MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

martes, 19 de junio de 2012

KEYNES A LA LUZ DE LA CRISIS GLOBAL DEL CAPITALISMO


Keynes vs Hayek: duelo de gigantes de la economía

John Maynard Keynes y Friedrich August Hayek fueron dos economistas prominentes de la era de la Gran Depresión, cuyos puntos de vistan contrastaban claramente.
La actual crisis financiera global ha reavivado las discusiones que estos gigantes de la economía tuvieron durante la década de los años '30 del siglo pasado.
La BBC organizó un debate en la London School of Economics para escuchar a los seguidores de estas teorías defender su visión. A continuación, las palabras de dos de los ponentes.

Profesor George Selgin, sobre Friedrich Hayek

Friedrick Hayek
Cuando se discute a Hayek, es importante corregir una idea falsa: su teoría no es "no haga nada".
No niega que debemos mantener el gasto cuando el auge se torna en decadencia. Pero va más allá.
A diferencia de Keynes, Hayek pensaba que para recuperarse genuinamente de una contracción de la economía se requería no sólo del gasto adecuado, sino también del retorno a la producción sostenible: una producción libre de las distorsiones propias de una era de auge-colapso causadas por el dinero fácil.
Hayek fue desestimado como alguien que quería "liquidar el trabajo, liquidar las acciones, liquidar a los agricultores" y demás.

Friedrich August Hayek

Friedrich August Hayek nació el 8 de mayo de 1899 en Viena. El economista y filósofo, que fue profesor en Londres, es más conocido por su respaldo al capitalismo de libre mercado.
Hayek sirvió en la I Guerra Mundial y dijo que tras esa experiencia escogió su carrera, con la esperanza de poder ayudar a la sociedad a no cometer los mismos errores que la llevaron a la guerra.
La Gran Depresión fue el telón de fondo frente al cual Hayek formuló muchas de sus teorías, particularmente aquellas opuestas a las de Keynes.
Después de la depresión británica en los años '20, Hayek promovió la idea de que la inversión privada, no la del gobierno, sería la que traería crecimiento sostenible.
En 1974, Hayek ganó el Premio Nobel de Economía por su trabajo pionero en la teoría del dinero y las fluctuaciones económicas.
Hayek vivió en Austria, Reino Unido, EE.UU y Alemania.
Pero tras un auge insostenible algunas cosas realmente tienen que ser liquidadas. La receta más honesta para reactivar una inversión saludable después de la crisis del 2008 era liquidar.
¡Liquiden Bear Stearns! ¡Liquiden Fannie Mae y Freddie Mac!
Liquidar, en resumen, todo el aparato de hacer burbujas con hipotecas basura que era alimentado por una política monetaria facilista.
Eso habría significado dejar que los bancos insolventes que prestaron o invirtieron torpemente colapsaran.
Pero, en cambio, los gobiernos escogieron mantener a flote a los malos bancos y por eso la flexibilización cuantitativa (emisión de más dinero) fracasó.
Fracasó porque casi todo el nuevo dinero que el gobierno creó se fue en reforzar los balances de banqueros irresponsables.
Ahora esos bancos están sentados en montañas de dinero ocioso mientras que otros negocios no tienen con qué funcionar o no pueden conseguir crédito.
La economía es como un borracho vomitando en la mañana después de una noche de parranda.
Está regurgitando -o tratando de regurgitar- las malas inversiones que fue tentando de asumir más que todo porque se trataba de dinero fácil.
Darle aún más dinero no prevendrá el inevitable sufrimiento.
Quizás lo enmascare o lo retrase de alguna manera, pero sólo a cambio de más sufrimiento después.
Éste no es el tipo de consejo que le gusta a los gobiernos.
Quieren las curas indoloras y fáciles que los keynesianos ofrecen.
Pero, como los hayekianos advirtieron una y otra vez, no existe una recuperación sin dolor de un auge insostenible.
La única manera de eludir el sufrimiento es evitar que la expansión misma ocurra.
George Selgin, profesor de economía en la Universidad de Georgia, es uno de los fundadores del Modern Free Banking School, que se inspira en los escritos de Friedrich Hayek sobre la desnacionalización del dinero y la elección de la moneda.

Lord Skidelsky, sobre John Maynard Keynes

John Maynard Keynes
La teoría de Keynes fue forjada en la Gran Depresión de 1929-1932, el colapso económico más grande de la época moderna.
Mientras sus economías se contraían, los gobiernos respondieron a sus crecientes déficit presupuestales subiendo los impuestos y cortando el gasto público.
La Gran Depresión tocó techo en 1932, con el desempleo en el Reino Unido alcanzando el 20% y en Estados Unidos aún más.

John Maynard Keynes

John Maynard Keynes nació el 5 de junio de 1883 en Inglaterra. Destacó académicamente en la Universidad de Cambridge, donde después enseñó.
Durante la I Guerra Mundial, Keynes empezó a trabajar en el Tesoro y, ante el Tratado de Paz de Versalles, criticó las exorbitantes compensaciones que se le exigieron a Alemania, señalando que no sólo perjudicarían la economía de ese país, sino también la de otros, pues Alemania no iba a poder comprar productos extranjeros.
En 1944, lideró la delegación británica a la conferencia de Bretton Woods en Estados Unidos y tuvo un rol significativo en la planeación del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Keynes propugnaba que los gobiernos podían controlar el ciclo económico y sus teorías fueron muy populares entre los gobiernos occidentales de las décadas de los años '50 y '60.
Murió el 21 de abril de 1946.
Keynes escribió su Teoría General al final de 1932 para explicar por qué la recuperación era tan débil.
Su revolucionaria propuesta era que después de un gran shock -usualmente un colapso en la inversión- no hay fuerzas de recuperación automáticas en la economía de mercado.
La economía seguirá encogiéndose hasta que alcance algún tipo de estabilidad a un nivel bajo.
Keynes denominó a esa posición como "el equilibrio de subempleo".
La razón era que el nivel de actividad -producción y empleo- dependía del nivel de la demanda agregada o el poder de gasto.
Si la capacidad de gastar se reducía, la producción también.
En esa situación, la función del gobierno era incrementar su propio gasto para contrarrestar el declive en el gasto del público. Todo eso, manteniendo un déficit tan extenso como fuera necesario.
Cortar el gasto público era una política completamente errada en una depresión.
Cuando una economía está expandiéndose, una política autoflagelante en el gasto público es indicada, pero no cuando está estancada.
El mensaje de Keynes era: no se puede cortar para salir de una depresión. Hay que crecer para emerger de ella.
Ochenta años más tarde aún no hemos aprendido bien la lección.
Tres años después del colapso de 2008, no hay señales de crecimiento.
Fue Friedrich Hayek quien representaba las teorías ortodoxas que Keynes atacaba.
Según Hayek, la principal causa de las depresiones era la creación excesiva de crédito por parte de los bancos, lo que llevaba al gasto excesivo.
La expansión era la ilusión, la caída, la realidad.
Keynes fue mordaz al comentar el libro de Hayek "Precios y Producción", al que llamó "uno de los más espantosos embrollos que he leído".
Hayek dejó la economía seria, pero no la escritura en serio.
Entre él y Keynes se desarrollo un respeto cauteloso, incluso una simpatía. "Nos llevamos muy bien en la vida privada", escribió Keynes. "Pero qué basura que es su teoría".
El magnetismo de Keynes impresionó profundamente a Hayek, pero nunca cambió su opinión de que su influencia en la economía era "tanto milagrosa como trágica".
Sir Robert Skidelsky, profesor de economía política, político, escritor, galardonado biógrafo de J.M. Keynes.

