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El Progresista: "Moral y luces", es un espacio para el estudio, análisis, refexion y propuestas en el ámbito político, económico, social y cultural desde una perspectiva histórica tomando como referente el pensamiento ético, humanista y patriótico de Duarte, Luperon y Bosch, las tres raíces del árbol de la patria
MORAL Y LUCES

jueves, 11 de junio de 2015
Juan Bosch: cartas escritas en el exilio
(3 de 5)
Por Rafael García Romero
(Donde el autor cuenta qué hizo para reunir en tres volúmenes todos sus cuentos, tanto los que escribió en República Dominicana como los que publicó fuera de país y que, con anterioridad, aparecieron en varios libros de la época. Son cartas que tienen, o van a tener 50 años de haber sido escritas por los autores involucrados)
Juan Bosch tomó la iniciativa por los años sesenta de dividir su producción narrativa en dos etapas; y esa decisión se convirtió, con el paso del tiempo, en tres libros emblemáticos. En un primer volumen figura la parte que publicó en el país: “Cuentos escritos antes del exilio”; y otra más extensa, que escribió en el extranjero, en los dos siguientes: “Cuentos escritos en el exilio” y “Más cuentos escritos en el exilio”.Desde entonces se publican y reimprimen bajo estos tres títulos todos sus cuentos.
La iniciativa tomó cuerpo a partir de una carta que le envió a M.A. Peguero Hijo, que dice:
Tal vez tú recuerdes mejor que yo cuándo empezaron a publicarse cuentos míos. Debe haber sido en 1928-1929, cuando Elio Alcántara estaba en el “Listín”. De todas maneras, como se publicaron solo en ediciones dominicales, y el trabajo de revisarlas no es tan largo como si se tratara de ver las ediciones diarias, tal vez tú puedas ayudarme en este propósito: buscar los cuentos que no sean los que van en la lista que te mando, y hacer que esos que no están en la lista sean copiados por algún mecanógrafo a quien le giraré lo que tú acuerdes con él.Pero además del “Listín” debes revisar “Bahoruco”, a partir de 1931. Ahí se publicaron varios cuentos míos que no figuran en libros. (Digo 1931, incluido ese año) y una revista que se llamó “Alma Dominicana”. Necesito ese material para preparar un tomo de “Cuentos escritos antes del Exilio”. De esa manera, todos mis cuentos quedarán reunidos en tres tomos, con más o menos unas 800 páginas (1).En esa fecha ya estaban publicados los dos volúmenes de cuentos anteriores. Y le recomienda a Peguero: Acuérdate de repasar las pruebas de “Más cuentos escritos en el exilio”. (Julio D.) Postigo me hizo saber que ya está terminada la segunda edición del “David”, pero no la he visto. Es importante que le digas a Postigo que de los dos tomos de cuentos debe encuadernar siquiera cien de cada uno igual que el “David”, a fin de tener una pequeña colección pareja.
En la nota, al pie de la carta, el autor escribe una advertencia: los siguientes cuentos no deben copiarse, pues los tengo: La mujer, Revolución, Papá Juan, Sombras, El alzado, La pájara, El algarrobo, Forzados, El cuchillo, Cundito, Guaraguaos, La sangre, Lucero, Lo mejor, San Andrés, Bumbo, La negación, Camino Real, Dos pesos de agua, La verdad, Chucho, El cobarde, El resguardo, Piloncito, La pulpería. En total 25 cuentos; y todos figuran en el último libro de la triada que publicó: “Cuentos escritos antes del exilio”.
En una segunda carta le escribe planteándole la misma idea a otro amigo de la época; y que además, le ayudaba con alguna bibliografía interesante, y que solicitaba constantemente Bosch para sus investigaciones fuera del país.En esa carta que dirige el escritor a Emilio Rodríguez Demorizi (2) informa sobre la impresionante demanda de sus obras, que gracias a la “Librería Dominicana”, se publican en el país, al mismo tiempo que busca editores en los distintos países donde sienta residencia temporal. Allí plantea Juan Bosch: (Julio D.) Postigo acaba de anunciarme que la semana que viene saldrá un nuevo libro mío: “Más cuentos escritos en el exilio”. En el “Listín Diario” y en la revista “Bahoruco” hay una serie de cuentos míos publicados, si mal no recuerdo, a partir de 1928 o 1929 en el “Listín”, y a partir del 1931 en “Bahoruco”. ¿Podrías tú ayudarme en la recopilación de ese material que necesitaría para un tercer libro: “Cuentos escritos antes del exilio”?La carta resulta reveladora, ya que muchos críticos, bibliógrafos e historiadores contemporáneos de la literatura podrían tener la idea falsa de que esos libros fueron publicados de acuerdo a un orden rigurosamente cronológico. No resultó así. Aquí podemos observar que los primeros cuentos publicados en República Dominicana, y que corresponden a “Cuentos escritos antes del exilio”, fueron recogidos en el último libro de la serie; y cómo el autor no solo tuvo la iniciativa, sino que además orquestó el trabajo de recopilación para, finalmente, reunir toda su narrativa.
En la carta enviada a Don Schmidt (3), un importante editor norteamericano, Bosch revela cuál era su producción literaria hasta ese momento.
Escribe: La lista de mis libros de cuentos es la siguiente: “Camino real”, “Dos pesos de agua”, “Ocho cuentos”, “La muchacha de la Guaira”, “Cuento de Navidad”. En “Cuentos escritos en el exilio” aparecen cuentos que figuran en “Dos pesos de agua”, en “Ocho cuentos”, en “La muchacha de la Guaira y el “Cuento de Navidad”. En este momento la Librería Dominicana, calle Mercedes, Santo Domingo, República Dominicana, está lanzando al mercado otro volumen llamado “Más cuentos escritos en el exilio”, también con cuentos de “Dos pesos de agua”, “Ocho cuentos” y “La muchacha de la Guaira”; y el año que viene se publicará “Cuentos escritos antes del exilio” en que figurarán los cuentos de “Camino real”, “Dos pesos de agua, otros de “Ocho cuentos” y varios que no han sido editados en ningún volumen.
