en "Mente latina", en marzo de 1883.

Destacó que "el mejor tenedor de libros es un Vicente de la Hoz. El que más supo de leyes comerciales es un Esteban Viña. El que acaparó todos los premios de su clase, sin dejar migaja para los formidables yanquizuelos, es un Luciano Malabet; Âíy los tres premios de composición en inglés no son para un Smith, un O'Brien y un Sullivan, sino para un Guzmán, un Arellano y un Villa!" 

Pero el analista ahondó más allá del festejo por el triunfo de los latinos en escuelas del Norte, y advirtió sobre la necesidad de preparar a los hispanos para habitar en Suramérica y "no para vivir en Francia, cuando no son franceses, ni en los Estados Unidos, que es la más fecunda de estas modas malas, cuando no son norteamericanos..." 

"Mata a su hijo en la América del Sur el que le da mera educación universitaria. Se abren campañas por la libertad política; debieran abrirse con mayor vigor por la libertad espiritual; por la acomodación del hombre a la tierra en que ha de vivir", puntualizó.

Fue un defensor de la gran nación espiritual latinoamericana, como sostuvo en "Agrupamiento de los pueblos de América", en octubre de 1883.

"Vivimos suspensos de toda idea y grandeza ajena, que trae cuño de Francia o Norteamérica; y en plantar bellacamente en suelo de cierto Estado y de cierta historia, ideas nacidas de otro Estado y de otra historia", advirtió.

Luego concluyó: "A Homero leemos: ¿pues fue más pintoresca, más ingenua, más heroica la formación de los pueblos griegos que la de nuestros pueblos americanos?" 

La historia hispanoamericana se ha de enseñar al dedillo de los incas a acá antes que la de los arcontes de Grecia, manifestó en 1891 en su cardinal ensayo "Nuestra América".

Martí empleó como método acudir con frecuencia a las comparaciones para demostrar que Hispanoamérica no estaba a la zaga de la Historia, en consecuencia sostuvo que Buenos Aires, Argentina, tenía proporcionalmente más planteles que Nueva York, Estados Unidos, o París, Francia.

Fue experto en interpretación de datos: "Los 280 mil habitantes de la ciudad de Buenos Aires envían 22 mil niños a sus 170 escuelas, mientras que los dos millones de habitantes de París no mandan más de 133 mil a sus 462 escuelas, y New York, con su millón y cuarto de almas, 234 mil a sus 299 espaciosos edificios..." 

Para facilitar el reconocimiento entre los latinoamericanos, acudió a la comparación con Asia, como evidenció en "El té de Bogotá", publicado en abril de 1884: 

"De modo que resulta que no sólo es el té de Bogotá un té agradable y sano, sino que no lo hay mejor; pues entre los mismos de Asia, sólo el té imperial, reservado a emperadores y mandarines, tiene las condiciones que el té común de Bogotá..." 

Referido a Honduras, caracterizó y describió el carácter de su población, de tal manera que dan ganas de vivir en esa nación centroamericana: 

"Honduras es un pueblo generoso y simpático, en que se debe tener fe. Sus pastores hablan como académicos. Sus mujeres son afectuosas y puras. En sus espíritus hay substancias volcánicas", comentó en "La escuela de Artes y Oficios en Honduras", en junio de 1884.

PARA HABLAR INDIO EN EL SUR 

Persuadido de que en los pueblos de indios los gobernadores deben saber indio, el paradigmático periodista reseñó el libro de José Millá, "El Popol Vuh de los quichés" en La América, en mayo de 1884.

Llaman al Creador Supremo 'Corazón del cielo' y 'Huracán', al personaje en que residen tres diversas entidades: el Relámpago, el Trueno y el Rayo, comentó al respecto de la creencia de los quichés.

En "Arte aborigen" precisó, en enero del mismo año: "el indio, que en la América del Norte desaparece, anonadado bajo la formidable presión blanca o diluido en la raza invasora, en la América del Centro y del Sur es un factor constante, en cuyo beneficio se hace poco (...) O se hace andar al indio, o su peso impedirá la marcha".

Alabó la cultura de los indígenas en "El hombre antiguo de América y sus artes primitivas", en abril de 1884: "El indio es discreto, imaginativo, inteligente, dispuesto por naturaleza a la elegancia y la cultura. De todos los hombres primitivos es el más bello y el menos repugnante. Ningún pueblo salvaje se da tanta prisa a embellecerse, ni lo hace con tanta gracia, corrección y lujo de colores." 