TAIWAN UN MODELO DE DESARROLLO ECONOMICO



Recomendaciones para la RD. Una funcionaria de Planificación y Desarrollo de Taiwán da consejos al país sobre las claves para lograr una sociedad más justa. Cita la inversión en la educación y la eficiencia administrativa pública como los puntos clave para la conquista del bienestar. 




Escrito por: ROSA ALCÁNTARA


Taipei, Taiwán. La República de China (Taiwán) a primera vista impresiona por sus deslumbrantes y majestuosas edificaciones, infraestructuras viales y ferroviarias, incluyendo el segundo edificio más alto del mundo, Taipei 101.


Sin embargo, cuando el visitante se adentra en la vida cotidiana de ese modelo de nación mundial, logra descubrir que su bondad está en que prioriza la inversión en políticas sociales que dignifica la vida de su gente.


Independientemente de quién haya gobernado ese país desde 1945, los taiwaneses se rigen por un Plan de Desarrollo Nacional, el cual ha sido implementado de manera continua, sistemática y progresivamente. Todo esto es lo que ha hecho llamar a esa nación el modelo económico de Taiwán.


En el curso en español de Desarrollo Nacional para la Elite Dominicana, celebrado en Taiwán del 17 de septiembre al 3 de octubre pasado, en el que participaron 28 jóvenes de la República Dominicana, se contactó cómo esa isla con solo cinco provincias, 36 mil 200 kilómetros cuadrados y 23 millones de habitantes, en poco más de 50 años es un modelo de desarrollo económico con equidad social. La gran pregunta es cómo lo han logrado.


La secretaria general del Consejo de Planeamiento y Desarrollo Económico de Taiwán, Shien-Quey Kao, dice que lo primero fue establecer como prioridad la inversión en educación. La Constitución de esa nación establece que se debe invertir no menos del 15% del Producto Interno Bruto en Educación que, además, es gratuita y obligatoria hasta el noveno año.


El índice de alfabetismo (mayores de 15 años) es de un 98%, de acuerdo cifras del 2008. Los gastos gubernamentales en educación alcanzan el 19% de los gastos combinados de los gobiernos central y locales.


En el país existen 162 instituciones de educación superior y colegios universitarios, así como 15 colegios pre universitarios. 1.3 millones de estudiantes estudian en instituciones de educación superior. Existen 181 mil programas de maestría y 33,000 de doctorado.


La calidad y preparación de los recursos humanos son la fuerza motora que ha inspirado a los que han dirigido a Taiwán, la bien llamada isla de “Formosa”.


Recursos humanos. El factor humano es crucial para fomentar el desarrollo.


En 1968 se aprobó una Ley de Educación Universal. Todos los ciudadanos tienen el derecho a nueve años de educación gratuita y obligatoria. Los padres que incumplen son llevados a la cárcel.


En un censo en 2007 el 33.7% mayor de 18 años ha recibido educación universitaria, posgrado, y el 34.7% de los obreros tiene grado técnico o universitario. Recursos humanos altamente calificados para la alta tecnología.


Primeros lugares. Los indicadores económicos y sociales colocan a Taiwán en los primeros lugares del ranking mundial. En 1949, la República de China, Taiwán, tras su separación de la China Popular, partió de cero y estableció como prioridad el aumento del ingreso y luego lograr la distribución equitativa de la riqueza. También comienza a preocuparse por el medio ambiente, para conseguir un desarrollo sostenible y compatible con el entorno.


Se encuentra ahora en la etapa del impulso de la innovación.


De un ingreso per cápita en 1952 de 200 dólares estadounidenses, este año es de 18 mil dólares, y alcanza un crecimiento económico de 8.5 por ciento.


Las exportaciones en 1952 fueron de US$10.7 millones y en 2008 US$2,710.9 millones. En 1952 la tasa de crecimiento fue de un 8.1% y en 2009 de casi 14%. Eso ha hecho generar una reserva en divisas extranjeras de US$348 mil millones. 


Como país exportador, Taiwán está en el lugar 16 y en en cuanto a las reservas extranjeras es el cuarto en el mundo. Por el logro de esos importantes índices, a esa nación le llaman “El milagro económico”.


Siendo un país agrícola, la clave fue la implementación de una exitosa reforma agraria. La tierra estaba en poder de unas 100 familias. El Gobierno redistribuyó la tierra, hubo incentivos para los campesinos y reglas claras para los terratenientes.


Los productos agrícolas de mayor cultivo eran el arroz, la caña de azúcar y la piña.


Esas políticas desarrolladas produjeron un excedente para la exportación, lo que a su vez generó divisas utilizadas para la compra de las primeras herramientas con las que iniciaron, tiempo después, la era de la industrialización.


La agricultura fue lo que alimentó el desarrollo industrial y, en consecuencia, la tecnología.


Taiwán carece de recursos naturales, no tiene reservas de petróleo ni produce ningún tipo de mineral metálico, ferroso, etc. Tampoco tiene grandes reservas forestales. Sin embargo, aprovecha en lo máximo sus espacios físicos.


A pesar de esas limitantes hoy por hoy Taiwán es de los tres principales productores de tecnología, informática y comunicación en el mundo. Entre sus estrategias para el éxito implementó políticas de incentivo a la inversión extranjera, la importación de materias primas y a promover la innovación tecnológica. Es de los primeros países en reservas de divisas extranjeras.


El emprendurismo. El desarrollo taiwanés está basado en el espíritu empresarial de su pueblo. La economía está en manos de la pequeña y mediana empresa. Representa el 98%. Esto es un factor clave para el mantenimiento de alta tasa de empleo y el desarrollo sostenible del país.


El Gobierno apoya el desarrollo de las mipyme. Existe la cultura de que todo el mundo quiere ser dueño de su empresa en vez de gerente. Las pyme tienen flexibilidad, hay más de un millón de pequeñas y medianas empresas.


Existe el concepto de que las pyme, entre otras cosas, permiten la distribución equitativa de la riqueza y ayuda a sostener la industrialización del país. La cultura de emprendurismo de los taiwaneses se define con la frase de que “prefiero ser cabeza de león y no cola de ratón”. 


Taiwán nunca ha tenido problemas energéticos. Tuvo la suerte de que cuando los japoneses la ocuparon, de 1895 al 1945, desarrollaron las infraestructuras.


Zoom


Ranking mundiales


En 1953 Taiwán lanza su primer Plan de Desarrollo. En 1990 inicia el desarrollo de la tecnología. El 60% de la producción está en el campo tecnológico. Taiwán ha desarrollado 15 planes de desarrollo económico con una duración promedio de cuatro años. Este año quedó en el puesto 16 entre las potencias exportadoras. Hay ocho millones de chinos taiwaneses en el exterior. El 78.7% de las casas tienen acceso a Internet, el 41.9% Internet móvil, 116% tasa de penetración móvil celular. Taiwán es el mayor centro de abastecimiento de productos de tecnología de informática.