A eso agrega: Otros libros míos son: “Bolívar, biografía para escolares”, “David, biografía de un rey”. Los dos textos puede conseguirlos en la Librería Dominicana. Ensayos o estudios: “Judas Iscariote, el calumniado”, “Trujillo, causas de una tiranía sin ejemplo”, “crisis de la democracia en América en la República Dominicana”, “Cuba, la isla fascinante”; creo que los cuatro puede conseguirlos en la misma librería. De “La Mañosa” (novela) e “Indios” (ensayo histórico) no puede conseguir ya ejemplares en ninguna parte.
En una última parte de esa carta agrega que están sin publicar: “El Oro y la Paz” (novela) y “Orígenes y resultados de la guerra social venezolana de 1812-1814” (estudio histórico), dos libros que he escrito en estos últimos meses.
El libro “Orígenes y resultados de la guerra social venezolana de 1812-1814” sería publicado varios años después con el título definitivo de “Simón Bolívar y la guerra social”.
Hay una autobiografía muy interesante en esa carta enviada a Don Schmidt y que Juan Bosch escribió así: Nací en La Vega, República Dominicana, el 30 de junio de 1909, hijo de padre catalán y de madre puertorriqueña. Mi padre que había llegado al país como albañil era un pequeño comerciante cuando nací. Mi primer exilio comenzó en Puerto Rico en el año 1937 y se prolongó 24 años durante los cuales viví en varios países de América, sobre todo en Cuba, Venezuela, Chile, Costa Rica, Bolivia y México. De ahí que en mi obra haya temas de varios países latinoamericanos.La idea editorial de Juan Bosch resultó tan revolucionaria que todavía hoy se mantiene la misma fórmula de presentación y mercadeo para la publicación de los cuentos del autor de “La Mañosa”. Todo sigue igual, salvo por el diseño de la portada y la variedad de imágenes de las ediciones modernas, que inicialmente, remitía a un sentido dominicano, debido a los rombos sobrepuestos rojo, blanco y azul, que se convirtieron en el emblema de las primeras ediciones durante décadas.El tiempo ha demostrado la eficacia de ese criterio de reunión del conjunto narrativo; y resultó tan sólida y poderosa que veremos a “Cuentos escritos antes del exilio”, “Cuentos escritos en el exilio” y “Más cuentos escritos en el exilio” publicados y reimpresos por muchos años.
Notas
- Enviada por Juan Bosch desde San Juan. PR. a M.A. Peguero Hijo, que vivía en República Dominicana. Está fechada el 8 de agosto de 1964).
- Juan Bosch envió la carta desde Río Piedras, Puerto Rico, a Emilio Rodríguez Demorizi, Calle Mercedes, Santo Domingo, República Dominicana. Está fechada el 17 de noviembre, 1964).
- Enviada por Juan Bosch desde Río Piedras, Puerto Rico, a Don Schmidt, a la dirección 950 Lincoln St.Wooster Ohio, United States. Está fechada el 17 de noviembre de 1964).
Agradecimiento. Las cartas forman parte del “Archivo de Juan Bosch”, disponible en la web. El óleo de la ilustración, donde figura Juan Bosch con su característico pelo blanco, rodeado de nubes; y corresponde al laureado artista plástico dominicano Miguel Núñez.
Juan Bosch y el Tribunal Russell
Por Rafael García Romero
El Tribunal Bertrand Russell creado a iniciativa de sir Bertrand Russell, filósofo y matemático inglés, Premio Nobel de la Paz, para investigar los crímenes cometidos por las tropas norteamericanas en Vietnam, tuvo un alcance mayor a su objetivo inicial y consiguió hacer un singular capítulo de la historia continental a favor de los derechos humanos. Se reunió en dos ocasiones. La primera vez sesionó en Roma, para abril de 1974; y luego en Bruselas, en enero de 1975. El Tribunal Russell II se dedicó a investigar la situación imperante en diversos países de América latina, y luego se reunió nuevamente para completar sus trabajos referentes a las múltiples violaciones de los derechos humanos y de los derechos de los pueblos en Brasil, Chile, Uruguay, Bolivia, Paraguay y otros países del continente latinoamericano.
El organismo llegó hace años al término de su cometido y se disolvió luego de haber investigado la situación imperante en países donde cercenaron la democracia, y de inmediato fueron sometidos a regímenes dictatoriales. Los jueces, para esa ocasión, dictaron una sentencia que condenaba (de manera moral, desafortunadamente) a esos regimenes en base a pruebas aplastantes de sus infinitas violaciones de los derechos humanos más elementales.
El Presidente era Lelio Basso, senador de la Izquierda Independiente Italiana; y que luego, animado por los resultados, creó una fundación para la defensa continental de los derechos humanos, denominada Lelio Basso por el Derecho y la Liberación de los Pueblos; y como vice-presidentes trabajaron Vladimir Dedijer, historiador yugoslavo; Gabriel García Márquez, escritor colombiano, Premio Nóbel de Literatura; Frangois Rigaux, profesor de derecho internacional de la Universidad Cató1ica de Louvain y Albert Soboul, profesor de La Sorbona.
El profesor Juan Bosch encabezaba el cuerpo de jueces, en su condición de escritor y ex Presidente de la República Dominicana; a su vez, estaba acompañado por George Casalis, teólogo protestante; Julio Cortázar, escritor argentino; Giulio Girardi, teólogo cató1ico; Uwe Holtz, miembro del Partido Social Demócrata Alemán y del Parlamento; Alfred Kastler, Premio Nóbel de Física; John Molgaard, miembro del Partido Social Demócrata Danés, dirigente sindical; James Petras, profesor de sociología de la Universidad de Nueva York; Pham Van Bach, presidente de la Comisión de Investigación de los Crímenes Norteamericanos de Guerra en Vietnam; Laurent Schwartz, matemático; Alberto Tridente, Secretario Nacional de la FLM (Italia); y Armando Uribe, profesor de derecho internacional y ex embajador de Chile en Pekín.
