Por Frei Betto
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¿La vida tiene sentido?
Un premio a la armonía entre la ciencia y la fe
¿Adónde se fue la cultura política?
El gobierno Bolsonaro y el Sínodo Panamazónico
Posmodernidad y comunicación
Relación entre fe y política
La fe humanista de Camus
Por Frei Betto*
Todos somos dependientes de Google, Apple, Amazon, Microsoft, Facebook y, ahora, Netflix. Y no hay manera de escoger libremente: nuestros smartphones solo funcionan con los sistemas Android e IOS. Todo el Occidente está colonizado hoy día por las corporaciones digitales. Ellas saben lo que pensamos y lo que nos gusta. No es casual que el valor de mercado de Apple y Amazon ya llegue al billón de dólares cada una. Casi la mitad del PIB brasileño de 2017. Esa concentración de poder no ocurre en ninguna otra esfera de la actividad humana. Y poco nos importa, ya que los recursos que nos ofrecen son útiles y cómodos.
¿La vida tiene sentido?
Hélio Pellegrino decía que yo habría sido un buen psicoanalista. Yo le replicaba que la diferencia entre nosotros era que él consultaba por horas y yo no; que él cobraba y yo no…
Un premio a la armonía entre la ciencia y la fe
El físico brasileño Marcelo Gleiser, profesor de la Universidad de Dartmouth (EE. UU.), recibió el Premio Templeton 2019, considerado el “Nobel” de la espiritualidad. La fundación que otorga el premio resaltó que el físico había hecho “una contribución excepcional a la afirmación de la dimensión espiritual de la vida”.
¿Adónde se fue lo nuevo? ¿Adónde se fue la moral? Dan ganas de hacerse eco de Stanislaw Ponte Preta: “¡Traigan de vuelta la moral o enriquezcámonos todos!” De nada sirve el desaliento. Es como regalarle oro al bandido. Como descargar la bilis en las redes digitales o encender un fósforo para averiguar si hay gasolina en el tanque…
El gobierno Bolsonaro y el Sínodo Panamazónico
El noticiero informó recientemente que la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin) espía a los cardenales brasileños, y que le ha transmitido al gobierno información sobre sus recientes encuentros en el Vaticano con el papa Francisco, para preparar el Sínodo (del griego “caminar juntos”) sobre la Amazonía, que se reunirá en octubre en Roma.
Posmodernidad y comunicación
Posmodernidad es sinónimo de explosión comunicativa. Nos rodea la parafernalia electrónica descrita por los análisis de Adorno, Horkheimer, MacLuhan, Walter Benjamin y otros. Esa parafernalia reduce el mundo a una aldea que se intercomunica en tiempo real. No obstante, está enmarcada por un paisaje cultural hegemónico que califica de monocultura. La espectacularidad de la noticia procura naturalizar la imagen mediática, como si el mundo fuera lo que vemos en la televisión o en Internet.
Relación entre fe y política
La fe y la política tienen, en última instancia, el mismo objetivo de crear una sociedad en la que todos vivan con iguales derechos y oportunidades y sin antagonismos de clase. Si bien es cierto que las dos se proponen perfeccionar nuestra convivencia social, también pueden servir para dominar, como la fe de los fariseos o la política de los opresores.
La fe humanista de Camus
Howard Mumma cuenta en su libro Albert Camus and the Minister (Alfred Camus y el pastor) que el autor de El hombre rebelde tuvo, en los últimos años de su vida, inquietudes religiosas.
Por Frei Betto*
En 1933, Adolfo Hitler llegó al poder en Alemania mediante el voto democrático. En 2018 -85 años después de la victoria electoral del líder nazi- el ex capitán del Ejército Jair Bolsonaro fue electo presidente de Brasil con 57,5 millones de votos de los 147 millones de electores.
Por Frei Betto*
Estar demasiado gordo ya no es motivo para sentirse personalmente culpable. No es solo resultado de la gula o la falta de educación nutricional. Se deriva de un problema estructural, de un sistema que, enfocado en la acumulación privada de ganancia, considera a las personas meras consumidoras y las estimula a ingerir venenos.
Por Frei Betto*
El papa Francisco elevó a los altares de la Iglesia Católica a dos nuevos santos; el papa Paulo VI, quien ocupó la silla de Pedro durante 15 años (1963-1978), y monseñor Oscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, asesinado a tiros por la dictadura de su país el 24 de marzo de 1980.