Ideas para República Dominicana


La secretaria general del Consejo de Planeamiento y Desarrollo Económico de Taiwán, Shien-Quey Kao, sugiere que como la economía dominicana es isleña, con un mercado interno limitado, entonces hay que desarrollar el comercio exterior y estudiar un poco las pautas del desarrollo industrial.


Cree que se debe ver primero la efectividad del Gobierno, de si es realmente dedicado y austero. “Esto tiene relación uno con otro. Si el Gobierno, por ejemplo, es corrupto o el Gobierno no es austero, obviamente que la efectividad va a disminuir; no va ser efectivo”.


Entiende que si un Gobierno es corrupto o es poco dedicado puede conducir la planificación económica al error, adjudicando, por ejemplo, en forma errónea la distribución de los recursos que se necesitan para la producción y la infraestructura.


Sostiene que para lograr una RD más justa, más eficiente, más equitativa, es importante la eficiencia administrativa.


Con respecto al pueblo hay que reforzar la educación y los valores culturales, porque con eso es que el Gobierno puede estar posibilitado para acoplarse a los planes de desarrollo. También citó como importante el atraer la inversión extranjera, para lo cual cree necesario un buen entorno de inversión, estabilidad política, la infraestructura necesaria y transparencia en el Gobierno. Las sugerencias de Shien-Quey Kao son a propósito de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2010-2030 que se pretende aplicar en el país.


Fuente: Periódico Hoy

















MARTIN LUTHER KING : "TENGO UN SUEÑO"


Martin Luther King Jr.

"Tengo un Sueño (I have a dream)"
Discurso pronunciado en Washington D.C. el 28 de Agosto de 1963  

"Hoy el hombre negro no es libre y sufre de discriminación y segregación, pero... ¡Hoy tengo un sueño! Hoy sueño que mis cuatro hijos algún día vivirán en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino que serán juzgados por los valores de su personalidad..."

"Estoy contento de reunirme con ustedes hoy...en lo que pasará a ser para la Historia como la más grande Manifestación por la Libertad de nuestra Nación...

...Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, firmó la Proclama de la emancipación. Este trascendental decreto significó como un gran rayo de luz y de esperanza para millones de esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia.
Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero, cien años después, el negro aún no es libre; cien años después, la vida del negro es aún tristemente lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien años después, el negro vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de prosperidad material; cien años después, el negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra desterrado en su propia tierra.Por es, hoy hemos venido aquí a dramatizar una condición vergonzosa. En cierto sentido, hemos venido a la capital de nuestro país, a cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y de la Declaración de Independencia, firmaron un pagaré del que todo estadounidense habría de ser heredero. Este documento era la promesa de que a todos los hombres, les serían garantizados los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.Por es, hoy hemos venido aquí a dramatizar una condición vergonzosa.

Por es, hoy hemos venido aquí a dramatizar una condición vergonzosa. En cierto sentido, hemos venido a la capital de nuestro país, a cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y de la Declaración de Independencia, firmaron un pagaré del que todo estadounidense habría de ser heredero. Este documento era la promesa de que a todos los hombres, les serían garantizados los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Es obvio hoy en día, que Estados Unidos ha incumplido ese pagaré en lo que concierne a sus ciudadanos negros. En lugar de honrar esta sagrada obligación, Estados Unidos ha dado a los negros un cheque sin fondos; un cheque que ha sido devuelto con el sello de "fondos insuficientes". Pero nos rehusamos a creer que el Banco de la Justicia haya quebrado. Rehusamos creer que no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de la oportunidad de este país. Por eso hemos venido a cobrar este cheque; el cheque que nos colmará de las riquezas de la libertad y de la seguridad de justicia.

También hemos venido a este lugar sagrado, para recordar a Estados Unidos de América la urgencia impetuosa del ahora. Este no es el momento de tener el lujo de enfriarse o de tomar tranquilizantes de gradualismo. Ahora es el momento de hacer realidad las promesas de democracia. Ahora es el momento de salir del oscuro y desolado valle de la segregación hacia el camino soleado de la justicia racial. Ahora es el momento de hacer de la justicia una realidad para todos los hijos de Dios. Ahora es el momento de sacar a nuestro país de las arenas movedizas de la injusticia racial hacia la roca sólida de la hermandad.


Sería fatal para la nación pasar por alto la urgencia del momento y no darle la importancia a la decisión de los negros. Este verano, ardiente por el legítimo descontento de los negros, no pasará hasta que no haya un otoño vigorizante de libertad e igualdad.
1963 no es un fin, sino el principio. Y quienes tenían la esperanza de que los negros necesitaban desahogarse y ya se sentirá contentos, tendrán un rudo despertar si el país retorna a lo mismo de siempre. No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que a los negros se les garanticen sus derechos de ciudadanía. Los remolinos de la rebelión continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que surja el esplendoroso día de la justicia.
Pero hay algo que debo decir a mi gente que aguarda en el cálido umbral que conduce al palacio de la justicia. Debemos evitar cometer actos injustos en el proceso de obtener el lugar que por derecho nos corresponde. No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la amargura y el odio. Debemos conducir para siempre nuestra lucha por el camino elevado de la dignidad y la disciplina

No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas donde se encuentre la fuerza física con la fuerza del alma. La maravillosa nueva militancia que ha envuelto a la comunidad negra, no debe conducirnos a la desconfianza de toda la gente blanca, porquemuchos de nuestros hermanos blancos, como lo evidencia su presencia aquí hoy, han llegado a comprender que su destino está unido al nuestro y su libertad está inextricablemente ligada a la nuestra. No podemos caminar solos. Y al hablar, debemos hacer la promesa de marchar siempre hacia adelante. No podemos volver atrás.

Hay quienes preguntan a los partidarios de los derechos civiles, "¿Cuándo quedarán satisfechos?"

Nunca podremos quedar satisfechos mientras nuestros cuerpos, fatigados de tanto viajar, no puedan alojarse en los moteles de las carreteras y en los hoteles de las ciudades. No podremos quedar satisfechos, mientras los negros sólo podamos trasladarnos de un gueto pequeño a un gueto más grande. Nunca podremos quedar satisfechos, mientras un negro de Misisipí no pueda votar y un negro de Nueva York considere que no hay por qué votar. No, no; no estamos satisfechos y no quedaremos satisfechos hasta que "la justicia ruede como el agua y la rectitud como una poderosa corriente".

Sé que algunos de ustedes han venido hasta aquí debido a grandes pruebas y tribulaciones. Algunos han llegado recién salidos de angostas celdas.



Algunos de ustedes han llegado de sitios donde en su búsqueda de la libertad, han sido golpeados por las tormentas de la persecución y derribados por los vientos de la brutalidad policíaca. Ustedes son los veteranos del sufrimiento creativo. Continúen trabajando con la convicción de que el sufrimiento que no es merecido, es emancipador.


Regresen a Misisipí, regresen a Alabama, regresen a Georgia, regresen a Louisiana, regresen a los barrios bajos y a los guetos de nuestras ciudades del Norte, sabiendo que de alguna manera esta situación puede y será cambiada. No nos revolquemos en el valle de la desesperanza.


Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño "americano".



Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: "Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales".


Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.


Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.


Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.

¡Hoy tengo un sueño!