El Tribunal Bertrand Russell condenó moral e inapelablemente a todas las dictaduras del cono Sur que asolaron la región en el periodo 1973-1976, y que incluyó reunir pruebas y testimonios de las escuelas de torturas organizadas y asesoradas desde el extranjero para redepositarlas ante el comité correspondiente de las Naciones Unidas; y de allí surgió la Fundación Internacional Lelio Basso por el Derecho y la Liberación de los Pueblos, que a su vez dio origen a una liga internacional con el mismo cometido, y al llamado Tribunal de los Pueblos, con sede en Bolonia.
¿Qué hizo Juan Bosch en su calidad de juez del Tribunal Russell para la América Latina? Formar parte de ese organismo era, de por sí, un reconocimiento a su condición de humanista continental y un gran compromiso de él como político e intelectual. El organismo ya se había reunido, como se dijo, en Roma en abril de 1974 y él no pudo asistir a esa reunión, y por esa razón se propuso no faltar a la reunión de Bruselas, la capital de Bélgica, que se hizo en enero de 1975. No estaba allí sólo en calidad de juez, también era escritor, un político y líder del recién creado Partido de la Liberación Dominicana (PLD), hechura de él, y del cual era su presidente. Y lo sería de por vida, Ad vitam.
El Partido, a raíz de esa misión de gran trascendencia continental, le encomendó a él y a Manuel Espinal (también miembro del Comité Central) que aprovecharan ese particular escenario para hacer un estudio de la situación política de algunos países, porque el PLD necesitaba definir su posición frente a los gobiernos y de cara a los partidos políticos que funcionaban democráticamente para entonces en la mayoría de los países que debían visitar.
La región estaba afectada, para esa época, por el vacío político que había dejado la desaparición física de Juan Domingo Perón, presidente de Argentina durante varios periodos. Juan Bosch sabía, e hizo del conocimiento a los dirigentes del Partido, que dicha muerte iba a significar un cambio para la situación política general de los países de la América Latina; y que eso, necesariamente, iba a reflejarse en la República Dominicana y en el Partido.
En una declaración para la prensa había dicho: “Perón usó a la Argentina como una plataforma para desarrollar desde ella una política extranjera independiente. El país que mayores beneficios obtuvo de esa política fue Cuba... pero todos los países débiles de la América Latina iban a beneficiarse también de esa política peronista, unos porque iban a tener ayuda económica y otros porque iban a tener respaldo político de la Argentina”.
En cuanto a la encomienda del Partido de la Liberación Dominicana, ¿qué sucedió? Juan Bosch la sintetiza de esta forma: “Debíamos tratar de averiguar qué dirección iban tomando las fuerzas políticas de países como México, como Suecia, como España, Portugal y Venezuela”.
La realidad política que más impacto a Juan Bosch, como juez y político, fue la de México. La percepción que tuvo de esa visita lo explica de la siguiente forma:
El primer país que visitamos fue México, donde se nos recibió con las atenciones que se tienen en todas partes para las personas que hayan sido jefes de Estado y donde sostuvimos muchas reuniones con mexicanos y con extranjeros, sobre todo con exiliados argentinos, chilenos, haitianos y de otros países de América, y en poco tiempo pudimos darnos cuanta de algo que nos pareció muy importante.
¿Qué hizo Juan Bosch en su calidad de juez del Tribunal Russell para la América Latina? Formar parte de ese organismo era, de por sí, un reconocimiento a su condición de humanista continental y un gran compromiso de él como político e intelectual. El organismo ya se había reunido, como se dijo, en Roma en abril de 1974 y él no pudo asistir a esa reunión, y por esa razón se propuso no faltar a la reunión de Bruselas, la capital de Bélgica, que se hizo en enero de 1975. No estaba allí sólo en calidad de juez, también era escritor, un político y líder del recién creado Partido de la Liberación Dominicana (PLD), hechura de él, y del cual era su presidente. Y lo sería de por vida, Ad vitam.
El Partido, a raíz de esa misión de gran trascendencia continental, le encomendó a él y a Manuel Espinal (también miembro del Comité Central) que aprovecharan ese particular escenario para hacer un estudio de la situación política de algunos países, porque el PLD necesitaba definir su posición frente a los gobiernos y de cara a los partidos políticos que funcionaban democráticamente para entonces en la mayoría de los países que debían visitar.
La región estaba afectada, para esa época, por el vacío político que había dejado la desaparición física de Juan Domingo Perón, presidente de Argentina durante varios periodos. Juan Bosch sabía, e hizo del conocimiento a los dirigentes del Partido, que dicha muerte iba a significar un cambio para la situación política general de los países de la América Latina; y que eso, necesariamente, iba a reflejarse en la República Dominicana y en el Partido.
En una declaración para la prensa había dicho: “Perón usó a la Argentina como una plataforma para desarrollar desde ella una política extranjera independiente. El país que mayores beneficios obtuvo de esa política fue Cuba... pero todos los países débiles de la América Latina iban a beneficiarse también de esa política peronista, unos porque iban a tener ayuda económica y otros porque iban a tener respaldo político de la Argentina”.
En cuanto a la encomienda del Partido de la Liberación Dominicana, ¿qué sucedió? Juan Bosch la sintetiza de esta forma: “Debíamos tratar de averiguar qué dirección iban tomando las fuerzas políticas de países como México, como Suecia, como España, Portugal y Venezuela”.
La realidad política que más impacto a Juan Bosch, como juez y político, fue la de México. La percepción que tuvo de esa visita lo explica de la siguiente forma:
El primer país que visitamos fue México, donde se nos recibió con las atenciones que se tienen en todas partes para las personas que hayan sido jefes de Estado y donde sostuvimos muchas reuniones con mexicanos y con extranjeros, sobre todo con exiliados argentinos, chilenos, haitianos y de otros países de América, y en poco tiempo pudimos darnos cuanta de algo que nos pareció muy importante.