En su opinión, "era raza noble e impaciente, como esa de hombres que comienzan a leer los libros por el fin. Lo pequeño no conocían y ya se iban a lo grande. Siempre fue el amor al adorno dote de los hijos de América, y por ella lucen, y por ella pecan el carácter movible, la política prematura y la literatura hojosa de los países americanos." 

Fue un estudioso profundo de la cultura de los pueblos originarios de Nuestra América, como manifestó en "Autores americanos aborígenes", en abril de 1884: 

"El Mahabarata es más sentencioso; el Schahnameh, más grave; las profecías de Chilam Balam el yucateco, más reposadas y profundas; las odas de Netzhualcoyotl mexicano, más sublimes; más apasionados los dramas peruanos: el Apu Ollantay, el Uska Paukar acaso; resplandecen las tradiciones de Tingal, como túnica cuajada de diamantes".

Propagó en ese mismo texto el amor por la cultura latinoamericana: "ÂíQué instituciones tenía Tlaxcala! ÂíQué bravos, Mazaplán, Tenochtitlán! ÂíQué escuelas Copán! ÂíQué circo México, qué talleres, plazas y acueductos! Zempoala, qué templos! Los Andes, Âíqué calzadas!" 

"ÂíSe viene de padres de Valencia y madres de Canarias, y se siente correr por las venas la sangre enardecida de Tamanaco y Paracamoni, y se ve como propia la que vertieron por las breñas del cerro del Calvario, pecho a pecho con los Gonzalos de férrea armadura, los desnudos y heroicos Caracas!", enfatizó.

Enamorado confeso de la cultura aborigen, exclamó: "ÂíQué augusta la Ilíada de Grecia! ÂíQué brillante la Ilíada indígena! Las lágrimas de Homero son de oro; copas de palma, pobladas de colibríes, son las estrofas indias." 

Detrás de cada uno de los fragmentos de textos citados se percibe que Martí hizo una investigación seria y profunda al respecto, lo cual le permitió comparar a los indios del Norte con los del Sur y profetizar que todos los pueblos vendrán a abrigarse al suelo suramericano.

Mucho más conversa el Apóstol desde su siglo XIX a estos tiempos, a las puertas de la I Cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno de las 33 naciones independientes miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), prevista para el 27 y 28 de este mes Santiago de Chile.

(continúa) 

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(Versión actualizada del corresponsal de Prensa Latina en Guatemala a especiales suyos publicados originalmente bajo el mismo título el 13 de mayo de 2011 por esta agencia).

jhb/rsm 

Recados de Martí a Nuestra América (III PARTE Y FINAL) 

Randy Saborit Mora* 

Guatemala (PL) Entre sus tantas responsabilidades, Martí accedió en 1889 a la proposición del brasileño Aarón Da Costa Gómez de ser redactor de La Edad de Oro, revista leída hoy como un libro y considerada como un ícono de la literatura infantil.

De julio a octubre de aquel año salieron cuatro números para los niños de Nuestra América de entonces y de siempre porque sus páginas aún le conversan al hombre nuevo de la sección sur del continente americano. "La empresa La Edad de Oro desea poner a las manos del niño de América un libro que lo ocupe y regocije sin fatiga, le cuente en resumen pintoresco lo pasado y lo contemporáneo", especificó un editorial publicado en el reverso de la contraportada.

Quiso el Maestro que el público supiera cuál había sido la historia del mundo, principalmente la de estas tierras, y deseó que crecieran con esa inteligencia nacida del querer saberlo todo como "Meñique", o defendieran, como Piedad, su "Muñeca Negra".

En "Las ruinas indias", en agosto de 1889, expuso: "No habría poema más triste y hermoso que el que se puede sacar de la historia americana." 

Tal historia, abundó, "no se puede leer sin ternura, y sin ver como flores y plumas por el aire, uno de esos buenos libros viejos forrados de pergamino, que hablan de la América de los indios, de sus ciudades y de sus fiestas, del mérito de sus artes y de la gracia de sus costumbres." 

AMAR, DEFENDER...

Para Martí, defiende quien ama, por eso esparció el amor como energía: "Para eso se publica La Edad de Oro: para que los niños americanos sepan cómo se vivía antes, y se vive hoy, en América y en las demás tierras", según definió en "A los niños que lean La Edad de Oro", en julio de 1889.