Sueño que un día, el estado de Alabama cuyo gobernador escupe frases de interposición entre las razas y anulación de los negros, se convierta en un sitio donde los niños y niñas negras, puedan unir sus manos con las de los niños y niñas blancas y caminar unidos, como hermanos y hermanas.


¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y se unirá todo el género humano.

Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la cual regreso al Sur. Con esta fe podremos esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra de esperanza. Con esta fe podremos trasformar el sonido discordante de nuestra nación, en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe podremos trabajar juntos, rezar juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos, defender la libertad juntos, sabiendo que algún día seremos libres.

Ese será el día cuando todos los hijos de Dios podrán cantar el himno con un nuevo significado, "Mi país es tuyo. Dulce tierra de libertad, a tí te canto. Tierra de libertad donde mis antesecores murieron, tierra orgullo de los peregrinos, de cada costado de la montaña, que repique la libertad". Y si Estados Unidos ha de ser grande, esto tendrá que hacerse realidad.

Por eso, ¡que repique la libertad desde la cúspide de los montes prodigiosos de Nueva Hampshire! ¡Que repique la libertad desde las poderosas montañas de Nueva York! ¡Que repique la libertad desde las alturas de las Alleghenies de Pensilvania! ¡Que repique la libertad desde las Rocosas cubiertas de nieve en Colorado! ¡Que repique la libertad desde las sinuosas pendientes de California! Pero no sólo eso: ! ¡Que repique la libertad desde la Montaña de Piedra de Georgia! ¡Que repique la libertad desde la Montaña Lookout de Tennesse! ¡Que repique la libertad desde cada pequeña colina y montaña de Misisipí! "De cada costado de la montaña, que repique la libertad".


Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea y en cada caserío, en cada estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, puedan unir sus manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro: ¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios omnipotente, ¡somos libres al fin!"

DISPONIBLE EN RETORICAS.COM:



Anónimo dijo...
Un discurso como estos es lo que nececitamos los mexicanos y pienso que ya existe un gran lider en el Distrito Federal pero que los medios de comunicacion masiva y el gobierno en el poder no lo quieren reconocer;alcontrario;durante las campañas politicas decian que "era un peligro para Mexico"; y hoy que esos calumniadores estan en el poder;deberiamos decirle que ellos son el peligro para Mexico.

Anónimo dijo...
CONMOVEDOR -*-* YO TAMBIÉN SUEÑO ALGO ASÍ PARA MÉXICO
Leandro dijo...
Uno de los 10 mejores discursos que lei hasta el momento...
Anónimo dijo...
hermoso discurso vasado en la tolerancia de igualdad. en colombia todabia se siente la oprecion del rasismo en los lugares de la costa pacifica, el simple echo del descuido de los gobernants de nuestro pais asia esos lugares es un acto de discriminacion y desigualdad soacial en el marco de los constitucional.

Gracias Malcon pos tus palabras de esperitu y confianza en la vida de la gente negra del pacifico. a un esperamos por esa libertad de orden y de justicia social para todo.

100 anos de luchas imparable para que se nos reconosca como lo que somos, GENTE DE ESPERANZA Y ESPIRITO.
Mariela dijo...
Hola:
El discurso de Martin fue en su momento la luz que guió la esperanza de miles de norteamericanos que se sentían esclavisados, apresados por el látigo de la desesperanza, aqui en Venezuela igual que allá tenemos a un líder que nos ha salvado de una declive social sin lugar a dudas, hoy renace la esperanza de un nuevo pais,de un futuro alentador donde niños, niñas,estudiantes, trabajadores, clase media en general encuentran una mejor condicion de vida, igual en América Latina se escucha el latir de un gran corazón repleto de un dulce sueño que poco a poco se esta haciendo realidad. Espero en Dios Todopoderoso que en el resto del Mundo encuentren esa luz que guíe los corazones de quienes tienen en sus hombros el destino de sus paises y logren la libertad deseada. Luchen por sus ideales, adelante que si se puede.
este discurso lo podemos aplicar a la nueva problemática que viven y que vivimos los latinos (as) en los Estados Unidos de Norteamérica, quienes somos juzgados por nuestra condición, migratoria cuando solo queremos realizar el sueño americano, y no juzgados por lo que realmente somos personas libres y trabajadoras que no le restamos gloria a esta gran nacion si no que nos enorgullece formar parte de ella y damos nuestras vidas por ella, Estados Unidos de Norteamérica una nacion que fue construida por migrantes de todas las naciones.

JLP
Fabián Franco dijo...
De la fuerza que dan las ideas, es que los pueblos se vuelven invencibles. Así decía Fidel, y así debe ser. Que grandes discursos como este, sean de inspiración para preguntarnos ¿QUE HICIMOS HOY PARA CAMBIAR NUESTRA REALIDAD? Y al decir de Marx:"los filosofos se han avocado a tratar de comprender el mundo, mientras de lo que se trata, es de transformarlo"    
Anónimo dijo...
Un hombre de fe, dio este DISCURSO, por ello su magnitud. GUNO DE LOS MEJORES SIN DUDA
Anónimo dijo...
Inspirador...lastima que en mexico no exista alguien asi, porque reconozco que no esta eb cualquiera,por lo menos no en mi, pero si hubiera alguien asi para seguir, estaria ahi con el, yo tambien tengo un sueño, donde un mexico asqueado decide tomar la riendas y hacer y decir por el bien de todos y no solo por el "si mismo"
Anónimo dijo...
yo tambien tengo un sueño de que en mi municipio purificación, los politicos corruptos y torcidos que viven de campaña en campaña haciendoce reelegir y dejan miseria de pobreza, y un municipio más acabado y los jovenes no tienen esperanza de surgir por que son señalados y discriminados.
VIVA LA DEMOCRACIA
Anónimo dijo...
Que repique la libertad y la sabiduria que repique los buenos ideales y los buenos gobiernos, que repique el desarrollo u el progreso de cada municipio, menos la corrupcion, la avaricia de poder, los politicos de cuello blanco quienes en un pasado acabaron con purificación tolima colombia
Anónimo dijo...
Realmente un EXCELENTE discurso. Al escucharlo completo por primera vez, sentí deseos de llorar de alegría. ¡Cuán bendecidos los que allí estuvieron ese 28 de Agosto de 1963!. Con razón lo mataron. No creo que hubiese contendor que le hubiese ganado la presidencia. Si no hubiese sido por ese fatal desenlace, Obama fuese el segundo afroamericano en ser Presidente de los Estados Unidos. Fue un "Martín Lutero", Un "Calvino", un "Juan el Bautista", en fin ... un precursor enviado del Altísimo para allanar el camino de la Injusticia a fin de preparar a la humanidad para algo mejor.

DESPEDIDA DEL CHE GUEVARA : CARTA A FIDEL


 Fidel:

Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos. Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria.
Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío. Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.

Haciendo un recuerdo de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario. Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en tí desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente claridad tus cualidades de conductor y de revolucionario. He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la crisis del Caribe. Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios.

Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos. Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y de dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos... y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu.

En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes: luchar contra el imperialismo donde quiera que esté, esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura. Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo.Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti.Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos.Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando.Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré.Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea.
Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.
Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas. 

Hasta la victoria siempre. ¡Patria o Muerte! 

Te abraza con todo fervor revolucionario,

Che.