¿Qué era eso –preguntaba Bosch- que era muy importante? A lo que respondía de inmediato:
Pues el hecho extraño de que México es un país de los más avanzados de América en el orden económico, en el orden cultural, en el orden social, pero al mismo tiempo no tiene fuerzas políticas organizadas que puedan servirle de base real a un gobierno que quiera poner en práctica un programa de medidas económicas y sociales que puedan ser consideradas como progresistas o avanzadas. En México, la fuerza verdadera está en los círculos económicos, no en los políticos; y sin embargo, todas las capas del pueblo, desde los más grandes capitalistas hasta el indio sin trabajo manifiestan un gran respeto por el presidente de la República, sea quien sea ese presidente; lo respetan como si se tratara de un rey en un país monárquico. Pero como la fuerza verdadera, y nos referimos a las fuerzas políticas, está en los grupos de los grandes capitalistas y no en uno o en varios partidos políticos, el poder de esos grupos de grandes capitalistas puede enfrentarse al poder del presidente de la República o del gobierno y puede impedir que un gobierno ponga en vigor medidas beneficiosas para el pueblo si esas medidas pueden representar una rebaja, por pequeña que sea, en los beneficios que reciben esos grandes capitalistas
Todos, unos con gusto y otros a disgusto, gobernaron para el beneficio de los grandes capitalistas mexicanos y de sus socios norteamericanos.
Todos, unos con gusto y otros a disgusto, gobernaron para el beneficio de los grandes capitalistas mexicanos y de sus socios norteamericanos.
En eso llegó la oportunidad de que había que escoger un candidato a la presidencia que debía gobernar desde el 1 de diciembre de 1970 hasta el 30 de noviembre del año 1976 y Luís Echeverría Álvarez, que tenía todas las posibilidades de ser ese candidato, ganó la candidatura y ganó las elecciones presidenciales; pero ya en el Palacio Nacional se “dio cuenta de que le era imposible hacer nada bueno en favor del pueblo porque no contaba con una fuerza política organizada que lo sostuviera en una lucha contra los grupos económicamente poderosos, estudió detenidamente la situación en que se encontraba y halló una salida; la única salida que podía usar. Esa salida consistía en hacer una política internacional que le diera prestigio en el mundo y le diera peso dentro de su país, a tal punto que fuera imposible para esos poderosos grupos económicos tocar siquiera con el pensamiento la figura del presidente Echeverría sin causar un escándalo mundial y sin provocar un levantamiento popular en México”.
¿Y cómo consiguió el presidente de México empoderarse políticamente y que eso le diera prestigio en el mundo? Juan Bosch plantea que Echeverría comenzó a desarrollar una política de viajes por todas las partes de la Tierra con un plan bien concebido. En cada país se reunía con los jefes de Estado. Así consiguió que varios gobiernos apoyaran su proposición de presentar en las Naciones Unidas una Carta de Derechos y Deberes Económicos de los países miembros, es decir, una Carta o acuerdo sobre los deberes y los derechos que tienen con sus pueblos y con todos los demás pueblos de la Tierra los países que están asociados en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Echevarria era un político adelantado para la época y sabía que “no es factible alcanzar un orden internacional justo ni un mundo estable en tanto no se formule la Carta que ha de proteger debidamente los derechos de todos los países en desarrollo”. Consiguió que de manera abrumadora el día 12 de diciembre de 1974, la Asamblea General de las Naciones Unidas, con los representantes de todos los países del mundo reunida en su vigésimo noveno período de sesiones adoptara solemnemente la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados propuesta por el gobierno mexicano; y la había adoptado por 120 votos a favor, 6 en contra y 10 abstenciones. Los 6 en contra fueron los de Alemania, Bélgica, Dinamarca, Estados Unidos, Inglaterra y Luxemburgo, todos países ricos; los 10 que no votaron, o mejor dicho, que se negaron a votar, fueron países que figuran entre los desarrollados aunque no eran los más ricos, y entre ellos estuvieron Austria, Canadá, España, Francia, Holanda, Israel, Italia, Irlanda, Japón y Noruega, y dos no votaron, uno de ellos, las Islas Malvinas, porque sus representantes no estaban presentes en esa Asamblea General, y otro, la República de Sudáfrica, porque debido a su política de persecución racial contra los negros había perdido su derecho a votar en la ONU.
Ese proceso lo entendió muy bien Juan Bosch. Estuvo en contacto con diversos gobiernos, presidentes y líderes continentales y sacó, en su condición de Juez del Tribunal Russell las mejores enseñanzas. No tomó la iniciativa de Lelio Basso, quien como ya se dijo, creo la Fundación Internacional por el Derecho y la Liberación de los Pueblos. En su caso, y para los dirigentes que lo acompañaban, tenían bajo su dirección una organización nueva en América y el país: el Partido de la Liberación Dominicana; y era Juan Bosch, con las entrevistas personales y los documentos que había traído del Tribunal Russell, un político más poderoso, cargado de una tonelada de información regional y mundial, y que con el PLD seria un arma poderosísima para la defensa nacional y continental.
Tanto Juan Bosch como cualquiera de los miembros del Tribunal Russell en una situación análoga, solo podían hacer una cosa: asumir personalmente la responsabilidad de denunciar abusos y tropelías de los gobiernos de la época, en su mayoría encabezados por dictadores o juntas militares.
¿Y cómo consiguió el presidente de México empoderarse políticamente y que eso le diera prestigio en el mundo? Juan Bosch plantea que Echeverría comenzó a desarrollar una política de viajes por todas las partes de la Tierra con un plan bien concebido. En cada país se reunía con los jefes de Estado. Así consiguió que varios gobiernos apoyaran su proposición de presentar en las Naciones Unidas una Carta de Derechos y Deberes Económicos de los países miembros, es decir, una Carta o acuerdo sobre los deberes y los derechos que tienen con sus pueblos y con todos los demás pueblos de la Tierra los países que están asociados en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Echevarria era un político adelantado para la época y sabía que “no es factible alcanzar un orden internacional justo ni un mundo estable en tanto no se formule la Carta que ha de proteger debidamente los derechos de todos los países en desarrollo”. Consiguió que de manera abrumadora el día 12 de diciembre de 1974, la Asamblea General de las Naciones Unidas, con los representantes de todos los países del mundo reunida en su vigésimo noveno período de sesiones adoptara solemnemente la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados propuesta por el gobierno mexicano; y la había adoptado por 120 votos a favor, 6 en contra y 10 abstenciones. Los 6 en contra fueron los de Alemania, Bélgica, Dinamarca, Estados Unidos, Inglaterra y Luxemburgo, todos países ricos; los 10 que no votaron, o mejor dicho, que se negaron a votar, fueron países que figuran entre los desarrollados aunque no eran los más ricos, y entre ellos estuvieron Austria, Canadá, España, Francia, Holanda, Israel, Italia, Irlanda, Japón y Noruega, y dos no votaron, uno de ellos, las Islas Malvinas, porque sus representantes no estaban presentes en esa Asamblea General, y otro, la República de Sudáfrica, porque debido a su política de persecución racial contra los negros había perdido su derecho a votar en la ONU.
