En un día como el de ayer, hace 56 años, se abría una nueva etapa histórica en Nuestra América. Batista y sus esbirros, junto a sus mentores y compinches norteamericanos y la oligarquía pro-yankee, huían de La Habana y se consumaba el triunfo de la Revolución cubana. A partir de ese momento nada sería igual en Latinoamérica. El certero instinto del imperio no se equivocó, y desde su inicio la Revolución fue combatida a muerte, hostigada, saboteada, aislada, y sus líderes fueron objeto de innumerables atentados, igual que su pueblo.
Cada suceso depende de su propio ciclo vital, que puede alargarse o acortarse sólo relativamente porque, hasta ahora, todo lo que tiene comienzo parece tener fin. Incluso cosas que parecían no tenerlo, de pronto sucede que sí, que lo tienen, por más que asombre... Pero no debiéramos creer en eso como algo inexorable, como un rayo que nos cae y nos fulmina. Porque el deseo de vivir y la voluntad humana son capaces de superar casi cualquier adversidad. Y si no, pregúntenle a mi pueblo.
El cambio dramático en las relaciones cubano-estadounidenses ha causado alegría tanto en Cuba como entre aquellos de nosotros que respaldaron la isla independiente durante décadas, pero dio lugar a confusión en otros. He visto a escritores, aparentemente simpatizantes de la Revolución cubana, alegando que Raúl Castro ha "traicionado" la Revolución, o que una avalancha de capital de Estados Unidos está a punto de llegar y hacerse cargo de la isla. Tales declaraciones son alarmistas y engañosas.
Este 1 de enero de 2015 la Revolución Cubana encabezada por su líder histórico, Fidel Castro, el presidente Raúl Castro, y protagonizada por el pueblo de la nación caribeña, celebrará su 56 cumpleaños con el augurio de que cumplirá muchos más, y verá sepultado definitivamente el prolongado e injusto bloqueo de Estados Unidos.
Volvieron. El 17 de diciembre, finalmente, Gerardo, Ramón y Antonio se encontraron libres, en la Habana, con Fernando y René y con sus familiares. Desde que el Presidente Raúl Castro lo anunció en la red nacional de radio y televisión la gente salió a las calles a celebrar lo que ha sido un gran triunfo para Cuba. La victoria de todos y todas los que no se cansaron de reclamar su libertad. En Cuba, pero también en Miami. Y en el mundo entero. Fue una pelea larga y complicada. Dieciséis años es demasiado tiempo.
Barack Obama tuvo el valor, que le faltó a una decena de presidentes estadounidenses, de reconocer el fracaso de la brutal política de hostigamiento, agresión y bloqueo contra Cuba. En su declaración del 17 de diciembre reconoció los hechos e igual hizo en entrevista con CNN al afirmar que la política “para tratar de derrocar al régimen, no ha funcionado”.
El 17 de diciembre de 1983 mi padre murió. Con él perdí la mano tierna que me acariciaba cuando estaba triste o alegre. Veintisiete años después, otro día de Babalú Ayé, me realizaron una exitosa operación a corazón abierto, bajo la mirada vigilante de mi padre, lo sé. Y este último 17 de diciembre, el anuncio de la comparecencia de Raúl me hizo estremecer al pensar en Fidel, pero una nota de TELESUR anunciando que el espía Alan Gross había llegado a Estados Unidos, me tranquilizó:”liberaron a los Cinco” me dije. Porque seguí (y sigo) pensando en los cinco aunque »
En estos momentos el diálogo y la negociación entre Cuba y estados Unidos se realiza en un contexto diferente al que imperase en el siglo XX. América Latina y el Caribe han logrado articular un conjunto de instituciones como Unasur, Celac, Mercosur y la Alba, que suponen un reequilibro de fuerzas ante el viejo sistema hegemonizado por Estados Unidos, OEA y Tiar. La dignidad gana batallas. Cuba es el ejemplo.