Palabras de Fidel por la muerte del Che

Compañeras y compañeros revolucionarios:

Fue un día del mes de julio o agosto de 1955 cuando conocimos al Che. Y en una noche, como él cuenta en sus narraciones, se convirtió en un futuro expedicionario del «Granma». Pero en aquel entonces aquella expedición no tenía ni barco, ni armas ni tropas. Y fue así cómo, junto con Raúl, el Che integró el grupo de los dos primeros de la lista del «Granma». Han pasado desde entonces doce años; han sido doce años cargados de lucha y de historia. A lo largo de esos años la muerte segó muchas vidas valiosas e irreparables; pero, a la vez, a lo largo de esos años, surgieron personas extraordinarias en estos años de nuestra revolución, y se forjaron entre los hombres de la Revolución, y entre los hombres y el pueblo, lazos de afecto y lazos de amistad que van más allá de toda expresión posible.

Y en esta noche nos reunimos, ustedes y nosotros, para tratar de expresar de algún modo esos sentimientos con relación a quien fue uno de los más familiares, uno de los más admirados, uno de los más queridos y, sin duda alguna, el más extraordinario de nuestros compañeros de revolución; expresar esos sentimientos a él y a los héroes que con él han combatido, a los héroes que con él han caído de ese su ejército internacionalista, que han estado escribiendo una página gloriosa e imborrable de la historia.

Che era una persona a quien todos le tomaban afecto inmediatamente por su sencillez, por su carácter, por su naturalidad, por su compañerismo, por su personalidad, por su originalidad, aún cuando todavía no se le conocían las demás singulares virtudes que lo caracterizaron. En aquellos primeros momentos era el médico de nuestra tropa. Y así fueron surgiendo los lazos y así fueron surgiendo los sentimientos. Se le veía impregnado de un profundo espíritu de odio y desprecio al imperialismo, no sólo porque ya su formación política había adquirido un considerable grado de desarrollo, sino porque hacía muy poco tiempo había tenido la oportunidad de presenciar en Guatemala la criminal intervención imperialista a través de los soldados mercenarios que dieron al traste con la revolución de aquel país.

Para un hombre como él no eran necesarios muchos argumentos. Le bastaba saber que Cuba vivía en una situación similar, le bastaba saber que había hombres decididos a combatir con las armas en la mano esa situación, le bastaba saber que aquellos hombres estaban inspirados en sentimientos genuinamente revolucionarios y patrióticos. Y eso era más que suficiente. De este modo, un día, a fines de noviembre de 1956, con nosotros emprendió la marcha hacia Cuba. Recuerdo que aquella travesía fue muy dura para él, puesto que, dadas las circunstancias en que fue necesario organizar la partida, no pudo siquiera proveerse de las medicinas que necesitaba, y toda la travesía la pasó bajo un fuerte ataque de asma, sin un solo alivio, pero también sin una sola queja.

Llegamos, emprendimos las primeras marchas, sufrimos el primer revés, y al cabo de algunas semanas nos volvimos a reunir, como ustedes saben, un grupo de los que quedaban de la expedición del «Granma». Che continuaba siendo médico de nuestra tropa. Sobrevino el primer combate victorioso y Che fue soldado ya de nuestra tropa y, a la vez, era todavía el médico. Sobrevino el segundo combate victorioso y el Che ya no sólo fue soldado, sino que fue el más distinguido de los soldados en ese combate, realizando por primera vez una de aquellas proezas singulares que lo caracterizaban en todas las acciones.

Continuó desarrollándose nuestra fuerza y sobrevino ya un combate de extraordinaria importancia en aquel momento. La situación era difícil. Las informaciones eran en muchos sentidos erróneas. Ibamos a atacar en pleno día, al amanecer, una posición fuertemente defendida, a orillas del mar, bien armada y con tropas enemigas a nuestra retaguardia, a no mucha distancia, y en medio de aquella situación de confusión, en que fue necesario pedirles a los hombres un esfuerzo supremo, una vez el compañero Juan Almeida asumió una de las misiones más difíciles, sin embargo quedaba uno de los flancos completamente desprovisto de fuerzas, quedaba uno de los flancos sin una fuerza atacante, lo que podía poner en peligro la operación. Y en aquel instante Che, que todavía era médico, pidió tres o cuatro hombres, entre ellos un hombre con un fusil ametralladora, y en cuestión de segundos emprendió rápidamente la marcha para asumir la misión de ataque desde aquella dirección. Y en aquella ocasión no sólo fue combatiente distinguido, sino que además fue también médico distinguido, prestando asistencia a los compañeros heridos, asistiendo a la vez a los soldados enemigos heridos.
Y cuando fue necesario abandonar aquella posición, una vez ocupadas todas las armas, y emprender una larga marcha, acosados por distintas fuerzas enemigas, fue necesario que alguien permaneciese junto a los heridos, y junto a los heridos permaneció el Che. Ayudado por un grupo pequeño de nuestros soldados, los atendió, les salvó la vida y se incorporó con ellos ulteriormente a la columna. Ya a partir de aquel instante descollaba como un jefe capaz y valiente, de ese tipo de hombres que cuando hay que cumplir una misión difícil no espera que le pidan que lleve a cabo la misión. Así hizo cuando el combate de El Uvero, pero así había hecho también en una ocasión no mencionada cuando en los primeros tiempos, merced a una traición, nuestra pequeña tropa fue sorpresivamente atacada por numerosos aviones y cuando nos retirábamos bajo el bombardeo y habíamos caminado ya un trecho nos recordamos de algunos fusiles de algunos soldados campesinos que habían estado con nosotros en las primeras acciones y habían pedido después permiso para visitar a sus familiares cuando todavía no había en nuestro incipiente ejército mucha disciplina. Y en aquel momento se consideró la posibilidad de que aquellos fusiles se perdieran. Recordamos como, nada más planteado el problema, y bajo el bombardeo, el Che se ofreció, y ofreciéndose salió inmediatamente a recuperar aquellos fusiles. Esa era una de sus características esenciales: la disposición inmediata, instantánea, a ofrecerse para realizar la misión más peligrosa. Y aquello, naturalmente, suscitaba la admiración, la doble admiración hacia aquel compañero que luchaba junto a nosotros, que no había nacido en esta tierra, que era un hombre de ideas profundas, que era un hombre en cuya mente bullían sueños de lucha en otras partes del continente y, sin embargo, aquel altruismo, aquel desinterés, aquella disposición a hacer siempre lo más difícil, a arriesgar su vida constantemente.

Fue así como se ganó los grados de comandante y de jefe de la segunda columna que se organizara en la Sierra Maestra; fue así como comenzó a crecer su prestigio, como comenzó a adquirir su fama de magnífico combatiente que hubo de llevar a los grados más altos en el transcurso de la guerra. Che era un insuperable soldado; Che era un insuperable jefe; Che era, desde el punto militar, un hombre extraordinariamente capaz, extraordinariamente valeroso, extraordinariamente agresivo. Si como guerrillero tenía un talón de Aquiles, ese talón de Aquiles era su excesiva agresividad, era su absoluto desprecio al peligro. Los enemigos pretenden sacar conclusiones de su muerte. ¡Che era un maestro de la guerra, Che era un artista de la lucha guerrillera! Y lo demostró infinidad de veces, pero lo demostró sobre todo en dos extraordinarias proezas, una de ellas la invasión al frente de una columna, perseguida esa columna por miles de soldados, por territorio absolutamente llano y desconocido, realizando -junto con Camilo- una formidable hazaña militar.