Ese proceso lo entendió muy bien Juan Bosch. Estuvo en contacto con diversos gobiernos, presidentes y líderes continentales y sacó, en su condición de Juez del Tribunal Russell las mejores enseñanzas. No tomó la iniciativa de Lelio Basso, quien como ya se dijo, creo la Fundación Internacional por el Derecho y la Liberación de los Pueblos. En su caso, y para los dirigentes que lo acompañaban, tenían bajo su dirección una organización nueva en América y el país: el Partido de la Liberación Dominicana; y era Juan Bosch, con las entrevistas personales y los documentos que había traído del Tribunal Russell, un político más poderoso, cargado de una tonelada de información regional y mundial, y que con el PLD seria un arma poderosísima para la defensa nacional y continental.
Tanto Juan Bosch como cualquiera de los miembros del Tribunal Russell en una situación análoga, solo podían hacer una cosa: asumir personalmente la responsabilidad de denunciar abusos y tropelías de los gobiernos de la época, en su mayoría encabezados por dictadores o juntas militares.
Un acto de valentía, muchos años antes de la conformación del Tribunal Russell y de sus atribuciones, fue la carta que envió Juan Bosch el 27 de febrero de 1961 al dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo.
En esa carta lo llamaba “General” y decía:
En este día, la república que usted gobierna cumple ciento diecisiete años. De ellos, treinta y uno los ha pasado bajo su mando; y esto quiere decir que durante más de un cuarto de su vida republicana el pueblo de Santo Domingo ha vivido sometido al régimen que usted creó y que usted ha mantenido con espantoso tesón. Tal vez usted no haya pensado que ese régimen haya podido durar gracias, entre otras cosas, a que la República Dominicana es parte de la América Latina; y debido a su paciencia evangélica para sufrir atropellos, la América Latina ha permanecido durante la mayor parte de este siglo fuera del foco de interés de la política mundial. Nuestros países no eran peligrosos; y por tanto no había por qué preocuparse de ellos.
En esa atmósfera de laissez faire, usted podía permanecer en el poder por tiempo indefinido; podía aspirar a estar gobernando todavía en Santo Domingo al cumplirse el sesquicentenario de la república, si los dioses le daban vida para tanto. Pero la atmósfera política del Hemisferio sufrió un cambio brusco a partir del 1º de enero de 1959. Sea cual sea la opinión que se tenga de Fidel Castro, la historia tendrá que reconocerle que ha desempeñado un papel de primera magnitud en ese cambio de atmósfera continental, pues a él le correspondió la función de transformar a pueblos pacientes en pueblos peligrosos.
Ya no somos tierras sin importancia, que pueden ser mantenidas fuera del foco de interés mundial. Ahora hay que pensar en nosotros y elaborar toda una teoría política y social que pueda satisfacer el hambre de libertad, de justicia y de pan del hombre americano. Esa nueva teoría es un aliado moral de los dominicanos que luchan contra el régimen que usted ha fundado; y aunque llevado por su instinto realista y tal vez ofuscado por la desviación profesional de hombre de poder, usted puede negarse a reconocer el valor político de tal aliado, es imposible que no se dé cuenta de la tremenda fuerza que significa la unión de ese factor con la voluntad democrática del pueblo dominicano y con los errores que usted ha cometido y viene cometiendo en sus relaciones con el mundo americano.
La fuerza resultante de la suma de los tres factores mencionados va a actuar precisamente cuando comienza la crisis para usted; sus adversarios se levantan de una postración de treinta y un años en el momento en que usted queda abandonado a su suerte en medio de una atmósfera política y social que no ofrece ya alimento a sus pulmones.
En este instante histórico, su caso puede ser comparado al del ágil, fuerte, agresivo y voraz tiburón, conformado por miles de años para ser el terror de los mares, al que el inesperado cataclismo le ha cambiado el agua de mar por ácido sulfúrico; ese tiburón no puede seguir viviendo.
No piense que al referirme al tiburón lo he hecho con ánimo de establecer comparaciones peyorativas para usted. Lo he mencionado porque es un ejemplo de ser vivo nacido para atacar y vencer, como estoy seguro que piensa de sí mismo. Y ya ve que ese arrogante vencedor de los abismos marítimos puede ser inutilizado y destruido por un cambio en su ambiente natural, imagen fiel del caso en que usted se encuentra ahora. Pero sucede que el destino de sus últimos días como dictador de la República Dominicana puede reflejarse con sangre o sin ella en el pueblo de Santo Domingo. Si usted admite que la atmósfera política de la América Latina ha cambiado, que en el nuevo ambiente no hay aire para usted, y emigra a aguas más seguras para su naturaleza individual, nuestro país puede recibir el 27 de febrero de 1962 en paz y con optimismo; si usted no lo admite y se empeña en seguir tiranizándolo, el próximo aniversario de la república será caótico y sangriento; y de ser así, el caos y la sangre llegarán más allá del umbral de su propia casa, y escribo casa con el sentido usado en los textos bíblicos. Es todo cuanto quería decirle, hoy, aniversario de la fundación de la República Dominicana.