Por Frei Betto*
Las elecciones del domingo 7 de octubre revelaron que la política brasileña será cada vez más conservadora. El próximo presidente del país, que tomará posesión el 1 de enero de 2019, se definirá en la segunda vuelta de la contienda electoral -que tendrá lugar el 28 de octubre- entre Jair Bolsonaro (Partido Social Liberal, PSL) y Fernando Haddad (PT).
Por Frei Betto*
Nuestra mirada está impregnada de prejuicios. Una de las miopías habituales es considerar a los niños como ignorantes. Nosotros, los adultos, sabemos; los niños no saben.
Por Frei Betto*
El alcalde de Río, Marcelo Crivella, obispo de la Iglesia Universal del Reino de Dios, auspició el 4 de julio una reunión secreta con más de 200 pastores evangélicos para capacitarlos sobre el uso de la maquinaria estatal con el fin de obtener ventajas para templos y fieles, como exención de impuestos y prioridad en exámenes de salud. Esa ilegalidad dio por resultado un pedido de impeachment por parte del legislativo carioca.
Primero de enero de 2019, los 60 años de la Revolución cubana. ¿Quién lo diría? Para la soberbia de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, la osadía de los barbudos de la Sierra Maestra al sustraer a Cuba de la esfera de dominio del Tío Sam era “un mal ejemplo” que debía ser borrado cuanto antes de las páginas de la historia. La CIA movilizó y entrenó a miles de mercenarios, y Kennedy los mandó a invadir a Cuba (1961).
Fueron vergonzosamente derrotados por un pueblo en armas. Y, además, la hostilidad de la Casa Blanca llevó a Cuba a alinearse con la Unión Soviética. El tiro les salió por la culata. Agredir a Cuba significó entonces calentar la Guerra Fría, como demostró la Crisis de Octubre (1962).
El Tío Sam no puso sus barbas en remojo. Transformó a los cubanos exiliados en Miami en terroristas que derribaron aviones, hicieron explotar bombas, promovieron sabotajes. E invirtió una fortuna para alcanzar el más espectacular objetivo terrorista: eliminar a Fidel. Fueron más de 600 atentados. Todos fracasados.
Fidel falleció en su cama, rodeado por su familia, el 25 de noviembre de 2016, poco antes de que la Revolución cumpliera 58 años. Había sobrevivido a 10 ocupantes de la Casa Blanca, que autorizaron acciones terroristas contra Cuba: Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush padre, Clinton y Bush hijo.
Fracasada la invasión de Girón, se impuso el bloqueo a Cuba (1961), medida criticada por tres Papas que visitaron La Habana: Juan Pablo II (1998), Benedicto XVI (2012) y Francisco (2015). Pero la Casa Blanca no escucha voces sensatas. Prefiere aislarse, acompañada por Israel, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas vota cada año sobre el tema del bloqueo. En 2018, por vigésimo séptima vez, 189 países se manifestaron contra el bloqueo a Cuba.
Tras la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética (1989), los profetas de la desgracia anunciaron el fin del socialismo cubano. No podía fallar la teoría del dominó... Se equivocaron. Cuba resistió, soportó el Período Especial (1990-1995) y se adaptó a los nuevos tiempos de la globalización.
Impuesto por Estados Unidos, el bloqueo nada ha podido en estos 60 años contra la isla. La mayor arma de la resistencia cubana es la conciencia de la población.
Muchos se preguntan por qué los Estados Unidos no invadieron a Cuba con tropas convencionales (después de la derrota de los mercenarios), como hicieron en Somalia (1993), Granada (1983), Afganistán (2001), Iraq (2003), Libia (2011), Siria (2017), Níger (2017) y Yemen (2018). La respuesta es sencilla: una potencia bélica es capaz de ocupar un país y derribar su gobierno. Pero no de derrotar a un pueblo. Los estadounidenses aprendieron esa lección dolorosamente en Vietnam, de donde fueron expulsados por un pueblo campesino (1955-1975). Atacar a Cuba habría significado enfrentar una guerra popular. Después de la humillación sufrida en el Sudeste Asiático, la Casa Blanca prefirió no correr el riesgo.