Denunció el destrozo causado por los conquistadores en "La historia del hombre contada por sus casas": "En Nuestra América las casas tienen algo de romano y de moro, porque moro y romano era el pueblo español que mandó en América, y echó abajo las casas de los indios. Las echó abajo de raíz: echó abajo sus templos, sus observatorios, sus torres de señales, sus casas de vivir, todo lo indio lo quemaron los conquistadores españoles..." 

La hermandad latinoamericana la enfocó en "La Exposición de París": "Pero del otro lado es donde se nos va el corazón, porque allí están, al pie de la torre, como los retoños del plátano alrededor del tronco, los pabellones famosos de nuestra América, elegantes y ligeros como un guerrero indio." 

A continuación el Maestro calificó cada pabellón por naciones: "el de Bolivia como el casco, el de México como el cinturón, el de la Argentina como el penacho de colores: ÂíParece que la mira, como los hijos al gigante! ÂíEs bueno tener sangre nueva, sangre de pueblos que trabajan! El de Brasil está allí también, como una iglesia de domingo en un palmar." 

Luego expuso: "y juntos como hermanos, está en otros pabellones más: el de Bolivia, la hija de Bolívar (...) el del Ecuador, que es un templo inca, con dibujos y adornos (...) el pabellón de Venezuela, con su fachada como de catedral (...) el pabellón de Nicaragua con su tejado rojo (...) el del Ecuador, que es país de obreros, que inventa y trabaja fino (...) el palacio de hierro de Chile".

Más adelante comentó sobre los pabellones de Guatemala, Paraguay, Santo Domingo, Colombia, Perú y Uruguay.

En "Las ruinas indias" se refirió al "quetzal es el pájaro hermoso de Guatemala, el pájaro de verde brillante con la larga pluma, que se muere de dolor cuando cae cautivo, o cuando se le rompe o lastima la pluma de la cola. Es un pájaro que brilla a la luz, como las cabezas de los colibríes..." 

Martí recurrió al imaginario de los indios para decir: "porque con los cuentos ocurre lo que decía Chichá, la niña bonita de Guatemala que se comía muy despacio la aceituna porque le gustaba mucho".

A su entender, uno se hace de amigos leyendo libros viejos: "Allí hay héroes, y santos, y enamorados, y poetas, y Apóstoles. Allí se describen pirámides más grandes que las de Egipto." 

"De Cholula, de aquella Cholula de los templos, que dejó sembrado Cortés, no quedan más que los restos de la pirámide de cuatro terrazas, dos veces más grandes que la famosa pirámide de Cheops".

NUESTROS HÉROES 

El primer número de La Edad de Oro está dedicado al tema de los próceres de todas partes, y Martí prioriza en crónica viva a los "Tres héroes" latinoamericanos antes de sintetizar "La Ilíada de Homero".

Seleccionó el poeta tres símbolos hispanoamericanos: Bolívar, de Venezuela; San Martín, de Río de la Plata; Hidalgo, de México. Este relato sincero y poético, publicado en La Edad de Oro de julio de 1889 comenzó así: 

"Cuentan que un viajero llegó un día a Caracas al anochecer, y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se iba adonde estaba la estatua de Bolívar. Y cuentan que el viajero, sólo con los árboles altos y olorosos de la plaza, lloraba frente a la estatua, que parecía que se movía." 

El caminante era Martí, quien recordaba su entrada a la capital venezolana en enero de 1881, tras haber atravesado los empinados cerros entre el Puerto de La Guaira y Caracas.

Para él, era esencial que los niños amaran a esos seres como a un padre, con virtudes y defectos; por eso sugirió perdonarles las faltas, porque fue más el bien hecho: 

"Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz".

De cada uno hizo un retrato por fuera y por dentro: contrastó en Bolívar lo pequeño del cuerpo con la grandeza de no cansarse cuando parecía que Venezuela se agotaba: "lo habían derrotado los españoles, lo habían echado del país. Él se fue a una isla, a ver su tierra de cerca, a pensar en su tierra." 

Reseñó que después que nadie quiso auxiliar a Bolívar "un negro lo ayudó, gracias a él volvió un día a pelear con trescientos héroes, con los trescientos libertadores. Libertó a Venezuela. Libertó a la Nueva Granada. Libertó al Ecuador. Libertó al Perú. Fundó una nación nueva, la nación de Bolivia." 

"Ganó batallas sublimes con soldados descalzos y medio desnudos. Todo se estremecía y se llenaba de luz a su alrededor. Bolívar no defendió con tanto fuego el derecho de los hombres a ser libres, como el derecho de América de ser libre", relató.