En este día, la república que usted gobierna cumple ciento diecisiete años. De ellos, treinta y uno los ha pasado bajo su mando; y esto quiere decir que durante más de un cuarto de su vida republicana el pueblo de Santo Domingo ha vivido sometido al régimen que usted creó y que usted ha mantenido con espantoso tesón. Tal vez usted no haya pensado que ese régimen haya podido durar gracias, entre otras cosas, a que la República Dominicana es parte de la América Latina; y debido a su paciencia evangélica para sufrir atropellos, la América Latina ha permanecido durante la mayor parte de este siglo fuera del foco de interés de la política mundial. Nuestros países no eran peligrosos; y por tanto no había por qué preocuparse de ellos.
En esa atmósfera de laissez faire, usted podía permanecer en el poder por tiempo indefinido; podía aspirar a estar gobernando todavía en Santo Domingo al cumplirse el sesquicentenario de la república, si los dioses le daban vida para tanto. Pero la atmósfera política del Hemisferio sufrió un cambio brusco a partir del 1º de enero de 1959. Sea cual sea la opinión que se tenga de Fidel Castro, la historia tendrá que reconocerle que ha desempeñado un papel de primera magnitud en ese cambio de atmósfera continental, pues a él le correspondió la función de transformar a pueblos pacientes en pueblos peligrosos.
Ya no somos tierras sin importancia, que pueden ser mantenidas fuera del foco de interés mundial. Ahora hay que pensar en nosotros y elaborar toda una teoría política y social que pueda satisfacer el hambre de libertad, de justicia y de pan del hombre americano. Esa nueva teoría es un aliado moral de los dominicanos que luchan contra el régimen que usted ha fundado; y aunque llevado por su instinto realista y tal vez ofuscado por la desviación profesional de hombre de poder, usted puede negarse a reconocer el valor político de tal aliado, es imposible que no se dé cuenta de la tremenda fuerza que significa la unión de ese factor con la voluntad democrática del pueblo dominicano y con los errores que usted ha cometido y viene cometiendo en sus relaciones con el mundo americano.
La fuerza resultante de la suma de los tres factores mencionados va a actuar precisamente cuando comienza la crisis para usted; sus adversarios se levantan de una postración de treinta y un años en el momento en que usted queda abandonado a su suerte en medio de una atmósfera política y social que no ofrece ya alimento a sus pulmones.
En este instante histórico, su caso puede ser comparado al del ágil, fuerte, agresivo y voraz tiburón, conformado por miles de años para ser el terror de los mares, al que el inesperado cataclismo le ha cambiado el agua de mar por ácido sulfúrico; ese tiburón no puede seguir viviendo.
No piense que al referirme al tiburón lo he hecho con ánimo de establecer comparaciones peyorativas para usted. Lo he mencionado porque es un ejemplo de ser vivo nacido para atacar y vencer, como estoy seguro que piensa de sí mismo. Y ya ve que ese arrogante vencedor de los abismos marítimos puede ser inutilizado y destruido por un cambio en su ambiente natural, imagen fiel del caso en que usted se encuentra ahora. Pero sucede que el destino de sus últimos días como dictador de la República Dominicana puede reflejarse con sangre o sin ella en el pueblo de Santo Domingo. Si usted admite que la atmósfera política de la América Latina ha cambiado, que en el nuevo ambiente no hay aire para usted, y emigra a aguas más seguras para su naturaleza individual, nuestro país puede recibir el 27 de febrero de 1962 en paz y con optimismo; si usted no lo admite y se empeña en seguir tiranizándolo, el próximo aniversario de la república será caótico y sangriento; y de ser así, el caos y la sangre llegarán más allá del umbral de su propia casa, y escribo casa con el sentido usado en los textos bíblicos. Es todo cuanto quería decirle, hoy, aniversario de la fundación de la República Dominicana.
El trabajo del Tribunal Russell tuvo tanta repercusión, que muchos años después, el apoyo de escritores como Julio Cortázar era muy solicitado; y a través de diversas vías demandaban su opinión sobre casos de violación a los derechos humanos. Un caso, particularmente, le llamó la atención y el escritor lo hizo público, debido a su repercusión mundial. Tomó como punto de apoyo una carta que le llegó desde México, firmada por Daniel Vicente Cabezas para pedirle, como miembro del Tribunal Bertrand Russell, que haga todo lo posible para denunciar y esclarecer la desaparición de su madre, Thelma Jara de Cabezas, ocurrida en Buenos Aires el 30 de abril de 1979.
No era un caso anónimo y aislado. La prensa informó ampliamente sobre el hecho, ya que la señora Cabezas era la secretaria de la Comisión de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas; y lo era por la misma razón de la desaparición de su hijo Gustavo Alejandro, un estudiante de diecisiete años. Desapareció en mayo de 1976 sin que hasta la fecha se haya tenido noticias de su destino.
El caso de marras lo tomó Cortazar de manera personal. Estaba convencido que muchas veces “nuestras armas intelectuales poco pueden contra la fuerza bruta, la mentira y el desprecio”, pero “tienen otro tipo de fuerza a largo plazo que se basa en la confianza en el lector honesto y libre, en la seguridad de que ese lector recogerá el mensaje que le alcanzan las palabras; y a su vez lo difundirá y le dará cada vez mayor peso, mayor eficacia”.
En su país natal, Argentina, al fragor de los trabajos a favor de los derechos humanos, la señora Thelma Jara de Cabezas abordo un día su automóvil y una bomba casi la mata. “Como resultara indemne. Lo que no se logró con la violencia de un explosivo se consumó en el silencio de una desaparición sin rastro”.
El ideólogo, sir Bertrand Russell expresó en la Sesión Inaugural de la primera convocatoria: “no representamos a ningún estado ni podemos dictar sentencias ejecutorias”. La realidad desbordó el sentido de estas palabras y el Tribunal Russell condenó moralmente y de manera inapelable a muchos regimenes militares y gobiernos de la oscuridad, que hasta el día de hoy sus integrantes o guardan prisión o son buscados por los crímenes cometidos.
No puedo hacer más, confesó una vez Julio Cortazar, pero si muchos seguimos contestando así las cartas que nos dirigen, y denunciando lo que las prensas oficiales buscan ahogar, el día de la luz estará más próximo.