Pero, además, lo demostró en su fulminante campaña de Las Villas, y lo demostró, sobre todo, en su audaz ataque a la ciudad de Santa Clara, penetrando con una columna de apenas 300 hombres en una ciudad defendida por tanques, artillería y varios miles de soldados de infantería. Esas dos hazañas lo consagran como un jefe extraordinariamente capaz, como un maestro, como un artista de la guerra revolucionaria. Sin embargo de su muerte heroica y gloriosa pretenden negar la veracidad o el valor de sus concepciones y de sus ideas guerrilleras. Podrá morir el artista, sobre todo cuando se es artista de un arte tan peligroso como es la lucha revolucionaria, pero lo que no morirá de ninguna forma es el arte al que consagró su vida y al que consagró su inteligencia. ¿Qué tiene de extraño que ese artista muera en un combate? Todavía tiene mucho más de extraordinario el hecho de que en las innumerables ocasiones en que arriesgó esa vida durante nuestra lucha revolucionaria no hubiese muerto en algún combate. Y muchas fueron las veces en que fue necesario actuar para impedir que en acciones de menor trascendencia perdiera la vida. Y así, en un combate, ¡en uno de los tantos combates que libró!, perdió la vida.

No poseemos suficientes elementos de juicio para poder hacer alguna deducción acerca de todas las circunstancias que precedieron ese combate, acerca de hasta qué grado pudo haber actuado de una manera excesivamente agresiva, pero -repetimos- si como guerrillero tenía un talón de Aquiles, ese talón de Aquiles era su excesiva agresividad, su absoluto desprecio por el peligro. Es eso en lo que resulta difícil coincidir con él, puesto que nosotros entendemos que su vida, su experiencia, su capacidad de jefe aguerrido, su prestigio y todo lo que él significaba en vida, era mucho más, incomparablemente más, que la evaluación que tal vez él hizo de sí mismo. Puede haber influido profundamente en su conducta la idea de que los hombres tienen un valor relativo en la historia, la idea de que las causas no son derrotadas cuando los hombres caen y la incontenible marcha de la historia no se detiene ni se detendrá ante la caída de los jefes. Y eso es cierto, eso no se puede poner en duda. Eso demuestra su fe en los hombres, su fe en las ideas, su fe en el ejemplo. Sin embargo, como dije hace unos días, habríamos deseado de todo corazón verlo forjador de las victorias, forjando bajo su jefatura, forjando bajo su dirección, las victorias, puesto que los hombres de su experiencia, de su calibre, de su capacidad realmente singular, son hombres poco comunes.

Somos capaces de apreciar todo el valor de su ejemplo y tenemos la más absoluta convicción de que ese ejemplo servirá de emulación y servirá para que del seno de los pueblos surjan hombres parecidos a él. No es fácil conjugar en una persona todas las virtudes que se conjugaban en él. No es fácil que una persona de manera espontánea sea capaz de desarrollar una personalidad como la suya. Diría que es de esos tipos de hombres difíciles de igualar y prácticamente imposibles de superar. Pero diremos también que hombres como él son capaces, con su ejemplo, de ayudar a que surjan hombres como él. Es que en Che no sólo admiramos al guerrero, al hombre capaz de grandes proezas. Y lo que él hizo, y lo que él estaba haciendo, ese hecho en sí mismo de enfrentarse solo con un puñado de hombres a todo un ejército oligárquico, instruido por los asesores yanquis suministrados por el imperialismo yanqui, apoyado por las oligarquías de todos los países vecinos, ese hecho en sí mismo constituye una proeza extraordinaria. Y si se busca en las páginas de la historia, no se encontrará posiblemente ningún caso en que alguien con un número tan reducido de hombres haya emprendido una tarea de más envergadura, en que alguien con un número tan reducido de hombres haya emprendido la lucha contra fuerzas tan considerables. Esa prueba de confianza en sí mismo, esa prueba de confianza en los pueblos, esa prueba de fe en la capacidad de los hombres para el combate, podrá buscarse en las páginas de la historia, y, sin embargo, no podrá encontrarse nada semejante. Y cayó. 

Los enemigos creen haber derrotado sus ideas, haber derrotado su concepción guerrillera, haber derrotado sus puntos de vista sobre la lucha revolucionaria armada. Y lo que lograron fue, con un golpe de suerte, eliminar su vida física; lo que pudieron fue lograr las ventajas accidentales que en la guerra puede alcanzar un enemigo. Y ese golpe de suerte, ese golpe de fortuna, no sabemos hasta qué grado ayudado por esa característica a que nos referíamos antes, de agresividad excesiva, de desprecio absoluto por el peligro, en un combate como tantos combates. Como ocurrió también en nuestra guerra de independencia. En un combate en Dos Ríos mataron al Apóstol de nuestra independencia. En un combate en Punta Brava mataron a Antonio Maceo, veterano de cientos de combates. En similares combates murieron infinidad de jefes, infinidad de patriotas de nuestra guerra independentista. Y, sin embargo, eso no fue la derrota de la causa cubana. La muerte del Che -como decíamos hace algunos días- es un golpe duro, es un golpe tremendo para el movimiento revolucionario en cuanto le priva sin duda de ninguna clase de su jefe más experimentado y capaz. 

Pero se equivocan los que cantan victoria. Se equivocan los que creen que su muerte es la derrota de sus ideas, la derrota de sus tácticas, la derrota de sus concepciones guerrilleras, la derrota de sus tesis. Porque aquel hombre que cayó como hombre mortal, como hombre que se exponía muchas veces a las balas, como militar, como jefe, es mil veces más capaz que aquellos que con un golpe de suerte lo mataron. Sin embargo, ¿cómo tienen los revolucionarios que afrontar ese golpe adverso? ¿Cómo tienen que afrontar esa pérdida? ¿Cuál sería la opinión del Che si tuviese que emitir un juicio? Esa opinión la dijo, esa opinión la expresó con toda claridad cuando escribió en su Mensaje a la Conferencia de Solidaridad Latinoamericana que si en cualquier parte le sorprendía la muerte, bienvenida fuera siempre que ese su grito de guerra haya llegado hasta un oído receptivo, y otra mano se extienda para empuñar el arma. Y ese grito de guerra llegará no a un oído receptivo, ¡llegará a millones de oídos receptivos! Y no una mano sino que ¡millones de manos, inspiradas en su ejemplo, se extenderán para empuñar las armas! Nuevos jefes surgirán. Y los hombres, los oídos receptivos y las manos que se extiendan necesitarán jefes que surgirán de las filas del pueblo, como han surgido los jefes en todas las revoluciones. No contarán esas manos con un jefe de la experiencia extraordinaria, de la enorme capacidad del Che. Esos jefes se formarán en el proceso de la lucha, esos jefes surgirán del seno de los millones de oídos receptivos, de los millones de manos que más tarde o más temprano se extenderán para empuñar las armas.