Asimismo, conversó del libertador mexicano: "De niño fue el cura Hidalgo de la raza buena, de los que quieren saber. Los que no quieren saber son de la raza mala (...) Leyó los libros de los filósofos del siglo diez y ocho, que explicaron el derecho del hombre a ser honrado, y a pensar y hablar sin hipocresía." 

Después remarcó que "vio a los negros esclavos y se llenó de horror. Vio maltratar a los indios, que son tan mansos y generosos, y se sentó entre ellos como un hermano viejo, a enseñarle las artes finas que el indio aprende bien: la música que consuela; la cría del gusano, que da la seda; la cría de la abeja, que da miel." 

Hidalgo le anunció a los jefes españoles que si los vencía en batalla, los recibiría en su casa como amigos: "ÂíEso es ser grande! Se atrevió a ser magnánimo, sin miedo a que lo abandonase la soldadesca, que quería que fuese cruel." 

Por pelear a favor de la libertad de su pueblo, explicó: "le cortaron la cabeza y la colgaron en una jaula, en la Alhóndiga misma de Granaditas, donde tuvo su gobierno. Enterraron los cadáveres descabezados. Pero México es libre." 

Más adelante expresó de San Martín: "Hablaba poco, parecía de acero: miraba como águila, nadie lo desobedecía: su caballo iba y venía por el campo de pelea, como el rayo por el aire. En cuanto supo que América peleaba para hacerse libre, vino a América: qué le importaba perder su carrera, si iba a cumplir con su deber." 

Como decía el Maestro, hay seres que no pueden ver esclavitud, como San Martín que se fue a libertar a Chile y al Perú: "En 18 días cruzó con su ejército los Andes altísimos y fríos: iban los hombres como por el cielo, hambrientos, sedientos, abajo, muy abajo, los árboles parecían yerba, los torrentes rugían como leones." 

Tras dibujar a cada héroe, sintetizó que "el escultor es admirable, porque saca una figura de la piedra bruta: pero esos hombres que hacen pueblos son como más que hombres." 

Después de admirar la capacidad del creador para reconstruir los escenarios y seres humanos que ayudaron "con su golpe de martillo" a la faena de liberar a la Patria Grande, resta a los habitantes actuales de estas tierras, aprender y aplicar las enseñanzas de un hombre sincero al servicio de Nuestra América.

Valgan estos recados martianos a propósito de la unidad que proclama la Celac, organización que en Santiago de Chile reunirá a jefes de Estados y de Gobierno de la región el 27 y 28 de enero, cuando se cumplen 160 años del natalicio de un hombre que vivió al servicio de Nuestra América: José Martí.

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(Versión actualizada del corresponsal de Prensa Latina en Guatemala a especiales suyos publicados originalmente bajo el mismo título el 13 de mayo de 2011 por esta agencia).

*Corresponsal de Prensa Latina en Guatemala 

jhb/rsm

Cada paso de Duarte tuvo sus implicaciones

200 AÑOS
Cada paso de Duarte tuvo sus implicaciones
EN TRES OCASIONES SALIÓ DESTERRADO, EN LAS DOS ÚLTIMAS DE ÉSTAS PROPICIADAS POR DOMINICANOS QUE OSTENTABAN EL PODER POLÍTICO



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Juan Eduardo Thomas

Santo Domingo
Cada paso que dio Juan Pablo Duarte en su vida tuvo repercusiones directas sobre el lado Este de La Hispaniola. Desde que salió a estudiar al extranjero en 1828 con 15 años de edad, debido al cierre de la universidad con la ocupación haitiana, hasta cuando fue embarcado de regreso a su país con el título de Padre de la Patria.

Esos caminos formaron y evolucionaron primero su pensamiento, y luego la certidumbre de que el territorio debía constituirse en un nuevo Estado.

Pero, es aquel primer viaje de Duarte el que le determina en sus intenciones de libertar lo que, en ese entonces, era conocido como Haití Español. Así lo explica Carlos Federico Pérez y Pérez en el libro “El Pensamiento y la Acción en la vida de Juan Pablo Duarte”.

“Lo que tuvo valor esencial y decisivo en la formación de los cimientos ideológicos del futuro patricio fue el viaje de estudios al extranjero, al cual lo envió su padre, a fi n de abrirle horizontes más amplios que los que podía contemplar en su país, donde ellos eran cada vez más estrechos y nebulosos”, resalta.