Un caso patético y lleno de nostalgia lo plantea Luis Sepúlveda en su libro Historias marginales. Tiene como fondo el golpe militar a Salvador Allende, en Chile; y “que terminó con la ejemplar democracia chilena, asesinó e hizo desaparecer a miles de mujeres, hombres y niños, golpeó, torturó y condenó al exilio a cientos de miles de ciudadanos.”. En ese periodo desapareció el hijo de un maestro que enseñaba castellano en una pequeña escuela rural, cerca de Chillan, en el sur de Chile. Su nombre era Carlos Gálvez.
El hijo, cuenta Sepúlveda, como otros miles de jóvenes, un día fue tragado por la máquina del terror. Durante dos años don Carlos Gálvez llamó a todas las puertas, habló con gentes amables o hurañas, dignas o atemorizadas, solidarias o vencedoras, recibió risas, insultos, pero también frases de consuelo. No cejó en su empeñó hasta que lo encontró, convertido en una ruina, pero vivo.
A los seis años de un doloroso encierro el profesor Gálvez logra sacar a su hijo de la cárcel con destino a otra forma de encierro: el exilio. Viajó así el hijo a la República Federal Alemana, como otro desterrado, con un montón de recuerdos dolorosos.
Las secuelas de la tortura minaron muy pronto la salud del muchacho y murió al cabo de dos años. El profesor Gálvez viajó desde Chile al sepelio de su hijo, ya que no podía volver con él a su país de origen. En el aeropuerto, de regreso, un funcionario de migración le cerró el paso. La asistencia y los trámites del sepelio fue traducido por la dictadura militar como actividades subversivas. El padre, viudo, por su amor, por su solidaridad con el único hijo que tenía, también fue condenado al exilio, duro, crudo y frío de Alemania. Cuatro años después siguió el destino del hijo. Un invierno férreo hizo que contrajera una neumonía que lo llevó a la tumba. Así segó la dictadura la vida de muchos padres, madres e hijos. Padres, hijos e hijas que el exilio también convirtió en compañeros.
El grito de justicia y respeto a los derechos humano repercutiría en la República Dominicana, y no podía ser de otra forma, con Juan Bosch en su seno, en condición de juez, y a la sazón, Presidente de un partido emergente y que él llevaría a ser la segunda, y con tiempo, la primera fuerza política del país.
Hay que ver la cadena de denuncias y la serie de discursos que produjo el líder del Partido Morado, a las conferencias internacionales que fue invitado y, sobre todo, el giro que debió dar el presidente Joaquín Balaguer a su gobierno en materia de política social y de respeto a los derechos humanos. El pueblo aprendió, maduro durante esa década y el resultado directo lo constituyó el hecho de ver nacer de las urnas un nuevo gobierno, democrático, en 1978. No quiere decir que la fragua para esas transformaciones fuera un esfuerzo personal. No. Todas las conquistas de la humanidad, de las etnias, pueblos y minorías oprimidos, son fruto de esfuerzos conjuntos.
Juan Bosch y los demás intelectuales, teólogos, políticos, sindicalistas, economistas, maestros de importantes universidades que lo acompañaban en el Tribunal Russell, tenían la posibilidad de hacer llegar su voz a muchos lectores latinoamericanos y españoles; y lo hicieron. El mundo nunca conoció tantas denuncias y de manera simultánea contra todos los regimenes opresores de Latinoamérica.
Hay que ver la cadena de denuncias y la serie de discursos que produjo el líder del Partido Morado, a las conferencias internacionales que fue invitado y, sobre todo, el giro que debió dar el presidente Joaquín Balaguer a su gobierno en materia de política social y de respeto a los derechos humanos. El pueblo aprendió, maduro durante esa década y el resultado directo lo constituyó el hecho de ver nacer de las urnas un nuevo gobierno, democrático, en 1978. No quiere decir que la fragua para esas transformaciones fuera un esfuerzo personal. No. Todas las conquistas de la humanidad, de las etnias, pueblos y minorías oprimidos, son fruto de esfuerzos conjuntos.
Juan Bosch y los demás intelectuales, teólogos, políticos, sindicalistas, economistas, maestros de importantes universidades que lo acompañaban en el Tribunal Russell, tenían la posibilidad de hacer llegar su voz a muchos lectores latinoamericanos y españoles; y lo hicieron. El mundo nunca conoció tantas denuncias y de manera simultánea contra todos los regimenes opresores de Latinoamérica.
El escritor argentino Julio Cortázar, entre ellos, llegó a decir que nunca lo había hecho con tanto deseo de ser leído, como cuando denunció el caso de México contra la barbarie, el atropello y la suerte de la incólume Thelma Jara de Cabezas.
La montaña de denuncias de abusos y tropelías de los gobiernos de la época, en su mayoría encabezados por dictadores o juntas militares contribuyo a la fortaleza de la democracia de América y de República Dominicana que tenemos hoy, indudablemente.
Los días chilenos de Juan Bosch
Por Rafael García Romero
El quehacer político de Juan Bosch lo llevó a vivir parte de su vida en diversos países, muchos de Europa, algunos de Latinoamérica, como Chile, donde tuvo que emplearse en los oficios más inusuales e insólitos para vivir.
En el libro “Los días chilenos de Juan Bosch”, escrito por Luis Alberto Mansilla, se cuenta la vida que llevó el autor de “La Mañosa” en el país del poeta Pablo Neruda; y que empieza el 28 de junio de 1955, cuando él contaba 46 años de edad. En la fecha indicada entró por el aeropuerto Los Cerrillos, de Chile; y lo recibió entonces una modesta comitiva de cinco personas.
El Banco de Reservas acaba de publicar la segunda edición de ese libro. Su autor recabó datos de la vida del político y escritor. La vida que llevó Juan Bosch en Chile corresponde al siglo pasado. En República Dominicana vive una generación de hombres y mujeres que conocieron al carismático líder muchos años después. De manera que el libro está cargado de datos totalmente desconocidos para esa inmensa mayoría de dominicanos.