No es que consideremos que en el orden práctico de la lucha revolucionaria su muerte haya de tener una inmediata repercusión, que en el orden práctico del desarrollo de la lucha su muerte pueda tener una repercusión inmediata. Pero es que el Che, cuando empuñó de nuevo las armas, no estaba pensando en una victoria inmediata, no estaba pensando en un triunfo rápido frente a las fuerzas de las oligarquías y del imperialismo. Su mente de combatiente experimentado estaba preparada para una lucha prolongada de cinco, de diez, de quince, de veinte años si fuera necesario. ¡él estaba dispuesto a luchar cinco, diez, quince, veinte años, toda la vida si fuese necesario! Y es que con esa perspectiva en el tiempo en que su muerte, en que su ejemplo -que es lo que debemos decir-, tendrá una repercusión tremenda, tendrá una fuerza invencible. Su capacidad como jefe y su experiencia en vano tratan de negarlas quienes se aferran al golpe de fortuna. Che era un jefe militar extraordinariamente capaz. Pero cuando nosotros recordamos al Che, cuando nosotros pensamos en el Che, no estamos pensando fundamentalmente en sus virtudes militares. ¡No! La guerra es un medio y no un fin, la guerra es un instrumento de los revolucionarios. ¡Lo importante es la revolución, lo importante es la causa revolucionaria, las ideas revolucionarias, los objetivos revolucionarios, los sentimientos revolucionarios, las virtudes revolucionarias! Y es en ese campo, en el campo de las ideas, en el campo de los sentimientos, en el campo de las virtudes revolucionarias, en el campo de la inteligencia, aparte de sus virtudes militares, donde nosotros sentimos la tremenda pérdida que para el movimiento revolucionario ha significado su muerte. Porque Che reunía, en su extraordinaria personalidad, virtudes que rara vez aparecen juntas. él descolló como hombre de acción insuperable, pero Che no sólo era un hombre de acción insuperable; Che era un hombre de pensamiento profundo, de inteligencia visionaria, un hombre de profunda cultura. Es decir, que reunía en su persona al hombre de ideas y al hombre de acción. Pero no es que reuniera esa doble característica de ser hombre de ideas, y de ideas profundas, y de ser hombre de acción, sino que Che reunía como revolucionario las virtudes que pueden definirse como la más cabal expresión de las virtudes de un revolucionario: hombre íntegro a carta cabal, hombre de honradez suprema, de sinceridad absoluta, hombre de vida estoica y espartana, hombre a quien prácticamente en su conducta no se le puede encontrar una sola mancha.

Constituyó por sus virtudes lo que puede llamarse un verdadero modelo de revolucionario. Suele, a la hora de la muerte de los hombres, hacerse discursos, suele destacarse virtudes, pero pocas veces como en esta ocasión se puede decir con más justicia, con más exactitud, de un hombre, lo que decimos del Che: ¡que constituyó un verdadero ejemplo de virtudes revolucionarias! Pero además añadía otra cualidad, que no es una cualidad del intelecto, que no es una cualidad de la voluntad, que no es una cualidad derivada de la experiencia, de la lucha, sino una cualidad del corazón, ¡porque era un hombre extraordinariamente humano, extraordinariamente sensible! Por eso decimos, cuando pensamos en su vida, cuando pensamos en su conducta, que constituyó el caso singular de un hombre rarísimo en cuanto fue capaz de conjugar en su personalidad no sólo las características de hombre de acción sino también las de hombre de pensamiento, de hombre de inmaculadas virtudes revolucionarias y de extraordinaria sensibilidad humana, unidas a un carácter de hierro, a una voluntad de acero, a una tenacidad indomable. Y por eso les ha legado a las generaciones futuras no sólo su experiencia, sus conocimientos como soldado destacado, sino a la vez las obras de su inteligencia.

Escribía con la virtuosidad de un clásico de la lengua. Sus narraciones de la guerra son insuperables. La profundidad de su pensamiento es impresionante. Nunca escribió sobre nada absolutamente que no lo hiciese con extraordinaria seriedad, con extraordinaria profundidad, y algunos de sus escritos no dudamos que pasarán a la posteridad como documentos clásicos del pensamiento revolucionario. Y así, como fruto de esa inteligencia vigorosa y profunda, nos dejó infinidad de recuerdos, infinidad de relatos que, sin su trabajo, sin su esfuerzo, habrían podido tal vez olvidarse para siempre. Trabajador infatigable, en los años que estuvo al servicio de nuestra patria no conoció un solo día de descanso. Fueron muchas las responsabilidades que se le asignaron: como presidente del Banco Nacional, como director de la Junta de Planificación, como ministro de Industrias, como comandante de regiones militares, como jefe de delegaciones de tipo político o de tipo económico o de tipo fraternal. Su inteligencia multifacética era capaz de emprender con el máximo de seguridad cualquier tarea en cualquier orden, en cualquier sentido. Y así, representó de manera brillante a nuestra patria en numerosas conferencias internacionales, de la misma manera que dirigió brillantemente a los soldados en el combate, de la misma manera que fue un modelo de trabajador al frente de cualesquiera de las instituciones que se le asignaron, ¡y para él no hubo días de descanso, para él no hubo horas de descanso! Y si mirábamos para las ventanas de sus oficinas, permanecían las luces encendidas hasta altas horas de la noche, estudiando, o mejor dicho, trabajando o estudiando. Porque era un estudioso de todos los problemas, era un lector infatigable. Su sed de abarcar conocimientos humanos era prácticamente insaciable, y las horas que le arrebataba al sueño las dedicaba al estudio. Los días reglamentarios de descanso los dedicaba al trabajo voluntario. Fue él el inspirador y el máximo impulsor de ese trabajo que hoy es actividad de cientos de miles de personas en todo el país, el impulsor de esa actividad que cada día cobra en las masas de nuestro pueblo mayor fuerza. Y como revolucionario, como revolucionario comunista, verdaderamente comunista, tenía una infinita fe en los valores morales, tenía una infinita fe en la conciencia de los hombres. Y debemos decir que en su concepción vio con absoluta claridad en los resortes morales la palanca fundamental de la construcción del comunismo en la sociedad humana. Muchas cosas pensó, desarrolló y escribió. 

Y hay algo que debe decirse un día como hoy, y es que los escritos del Che, el pensamiento político y revolucionario del Che tendrán un valor permanente en el proceso revolucionario cubano y en el proceso revolucionario en América Latina. Y no dudamos que el valor de sus ideas, de sus ideas tanto como hombre de acción, como hombre de pensamiento, como hombre de acrisoladas virtudes morales, como hombre de insuperable sensibilidad humana, como hombre de conducta intachable, tienen y tendrán un valor universal. Los imperialistas cantan voces de triunfo ante el hecho del guerrillero muerto en combate; los imperialistas cantan el triunfo frente al golpe de fortuna que los llevó a eliminar tan formidable hombre de acción. Pero los imperialistas tal vez ignoran o pretenden ignorar que el carácter de hombre de acción era una de las tantas facetas de la personalidad de ese combatiente. Y que si de dolor se trata, a nosotros nos duele no sólo lo que se haya perdido como hombre de acción, nos duele lo que se ha perdido como hombre virtuoso, nos duele lo que se ha perdido como hombre de exquisita sensibilidad humana y nos duele pensar que tenía sólo treinta y nueve años en el momento de su muerte, nos duele pensar cuántos frutos de esa inteligencia y de esa experiencia que se desarrollaba cada vez más hemos perdido la oportunidad de percibir. Nosotros tenemos idea de la dimensión de la pérdida para el movimiento revolucionario. Pero, sin embargo, ahí es donde está el lado débil del enemigo imperialista: creer que con el hombre físico ha liquidado su pensamiento, creer que con el hombre físico ha liquidado sus ideas, creer que con el hombre físico ha liquidado sus virtudes, creer que con el hombre físico ha liquidado su ejemplo. Y lo creen de manera tan impúdica que no vacilan en publicar, como la cosa más natural del mundo, las circunstancias casi universalmente ya aceptadas en que lo ultimaron después de haber sido herido gravemente en combate. No han reparado siquiera en la repugnancia del procedimiento, no han reparado siquiera en la impudicia del reconocimiento. Y han divulgado como derecho de los esbirros, han divulgado como derecho de los oligarcas y de los mercenarios, el disparar contra un combatiente revolucionario gravemente herido. 