Su destino era el continente europeo, para lo que llegó primero a Nueva York, donde de acuerdo a historiadores se perfeccionó en el idioma inglés y estudió geografía universal. Durante el trayecto se produce una conversación con el capitán del barco, quien le recriminó el mantenimiento de la invasión haitiana en el lado Este de la isla. Duarte le respondió en tono enérgico que era dominicano.

Estas expresiones tuvieron la virtud, de acuerdo a Pedro Troncoso Sánchez en el libro “La Vida de Juan Pablo Duarte”, de revelarle repentinamente toda la increíble realidad de la desgracia que padecía su pueblo.

Primer viaje 
De Nueva York pasó a Inglaterra y de ahí a Francia, donde estudió su idioma y continuó hasta España. Ya en Barcelona, que según los Apuntes de su hermana Rosa, fue la última ciudad europea en la que estuvo antes de regresar a América; es donde decide lo que quiere dar a su patria.

¿Qué fue lo que más le había llamado la atención y agrado en sus viajes? Fue una pregunta que se le hizo a su llegada según recoge Rosa Duarte en su texto, y la respuesta mostró la determinación de su pensamiento libertario. “Los fueros y libertades de Barcelona.

Fueros y libertades que espero demos un día a nues- tra patria”, fue la respuesta dada por el joven Duarte.

Son estos dos episodios de este primer contacto con el exterior los que siembran y fl orecen el deseo de libertad del joven Juan Pablo para su pueblo.

Desterrado
Los pasos de Duarte contienen tres destierros del territorio que soñó libre desde su primer viaje a Europa.

Los últimos dos podrían considerarse como los más dolorosos para el patricio, porque se produjeron fuera de la intervención haitiana que inspiró el proyecto de independencia. La primera partida fue en agosto de 1843 cuando el régimen haitiano conoció de sus planes independentistas.

Junto a él partieron Pedro Alejandrino Pina y Juan Isidro Pérez con destino a Saint Thomas, de donde luego se movieron a Curazao para luego llegar a Caracas, Venezuela, el 23 de agosto. Para esta fecha el plan independentista estaba más que avanzado y el deseo fi nal, de hecho, estaba a tan solo meses.

Su ausencia no signifi có jamás una pausa en sus labores por la causa, enfocándose entonces en conseguir recursos económicos y armamento para la Independencia Nacional.

El trabucazo de Ramón Matías Mella, que decretaba el nacimiento del nuevo Estado el 27 de Febrero, le sorprende en el exilio. Tras el grito de independencia se conformó en esos días la Junta Central Gubernativa que de inmediato ordenó el regreso de Duarte y sus hermanos de causa.

Desembarcan la mañana del 15 de marzo, sin saber que las puertas del destierro se abrirían nueva vez en poco tiempo.

La Junta le nombró como General y le envió a la región Sur donde se producían combates de reafi rmación de la Independencia patria. Allí choca con Pedro Santana, de intereses conservadores, por diferencias en las tácticas a tomar.

Duarte regresó a Santo Domingo por órdenes de la Junta, a quienes les rindió cuentas de cada peso de los 1,000 que le fueron entregados para su viaje.

Al ser aclamado como Presidente de la República por intenciones de Mella en Santiago, que comandaba el Ejército en el Norte del país, y en Puerto Plata, por un grupo de notables, es declarado su arresto por Pedro Santana, que había propiciado un golpe de Estado a la Junta.

El segundo destierro era un hecho.

Permaneció durante 20 años exiliado, y sólo retornó cuando tuvo noticias de que un grupo de dominicanos preparaba restaurar la República, anexada por Santana a los españoles. Así lo hizo y a su llegada se puso a las órdenes del gobierno Restaurador en Santiago de los Caballeros.

Sin embargo, la decisión fue designarle como embajador dominicano en Venezuela, medida con la que se le alejaba políticamente del país. Murió en 1876 en Caracas, y sus restos fueron traídos al país 1884, con el título de Padre de la Patria.

DÍAS EN EL EXTERIOR 
Nueva York, Londres, París, Barcelona, Saint Thomas, Caracas, Hamburgo, Curazao se convirtieron en puntos estacionales del Padre de la Patria en su vida.

Los días de exilio los dedicó a buscar recursos para la causa de independencia en el primer destierro, mientras que en el segundo que fue de unos 20 años aproximadamente hay cierto desconocimiento de sus pasos.

Sin embargo, al enterarse de los aprestos contra la Anexión, volvió a emprender aprestos para la recolección de recursos.