Vicente Bengoa Albizu es el artífice tanto de la primera y la segunda edición del libro. La primera ya cumplió 11 años, hecha cuando el actual administrador del Banco de Reservas era superintendente de Bancos.
El Juan Bosch de edad media, que vivió en aquel país sudamericano nos ofrece lecciones muy humanas y esenciales de cómo un hombre, a cientos de kilómetros de su país de origen, consigue hacerse a sí mismo. A ese Juan Bosch de entonces Vicente Bengoa, lo define como un hombre que no le teme “al trabajo por poco convencional, humilde o duro que éste sea”.
En el libro se ofrecen datos acerca de inusuales trabajos a los que se dedicó para vivir honradamente, como fueron su incipiente y fracasada incursión en el mundo del espectáculo, al formar en Barcelona una compañía artística llamada “Variedades; además de ser anunciador con un megáfono en las calles de las funciones de un circo, y trabajar como albañil en la construcción de un teatro en Curazao.
Juan Bosch llegó a Chile con el propósito de dedicarse a escribir y publicar sus libros de cuentos, algunos de historia y ensayos de diversa índole, pero no quería ser protegido por nadie, por lo que instaló un taller de reparación de batería de automóviles. Allí llevó una vida modesta, con muchas limitaciones. El producto de su trabajo era irrisorio, pero suficiente para pagar su vida y los compromisos asumidos durante su residencia.
La literatura fue, inicialmente el destino que se trazó para él Juan Bosch. Nada halagüeño, al principio, con sus tropiezos y sinsabores. Acogido por una cantidad de amigos y compañeros de exilio en diversos países. Al respecto, Bengoa Albizu comentó que “Bosch, al igual que otros grandes escritores e intelectuales de fama universal, antes de alcanzar el reconocimiento pleno por su obra y accionar político tuvo que ejercer, por diversas circunstancias de su vida en el exilio oficios inusuales, que para quienes sólo conocen la época luminosa y de gloria, resultan casi inconcebibles”.
“Este es, precisamente, uno de los grandes méritos de este libro: dar a conocer esas facetas no muy conocidas de un hombre de genio indiscutible, íntegro y trabajador, que enfrentó la vida siempre con optimismo, coraje y valentía, templándose desde el principio con ese método y disciplina que lo prepararían admirablemente, para ejercer su vocación como escritor y político de incidencia mundial. El resto es historia”, sostuvo el administrador general de Banreservas en la ceremonia donde se puso a circular el libro.
En Chile Juan Bosch mantuvo una estrecha amistad con Salvador Allende, a quien visitaba con frecuencia en su casa, según narró el autor, quien entrevistó a la viuda del fenecido mandatario chileno, Hortensia Bussi de Allende. Ella “lo describió como un hombre sencillo, ajeno a la publicidad y experto en asuntos del hogar”, dijo Mansilla.
Juan Bosch nació el 30 de junio de 1909, en La Vega, República Dominicana; y murió el 1 de noviembre de 2001. Ensayista, novelista, historiador, educador y político dominicano. Tuvo una fecunda labor como teórico de las técnicas narrativas. A él se debe el ensayo, único en Latinoamérica, titulado “El arte de escribir cuentos”. Bosch fue el primer presidente de la República Dominicana elegido democráticamente por un breve periodo en 1963, luego de la desaparición del dictador Rafael Leónidas Trujillo, que gobernó el país durante 30 años.
miércoles, 10 de junio de 2015
EL PODER FACTICO MUNDIAL: club Bilderberg
Secretos del club Bilderberg al descubierto
El club Bilderberg, que se reúne este jueves en la ciudad austriaca de Telfs, desde su creación en 1954 atrae a los aficionados de la teoría de la conspiración por su carácter secreto y la reputación de ser el grupo que dirige el mundo, por lo que siempre ha estado rodeado de numerosos mitos y leyendas.
Todo sobre este tema
Se prevé que este año en la agenda del club Bilderberg estén las próximas elecciones presidenciales en EE.UU., la estrategia europea respecto a Irán y Rusia, el desarrollo de la OTAN, la amenaza de las armas químicas, el desarrollo de la inteligencia artificial y los riesgos del ciberespacio. Sin embargo, al igual que en los años anteriores las decisiones tomadas en el evento nunca se harán públicas.
¿Pero cuáles son los acontecimientos de la historia mundial que, de acuerdo con diferentes expertos y periodistas, fueron decididos en las reuniones del grupo secreto?
Según informa el periódico 'La Nación', la última versión complotista sobre Bilderberg ha sido presentada en el libro 'Los planes del Club Bilderberg para España' de la periodista española Cristina Martín Jiménez que estudia las actividades del club desde hace más de una década. La periodista afirma que la abdicación del rey de España, Juan Carlos, fue decidida en la reunión del grupo realizada en Copenhague el 1 de junio de 2014, donde su esposa, la reina Sofía, fue una de las asistentes. Al día siguiente, en una declaración institucional, el presidente del Gobierno español anunció la voluntad del rey de renunciar al trono y abrir el proceso sucesorio.
De acuerdo con la investigadora, "los más poderosos" consideraban que el rey ya estababastante descontrolado y con este paso le dijeron claramente que él era sólo "el gobernador de esa provincia romana llamada España". Martín Jiménez también señala que no era la primera vez que el club Bilderberg decidía el destino de Juan Carlos, ya que su propia llegada al trono fue ideada por este mismo grupo.
Cabe señalar que el modelo de la transición española del régimen dictatorial del general Francisco Franco al Estado social y democrático de Derecho también se le atribuye a la organización.
Otro mito sobre Bilderberg tiene que ver con la influencia del club en la llegada al poder en EE.UU. Así, algunos expertos aseguran que ningún dirigente norteamericano puede ingresar a la Casa Blanca si nunca fue invitado a una reunión del grupo.
Hablando de la economía mundial, los expertos opinan que en las conferencias del club su elite decidió desde la creación del euro hasta la aceleración de la actual crisis económicapara poder justificar con ello la creación de un gobierno mundial.
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