Y lo peor es que explican además por qué lo hicieron, alegando que habría sido tremendo el proceso en que hubiesen tenido que juzgar al Che, alegando que habría sido imposible sentar en el banquillo de un tribunal a semejante revolucionario. Y no sólo eso sino que además no han vacilado en hacer desaparecer sus restos. Y sea verdad o sea mentira, es el hecho que anuncian haber incinerado su cadáver, con lo cual empiezan a demostrar su miedo, con lo cual comienzan a demostrar que no están tan convencidos de que liquidando la vida física del combatiente liquidan sus ideas y liquidan su ejemplo. Che no cayó defendiendo otro interés, defendiendo otra causa de los explotados y los oprimidos de este continente; Che no cayó defendiendo otra causa que la causa de los pobres y de los humildes de esta tierra. Y la forma ejemplar y el desinterés con que defendió esa causa no osan siquiera discutirlos sus más encarnizados enemigos. Y ante la historia, los hombres que actúan como él, los hombres que lo hacen todo y lo dan todo por la causa de los humildes, cada día que pasa agigantan, cada día que pasa se adentran más profundamente en el corazón de los pueblos. Y esto ya lo empiezan a percibir los enemigos imperialistas, y no tardarán en comprobar que su muerte será a la larga como una semilla de donde surgirán muchos hombres decididos a emularlo, muchos hombres decididos a seguir su ejemplo. Y nosotros estamos absolutamente convencidos de que la causa revolucionaria en este continente se repondrá del golpe, que la causa revolucionaria en este continente no será derrotada por ese golpe.

Desde el punto de vista revolucionario, desde el punto de vista de nuestro pueblo, ¿cómo debemos mirar nosotros el ejemplo del Che? ¿Acaso pensamos que lo hemos perdido? Cierto es que no volveremos a ver nuevos escritos, cierto es que no volveremos a escuchar de nuevo su voz. Pero el Che le ha dejado al mundo un patrimonio, un gran patrimonio, y de ese patrimonio nosotros -que lo conocimos tan de cerca- podemos ser en grado considerable herederos suyos. Nos dejó su pensamiento revolucionario, nos dejó sus virtudes revolucionarias, nos dejó su carácter, su voluntad, su tenacidad, su espíritu de trabajo. En una palabra, ¡nos dejó su ejemplo! ¡Y el ejemplo del Che debe ser un modelo para nuestro pueblo, el ejemplo del Che debe ser el modelo ideal para nuestro pueblo! Si queremos expresar cómo aspiramos que sean nuestros combatientes revolucionarios, nuestros militantes, nuestros hombres, debemos decir sin vacilación de ninguna índole: ¡que sean como el Che! Si queremos expresar cómo queremos que sean los hombres de las futuras generaciones, debemos decir: ¡que sean como el Che! Si queremos decir cómo deseamos que se eduquen nuestros niños, debemos decir sin vacilación: ¡queremos que se eduquen en el espíritu del Che! Si queremos un modelo de hombre, un modelo de hombre que no pertenece a este tiempo, un modelo de hombre que pertenece al futuro, ¡de corazón digo que ese modelo sin una sola mancha en su conducta, sin una sola mancha en su actitud, sin una sola mancha en su actuación, ese modelo es el Che! Si queremos expresar cómo deseamos que sean nuestros hijos, debemos decir con todo el corazón de vehementes revolucionarios: ¡queremos que sean como el Che! Che se ha convertido en un modelo de hombre no sólo para nuestro pueblo sino para cualquier pueblo de América Latina. Che llevó a su más alta expresión el estoicismo revolucionario, el espíritu de sacrificio revolucionario, la combatividad del revolucionario, el espíritu de trabajo del revolucionario, y Che llevó las ideas del marxismo-leninismo a su expresión más fresca, más pura, más revolucionaria. ¡Ningún hombre como él en estos tiempos ha llevado a su nivel más alto el espíritu internacionalista proletario! Y cuando se hable de internacionalista proletario, y cuando se busque un ejemplo de internacionalista proletario, ¡ese ejemplo, por encima de cualquier otro ejemplo, es el ejemplo del Che! 

En su mente y en su corazón habían desaparecido las banderas, los prejuicios, los chovinismos, los egoísmos, ¡y su sangre generosa estaba dispuesto a verterla por la suerte de cualquier pueblo, por la causa de cualquier pueblo, y dispuesto a verterla espontáneamente, y dispuesto a verterla instantáneamente! Y así, sangre suya fue vertida en esta tierra cuando lo hirieron en diversos combates; sangre suya por la redención de los explotados y los oprimidos, de los humildes y los pobres, se derramó en Bolivia. ¡Esa sangre se derramó por todos los explotados, por todos los oprimidos; esa sangre se derramó por todos los pueblos de América y se derramó por Viet Nam, porque él allá, combatiendo contra las oligarquías, combatiendo contra el imperialismo, sabía que brindaba a Viet Nam la más alta expresión de su solidaridad! Es por eso, compañeros y compañeras de la Revolución, que nosotros debemos mirar con firmeza el porvenir y con decisión; es por eso que debemos mirar con optimismo el porvenir. ¡Y buscaremos siempre en el ejemplo del Che la inspiración, la inspiración en la lucha; la inspiración en la tenacidad, la inspiración en la intransigencia frente al enemigo y la inspiración en el sentimiento internacionalista! Es por eso que nosotros, en la noche de hoy, después de este impresionante acto, después de esta increíble -por su magnitud, por su disciplina y por su devoción- muestra multitudinaria de reconocimiento, que demuestra cómo este es un pueblo sensible, que demuestra cómo este es un pueblo agradecido, que demuestra cómo este pueblo sabe honrar la memoria de los valientes que caen en el combate, que demuestra cómo este pueblo sabe reconocer a los que le sirven, que demuestra cómo este pueblo se solidariza con la lucha revolucionaria, cómo este pueblo levanta y mantendrá siempre en alto y cada vez más en alto las banderas revolucionarias y los principios revolucionarios; hoy, en estos instantes de recuerdo, elevemos nuestro pensamiento y, con optimismo en el futuro, con optimismo absoluto en la victoria definitiva de los pueblos, digamos al Che y con él a los héroes que combatieron y cayeron junto a él: 

¡Hasta la victoria siempre! ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!
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