Mientras que en su tercer y último destierro, disfrazado de cargo diplomático, le sorprendió la muerte.

Sobre los sacrificios y logros de los encausados en el proyecto, habla José María Serra en su escrito sobre La Trinitaria: “En el Cibao pudo Juan Pablo Duarte frustrar los designios bien visibles de los ambiciosos, o por lo menos la preponderancia; pero antes de discutir su persona, lo que hubiera sido iniciar la guerra civil detrás de la República, cedió a los ambiciosos la afrenta de provocar aquella, y él se sacrificó con la gloria de haber fundado ésta, hasta morir sin remordimientos en el destierro”.

Todo por la Independencia 
El gran ideólogo de todo 
Principal inspirador político e ideológico de la revolución que puso fin a la dominación haitiana, propiciando así el surgimiento de un Estado democrático con el nombre República Dominicana. Fue, además, un hombre de praxis. Sus ideas políticas siempre estuvieron respaldadas por acciones concretas dirigidas a un propósito de bien colectivo.

En otras palabras, supo vertebrar de manera armoniosa la teoría política con la práctica revolucionaria.

Demostró poseer excelentes cualidades de planificador y organizador, aunque en este aspecto sus opositores impidieron que desarrollara plenamente su potencial creativo, y fue un revolucionario intransigente, cuya lucha siempre propendió hacia la conquista y conservación de la soberanía nacional pura y simple, sin posiciones intermedias. Legó a la posteridad unos escasos escritos (destruidos cuando en 1843 fue perseguido por los haitianos) a través de los cuales se evidencian diáfanamente la solidez y contundencia de sus concepciones político-ideológicas gracias a las cuales estructuró lo que suele denominarse como el pensamiento político de Duarte. Aun cuando no descolló como escritor, ni dejó, como Martí, obras de su ideario político, sus escasos escritos retratan un revolucionario cabal, un intelectual preocupado por su pueblo y un verdadero humanista.

Oscuros días tras el 1844 
La vida de Juan Pablo Duarte, desde la proclamación de la Independencia en 1844 hasta su muerte fue un tanto azarosa. Habiendo sido gestor e ideólogo del país que se llamó República Dominicana, debilidades del movimiento político creado por él ocasionaron que él mismo no fuera capaz de tomar el control político, el cual quedó en manos de los enemigos de Juan Pablo Duarte que nunca creyeron que los dominicanos eran capaces de constituirse en un país libre e independiente, sobre todo los grupos acaudillados por Buenaventura Báez y por otros personajes como Tomás Bobadilla y Pedro Santana que al principio fueron llamados los “afrancesados”.

Ellos creían que era posible que nos separáramos de Haití, pero no confiaban que el país fuera capaz de sostenerse por sí mismo y siempre soñaban que la república recién creada fuera un protectorado bajo Francia o anexa a otro país.

Fue ese grupo conservador, por llamarlo de alguna manera, que tuvo el control de la situación e hizo que Duarte pasara muchas penurias, tal es así que en el mismo 1844 fue exiliado, refugiándose en Venezuela, luego en Curazao otra vez, hasta 1864, cuando regresa a República Dominicana a defender la república que había creado y que tres años antes (1861) había sido anexada a España por Pedro Santana.

Honrado sin ser conocido 
Cuando en el año 1961 desapareció la dictadura de Rafael L. Trujillo y lentamente República Dominicana empezó a abocarse a una vida democrática, el país se encontró sobredimensionado por la abundancia de nombres de los Trujillo esparcidos por el territorio nacional y que había rápidamente que cambiar. La tarea ingente era trastocar esos nombres por otros más adecuados a los nuevos tiempos y el favorito de la lista para reemplazar las antiguas denominaciones fue el de Juan Pablo Duarte.

Lamentablemente, este proceso masivo de rebautizo no se hizo bajo el criterio de conocer la obra del patricio, ni tampoco su pensamiento y sus enseñanzas, y fue más bien una imposición burocrática que se hizo al margen del parecer de una generación de dominicanos que de pronto honró a Duarte sin conocerlo y sin querer lo. El compendio de leyes y ordenanzas dominicanas, así como la prensa del período, dan constancia de todos estos cambios.

Otro obstáculo que conspira contra la interpretación correcta de Duarte es su mitificación.

El mejor reconocimiento que los dominicanos le pueden hacer a Duarte hoy día es volver a él para conocerlo en su condición humana.

Así podremos honrarlo, conociéndolo. 

TOMADO DEL LISTIN DIARIO

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