El hombre fuerte de Rusia dijo en varias ocasiones que el país que logre el monopolio de la Inteligencia Artificial (IA) en el ámbito militar será dueño del mundo.
Y todo indica que está en buen camino para lograrlo, aunque de momento nadie se atreve a predecir qué consecuencias podría ocasionar esto para la humanidad.
Se nos olvida a menudo que desde hace varios años somos testigos pasivos de una nueva carrera armamenticia de Inteligencia Artificial. Los principales actores: Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido, Israel. Todos pretenden obtener el liderazgo sin contar los excesivos riesgos. Como ya ocurrió con las armas nucleares. Y todos, como si de pronto sintieran una enorme fascinación por la “hazaña” de Arnold Schwarzenegger, quien en 1984, en Terminator actúa como un robot asesino para exterminar a Sara, madre de John, el único hombre capaz de resistir a las máquinas guiadas por la inteligencia artificial. En la cinta, repleta de artefactos exterminadores venidos del futuro, los hechos ocurren en 2029. Hoy, 10 años antes de la trama que tanto envolvió al mundo, los robots asesinos, lejos de la ciencia ficción, forman parte de la realidad. En Corea de Sur, por ejemplo, ya son capaces de detectar a los soldados enemigos del Norte, seleccionar y atacar blancos sin ninguna necesidad de intervención humana.
Aprovechando la ausencia total de normas internacionales sobre el explosivo tema, todo mundo acelera el paso. Próximamente no las personas, sino los algoritmos decidirán sobre nuestra vida o nuestra muerte en un combate global de killer robots.
Estados Unidos, que aún lleva la voz cantante en esta batalla militar, anuncia que su presupuesto para la Defensa ascendería en 2020 a 710 mil millones de dólares, de los cuales, 917 millones serán dedicados a la Inteligencia Artificial), pero le empieza a hacer sombra su principal competidor: la Rusia de Vladimir Putin.
Hace unas semanas, la Federación Rusa deslumbró al mundo enviando al espacio el primer robot humanoide Fedor (Final Experimental Démonstration Object Research). Partió a bordo del cohete Soyuz MS-14, cómo un auténtico soldado ruso de acero, muy parecido al estadounidense Terminator. Rusia lleva varios años presumiendo de las maravillas tecnológicas de su propia Silicon Valley, que se encuentra en Tartaristán.
Los rusos recurren a la IA para fabricar vehículos y robots de combate sin conductor, armas hipersónicas, etc. Están preparando nuevos sistemas basados en IA en su futura generación de cazas interceptores Mig-41, sin olvidar los aviones de combate SU-35S, considerados por los expertos más sesudos como adversarios letales de los estadounidenses F-15 o los Rafales franceses.
Al ver esta galopante militarización, solo podemos presentir que nos espera una guerra fría de alta tecnología. El avance de cada potencia hacia la IA se debe principalmente al miedo a quedarse atrás con respecto al contrincante. Esto es una competencia de alto vuelo. Y, tal y como lo declaró el presidente ruso, el ganador dominará el planeta.
Se me viene a la mente una de las escenas de Terminator 2, en la que Schwarzenegger, en su papel de robot invencible, sugiriendo que somos la especie invasora más peligrosa sobre la Tierra, lanza: “!Tienen el impulso innato a la destrucción!”. Tiene algo de cierto. ¿Será ésta la mejor manera de liberarse de las tensiones de la vida?
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