¿Por qué Cuba les molesta a tantos que asocian indebidamente el capitalismo con la democracia? Porque Cuba convence a las personas intelectualmente honestas que no se dejan llevar por la propaganda anticomunista, basada en prejuicios y no en hechos, como que, a pesar de la campaña mundial contra la Revolución, en la isla nadie muere de hambre, anda descalzo, es analfabeto después de los 6 años de edad, necesita tener dinero para ingresar en la escuela o cuidar de su salud, trátese de una gripe o de una compleja cirugía del corazón o del cerebro.
En la lista del Índice de Desarrollo Humano (IDH) de la ONU, que incluye 189 países, Cuba ocupa un mejor lugar (el 68) que la mayoría de los países de la América Latina, incluido Brasil (lugar 79).
Mientras que el capitalismo enfatiza la competitividad como un valor, la Revolución le inculca al pueblo cubano la solidaridad. Gracias a ello, en las décadas de 1960 y 1970 Cuba envió tropas para ayudar a naciones africanas a liberarse del colonialismo europeo y conquistar su independencia. Raúl Castro fue el único jefe de Estado extranjero a quien se le concedió el derecho a pronunciar un discurso en los funerales de Mandela, porque el gobierno de Sudáfrica reconoce la importancia de la solidaridad cubana para el fin del apartheid.
Gracias a la solidaridad, maestros y médicos cubanos han trabajado en las áreas más pobres y remotas de más de 100 países. Y, gracias a los principios éticos de la Revolución, en Cuba no se ven familias debajo de los puentes, niños de la calle, mendigos tirados a la orilla de la vía, mafias de drogas y zonas dedicadas a su tráfico y consumo. Los delatores de Odebrecht denunciaron a todos los agentes públicos corrompidos en los países de la América Latina en los que estuvo presente la empresa. Pero no en Cuba, donde construyó el puerto de Mariel. ¿Algún informante se mostró dispuesto a defender a Cuba? Obvio que no. Ningún cubano se dejó corromper.
¿El pueblo cubano ya conquistó el paraíso? Lejos de eso. Cuba es una nación pobre, pero decente. A pesar del bloqueo y de todos los problemas que conlleva, su pueblo es feliz. ¿Por qué, entonces, muchos se van de Cuba? La verdad es que muchos se van de cualquier país que enfrenta dificultades. Se van de España, de Grecia, de Turquía, de Brasil, de Venezuela y de Argentina.
Pero, ¿quiénes se van? De Cuba, los contaminados por la propaganda del consumismo capitalista creen que Eldorado queda al norte del Río Grande. Los mismos que se regocijan por la emigración de unos pocos cubanos jamás se preguntan por qué nunca ha habido en Cuba una manifestación popular contraria al gobierno, como acaba de ocurrir en Francia (los chalecos amarillos) y también recientemente en Túnez (2011), Egipto (2011), Turquía (2016), y antes en los Estados Unidos (Seattle, 1999).
¿Hay en Cuba soldados o policías en cada esquina? Juan Pablo II declaró que le había llamado la atención no ver vehículos militares en las calles de La Habana durante su visita, como viera en tantos otros países. La mayor arma de la resistencia cubana es la conciencia de la población.
¡La Revolución cubana cumple 60 años! Es muy poco para un país que es isla tres veces: por la geografía, por el bloqueo y por ser el único en la historia de Occidente que ha optado por el socialismo. Y cuando los cubanos celebran, no miran solo al pasado de tantas gloriosas conquistas en medio de muchos desafíos y dificultades. Inspirados en Martí, el Che, Fidel y Raúl, los cubanos saben que la Revolución es todavía un proyecto de futuro. No solo para Cuba, sino para toda la humanidad, cuando las diferencias (de idioma, cultura, sexo, religión, color de la piel, etc.) ya no sean motivo de divergencias, y la desigualdad social figure en los archivos de los investigadores como una abominable referencia histórica, como sucede hoy con la esclavitud.
¡Larga vida a la Revolución cubana!
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Betto, Frei
Escritor brasileño y fraile dominico, conocido internacionalmente como teólogo de la liberación, Frei Betto es autor de 60 libros de diversos géneros literarios –novela, ensayo, policíaco, memorias, textos infantiles y juveniles y de tema religioso. En dos ocasiones, 1985 y 2005, mereció el premio Jabuti, el reconocimiento literario más importante del país. En 1986 fue elegido Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores.
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